Muertes que no conmueven (II)

Narcomenudeo, violencia y desamparo en San Martín

Los microbasurales son parte del paisaje en Villa Curita. Foto: FB Barrio Independencia.

 

(La semana pasada publicamos la primera parte de un nota sobre el asesinato de Sebastián Carrillo, el aumento de los tiroteos, ajustes de cuentas y la violencia vinculada al narcomenudeo en el Partido de San Martín. En esta segunda parte, el autor hace una descripción detallada del barrio donde los mercados ilegales imponen sus lógicas de terror y las armas son parte de la cotidianeidad, ofrece testimonios de vecinos que viven atrincherados y desamparados, cuestiona que el problema se aborde sólo a partir de los homicidios y plantea la necesidad de un enfoque sistémico, que exceda lo punitivo.)

 

Descripción del Barrio Independencia – Villa Curita

La línea Mitre tiene en José León Suárez su última estación dentro del partido de General San Martín. Las vías continúan cruzando la Ruta Provincial 4, avenida Márquez. El barrio Independencia nace desde esos márgenes en la calle San Martín hasta la calle Artigas y hasta el final del distrito lindero con el Camino del Buen Ayre. Casi todas las calles están asfaltadas, pero los servicios son deficientes. Los cortes de luz y la falta de agua son moneda corriente. Cuenta con pasillos y pasajes que hacen al entramado del barrio, como en cualquier otro barrio popular de San Martín. Las casas en su gran mayoría son de material y la convivencia con micro basurales es parte del paisaje.

El tiroteo en el que muere Seba no fue en el fondo del barrio, fue relativamente cerca de la Av. Márquez, donde están la estación y la comisaría, los comercios, la Iglesia, el puente, la feria.

Hacia el final de la calle San Martín está la montaña (de basura) que conecta (o separa) con el Barrio 13 de Julio y, cruzando las vías, con el Barrio Carcova. Desde la bajada de la calle Zeballos (ver en Google Maps) de la Avenida del Buen Ayre se puede sentir plenamente cómo huele la desigualdad. Basura quemada y espacios públicos deficientes, en los mejores casos autogestionados por los vecinos, muestran los márgenes de una ciudad con bordes porosos, donde los mercados ilegales derraman sus propias lógicas de control y miedo.

 

 

 

Distribución desigual de las violencias

La avenida Márquez constituye una frontera en San Martín: de un lado todo es ciudad, festivales y patrulla municipal para prevenir los robos. Del otro, todo es oscuridad, basura y autogestión comunitaria. La venta de droga al menudeo creció y nadie sabe medir cuánto. En la mayoría de los casos de homicidios dolosos, los muertos se conocían previamente con sus agresores, generalmente viven a pocas cuadras de distancia (ya lo decía el viejo informe de la Corte en tiempos de Zaffaroni y el informe de Homicidios lo ratifica).

La política también reproduce esta segregación geográfica: en la parte de San Martín más cercana a la Av. General Paz, en el límite con la ciudad de Buenos Aires, se erigen edificios con amenities. ¿Quién los financia? ¿Quién los puede comprar?

Al fondo, la venta de droga “se permite” en las barriadas construidas sobre el relleno sanitario, para el lado del Buen Ayre. Hay una segregación espacial de las violencias: barrios regados de armas son el saldo más letal que deja la venta de droga en pequeñas cantidades.

 

 

Enfoque sistémico y agencia de bienes restituidos

Cada causa se investiga de forma individual y depende de la voluntad y la inteligencia de los funcionarios/as involucrados para encontrar conexiones entre un hecho y otro. Estamos investigando la forma de instalación del narcotráfico a partir de los homicidios, cuando es necesario un enfoque sistémico. “Conte Grand es un obstáculo”, declara un alto funcionario provincial, en referencia al procurador general bonaerense Julio Conte Grand.

No es posible abordar el problema si se tiene una mirada solamente reactiva frente al delito, como lo hace la justicia. No podemos seguir pensando en los homicidios en una causa, la violencia de género en otra, la venta al menudeo y los abusos de armas de forma aislada.

