Ni Mario ni Luis, María Luisa

La primera letrista del tango canción

 

Con los pies en lo humano, en la calle

 

Yo, Susana Miller, treinta años, eso fue, eso viví, eso he visto (…)
Libertad, paz, justicia y trabajo. TRABAJO. Yo, ciento, miles, millones queremos trabajo (…)
¡Compañeros! Apretemos las filas. Contra la muralla opongamos el pecho. Algo que tiembla cederá. Esto es el siglo XX.
 “Arriba los pobres del mundo.
 De pie los esclavos sin pan…”

 

Este es el remate de la novela argentina ¡Quiero trabajo! (1933) de la periodista, poeta y primera letrista del tango canción: María Luisa Carnelli. Libro clave para entender los avatares, luchas y conquistas feministas de los años '20 y '30 que puede leerse –si se quiere– en clave autobiográfica; y es que María Luisa ha regado su vida a base de riesgo, militancia, utopías.

Nace en La Plata el 31 de enero de 1898 bajo un linaje de clase media burguesa. Contrae nupcias por mandato familiar, tiene un hijo, se separa. Se larga a la conquista del pan recalando en la céntrica Buenos Aires: es una mujer sola, en los '20, y con un niño en brazos. Su oficio le permite colar algunos poemas y notas en diarios y revistas: El Hogar, Noticias Gráficas, Caras y Caretas, Crítica. El ambiente humoso y nochero de redacciones, bodegones y casas de baile la ubica en la bohemia porteña ganando la amistad de Arlt, Ernesto Ponzio, Nicolás Olivari, Norah Lange, Marechal, Storni, el Malevo Muñóz, los hermanos Tuñón (Enrique será su pareja). Con algunos libros editados (“tiempo de ocio y de la poesía intrascendente de la cual me he apartado”), presiente que en la Argentina de Uriburu su cuerda poética no alcanza y decide sumarse a las filas del PC, siendo parte de la Agrupación Feminista Comunista fundada por Ida Bondareff de Kantor. Nuevamente patea el tablero y a contrapelo de lo que se espera de una mujer en medio de un sistema patriarcal, elige viajar a España como corresponsal de guerra de la revista Ahora; no solo testimonia en papel, como Fanny Edelman, Micaela Feldman se la ve luchar del lado del pueblo, curar compañerxs en medio del combate. Antes de su retorno a la Argentina (1938) el Socorro Rojo Internacional la despide como una verdadera camarada. Bajo el gobierno de facto de Pedro Pablo Ramírez su obra U.H.P. Mineros de Asturias (Unión Hermanos Proletarios) aparece en la lista de libros secuestrados. Se exilia en México. Al parecer en los '50 retorna a Buenos Aires yugándola a base de esporádicas notas periodísticas, derechos autorales y amigxs que la visitan en su departamento del barrio de Monserrat para oír sus vivencias y dejarle como al descuido un paquetito de comida. Muere prácticamente olvidada el 4 de mayo en 1987. Quizá, porque ya no le cabía un dolor más apagó su corazón exactamente un mes antes de que el gobierno de Alfonsín promulgue la ley de Obediencia Debida.

 

 

 

 

¿El tango nació varón? Ellas, las iniciadoras

La historiadora Estela Dos Santos en su libro Las cantantes (1994) hace notar que “existió dentro del tango una zona que podemos llamar marginal, ocupada por mujeres que lo cantaron, lo bailaron, lo compusieron y lo tocaron en un constante amago de avanzar al frente, atreviéndose, abriéndole picadas a la zona marginal donde los varones del tango las quieren tener confinadas”. ¿Quiénes eran esas mujeres? Las primeras en bailarlo: Joaquina la China Marán, La Mondonguito, la Parda Flora, Lola la Petisa, Pepa la Chata, La Tanita Luciana, María La Vasca. Intérpretes, músicas y compositoras: Pepita Avellaneda, Rosita Melo, Linda Thelma, Paquita Bernardo, Juana Giroud Faleny, María Eloísa Peirano, Ester Isabel Seoane, Alcira Hernández y la gaditana Eloísa D’ Herbil de Silva conocida como "el Chopin con faldas”. Todo un ejercicio lingüístico de poder y control, una forma de dominio patriarcal que subrepticiamente pretende ser aprobado y leído como elogio. Sumemos el caso de Nelly Omar, “La Gardel con polleras”.

–¡No jodan! Las estamos comparando con Chopin y Gardel –vociferan los retrógrados del tango varón.

–No jodan ustedes. Nos están borrando la identidad, resulta que somos a partir de…,nos “legitiman” a partir de...

 

Pepita Avellaneda (cancionista) y Paquita, las pioneras.

