Nariguetazo libertario

Agroestafa de 7.000 millones de dólares al fisco y a los productores de granos

Milei, Karina y Toto en La Rural, hace apenas dos meses.

 

El profesor Juan Gabriel Tokatlian enseña que, para saber cuál es la política de Estados Unidos para la Argentina en la coyuntura, basta ver dos cosas: quién es el embajador que nos mandaron y qué dicen los documentos del Comando Sur. En el primer caso, el nuevo embajador es Peter Lamelas, un cubano-estadounidense, ferviente anticastrista, quien manifestó que quiere “limitar la influencia maligna de China”. En el segundo, la declaración de postura del Comando Sur para 2025 menciona a China 73 veces en 37 hojas.

Esta sinofobia explicaría las manifestaciones estertóreas de Donald Trump y su secretario del Tesoro Scott Bessent de apoyo a Javier Milei, el único Presidente de un país importante de la región con alineamiento incondicional a los Estados Unidos. Quien está dispuesto a entregarlo todo, pero todo, a cambio de unos dólares que le permitan llegar a octubre. Estados Unidos cooptará a este aliado. Lo que le sale prácticamente gratis.

Pero el panorama no está relevado de percances. Parte de nuestra elite agro-ganadera, de vanidad exacerbada respecto a lo que realmente son, sufrió una de esas revanchas que se toma la realidad cada tanto. Revancha sobre los vahos de la autocomplacencia onírica, y de amores que nunca fueron correspondidos. Porque las entidades patronales del campo, que se auto-perciben dueños de él, en verdad no lo manejan. Eso lo hacen las transnacionales exportadoras de granos, Archer, Bunge, Cargill (las tres de Estados Unidos), Dreyfus (Francia) y Cofco (China). Para peor, el oscuro objeto del deseo de nuestra alta burguesía agropecuaria, los Estados Unidos, más bien les resulta un competidor que un complemento. El medio oeste norteamericano produce más soja que nosotros. Y le simpatiza eso de ganarnos los mercados.

Sucedió que luego de la declamación de ayudas financieras extraordinarias por parte de Trump y Bessent para con su amigo mendicante sudamericano (solo declamación hasta ahora, después de octubre verán si lo efectivizan o no), al secretario del Tesoro le llovieron los reclamos de los sojeros norteamericanos: estaba ayudando a la Argentina y, en “agradecimiento”, ésta quitaba las retenciones a las exportaciones de soja. Con lo que le abarataba las importaciones de la leguminosa a los chinos, que ahora preferían comprárselas a los argentinos en vez de a los estadounidenses. ¿Qué es lo que había pasado?

 

 

 

Todo por dos dólares

Los problemas de carencia de dólares se potencian ante la creciente demanda de los inversores que quieren pasarse a moneda dura, para desprenderse de pesos que todos sabemos que están sobrevaluados y con tasas de interés extravagantes. Esto amenaza el Gólgota del gobierno argentino: llegar a las elecciones de octubre sin devaluación y sin salto inflacionario. Todo cede ante este objetivo. De allí que el gobierno pactó con CIARA-CEC (las cámaras empresarias que aglutinan a las trasnacionales agroexportadoras, los dueños verdaderos del agro argentino) un nariguetazo súbito de 7.000 millones de dólares, a cambio de unos días sin retenciones a las exportaciones. En otras palabras, un vuelto de 1.500 millones de dólares extra que embolsarían las transnacionales.

Y la coreografía del crimen se estructuró así:

El lunes 22 de septiembre, por decreto, se dejaron en 0% a las retenciones a las exportaciones, desde el día siguiente hasta el 31 de octubre. Sin embargo, en caso que las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) del complejo granario alcanzaren el techo de 7.000 millones de dólares, el beneficio concluiría en ese mismo instante.

El miércoles 24 se informó que se había alcanzado el techo de 7.000 millones de dólares, con lo cual murió el beneficio del 0% de retenciones luego de apenas 48 horas de vida.

¿Qué sucedió durante ese romance de mantis religiosa que duró solo dos días? Las empresas transnacionales exportadoras registraron, a través de declaraciones juradas y durante ese efímero lapso, un tercio de lo que exportan en todo un año. Esto implicó para el fisco una pérdida patrimonial de alrededor de 1.500 millones de dólares. La cifra sería diez veces lo asignado oficialmente al Hospital de Pediatría Garrahan. O una vez todo el presupuesto para la emergencia en discapacidad que el gobierno se niega a implementar, a pesar de la ley que se lo ordena.

 

Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y del Centro de Exportadores de Cereales (CEC).

 

 

¿Dónde está la trampa de las declaraciones juradas?

Entiéndase que las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior son una manifestación unilateral que hace una empresa exportadora (intermediaria entre el productor que origina el grano y el comprador que lo importa desde otro país) ante el fisco. Una carga de datos. La empresa le dice al fisco cuánto va a vender. Pero el fisco no chequea en qué fecha hará efectivamente el embarque de esa venta, ni si la empresa exportadora ya le había comprado el grano al productor para embarcarlo. Ni siquiera revisa si la cantidad que la empresa dice que vende es la que realmente se embarcará con destino al país importador. Sin embargo, la empresa pagará retenciones al fisco en porcentual a lo que ella misma declara.