Tenemos que comprender la interfaz de delitos y trabajar en el marco de un fenómeno criminal, para que la persecución penal sea eficiente, y para lograr pacificar nuestros barrios.

Teniendo en cuenta que la política pública que se requiere para abordarlo excede ampliamente lo punitivo, porque el consumo no es algo que pueda controlarse desde el ámbito judicial, el enfoque tiene que ser sistémico. También porque es necesario comprender que el fenómeno se da en barrios golpeados por una política económica nacional que genera cada vez más desigualdad, una sociedad absolutamente fragmentada. En el mismo lugar donde se vende al menudeo hay abuso de armas, violencia de género, abuso de menores, robos, hay una autoridad que disputa la autoridad del Estado y el imperio de la ley, en el sentido más profundo.

La comprensión del fenómeno suicida también es una realidad que crece de un modo espeluznante, en este mismo escenario.

Es necesario abandonar los compartimentos estancos y adoptar un enfoque multidimensional, compartir información dentro de los mismos departamentos judiciales, con un enfoque proactivo.

Por eso proponemos por ejemplo hacer un recupero eficiente de los bienes para que puedan ser aprovechados por las instituciones del Estado y de la comunidad, en conjunto con iniciativas que tiendan a reparar esa trama social tan afectada por este negocio.

 

Foto: FB Barrio Independencia.

 

Negocio creciente y recursos escasos para investigar

En una jornada en la UNSAM sobre el problema vinculado a la regulación del mercado de drogas ilegales en San Martín, el año pasado, se planteó que la falta de recursos podría ser reparada gracias a un enfoque sistémico y con una estrategia de recuperación de bienes incautados.

Un alto funcionario del gobierno político de la Seguridad decía que sobre 10.000 efectivos policiales, 6.000 está dedicados a la investigación, de los cuales solo un porcentaje menor están en la superintendencia de drogas: un elemento muy pequeño para abordar la magnitud de la venta al menudeo, en pequeñas cantidades, en las localidades y barrios de toda la provincia.

El año pasado en la provincia se destinaron 400 investigadores nuevos para hacer crecer las áreas ligadas a este delito.

En la famosa causa de “la Gorda Laura” se desbarataron tres puntos de venta, parte de una estructura con horarios rotativos. En el primero se incautaron 13 teléfonos celulares y 40 gramos de cocaína. En el segundo, 90 gramos de cocaína, y en el tercero, en un monoblock, cinco teléfonos y 500 gramos. La investigación era más amplia y la jueza federal Alicia Vence ordenó en la primera semana de agosto 20 allanamientos contra la banda que operaba en la zona de Villa Curita, en José León Suárez. El operativo terminó con la incautación de dos pistolas calibre 9 milímetros, un revólver calibre .38, 115 balas, 25 teléfonos, 1,2 kilos de cocaína, 20 autos y tres motos, así como varias autopartes con pedido de secuestro activo por robo. Similar al modelo de negocio de Mameluco, también quedó detenida la hija de “la Gorda Laura”, que responde al nombre de Thalía, y otros cinco sospechosos.

Los allanamientos que se llevan adelante en la zona de Suárez logran incautar apenas una mochila con la sustancia fragmentada para la venta, en manos de un adolescente o un joven que se encarga de venderla en la vía pública. Son pocos los allanamientos grandes. Se desconoce el tamaño del negocio en cada barrio.

 

Relatos de vecinos

Los nombres, edades y profesiones fueron modificados para evitar que sean reconocidos. Fue una de las condiciones impuestas para que accedan a brindar sus testimonios. El temor impera en el barrio. De hecho, desde la DDI de San Martín se destaca que si bien no hubo “obstrucción” a la investigación, el principal obstáculo para obtener los testigos y la prueba de las cámaras privadas es el miedo de los vecinos.