 

 

 

Las letras de María Luisa Carnelli bajo seudónimos masculinos

¿Algo similar sucedió con Carnelli? ¿Se escudó o la ensombrecieron bajo los seudónimos Luis Mario (inversión masculinizada de sus nombres) y Mario Castro (tomado de su hijo Mario Argentino Castro)? ¿No supo, no pudo, no la dejaron romper el esquema de la neutralidad genérica? ¿Por qué no batalló con su verdadero nombre y rostro como bandera de creatividad femenina? Ella lo dijo: “Mi padre no quería que oyera tangos, ¡imagínese escribirlos! Por eso utilicé seudónimos...Él no quería que yo fuera demasiado libre”.

Bajo el seudónimo Mario Castro escribe su primer tango El Malevo (1927) con Julio De Caro, luego vendrán Primer agua y Dos lunares con Francisco De Caro. Como Luis Castro, Cuando llora la milonga y Linyera con Filiberto Se va la vida y ¡Cómo me gusta! con Donato, P'al cambalache con Rafael Rossi y tantos más; pero su mayor obra se dará en yunta con Ernesto “El pibe” Ponzio; luego con Roberto Selles que, mientras escribo esta nota me está campaneando.

 

 

Bajo el seudónimo Luis Mario y música de Ernesto Ponzio la milonga “Avellaneda” (homenaje a Alberto Barceló).

 

 

En una próxima entrega profundizaremos en su cancionística: su originalidad de escribir tangos en dos partes, la creación del ritmo musical Tam Tam junto a Sebastián Piana que pretendía competir con la música extranjera, sus libros perdidos, su manejo del lunfardo –Carnelli fue la primera mujer en hacerlo.

Del arrabal un día salió

y al asfalto del centro enderezó

pa' cabuliar

el marroquín

abandonó el mistongo cafetín.

Cuando rajó, la cusifai

quedó cantando triste el ay, ay, ay

y en el cuarto sin luz

aún llora el repeluz

del mozo pierna y forfait (…)

Bucearemos también sus singularidades textuales, por caso Se va la vida, donde aconseja convertirse en una suerte de Sugar Baby enterrando el mito de la costurerita que dio aquel mal paso. 

Se va la vida...

Se va y no vuelve...

Escuchá este consejo:

si un bacán te promete acomodar

entrá derecho viejo.

Se va, pebeta...

¿Quién la detiene?

¡Si ni Dios la sujeta!

Lo mejor es vivirla y largar

las penas a rodar.

Yo quiero, muchacha

que al fin mostrés la hilacha

y al mismo recuerdo

le des un golpe de hacha.

Decí, ¿Pa'qué querés

llorar un amor

y morir, tal vez

de desesperanza? (…)

 

 

 

 

Se va la vida (tango) de María Luisa Carnelli y Edgardo Donato, Azucena Maizani, 1930.

 

 

 

 

El aquí y el ahora

 Dimos cuenta de ellas –las que fueron y las que son– y es que la escena femenina del tango actual presenta espacio, voz y organización con el MFT (Movimiento Feminista de Tango) y su Protocolo de Actuación para Situaciones de Violencia en las Milongas, las DJs Analía del Giglio, Natalia Fures, los libros de Tango Queer de Mercedes Liska y Mariana Docampo, las agrupaciones La empoderada, La rantifusa, Sciammarella Tango, las cantoras y músicas: Lidia Borda, Victoria Di Raimondo, Patricia Barone, Eliana Sosa, Viviana Scarlasa, Jacqueline Sigaut, Julieta Laso, Noelia Moncada, Patricia Malanca, Marisa Vázquez, Natalia Lagos, Bárbara Grabinsky, Elbi Olalla, Noelia Sinkunas (por nombrar solo algunas), el libro de letristas mujeres compilado por Vanina Steiner, el colectivo Tango Hembra, la propuesta de cambio de roles en la danza y la lucha por el cumplimiento de la ley de cupo femenino…

Deseando la amplificación de nuevas y enriquecedoras investigaciones que den cuenta de la artillería femenina en todos los espacios de la cultura, nos despedimos con un inédito de María Luisa Carnelli y su obra más popular Cuando llora la milonga, sin antes decir ¡Puño en alto por ella, por ustedes, por sus luchas! ¡Hasta la Victrola siempre!

 

 

 

Poema inédito

Las minas, ¡aquellas minas!

ya estarán todas finadas…

Herminia, Rosa la fina,

Mireya, Laura, La Vasca.

Joaquina, que a Bergamino

le inspiró un tango famoso,

Estrellita, que un martirio

de celos le dio a Villoldo.

Y aquella que a mis recuerdos

se acerca, Luisa la parda,

que empezó yendo a los huecos

y haciendo amor en las zanjas.

¿En qué refugios del cielo

o del infierno en qué fraguas,

se han rejuntado los sueños

de aquellas minas preclaras?

¿En dónde estarán sus huesos?

¿Qué cenicienta mudanza

convirtió en frígido lecho

la tibia, la amante cama?

Minas guapas, cadeneras

que ayer lucieron sus galas…

Quisiera una flor… quisiera…

para la fosa ignorada.

 

 

 

 

Cuando llora la milonga (tango) de María Luisa Carnelli y Juan de Dios Filiberto. 
Nelly Omar y orquesta de Alberto Di Paolo, 1987.

 

 

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