Muertes que no conmueven

El entramado del narcomenudeo en San Martín

 

Las balas traspasan las paredes. No solo en la casa de la novia de Sebastián Carrillo: en todo el barrio. La mayoría de los muertos son varones, jóvenes, la mayoría consumidores que empiezan a vender para financiar su propio consumo. Ser transa no es tan prestigioso como en otro momento era ser chorro, pero da una identidad, una fantasía de ascenso en una estructura de poder.

Las víctimas de homicidio son principalmente víctimas de un tipo de violencia propia de la masculinidad hegemónica: son mayoritariamente de género masculino: 8,22 vs. 1,51 cada 100.000 habitantes, según el informe de homicidios [1] que elabora anualmente el Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Buenos Aires.

No hay justicia para los pibes que son transas. Nadie se anima a reclamar: les dicen fisuras, los culpan por rastreros, por violentos. Las familias siempre lloran, por supuesto. Pero políticamente son muertes que no conmueven: son malas víctimas. Nadie sabe cuántos chicos murieron en estas condiciones en el último tiempo. Se intuye que muchos. En los últimos días hubo otro tiroteo en Jose Leon Suarez, tal como informa un medio local.

 

 

 

El año pasado, en todo San Martín, según nos informó un alto funcionario bonaerense, hubo 35 homicidios. Resultó llamativo que en 2024, en un período de pocos meses, se registraron 11 “ajustes de cuentas” en un corredor que se traza entre los barrios Independencia, Carcova y Puerta 8, en Tres de Febrero. Cuando se investigó qué pasaba en esa zona con las alertas al 911 por tiroteos y enfrentamientos, se llegó a la pista de una mujer, apodada la “Gorda Laura”, que fue detenida. Su caso fue presentado como un gran logro de la política criminal.

Sin embargo, esta detención se percibe en el barrio como el inicio de una ola de inseguridad: los tiroteos entre facciones son constantes desde que no está la jefa. No siempre las motivaciones son “ajustes de cuentas”, sino que los dramas cotidianos se resuelven a los tiros cuando hay tantas armas a mano.

En 2025, hasta agosto, hubo 24 homicidios dolosos: siete por ajustes de cuentas, dos en ocasión de robo (victima), cuatro delincuentes fueron abatidos en ocasión de robo, dos muertes por violencia familiar, el resto en riñas o sin especificar. Cuando uno se acerca a las causas y los datos del contexto se aprecia que las motivaciones a veces son otras, dice el mismo funcionario que enumera los datos, que no son públicos. Según la información publicada por el Ministerio Público Fiscal, en el departamento judicial de San Martín, en 2024 se contabilizaron 103 homicidios dolosos.

Recomendamos esquivar el “imaginario narco”, si bien estos hechos dialogan de forma estética y cultural con el fenómeno narco tal como se lo conoce en otros países latinoamericanos. Aquí las organizaciones criminales son bandas desorganizadas, poco profesionales y de menor escala. Aunque eso no significa que sean menos peligrosas para la vida.

Sebastián Carrillo fallece en una disputa entre fisuras que disparan para cualquier lado. No les diremos narcos, en la escala barrial, pero sí transas que usan la mayor parte de sus ingresos para consumir. Los transas no llegan trasplantados desde Marte: en su mayoría son vecinos y vecinas. “La capilaridad del mundo del mercado de drogas ilegales en estos barrios es mayúscula: casi todos los vecinos tienen alguna relación con el mundo transa. Los transas ganaron un protagonismo enorme en la vida barrial, venden falopa, prestan plata y dan trabajo en sus estructuras desorganizadas. En los barrios pobres los transas son cada vez más importantes”, dice una nota del Núcleo de Investigación de Violencias y Muertes de la Universidad de San Martín, en una nota que publicó Zorzal Diario tras la muerte de Seba Carrillo.