 

Marcos, 28 años, jardinero

“Yo soy de Barrio Independencia desde que nací, mi familia vino acá desde el interior de la Provincia de Buenos Aires. No siempre fue así de violento, en los últimos años esto fue creciendo. Por la calle San Martín no se puede pasar nunca. Ya es sabido entre los vecinos que, aunque conozcas a todos los que viven sobre esa calle, no podes pasar. Es como que la calle está privatizada para los robos, y para los transas. Lo que siempre le digo a mis amigos que vienen al barrio es que no importa que sea más largo, que entren por la calle Santa Brígida, nunca por San Martín. Acá todos los conocemos, sabemos dónde están y dónde venden. No es muy difícil, las colas que se arman en los pasillos para comprar parece que los únicos que no las ven son los policías. En mi familia cada vez que alguno consigue la oportunidad de construir otra pieza en la casa o en otros terrenos, nos tenemos que poner a pensar de qué material hacer las paredes y si poner o no ventanas, por los tiros. Con mi novia quisimos irnos a alquilar a otra parte del barrio y el único lugar que conseguimos, con un valor que podíamos sostener, tenía paredes de ladrillo hueco sin revocar. Tuvimos que decir que no por el miedo que nos daba que en los tiroteos alguno de esos disparos atraviese la pared. La casa de mi familia la tuvimos que reforzar: al ladrillo hueco lo rellenamos con ceresita y entre el revoque y el ladrillo también hay que ponerle cerecita para que frene las balas. Lo que todavía no sabemos cómo resolver es la protección de los techos. Es mucha la bronca que te da porque terminamos viviendo encerrados en casas sin ventanas por el miedo”.

 

Camila, 32 años, maestra

“Soy maestra pero también trabajo dando algunos talleres en un club del barrio. Las situaciones que vivimos con quienes entrenan en los horarios más tarde me hace acordar mucho a lo que cuentan en la tele con los tiroteos en Estados Unidos: tenemos que hacer cuerpo a tierra cuando empezamos a escuchar las detonaciones, escondernos debajo de los bancos del vestuario. Es muy difícil trabajar así, por el miedo y porque cada vez somos menos las que nos quedamos trabajando para estos pibes. Me pasó mucho tener chicos haciendo deporte y de un día para el otro, por la situación económica familiar, cruzarlos en alguna esquina con un arma en la cintura o dados vuelta a los 12 o 13 años. Eso me parte el corazón, porque dejaron incluso de reconocerme. Sus miradas no son las mismas. Sabemos que eso en el barrio es normal, tenés que tener mucha fuerza de voluntad o una contención familiar muy firme para no llegar a esa plata fácil. Además, los pibes y muchas chicas también ven en los que están metidos en la droga un ejemplo, cadenas de oro, autos caros, plata fácil, les pintan espejitos de colores que los llevan directo al cementerio o a la cárcel. También en la escuela 25 de Independencia el otro día uno de los estudiantes llegó con un arma en la mano. Todos nos dimos cuenta de que era real. Al parecer, una de las chicas se la tenía guardada y hacía tiempo que estaban haciendo cosas que no deberíamos llamar travesuras. Salían a hacer cagadas, decían”.

 

Martina, 30 años, desempleada

Yo vivo hace cinco años en Independencia pero la familia de mi pareja vive desde siempre ahí. Ellos arrancaron con casita de madera y después de un tiempo construyeron su casa. En 2023 estábamos en la cama mirando una serie con mi novio y de repente sintieron un zumbido, un destello en la puerta, como que algo se rompió. Nos dimos cuenta que era un tiro porque salimos para afuera para ver si se nos había caído algo del patio y cuando volvimos a entrar vimos el agujero en la puerta. Después nos dimos cuenta que el casquillo y los pedazos de plomo quedaron arriba de nuestra cama.

