Mentiras y engaños

El pensamiento libertario no es más que una nueva ilusión creada por el poder para seguir dominándonos

 

No existe la libertad por fuera de las condiciones sociales. El pensamiento libertario es la nueva ilusión engañosa creada por el poder opresor para mantener su dominio. En la última edición de la prestigiosa revista Topía, el psicoanalista Enrique Carpintero describe una realidad mundial escalofriante. No es un mero diagnóstico. Prescribe además el tratamiento adecuado.

“El reporte del colectivo World Inequality Report (Reporte Mundial sobre Desigualdad, integrado por especialistas de distintas nacionalidades) establece que el 10% más rico dispone del 52% de los ingresos y del 76% de la riqueza; la clase media del 39,5% y del 22% y el sector más pobre de solo el 8,5% y el 2% –señala–. Este último segmento representa la mitad de la población mundial, es decir unos 3.000 millones de personas. Estas cifras son peores que a principio del siglo XX, y también que las de 1820: si los pobres de hoy disponen de 8,5% del ingreso total, en 1820 poseían el 14%, con la aclaración de que aquellos eran algo más de 1.000 millones y hoy cuadriplican esa cifra. Desde el inicio de la pandemia, cada 26 horas hay un nuevo multimillonario mientras 160 millones de personas han caído en la pobreza. Ante esta disparidad, que no es solo económica sino también corposubjetiva, regional y de género, cada día mueren 21.300 personas, es decir una cada cuatro segundos. Según Oxfam internacional –movimiento global para combatir la desigualdad–, cerca de 17 millones de personas murieron desde el inicio de la pandemia. En los países ricos y de recursos medios la población está mayoritariamente vacunada, en los países pobres la vacunación es inexistente. Este apartheid de las vacunas, producto de las políticas de las empresas farmacéuticas internacionales, lleva a la muerte a cientos de miles de personas y sustenta las desigualdades, donde las mujeres son las principales víctimas de la doble pandemia: sanitaria y de exclusión. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el desempleo aumenta en forma alarmante. Lo mismo ocurre con la pobreza. En nuestro país el 40% de la población vive bajo el nivel de pobreza y más del 50% de los menores de edad son pobres… De allí la necesidad de apropiarnos de la cultura –que Spinoza llama la naturaleza– en la que estamos y a la que pertenecemos para construir alternativas que enfrenten los procesos de sometimiento del poder hegemónico. Nada mejor, para finalizar, que recordar a Jean-Paul Sartre cuando escribe en el prefacio de Los condenados de la tierra: ‘No nos convertimos en lo que somos sino mediante la negación íntima y radical de lo que han hecho de nosotros’”.

Más claro imposible: los pueblos tenemos que enfrentar la mentira, desenmascararla, combatirla, hacerla trizas. La libertad no existe por fuera de las condiciones sociales. El pensamiento libertario no es más que una nueva ilusión creada por el poder para seguir dominándonos. No se puede intentar negociar con mentiras ni con ilusiones porque, en definitiva, mentiras e ilusiones son. Lo que hay que hacer es negarlas y construir nuestras verdades reales. El mundo nos pertenece a todos los seres humanos, no solo a un puñado de poderosos.

 

 

 

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