 

 

Daños colaterales

En la noche en que Sebastián murió hubo otros heridos de bala. Si bien es lo único irreversible, lo peor no es la muerte. Una maestra se desgarra cuando ve que chicos de 12 o 13 años andan “dados vueltas”, y cuenta que a veces, cuando da talleres en el club, tienen que tirarse cuerpo a tierra bajo los bancos del vestuario cuando empiezan los tiroteos. A la mañana, a la tarde, a cualquier hora.

Los testimonios tomados de primera mano dan cuenta del clima cotidiano en estos territorios relegados, en esta frontera que separa la ciudad de San Martín de las villas de Suárez. Las violencias no se distribuyen de forma democrática.

A Sebastián le arrebataron la vida cuando cerraba la ventana del living de la casa de su novia, del lado de adentro, en la madrugada del domingo 14 de septiembre. Fue en inmediaciones de Pasaje San Pablo y la calle 21 de Junio, en el Barrio Independencia de José León Suárez, una zona marcada por disputas armadas entre bandas del narcomenudeo.

Esa noche, Sebastián Carrillo, de 27 años, había escuchado tiroteos que se habían prolongado durante horas. Los vecinos relataron que, al iniciarse los disparos, llamaron al 911 pero la policía nunca llegó. Tampoco acudió el SAME, cuando Sebastián ya estaba en el piso. Fue una vecina, junto a la familia de la novia de Sebastián, quien lo trasladó en un auto al Hospital Eva Perón, donde llegó sin vida.

“Tiene que haber un antes y un después del asesinato de Sebastián Carrillo”, se dice y se repite. Sebastián y su familia, su hermana, sus tíos, sus primos, conocían a mucha gente, muy diversa. No hay lugar para la impunidad. Su familia sabe que todas las vidas valen por igual. Necesita hacer un lío grande, y hablar de un monstruo social que se llevó una vida llena de sueños, de lucha, trabajo y amores. Como se devora la vida de tantos y tantas, que se van sin voz.

Tras la autopsia, la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de San Martín, a cargo de Ignacio Correa, caratuló la causa como “homicidio”. Por el hecho hubo allanamientos y fue detenido Dylan Joel Villalba, de 21 años. ¿Secuestraron drogas y armas? No.

Publicar el nombre del detenido representa un debate ético y técnico para quienes acompañamos a la familia, ya que los testimonios ubican muy cerca de la escena y el momento del crimen a otro hermano de la familia Villalba, unos años más grande. Se llama Franco Ramón Villalba y tiene un pedido de captura vigente por homicidio criminis causa del Juzgado de Garantías 3 ¿Están encubriendo a Franco con un perejil? Podría ser. Dylan cuenta con la defensa de un abogado particular.

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Javier Alonso (@ejavieralonso)

 

 

El apellido Villalba tiene mucha resonancia para los vecinos de San Martín. Es el mismo de Mameluco, candidato a intendente en 2011, ahora detenido en el penal de Ezeiza. Recordemos las detenciones tras la venta de cocaína adulterada, color rosa, que provocó al menos 27 muertes entre el 1° y el 2 de febrero de 2022. El expediente 33109/2020 le atribuye la responsabilidad al clan Villalba. En esa causa se detalla que la organización tenía bajo su control 480 envoltorios de nylon color rosado y anaranjado con clorhidrato de cocaína mezclada con carfentanilo, que fueron incautados en un búnker de Puerta 8, Tres de Febrero. Ese mismo día, en un operativo paralelo en una vivienda de Loma Hermosa, efectivos de la Policía secuestraron otras dos bolsas con 3.346 envoltorios idénticos en color y composición. En total, los investigadores contabilizaron dos kilos de cocaína mezclada con carfentanilo en poder de la banda.

La zona no tiene paz. La violencia tiende a escalar.

Por la trama de muertes y heridos de bala en la que se inscribe el triste final de Sebastián Carrillo, en el barrio responsabilizan a “Papa Gomita”, “el Gonza” y “el Gula”. Hay testigos que hablan de un conflicto de vieja data. En el mismo día hubo al menos dos heridos más, acreditados por la Justicia.