Pareciera como si fuera un toque de queda en el barrio. Salir a la noche no se puede. Después de las ocho no podes salir porque seguro no volvés. En la entrada del pasillo está la bandita que tira tiros al aire siempre a determinada hora. El otro día había dos soldados en el pasillo y uno le vendió a otro un fierro, y los prueban así en el medio de la calle, tirando tiros a cualquier lado. Los pibes van cambiando todo el tiempo. Los que están siempre nos saludan, nos piden pan o comida pero son los mismos soldaditos. Cada tanto los cambian y de vuelta no los conocés. Los que seguro no conocés nunca son los que vienen a comprar falopa o a traer las armas. Después de lo de Seba está todo mucho peor, los tiros son a cualquier hora y las discusiones y gritos se escuchan todo el tiempo.

Hoy por ejemplo a la mañana estuvieron tranquilos. Lo que pasa es que la policía pasa por los pasillos armados y lo único que hacen es sacarse fotos. La otra vez fui a comprar pan y crucé ese desfile de policías y se escuchaba “guarda que ahí va un civil”. Pensé que me iban a pedir cosas o a retener pero en ese momento se te pasan muchas cosas por la cabeza. Porque la policía no te da seguridad de nada, vienen a hacer el desfile y se van. En el mismo pasillo se sabe dónde están las casas de los transas que venden.

El finde pasado había un cumple donde llevaron metegol e inflable y empezaron los tiros, eran las siete de la tarde y la familia tuvo que levantar todo el cumpleaños porque cuando arrancaron los tiros los nenes se pusieron a gritar. Los tiros mayormente vienen desde la calle San Martín o de palacios, o por la calle Santa Brígida”.

 

Carlos, 45 años, albañil

“Ir con cara de malo y con la misma campera que uso siempre es una de las estrategias que uso para entrar y salir del barrio. Si tenés que hacer las compras acordate a la mañana, porque a la tarde, si te faltó comprar algo, salís con el culo en la mano. No sabés nunca cuándo te va a tocar a vos. Un día estaba por volver del trabajo y mi compañera me mandó un mensaje diciéndome que no vuelva o vuelva más tarde porque se estaban agarrando a los tiros. Nuestra estrategia es estar siempre comunicados.

En la casa de mi novia una vez allanaron pero se habían confundido de dirección, era a la noche y todos se asustaron. Mi suegra me contó por qué no ponen el número en la casa: porque muchas veces los transas o los chorros usan la dirección de tu casa para correr el rumor y después te caen y no tenés nada que ver.

Muchos correteos, cuando se mandan cagadas corren y salen por otras calles, eso es lo que tienen los barrios con pasillos. Porque ni los pasajes ni los pasillos están iluminados, entonces es muy fácil. A nadie se le ocurre ni llamar a la policía, primero por el miedo de quedar regalados y después porque saben que no va a venir.

Los transas antes se escondían más, no los veías tanto. Los soldaditos antes no eran tantos y no estaban tan puestos como ahora. Antes los fisuras no robaban en el barrio, eso era un código que se sostenía, pero ahora ya no. Los veías sentados con su bolsita en la puerta de la casa, pero ni cuenta te dabas. La diferencia es que antes no vendían paco, yo creo que eso cambió todo. Ahora los soldaditos están todos babeados. Antes no se veían tantas armas, ahora todos tienen. Podías juntarte a tomar algo en la esquina en tu barrio, estabas re tranquilo, ahora no. Es impensado ranchar en el barrio. Las plazas se habitaban en la noche cuando éramos pibes, ahora ya no. La diferencia más brutal con lo de ahora es que vos sabías la cara y el nombre de los que se drogaban y los que robaban, porque andaban con llantas nuevas o con motos distintas, pero ahora no, no les conocés la cara porque son todos distintos todo el tiempo”.

 

Datos y casos

El rol del Ministerio Público Fiscal (Nación y Provincia).

 

Fuero Federal (PROCUNAR 2023–2024):

9 causas iniciadas en la jurisdicción de San Martín.

56% por comercio o transporte de estupefacientes (art. 5 inc. c).

22% por comercio de plantas/semillas (art. 5 inc. d).

22% por contrabando (art. 886).

