«Matan a un viejo», recitado por Jaboby
Matan a un viejo
El titular varía según los diarios
En uno:
La inseguridad
mata a una jubilada.
En otro:
Dudosa muerte en Barrio Norte,
investigan a los nietos.
En otro más:
Hallan asfixiado
a un hombre mayor.
Recibía visitas masculinas.
El martes, dos señoras
de la tercer edad
son arrojadas a las vías del subterráneo
cuando el tren llega a gran velocidad.
El miércoles, todo un geriátrico de Villa Luro
se envenena con cianuro.
Cincuenta y dos víctimas.
El jueves, un ómnibus con destino
a Río Hondo cargado de retirados,
en su mayoría mujeres,
se desbarranca sin sobrevivientes.
El viernes, en la agencia del PAMI
de la calle Moreno una pérdida de gas
termina con la vida
de ciento ochenta y tres jubiladas
y veintinueve jubilados.
El sábado, cuatro enmascarados
armados con metralletas
acribillan a 95 veteranas
que hacían sus compras
en el Mercado Gaona.
En la misa del domingo
nada más que las muy creyentes
comulgan, aunque las iglesias
están custodiadas
por la Gendarmería.
Las hostias envenenadas
terminan con centenares de
ancianas católicas.
El Gobierno declara
el Estado de Emergencia
y culpa de las muertes
a la oposición terrorista.
En un plan de contingencia
cargan a dos mil jubilados de privilegio
en el Francisco I con destino a Montevideo.
Pero ninguno está con vida
a la semana de arribados.
Una variedad resistente
de la neumocistis carinii
dio cuenta de ellos.
Hay un súbito rejuvenecimiento
en las calles porque los mayores
se encierran en sus casas
o departamentos y no le abren
ni al portero.
Pero el pánico agrava la situación.
Los viejos aterrorizados
no salen a comprar alimentos
y dejan de beber y comer
por temor al envenenamiento.
Pronto el atroz hedor
de la cadaverina
invade los edificios.
Los bomberos se dedican
a abrir puertas a los hachazos
para rescatar esqueletos.
La oposición parlamentaria
interpela al oficialismo.
Los trosquistas denuncian
un plan de Gobierno
inspirado por el
Fondo Monetario Internacional
para eliminar jubiladas y jubilados
con el fin de disminuir el déficit fiscal.
No les faltan argumentos,
la presidenta del FMI Christine Lagarde
declaró hace unos meses
que el principal problema
de la seguridad social
en el mundo entero
es que “la gente vive demasiado”.
El Jefe de Gabinete
desmiente que exista
un plan de eutanasia
para apropiarse de los fondos
de la ANSES.
Afirma que, por el contrario, los atentados
minan su base electoral.
El Presidente habla por cadena
nacional y explica
que la Tercera Edad
se verá beneficiada
ya que la adversidad
los hará más fuertes.
El partido gobernante conserva
algunos ejemplares vetustos
rigurosamente vigilados que pasean
por los canales para afianzar la reelección.
El Diario de la guerra del cerdo
vuelve ser best seller.
A fin de mes
aparece en Facebook una solicitada
donde el Comando Liberal Darwinista
se hace cargo de las ejecuciones.
Anuncian que en marzo darán comienzo
a su Programa Pobreza Cero.
DOS MODESTAS PROPOSICIONES PARA REDUCIR EL DÉFICIT
Estimada Sra Diputada, Sr Diputado:
Atento a los ingentes esfuerzos que realizan las actuales autoridades para paliar las consecuencias de la histórica postergación de los sectores que fueron sumidos en crisis por décadas de políticas populistas -me refiero a la explotación sojera y minera y sector financiero-, y atento también a que la actual gestión no está descaminada al apuntar, por numerosos e improductivos, a los grupos beneficiarios de haber jubilatorio y AUH, al efecto de reducir el déficit que afecta a la Nación, me dirijo a Ud. a fin de sugerir que, para encuadrar esta iniciativa dentro del marco de nuestro estilo de vida occidental y cristiano, se adopten estas medidas: 1) Apresurar la salida de los viejos. Solamente una cruel utopía pudo instalar en la mente de los trabajadores que, transcurrida su vida útil, tienen derecho a un retiro digno, y que sus conquistas -entre ellas el haber establecido por ley- no pueden ser cercenadas, disminuidas, vulneradas, cuando los superiores intereses de la Nación lo exijan para satisfacer las demandas de nuestros acreedores. El Papa Francisco se preguntó «¿cuántas veces se descarta a los ancianos? El abandono es una eutanasia escondida»: podemos, sí podemos no solamente sincerar la situación -ya no se trataría de «eutanasia escondida»- sino también promover que su anticipado tránsito al otro mundo sea más placentero, ahorrándoles la agonía de tener que elegir entre pagar los servicios, sus medicamentos o la comida; 2)a los niños de los sectores menos pudientes, destinarlos a la exportación tan pronto como sean destetados, porque después comienzan los gastos que requieren el cuidado de su salud, educación, etc., y no es del caso pretender que esas puertas y el acceso al trabajo digno permanezcan abiertos para todos (¡imposible!). Seguramente podría arribarse a ventajosos acuerdos de intercambio con algunos países, donde merma la mano de obra esclava disponible, y obtener a cambio las inversiones que tanto ansiamos.
Esperando que mi contribución sea tenida en cuenta, los saludo atentamente.