Oro que reluce

La música que escuché mientras escribía

 

El mes pasado te conté que El Instituto Nacional de la Música se dirigió a los medios de comunicación para pedirles que durante la emergencia sanitaria apoyen la producción cultural argentina utilizando música nacional. Hubo alguna polémica por mi pregunta sobre qué se entiende por música nacional. Aquí tenés un buen ejemplo para seguir la discusión. En 2012, Marcelo Lombardero dirigió una puesta del Oro del Rhin en el Teatro Argentino de La Plata, con la orquesta estable dirigida por Alejo Pérez, con cantantes argentinos y de países vecinos. ¿Cómo la calificarías?

Esta es una de las tres puestas de esa primera ópera de la tetralogía de Wagner que estuve escuchando durante la semana. Las otras son las de Wolfgang Sawallisch, grabada con la orquesta del estado de Baviera en 1989 y la que realizó en 2016 la Opera North de la ciudad inglesa de Leeds. Mayor diversidad, sólo agregando asiáticos. No te propongo que escuches completas las tres, porque a dos horas y media cada una te podés embolar, aun en cuarentena. Elegí una y pispeá las otras para darte una idea.

No quiero ocultar mi simpatía por Marcelo Lombardero, de quien vi varias puestas bellísimas en el Colón (del que por un breve lapso fue director artístico) y en la pequeña sala de Hasta Trilce, en el Once de los peruanos, los senegaleses y los coreanos. El tipo toma una obra histórica y la resignifica para que dialogue con sus contemporáneos, tarea riesgosa si las hay. Además, su interpretación coincide con la que hizo George Bernard Shaw en 1898 en su libro El perfecto wagneriano. Cuentan que el treintañero Shaw pasaba horas en la Biblioteca Británica, estudiando alternativamente El capital de Marx y los libretos de Wagner. Para el gran irlandés, El oro del Rhin alude al colapso del capitalismo, que ya entonces se consideraba próximo.

 

 

El joven George Bernard Shaw.

 

 

No creas que soy experto en ninguna de estas cosas. Ocurre que me desconcertó la contradicción entre lo que percibí en la versión de los ingleses y la vulgata que circula sobre Wagner, no a partir de su obra sino del uso propagandístico que Hitler hizo de ella medio siglo después de la muerte del músico, con la exaltación de los mitos germánicos y el superhombre. En el libreto en castellano que cierra esta nota, buscá la escena tercera, en la cueva subterránea, en la que el repugnante enano Alberich expresa su plan de dominar el mundo, para el cual el oro es un instrumento fundamental. El pacto que debió aceptar para quedárselo fue renunciar al amor, pero mediante el poder que le confieren el oro que los esclavos extraen para él, el anillo forjado con ese metal y el casco que lo vuelve invisible, se propone someter al mundo de la superficie, e incluso revolcarse con todas las damas que lo desprecian. El poder como contracara del amor.

Cuando Maurizio Macrì y Víctor Santamaría me forzaron a abordar el Cohete a la Luna, decidí no darles el gusto y gozar de toda la vida que me quedara. Esta sección es una de las pruebas de ello. Me procura felicidad a mi y sé que también a muchos de ustedes. ¿Qué mejor respuesta a la mezquindad de los seres oscuros que afean la existencia? Todas las semanas La música que escuché mientras escribía está en el top ten de las notas más frecuentadas y ha llegado a tener 5.000 lectores, lo cual es impresionante para las divagaciones de un amateur sobre un asunto que tampoco es pasión de multitudes. Si no fuera por la pandemia, esta semana presentaría en la Feria del Libro una recopilación de estos artículos, que de todos modos circulará como e-book. Ya te voy a pasar las coordenadas exactas, para que no te la pierdas.

La versión de la Opera North es la única que se apiada de los espectadores mediante un sistema de proyección en pantallas que va orientando sobre el momento de la trama y el subtitulado en inglés de la música cantada en alemán. Viendo gesticular al Alberich de Jo Pohlheim (en la foto principal, ya reducido por los dioses) no pude dejar de asociarlo con el dictador nazi. Ahí me interesó conocer antecedentes y me topé con el trabajo de Bernard Shaw. También aprendí que el personaje germánico que somete a los nibelungos y se apodera del anillo es Sigfrido, pero no aparece en esta ópera sino en la tercera de la tetralogía.

