Memoria en Movimiento

Se presentó en Tandil el Archivo del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo

 

El viernes 21 de octubre se presentó en Tandil el Archivo del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM), resguardado por el Instituto de Estudios Histórico-Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (UNICEN). Durante las décadas de los ‘60 y ‘70, el MSTM fue una corriente católica que articulaba la renovación abierta por el Concilio Vaticano II con la participación popular, el trabajo de base y el pensamiento revolucionario de la época en Latinoamérica.

El panel que inauguró el Archivo estuvo presidido por dos de sus artífices. La educadora popular Mabel Busaniche donó material perteneciente a José María Serra, de quien enviudó en 2016. Serra integró el MSTM hasta que abandonó los hábitos para reunirse con la que sería su compañera el resto de su vida. Otro gran afluente del Archivo instalado en Tandil fue Domingo Bresci, quien también formó parte del Movimiento, milita en el Grupo de Curas en Opción por los Pobres y, cuando a fines de septiembre cumplió seis décadas de labor sacerdotal, obsequió a lectores y lectoras de El Cohete un repaso por los hechos, fechas y nombres que forjaron su trayectoria e identidad pastoral y política. El Archivo se nutrió además con el fondo documental del también sacerdote tercermundista Raúl Troncoso, de Tandil.

El panel sumó las voces del sociólogo Fortunato Mallimaci y el cura tercermundista Elías Musse. Compromisos de último momento impidieron la asistencia del secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, quien envió un mensaje destacando la importancia del trabajo conjunto entre la universidad pública y el CONICET para resguardar el Archivo, y la relevancia de los documentos que contiene. Autoridades de ambas instituciones participaron del acto.

La emisión de la presentación fue seguida por decenas de especialistas y militantes –entre ellos, Ricardo Capelli, amigo y compañero de Carlos Mugica y sobreviviente del ataque en que lo asesinaron– y el registro quedó alojado en YouTube para ser consultado también en diferido. El evento formó parte de una jornada que reunió a investigadores e investigadoras que en distintos puntos del país estudian la temática.

 

 

Años de lucha en reconstrucción

El material recopilado ocupa más de 5.000 folios. En su visita a Tandil para presentarlo, Bresci –autor de libros recopilatorios de los documentos más importantes del MSTM– donó cinco cajas más. Lo recibido en 2020 ya fue catalogado, recuperado y abierto a consulta e integración a redes documentales junto a otras universidades o institutos del CONICET que cuenten con archivos similares.

El acervo incluye comunicados, cartas, fotografías y 1.500 libros y revistas publicados por grupos cristianos, campesinos y políticos de la Argentina y la Patria Grande. Algunos volúmenes integraron la biblioteca del fallecido sacerdote tercermundista santafesino Carlos Aguirre y fueron donados por su sobrina Sandra.

El conjunto de documentos permite reconstruir la vida federal del MSTM. Sus exponentes más conocidos residían en Buenos Aires, pero el Movimiento tenía fuerte arraigo en el interior y en particular en Santa Fe, de donde provinieron los aportes de Aguirre y Busaniche.

El Archivo cuenta con piezas fechadas hasta 2010, aunque los mayores hallazgos se incluyen en el período que va de 1967 a 1976, que cubre una amplia variedad temática. Una primera etapa permite reconstruir la resistencia frente a la dictadura de la autodenominada “Revolución Argentina”, que buscó deslegitimar al Movimiento, y los debates en torno al Concilio Vaticano II y el panorama latinoamericano. La segunda involucra la lucha por el regreso de Juan Domingo Perón al país y la hipótesis de un socialismo nacional. La tercera atestigua la persecución del incipiente terrorismo de Estado, con el asesinato del padre Mugica como uno de sus hechos iniciales y las detenciones, desapariciones y exilios forzados de otros integrantes del MSTM. Transversal a esos puntos aparecen los debates teológicos y la defensa del Movimiento ante la posición cada vez más adversa del Episcopado.

 

 

Construcción de base y federal

Los documentos que componen este acervo fueron reunidos en 2020 y organizados, clasificados, catalogados y digitalizados por un equipo conformado por Florencia Ramón, Luciano di Salvo y Lucas Bilbao.

Entrevistado por El Cohete, Bilbao consideró que “lo más novedoso es que, al incluir correspondencia y contar el Movimiento con sacerdotes de distintas diócesis, de este archivo puede obtenerse una visión bien federal. Aparecen no sólo Buenos Aires y Santa Fe, donde estuvo el Secretariado, sino también Tucumán, Neuquén, Goya, Reconquista, Córdoba y una intensa actividad de viajes y encuentros por el país”.

Historiador, docente e investigador, Bilbao trabajó también sobre corpus documentales de la jerarquía eclesiástica castrense. Junto a Ariel Lede, estudiaron los diarios personales que el provicario Victorio Bonamín llevó entre 1975 y 1976, y en 2016 publicaron el libro Profeta del genocidio.

