No aclare que oscurece

El vocero muere por su boca y miente al afirmar que las asignaciones sociales son “irrenunciables”

 

En sus diarias conferencias de prensa de esta semana llamó la atención que el vocero Manuel Adorni, habitual polemista y provocador, no dijera nada sobre las contradicciones entre su discurso Estado-fóbico y su comportamiento en el mundo real, donde no se ha privado de los beneficios de la mal llamada “industria del juicio” –abominable en el microcosmos libertario– ni de la asistencia estatal para alimentar a su familia, sobre las que informó El Cohete el domingo pasado.

Prefirió asistir a uno de sus canales favoritos y jocosamente, junto al pelado que le sirvió de frontón, largó unas primeras palabras: con su risita nerviosa negó todo, amenazó con acciones legales y tildó de imbéciles a quienes puedan pensar que alguien de su estirpe cobre una ayuda social. Un mecanismo de defensa habitual de los libertarios: agredir a quienes los cuestionen o les pongan sobre la mesa pruebas que no quieren ver.

Pero lo llamativo fue que su defensa no terminó allí. A los pocos segundos volvió sobre sus pasos y, entonces sí, confirmó que su esposa cobró “asignaciones universales” –palabras textuales, ver video– por sus dos hijos y que fue por unos meses, por un trabajo en relación de dependencia, dato que sugiere que se trataría de asignaciones familiares, que el vocero parece no distinguir. “Las asignaciones son irrenunciables”, enfatizó. “Hace tiempo me va bien y pensar que soy un planero VIP me causó gracia”, concluyó, en el tono soberbio con el cual suele tuitear.

 

 

Hubo, sin embargo, silencios muy significativos. Todo frente a un interlocutor pintado al óleo, que lo dejaba hablar sin repreguntar. Nada dijo el vocero sobre los otros puntos de la nota publicada por este medio el domingo pasado: el juicio laboral contra Renault que le permitió llevarse una importante suma de dinero en 2017, beneficiándose de los derechos laborales que el gobierno del que forma parte quiere eliminar; la sociedad “fantasma” creada junto a su mujer; y el acceso a un crédito blando del Instituto de la Vivienda porteño, con excelente tasa y financiación a 30 años.

A veces es mejor no aclarar porque oscurece. Es falso, como sostuvo Adorni, que las asignaciones sociales sean “irrenunciables”. Se puede dimitir con un simple trámite, a modo personal, desde la página de ANSES. Aquí el link por si se digna a hacerlo: www.anses.gob.ar/hijos/renuncia-al-cobro-de-asignaciones-familiares.

Sobre la diferencia técnica “AUH/SUAF”, la misma página de ANSES las tabula de esa forma. Así aparece, de hecho, en las fechas de cobro de la mujer del vocero publicada por este medio. Segundo dato, entonces: la página web de la ANSES muestra que su esposa cobró dos “AUH-Asignaciones Familiares” mensuales, al menos hasta el mes pasado.

“Pocas cuestiones son tan miserables como el hecho de cobrar un plan social sin necesitarlo”, había tuiteado el vocero en diciembre. Fue uno de los tantos mensajes propinados por Adorni, que siempre se encargó de enfatizar, casi en tono de guerra, que cobrar un plan o una asistencia sin merecerlo era una actitud despreciable, al límite del delito. Lo llegó a nombrar como “el negocio de la pobreza”.

 

 

¿Necesita, en rigor, cobrar asistencias sociales la familia del vocero, más allá de si le corresponde o no legalmente? En este link se pueden ver los topes actuales para acceder al beneficio de las asignaciones familiares. Sólo Adorni, en su fuero íntimo, sabe si los supera sumando su ingreso a los de su mujer, quien se encargó de informar públicamente cargos gerenciales y empresariales en su perfil laboral.

No obstante, si llegado el caso su familia llegara a estar dentro del tope permitido, todo “ciudadano de bien” –categoría en la que gustan incluirse los Pro-libertarios– tiene la opción de renunciar a las asistencias sociales, tal vez pensando en no sacarle el lugar a un prójimo más necesitado. Más aún un funcionario público que en sus permanentes alocuciones no oculta su desprecio por el común de los mortales que reciba alguna ayuda estatal.

Como se planteó en la nota que publicamos con pruebas y documentos oficiales, el telón de fondo apunta a develar groseras contradicciones en quienes se erigen con un discurso purista, moral, en este caso del que más vehementemente ha criticado el rol del Estado para asistir con ayudas y planes sociales a quienes lo necesitan. Escribimos: “Nada es más cercano para cualquier persona que una suma de contradicciones, la cuestión es que los libertarios no se la permiten bajo ningún modo en su juego de a todo o nada, perfección o condena, gloria o martirio”.

Una doble vara que implica mostrarse implacables hacia afuera, como cuando Milei aceleró los trámites para suspender 160.000 planes de beneficiarios que viajaron al exterior en aviones y cruceros, pero condescendientes hacia adentro, con la “gente del bien”, donde sin embargo nadie parece resistir un archivo.

 

 

 

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