MITOS CREACIONISTAS

Ocho relatos de pueblos originarios ofrecen perspectivas sobre la creación del mundo

 

En su pasaje al sentido común inherente al lenguaje coloquial cotidiano, al sustantivo mito se le extrae el profundo sentido conceptual que las ciencias de la cultura tanto trabajo invirtieron a fin de extraerlo del pensamiento mágico y otorgarle una sistemática rigurosa. Que se haya evitado su vulgarización de modo alguno excluye bastardizaciones surtidas: que esa categoría sea tomada para el churrete, que se pronuncien toda sarta de pavadas, que un aprendiz se doctore con su usufructo, que se lo confunda con leyendas, rumores, chismes baratos, apologías y, lo peor de todo, que se lo ignore cuando aparece.

El mito es una cosa seria, muy. Organiza el universo sensible. Resulta un instrumento de conocimiento que encierra una lógica. Impone orden donde reina el caos. Aporta elementos para una clasificación. Salvaguarda la riqueza de un inventario, con lo cual permite la construcción de una memoria histórica. Preserva modos de observación y reflexión. En varios aspectos, anticipa la narrativa literaria. Ofrece una matriz simbólica donde al principio reina un estado de naturaleza, sobreviene el conflicto, lo resuelve mediante una lucha épica, desata la escena de reconocimiento hasta arribar a un nuevo orden, distinto del punto de partida. Establece diferencias dentro de la aparente homogeneidad: entre grupos, sexos, generaciones, especies, reinos.

 

 

El compilador, Luigi dal Cin.

 

 

Entre sus aplicaciones inocuas se destacan las adaptaciones al cuento para niños (a la fábula moral o a la trama dramática, en general), edulcorando —cuando no quitando— elementos escabrosos, capaces de vulnerar la fina sensibilidad del lector infantilizado o, como se sabe, un poco tonto. El ejemplo más acabado es el zapatito de La Cenicienta, logrado merced a una homofonía del francés vair, que en la versión original transmitida por tradición oral no era de cristal sino de piel o cuero de petigris, simpática ardillita europea que los peleteros despanzurraban para sus cotizadas creaciones. Propósito utilitario, hoy políticamente correcto, sacrifica elementos, a veces cruciales, a veces intrascendentes, de la historia primitiva, cada tanto con efectos devastadores a los fines estructurales del mito.

Por todas estas consideraciones, alivia hallar cada tanto compendios de divulgación, respetuosos de formas y contenidos generales presentados con prudente modestia como relatos, tratándose de mitos provenientes de pueblos originarios latinoamericanos. Con una bellísima edición formateada al modo de libro ilustrado destinado a las infancias, contiene narraciones míticas provenientes de pueblos mapuche, inca, pehuenche, de Rapa Nui (isla de Pascua en los mapas occidentales), diaguita y tehuelche. Que se utilicen mayormente las denominaciones coloniales, con razón puede desatar la indignación de las comunidades aludidas y los etnógrafos que las describen, licencia no obstante funcional a la ubicación geográfica e histórica. Facilitación comprensible cuando se considera a Sobre las alas del cóndor, relatos andinos, un paradigmático producto de la globalización, ya que está compilado por el italiano Luigi dal Cin (Ferrara, 1966), traducido por el académico croata Tomislav Ivancic (Davor, 1938), ilustrado por ocho artistas de distintas nacionalidades, impreso en China, editado en Chile. Como es usual, el libro demoró siete años en cruzar la cordillera, tiempo lógico si se tiene en cuenta el estado intransitable en que la dejó José de San Martín al atravesarla.

 

 

 

 

Como muchos mitos, los presentes describen momentos creacionistas. Abre con la génesis del cielo y las estrellas según algunas tradiciones incas, por mandato de la deidad, Viracocha, quien encargó la tarea a Titi, el puma con ojos color rubí, custodio del día y la noche bajo sus párpados. Un depravado hechicero que rapta una doncella para ofrendarla a Cherufe, dios del volcán, se enfrenta al hermano de la desdichada en el relato mapuche de conjura piroclástica y, por supuesto, vence. Un relato pehuenche desarrolla el origen del bosque de pinos, al árbol investido de condición maternal al proporcionar refugio y alimento. Otra narración incaica cuenta el carácter sagrado de las papas, alimento de hombres y dioses, promesa amorosa y alianza con el reino animal. De la isla Rapa Nui proviene el rito de fertilidad que cada año, después del invierno, requiere capturar a nado el primer huevo depositado por las aves en un islote, y ofrendarlo a Make-Make, el dios de la vida. Pastores recolectores, los diaguitas evocan al humilde niño que acuerda los plácemes de Yastay, el guanaco blanco hacedor del viento andino, dotado de una mano de plomo para castigar y otra de lana para acariciar animales. Otra historia mapuche establece el predominio del Creador frente a la serpiente de las tormentas que azota con inundaciones. Finalmente, el mito tehuelche desarrolla la creación de los elementos; el frío, el calor del sol, la nieve, los animales y el ambiente propicio para que se reproduzcan hombres y mujeres.

Mediante un lenguaje simple y concreto, evocativo de la tradición oral donde perduran, los respectivos ocho mitos se presentan limpios de consideraciones técnicas. Sus estructuras internas y articulaciones semánticas son evitadas a fin de simplificar la lectura para todas las edades. El público joven logra así acceder a un material dotado de una presentación de primera mano, mientras que la mirada curiosa cuenta con la posibilidad de ejercer un primer análisis de aproximación en consonancia con las reglas del arte antropológico. Libro breve de entretenimiento y a la vez, divulgación, Sobre las alas de cóndor contrarresta con holgura los productos mercantiles, atiborrados de superhéroes e imposturas, cuyo contenido fantástico resulta paupérrimo frente al caudal proporcionado por las fuentes generadas durante centurias por los pueblos originarios.

 

 

 

 

FICHA TÉCNICA

Sobre las alas del cóndor, relatos andinos

Luigi dal Cin, compilador

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chile, 2016

42 páginas

 

 

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