 

 

El contacto con archivos de tan disímil impronta le permite intentar una lectura de conjunto sobre las tensiones dentro de la Iglesia católica argentina, en que un grupo habilitó la persecución sobre el otro. “Lo que manifiestan estas dos grandes posturas es que el Concilio Vaticano II evidenció una gran crisis, que está muy marcada en estas dos tendencias. A ambas las habilitó el Concilio”, señala Bilbao.

Lo mismo ocurrió con otros documentos de la Iglesia católica de la época, como la encíclica papal Populorum Progressio que Pablo VI emitió en 1967: mientras el MSTM entendía que habilitaba a un acercamiento a las causas populares, Bonamín recorría los cuarteles con el texto bajo el brazo para cimentar la represión predicando la lectura opuesta.

 

 

 

La memoria y el futuro

Al acto de presentación del viernes 21 enviaron su acompañamiento Taty Almeida, organismos de derechos humanos, el ministro de Defensa Jorge Taiana, el dirigente sindical Hugo Godoy, el Archivo Nacional de la Memoria, la Comisión Provincial por la Memoria y el actual procurador del Tesoro, Carlos Zannini, quien destacó especialmente a dos integrantes del MSTM: el tandilense Troncoso y el cordobés Francisco Zorribe. Con Troncoso compartió cárcel durante los tiempos de la persecución. Ambos sacerdotes “fueron cercanos a mi alma”, con “sus voces contenedoras, sus consejos sabios, sus espíritus profundamente religiosos y su tarea de permanente servicio al prójimo”, señaló.

 

 

 

 

 

 

“Pienso que quienes integramos el MSTM hicimos un camino en la oscuridad”, consideró por su parte Musse para retratar la época en que el grupo soportó la persecución de las dictaduras y de la propia jerarquía eclesiástica. “La luz era lo que habíamos estudiado en el seminario, pero cuando comenzamos a recorrer las calles de nuestra Patria lo que encontrábamos era oscuridad. Hoy puedo decir que en esa oscuridad existió la posibilidad del abrazo solidario”, agregó. A su vez, valoró la recuperación de los archivos de Serra, Bresci y Troncoso y lamentó no poder aportar el suyo, robado por los militares. “Es importante que todos esos documentos estén a disposición siempre, para que nunca nadie tenga la tentación de meterse en la oscuridad de nuevo”, completó.

Bresci, a su turno, recordó el compañerismo que caracterizaba al MSTM y los debates que enriquecían los encuentros y la redacción de documentos, bajo la adhesión al mensaje en que 18 obispos del Tercer Mundo plasmaron la voluntad de aplicar en sus regiones la encíclica papal de 1967.

 

Indicaciones para difundir la declaración de los 18 Obispos del Tercer Mundo, en 1967.

 

 

“Por sobre todo, nos quisimos, y quisimos a nuestro Pueblo”, afirmó, destacando que eso puede leerse en los textos reunidos en el nuevo Archivo. Su aporte personal a ese corpus –narró mostrando la más antigua de sus carpetas de recortes– comenzó a nutrirse de material en 1968, con la adhesión a la prédica y militancia del arzobispo brasileño Hélder Câmara, defensor de los derechos humanos, referente de la Teología de la Liberación y uno de los prelados firmantes del documento de 1967. “Al principio, nos definíamos como ‘la voz de quienes no tienen voz’. Pero después corregimos: ‘somos la voz de aquellos a quienes les quitaron la voz’”, recordó, para señalar que “la Memoria no es sólo pasado, sino también una interpelación a lo que hacemos hoy y una anticipación de lo que sucederá”.

Con emoción, Busaniche evocó a su compañero, Pepe Serra, y el exilio de una década que debieron atravesar, primero en Brasil y luego en Perú. Lo retrató como un hombre que, a pesar de la distancia, se mostró siempre ocupado en “conservar el registro de las cosas que se hacen en América Latina, porque había que volver a la Argentina, donde se fueron perdiendo diez años de avances” en las construcciones religiosas de raigambre popular. “Cada quince días, durante tres años, reunía sus paquetes de materiales para mandarlos a nuestro país”, relató.

Finalmente, el sociólogo Mallimaci remarcó que el trabajo del nuevo Archivo permitirá recuperar las vidas y militancias de quienes actuaron, en épocas sumamente adversas, en busca de transformar la realidad.

En ese sentido, celebró que el material haya sido recibido por dos organismos públicos, la UNICEN y el CONICET, y marcó que “Elías (Musse), Domingo (Bresci) y Mabel (Busaniche) lo dejan acá y no en la institución católica. ¿Por qué? Porque esa institución sigue haciendo primar su honor por sobre el sufrimiento de quienes la integran. Entonces, esconde, saca y tira (material). Por eso es tan importante este Archivo, para que quienes vengan puedan construir nuevas utopías para la sociedad argentina”.

 

 

 

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