 

PROCUNAR enfatiza cuatro ejes de persecución estratégica:

  1. enfoque interjurisdiccional,
  2. ascenso en la cadena de responsabilidad,
  3. trazabilidad de precursores químicos, y
  4. investigaciones patrimoniales y sobre corrupción pública.

 

Fuero Provincial (Ministerio Público bonaerense, 2024):

117.376 IPP iniciadas en San Martín, el 10,9% de toda la provincia (solo superado por Lomas de Zamora).

8.575 IPP por infracción a la Ley 23.737, que representan el 7,31% del total departamental y el 10,8% de toda la provincia (79.373 IPP en 2024).

Crecimiento interanual: +3,5% respecto de 2023 (8.289 a 8.575).

 

Casos testigos y bienes secuestrados

Los operativos recientes confirman que el narcotráfico no solo genera violencia, sino también un flujo millonario de bienes y recursos que, si son correctamente administrados, pueden ser devueltos a la comunidad.

 

“El Rengo” Pacheco (2021)

$400 millones en bienes.

17 autos, 14 viviendas, 3 sociedades comerciales.

Búnkeres subterráneos.

Miles de dosis de cocaína y marihuana.

Fuente: Clarín, 7-7-2021.

 

Operativo de detención del “Rengo” Pacheco, en su mansión de Parque Leloir, Ituzaingó.

 

 

“La Gorda Laura” (2025)

20 autos, 3 motos, armas de fuego, 25 celulares.

1,2 kg de cocaína, kioscos y planta recicladora como pantalla.

Banda familiar con estructura de búnkeres y soldaditos.

Fuente: Infobae, 11-8-2025.

 

Cocaína adulterada y “Mameluco” Villalba (2018–2025)

Flota de taxis (siete Fiat Siena), licencias valuadas en más de $700.000.

BMW, Mercedes, Amarok, Hilux.

Casas en Pilar y San Martín, cuentas bancarias y testaferros.

Bienes estimados en más de $8 millones (2011), cifra conservadora.

Fuente: Infobae, 20-8-2018.

 

Otros casos

En San Martín, la mayoría son del área Reconquista o las zonas periféricas de otras localidades. Repaso de casos de homicidios de los últimos años:

Ivonne, 10 años, 2013.

Daiana Ojeda, 2019.

Araceli Fulles, 22 años, femicidio. El juicio y el reclamo de verdad.

Rodrigo Correa, 14 años, gatillo fácil.

Maria Angélica Andrada, 19 años, José León Suarez, barrio 13 de Julio.

Natalia Saban, 16 años, José León Suarez, Villa Hidalgo. Marcha para reclamar justicia.

Camila Rojas, 19 años, Costa Esperanza.

Chiara Ramirez, 19 años, José Leon Suárez. A un año del crimen.

Brenda (El Teje), Ruta 8 y Márquez, travesticidio.

Daiana Ojeda, 29 años, balacera narco en Independencia.

Maximiliano Lautaro Joel Maturano, 18 años, José León Suárez, ajuste narco.

Ignición Yustos, 21 años, José León Suárez, 2021. Atropellado por la policía.

Emanuel Herrera, 24 años, inseguridad, José León Suárez.

Jonathan Sagardoy, 32 años, José León Suárez.

Luciano Alt, atropellado por la policía.

Masacre de Carcova.

Cocaína adulterada, San Martín.

 

Antecedentes narco

"Mameluco", "el Rengo Pacheco" y "la Gorda Laura" son los transas más conocidos. Hoy los tres están presos, pero todos sospechan que siguen manejando sus negocios desde la cárcel o a través de sus hijos e hijas, muchos detenidos también. Todos nacieron y se criaron en barrios populares de San Martín, todos los conocemos y ellos conocen a todos. No son la mafia calabresa, tampoco un grupo comando, son más bien gente intrépida, con pocas herramientas, que constituyen el eslabón intermedio de la cadena de narcotráfico en San Martín.

 

 

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