Estas causas evidencian que nuestro Estado se asoma a la trama narco investigando homicidios, a través de la justicia ordinaria.

 

Un crimen en contexto

El asesinato de Sebastián Carrillo se inscribe en un escenario de creciente violencia e inseguridad en San Martín, donde las disputas entre grupos del narcomenudeo se cobran cada vez más víctimas. La comunidad denuncia la desprotección estatal y reclama respuestas urgentes frente a un problema que se expande y destruye la vida comunitaria.

Con el asesinato de Sebastián y a los pocos días de un fletero en Libertador, se contabilizan hasta septiembre la misma cantidad de homicidios que todo el año pasado, revirtiendo la caída desde la pandemia.

Cinco días después del crimen, familiares, amigos y vecinos marcharon para exigir justicia y reclamar que el narcotráfico no siga cobrando vidas inocentes. La jornada culminó en la Catedral de San Martín con una misa encabezada por el obispo Martín Fassi, quien llamó a transformar el dolor en acción colectiva:

  • “Que las ideas nos lleven a la concreción de realidades fuertes y transformadoras”.
  • “Que la muerte no sea la última palabra”.
  • “Tenemos que huir de la cultura de la indiferencia”.
  • “El narcotráfico es un monstruo que hemos dejado crecer y ahora nos tiene atrapados. La sangre de nuestros difuntos nos está gritando: pónganse de acuerdo y hagamos algo de verdad”.

Respuesta oficial

La conmoción social y la escalada de violencia narco en la región demandaron medidas concretas por parte del gobierno provincial. El Ministerio de Seguridad dispuso la intervención de las comisarías cuarta de José León Suárez y quinta de Billinghurst, removiendo a sus titulares y a todo el personal en funciones, así como el aumento de la presencia policial y el patrullaje en la zona.

El 24 de septiembre, la cartera confirmó la detención de Villalba como sospechoso del homicidio. A pesar de ello, familiares, organizaciones sociales y vecinos mantienen la movilización, en diálogo con las autoridades locales y provinciales, para exigir justicia y soluciones estructurales que devuelvan paz a los barrios.

 

Reunión por seguridad y paz en los barrios

El miércoles 24 de septiembre por la tarde en las instalaciones de la Escuela Técnica de la UNSAM, con una convocatoria cerrada, se encontraron importantes referentes barriales de organizaciones sociales y comunitarias, iglesia, importantes funcionarios del Ministerio de Seguridad de la provincia y funcionarios de la Municipalidad de San Martín.

La reunión estuvo caldeada, los reclamos se hicieron sentir y la desconfianza con la política llevada adelante por la municipalidad y la provincia también. La justicia fue la gran ausente de la reunión.

El crecimiento de la violencia vinculada al narcomenudeo en la zona en los últimos años es evidente para las organizaciones con presencia en estos barrios. Los datos de homicidios, los heridos, el análisis de llamadas al 911, confirman la percepción, dicen autoridades de la cartera de Seguridad bonaerense, presentes en la reunión.

La presencia del Estado en está zona se ha “policializado”, denuncian. En este clima se potencia el cierre de espacios de primera infancia por falta de financiamiento (de ningún nivel del Estado), dispositivos de prevención del consumo que también cierran o se mudan, escuelas deterioradas, basurales a cielo abierto y autos quemados bloqueando vías de acceso en los barrios por meses. Todo tiene que ver con todo. Continuará.

 

 

[1] A partir del año 2013 en las investigaciones de homicidios dolosos se analizan las características de los hechos, víctimas y otras variables significativas a través de un relevamiento específico de cada expediente de acuerdo a lo dispuesto en la Resolución PGN 301/14, que establece que los integrantes de las fiscalías generales deben analizar de manera trimestral las IPP iniciadas por homicidios dolosos —consumados y tentados—, sobre la base de listados obtenidos del SIMP.

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 8.000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 10.000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 15.000/mes al Cohete hace click aquí