Memorias del sur

Muestra conjunta de la ex ESMA y la ex prisión de Robben Island, símbolo del apartheid sudafricano

 

A fines de los años ‘70, mientras en la Escuela de Mecánica de la Armada en Buenos Aires operaba uno de los mayores centros clandestinos de detención de la dictadura argentina y los represores torturaban, violaban, asesinaban y desaparecían secuestrados y secuestradas a mansalva, en la isla sudafricana Robben, a 12 kilómetros de las costas de Ciudad del Cabo, funcionaba una cárcel de máxima seguridad que durante décadas albergó a los presos políticos del régimen del apartheid, entre ellos, el activista negro y futuro Presidente Nelson Mandela.

En Robben Island se aplicaban regímenes diferenciados para las comidas, la ropa, los trabajos y los castigos según el color de la piel. Aunque existían profundas diferencias entre los condicionantes políticos y sociales del cautiverio en la ESMA y en Robben Island, la rutina en ambos espacios tenía el mismo objetivo: destrozar la humanidad de los prisioneros.

La ex ESMA y la ex prisión de Robben Island, hoy convertidas en sitios de memoria, perduran como dos de los mayores íconos de los crímenes contra la humanidad en el hemisferio sur del planeta. El Robben Island Museum es Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1999 y el Museo Sitio de Memoria ESMA está ejecutando un plan de trabajo para postularse. Juntos acaban de inaugurar en Buenos Aires una muestra binacional que cuenta en paralelo las experiencias históricas del terrorismo de Estado en la Argentina y de la política de segregación según criterios raciales y étnicos en Sudáfrica. Bajo el título “Sur-Sur. Memorias en presente”, la exposición presentada en la ex ESMA propone un diálogo entre las dos partes para narrar el problema universal de los delitos de lesa humanidad desde una perspectiva al sur del mapa global.

 

Foto: Espacio Memoria y Derechos Humanos.

 

La forma en que la Argentina y Sudáfrica tramitaron los traumas de la violencia ejercida desde el Estado convirtió a ambos países en referencias mundiales en derechos humanos. En el caso sudafricano, la resistencia contra el apartheid quedó asociada a la figura de Mandela. En 2017, el entonces presidente de la Fundación Mandela, Sello Hatang, visitó la ex ESMA e intercambió ideas con las autoridades del Museo para organizar algo en conjunto con motivo de los 100 años del nacimiento de Mandela. Con apoyo de la embajada argentina en Sudáfrica, se presentó el proyecto “Sur-Sur”, luego también impulsado por el Ministerio de Cultura sudafricano e integrado por el Robben Island Museum y la Fundación Mandela.

En marzo de 2019, la muestra se presentó por primera vez en Ciudad del Cabo. La inauguración en la Argentina quedó en suspenso durante la pandemia y se concretó recién ahora. Se lanzó la semana pasada en la ex ESMA, con la presencia de autoridades argentinas y de enviados del gobierno sudafricano y del Robben Island Museum. Podrá visitarse hasta mediados de 2023.

 

 

“El espíritu de la muestra es contar historias de oprobio y sometimiento, así como de lucha y resistencia, que son experiencias comunes para ambos casos más allá de las diferencias históricas entre los dos procesos –dice Mayki Gorosito, directora ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA desde abril de este año–. A su vez, para nosotros la relación con el Robben Island Museum tiene un valor importante. La candidatura a Patrimonio de la UNESCO es una prioridad para el Museo Sitio de Memoria ESMA, y la vinculación con otros sitios de memoria que ya hayan sido incluidos en la lista nos puede dar herramientas”.

La muestra está organizada en cuatro ejes que atraviesan en paralelo las experiencias de ambos países: contexto histórico, testimonios, resistencias y transiciones a la democracia. La exposición aborda la dimensión universal de los crímenes contra la humanidad, pero también de las prácticas de resistencia dentro de los espacios de cautiverio y de las acciones de denuncia emprendidas por víctimas, familiares y organismos de lucha.

Para el público argentino, “Sur-Sur” es una oportunidad para conocer la larga historia de la prisión de Robben Island contada por los mayores expertos sudafricanos en el tema. Desde el siglo XVII, durante la colonización holandesa de Sudáfrica, miles de esclavos fueron enviados a la isla para trabajar en la explotación de piedras y conchas marinas. A fines del siglo XVIII, una expedición militar británica tomó Ciudad del Cabo y mantuvo a Robben Island como una prisión. Décadas después, la cárcel fue convertida en un hospital para leprosos y enfermos psiquiátricos. Pese a su transformación, la isla siguió recibiendo presos.

En 1959, una década después de la instauración del apartheid, las autoridades instalaron una nueva cárcel de máxima seguridad en la isla, no sólo para presos comunes sino también para perseguidos políticos. Mandela, condenado por sabotaje, pasó en Robben Island 18 de sus 27 años de prisión. Desde 1967, el gobierno del apartheid atenuó levemente las condiciones del régimen penitenciario y permitió, por ejemplo, el diálogo entre presos durante las horas de trabajo forzado en una cantera de piedra que se explotaba en otra área de la isla. La cantera se transformó en un espacio de intercambio de información, debate político e incluso esparcimiento, a través de la composición de canciones para protestar contra los carceleros.

La prisión de Robben Island no sólo albergó a Mandela sino también a otros dos futuros Presidentes negros como Kgalema Motlanthe y Jacob Zuma. Mandela fue trasladado a otro penal en 1982, para entonces convertido en una figura internacional de la lucha contra la segregación. Los últimos presos de Robben Island salieron en 1991, un año después de que el apartheid empezara a derrumbarse, y la cárcel se cerró en 1996, dos años después de las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica.

El sitio de memoria comenzó a funcionar en 1997. En el Robben Island Museum, las visitas guiadas están a cargo de ex prisioneros que relatan sus propias experiencias en la cárcel, y las historias de vida de los presos políticos tienen un lugar especial en la muestra permanente. Al igual que en la ex ESMA, la voz de los y las testimoniantes es protagonista. “La muestra permanente de la ex ESMA está basada en los testimonios de los sobrevivientes −dice Gorosito−. Y en esta muestra temporaria se buscó que conserven ese mismo valor”.

 

 

 

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