El decreto 682/2025 que dispuso las retenciones del 0% incentivó a que las empresas exportadoras atiborraran durante dos días al ARCA de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior, por operaciones que materialmente se habían hecho antes pero no se habían declarado (una especie de blanqueo aduanero), o bien que se declaraban pero que materialmente se harán después. Tienen un año para hacerlas, ya que, por resolución de la Secretaria de Agricultura del 22 de septiembre, lo que una empresa declara hoy tiene hasta un año para venderlo materialmente. La avivada está en que se declara la venta los días que duraron las retenciones 0%, el 23 y 24 de septiembre, pero la venta se hará materialmente después. Lo que le permitirá a las empresas exportadoras quedarse con un vuelo a expensas del productor de granos. ¿Cómo es esto?

Hay un daño al fisco que se ocasiona documentando los días de retenciones 0%, el 23 y 24 de septiembre, operaciones que materialmente no se realizaron. Pero también se daña a los productores de granos. Esto porque el precio de pizarra, que es aquel que las empresas exportadoras le pagan al productor por el grano que le compran, ya lleva descontado el monto de lo que luego, supuestamente, las empresas exportadoras le pagarán al fisco en concepto de retenciones. Si la soja sale 10, la exportadora en Rosario le paga 8 al productor de granos, porque dice que le descuenta 2 en concepto de pago de retenciones. Pero como la empresa exportadora no le pagará nada al fisco, ya que registró la operación los días 23 y 24 de septiembre, de retenciones 0%, el exportador se quedará con esos 2 para él. Se agenció el vuelto.

La apropiación de la riqueza que le corresponde a los productores argentinos es continua por parte de las empresas trasnacionales. Pero en este caso se la evidenció ostensiblemente, por la desmesura del ardid. Y de manera cuantitativa, ya que se pudo calcular lo que la empresa exportadora le va a descontar del pago al productor, en concepto de una retención que nunca desembolsará.

La connivencia entre las exportadoras y el gobierno se plasma en ese coordinado, veloz e inverosímil registro de exportaciones durante los días 23 y 24 de septiembre. La administración infiel la hicieron funcionarios del gobierno, usando las herramientas normativas a su alcance, para perjudicar al Estado y beneficiar a las empresas exportadoras. Lo que conllevaría el delito de administración fraudulenta.

También cabría el de abuso de autoridad porque, en el considerando décimo, undécimo y el artículo 7 del decreto 682/2025, se le da tratamiento a éste de decreto delegado, previsto en el artículo 76 de la Constitución. Sin embargo, la facultad de dictar decretos con potestades legislativas delegadas por parte del Poder Ejecutivo, que habían sido otorgadas por la ley 27.742, ya fenecieron el 8 de julio último. Igualmente, podrán estar incursos en incumplimiento a los deberes de funcionario público por la no aplicación a este caso de la ley conocida como Martínez Raymonda (ley 26.351). La misma impone que, en caso de haber variación en las alícuotas de las retenciones, solo se podrá acceder al beneficio de pagar la menor en caso de que las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior se correspondan con tenencias reales de la mercadería al momento en que las declaraciones juradas se hagan. Lo que debe ser probado por la empresa exportadora que hizo la declaración.

 

Nuestras élites y su preferencia por la subordinación

Los historiadores han reflexionado sobre la falta de versatilidad de las elites argentinas. Por ejemplo, cuando el poder se trasvasaba en la primera mitad del siglo XX desde el menguante Reino Unido hacia los ascendentes Estados Unidos. Empero, la clase dirigente del Río de la Plata eligió seguir atada al viejo imperio declinante, como lo demostró el Pacto Roca-Runciman. Esto podría explicarse por la ligazón de intereses comerciales agro ganaderos entre ambos países, que no podían deconstruirse y reconfigurarse con facilidad. En este siglo XXI estamos asistiendo a un nuevo trasvase de poder, esta vez de Occidente a Oriente. Tomará largo tiempo en consolidarse. Pero hay una segunda oportunidad para maximizar la autonomía, ante un espacio geopolítico con más interlocutores, donde los vectores en disputa no confluyen ya en un mismo polo. ¿Por qué nuestra élite se ata nuevamente a la declinación? Y en este caso es peor que en el siglo XX, porque la ligazón ya no es comercial sino meramente financiera.

Lamentablemente, nuestra élite parece seguir aferrada a la pasividad. No reacciona. Tal vez sea por tener como único programa a la lucha de clases. Así le ha brindado el apoyo irrestricto a un emergente de la antipolítica cosmética que, bajo la epidermis de disrupción, desarrolla una política conservadora y dependiente, propia de otro tiempo. Tal vez sería entendible en los años ‘90. No ahora.

Eventos como los de la semana que pasó demuestran en la falsa escuadra que se encuentra quien gobierna. Pero, sobre todo, en la falsa escuadra que se ubican los que lo apoyan.

 

 

 

* Javier Ortega es doctor en Derecho Público y Economía de Gobierno, docente UNLa y UNDAV.

 

 

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