MI CASA ES AQUÍ

Breve historia de Luna y de un absurdo pedido de restitución

 

Mi nombre es Clara Sarraute Yamada, vivo hace más de 30 años en Buenos Aires, Argentina (mi madre es chilena y mi padre argentino). Junto con mi hija Luna de 2 años y medio, estamos viviendo un proceso judicial internacional porque el padre quiere imponer a Francia como la residencia de nuestra hija.

Enero 2017. Nos conocimos en Buenos Aires.

M. es francés y escribió un libro sobre el exilio político latinoamericano.

Yo nací en Chile y con mi familia tuvimos que exiliarnos en Francia por la dictadura de Pinochet.

El exilio parecía conectarnos.

M. volvió a Francia y 3 meses después, en abril de 2017, decidió regresar: “Te diste cuenta que quiero ser tu marido, el padre de tus hijos, que estoy por llegar en abril, vivir juntos en Buenos Aires y que estamos por ir a Vietnam juntos”

Pura energía amorosa.

Vamos a llamarla… Digamos que se llama Luna.

(Tenemos que proteger su identidad porque hay un juicio en curso…)

Marzo 2018. Antes de que nazca: el arroz!

 

 

Luego, una fiesta en casa con sabor a futuro.

Es en este contexto socio-cultural, en este ambiente familiar y afectivo donde decidimos formar nuestra familia.

 

 

Abril 2018. Festejamos el nacimiento de Luna con mucho amor y compartimos en casa su fiesta de bienvenida con nuestra familia de sangre y de corazón.

Los latidos de Luna en mi panza, sus primeros sonidos, caricias, tetas, sueños, miradas, afectos, sonrisas, sorpresas, llantos, risas, movimientos, fiestas, paseos por plazas y parques, juegos con sus pares fueron en Almagro, Buenos Aires, Argentina, planeta Tierra.

Luna comparte su vida cotidiana rodeada de afectos.

 

 

En septiembre de 2018, decidimos viajar y visitar a la familia de M. en Francia, a mi familia en Barcelona y en Chile, y finalmente viajar por Vietnam (origen materno de M.) en abril de 2019 vía Europa. M. me pide que estemos “por lo menos 3 meses” en Europa.

 

 

“¡Soy francés!”. En Bordeaux, en su territorio y rodeado de su familia, la actitud de M. cambió abruptamente. Rigió el autoritarismo y nos impuso unilateralmente a Francia como nuestra nueva residencia familiar.

El shock fue tremendo: nunca lo habíamos conversado y M. sabía muy bien, desde el principio, que la dictadura y el exilio son mis zonas dolorosas, que Francia no estaba en mis horizontes y él también me lo había aclarado: “Ya no lo considero como mi futuro”.

La opresión fue tal que reviví un dolor profundo al verme nuevamente exiliada con Luna, ya no por una dictadura militar sino por mi propio compañero. “Te va a ir muy mal judicialmente”, fue su última amenaza en Francia.

 

 

Enero 2019. Regresamos con Luna a nuestro hogar en Buenos Aires con el consentimiento de M. pero sin él.

Viajamos a Chile, como estaba previsto, y también tenía planificado rendir un examen en la UBA en marzo (me faltan unas pocas materias para terminar de cursar la carrera).

Marzo 2019. Ante la imposibilidad de diálogo y con el asesoramiento de la Defensoría de la Nación, le comunico que no viajaríamos nuevamente a Francia (la idea en un principio era reencontrarse les 3 allí para seguir viaje a Vietnam, viaje que canceló M. en Bordeaux) y que esperábamos que volviera él a Buenos Aires.

 

 

“Quieres hablar con Luna?” “¿Podemos conversar?”

Durante 17 días no respondió mis mensajes tampoco atendió mis videollamadas ni siquiera para ver a Luna.

En ese lapso, M. radicó una denuncia en mi contra en la Justicia francesa, activando el protocolo de restitución de menores en los términos de la Convención de La Haya de 1980.

A su vez agregó una denuncia penal por sustracción de menores, desestimada en su momento por el Fiscal Francés pero con la posibilidad de ser apelada y tener que pasar mi segundo exilio francés tras las rejas.

 

 

La solicitud de “restitución” llegó a Argentina. El Juez de Primera Instancia, Alejandro Siderio, contextualizó, analizó y comprendió la situación. Dictaminó que la residencia habitual de Luna es Argentina y que M. impone unilateralmente el cambio de residencia familiar a Francia contra mi expresa voluntad y contra mi propia historia de vida.

 

 

La Sala de FERIA de la Cámara de Apelaciones, sin embargo, hizo lugar al pedido de “restitución”.

El criterio: el deseo del padre. La residencia habitual de Luna no fue considerada, tampoco mis pruebas, ni mi propia historia e identidad: "La señora renunció a su trabajo en la Embajada y no tenía otros compromisos en el país que la obligaran a retornar”. “Vive la France!”

 

 

Mientras tanto, Luna sigue creciendo (y muy bien) en Buenos Aires, en su casa de siempre, disfrutando y festejando con sus afectos la vida misma en cada encuentro, pese al litigio.

Y M. exclama en su monólogo: “ladrona de hijos”, “secuestradora… vas a pagar”, “De esa no vas a zafar”, “destruiste la infancia” de Luna, “inmoral”, “amoral”, “cobarde”, “indigna”, “inmadura”, “irresponsable”, “nauseabunda”, “no hay ser humano con vos, hay egoísmo puro”, “ni perdón ni olvido”…

Después del fallo de la Cámara de Apelaciones, nos encontramos en este momento en la etapa de ejecución de sentencia y de la supuesta restitución de Luna a Francia, apenas se levante la cuarentena en Argentina.

Presentamos una queja ante la Corte Suprema. Tanto la Defensoría como el Procurador General de la Nación, Víctor Abramovich, en sintonía con los otros 3 dictámenes de les Defensores de Menores, dictaminaron que la residencia habitual de Luna es Argentina y que su acotada estadía en Bordeaux (pocas semanas) “es insuficiente para atribuir estabilidad y permanencia en condiciones legítimas, y no puede razonablemente fundar la constitución de la residencia habitual de la niña en esa ciudad”.

Ahora la palabra la tiene la Corte Suprema de Justicia.

 

Agradezco el apoyo de todxs quienes nos acompañan, entre ellxs a:

- Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) - Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) - Observatorio de Género en la Justicia dependiente del Consejo de la Magistratura de CABAsoi - Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) - El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) - Observatorio de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, Facultad de Derecho, UNICEN - Dora Barrancos  - Fundación Mujeres en Igualdad Regina Katz -Victoria Freire (coordinadora del Observatorio de Géneros y Políticas Públicas) - El Colectivo de Derechos de Infancia y Adolescencia.

 

Dibujos: Federico Geller.

 

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