La puesta en escena de los bávaros me pareció entre obvia y ramplona, todo lo contrario a las otras dos, que tienen más puntos de contacto con Las Bodas de Figaro, que Peter Sellars ambientó en un piso de la Torre Trump de Nueva York o su Don Giovanni, en el Harlem latino, aunque me parece que estas wagnerianas tienen más calidad que las lecturas algo frívolas de Mozart que hizo Sellars. (Entre paréntesis, la enorme soprano Elizabeth Schwarzkopf las comparó con dibujar monigotes sobre la Gioconda en el Louvre).

Tanto la puesta inglesa como la argentina tienen en común el aprovechamiento inteligente de recursos escasos. Los ingleses colocan a la orquesta en el escenario, porque no tienen un foso de dimensión apropiada, y la acción dramática se desarrolla entre los músicos y en las tres enormes pantallas que miran hacia el público. En cambio a los bávaros les sobran extras, vestuario, chafalonería dorada, maquillaje, que te hacen chirriar los dientes.

 

 

 

 

 

La versión de Leeds tiene un problema que también se verifica en la Tristan e Isolda con dirección musical de Barenboim y  puesta de Jean-Pierre Ponnelle: es una maravilla si sólo la escuchás o la mirás sin anteojos, pero si ves bien a René Kollo y Johanna Meier a pocos años de cumplir 50 no podés creer la pasión del amor romántico entre dos jóvenes apenas salidos de la adolescencia. Lo mismo pasa con las hijas del Rhin y con Freia, la diosa de la juventud, nada menos,  pasadas de edad y/o de peso. Sospecho que son convenciones de la época en que todos veían desde palcos o plateas, a lo sumo con la ayuda esporádica de un prismático, pero que resulta  contraproducente en la era de la imagen. Si interpreta a una joven bella, debe ser joven y bella, o no te lo cree nadie. 

 

 

Increíbles Isolda e hijas del Rhin.

 

 

Giselle Allen (derecha) como Freia, la diosa de la juventud (sic)

 

La secuencia del ascensor con que Wotan y Loge descienden a las cavernas, en la versión de Lombardero es descollante.

 

 

 

Marcelo tiene bien vista su Metrópolis y disfruta de los recursos técnicos del siglo XXI. A veces se le va la mano hacia los estereotipos de la televisión, pero eso ya es cuestión de gusto personal.

Comenzamos con la música nacional:

 

 

Seguimos con la versión de la Opera North, de Leeds.

 

 

 

Terminamos con la rutinaria interpretación bávara:

 

 

 

Y aquí tenés el libreto de Wagner, en castellano, por si querés seguir la trama en todo su detalle:

PRELUDIO

Escena primera

(En el fondo del Rin)

Woglinde
Weia! Waga!
¡Tu ola, vaga por el río!
¡Déjate llevar por el aire hasta tu cuna!
¡Wagalaweia!
¡Wallala, weiala, weia!

Wellgunde
Woglinde, ¿estás de guardia tú sola?

Woglinde
Si Wellgunde se queda, ya seremos dos.

Wellgunde
Déjame ver como mantienes la guardia.

Woglinde
¡A salvo de ti!

Folsshilde
¡Heiaha, weia!
¡Vosotras alocadas hermanas!

Wellgunde
¡Nada, Flosshilde!
¡Woglinde se escapa!
¡Ayúdame a atraparla!

Folsshilde
No guardáis muy bien
el oro durmiente;
vigilad mejor
el lecho del que duerme
o os arrepentiréis de vuestro juego.

Alberich
¡He, he, Ninfas!
¡Qué bonitas sois,
deseables criaturas!
Me acercaría a vosotras
desde la noche de Nibelheim,
si fuerais amables conmigo.

Woglinde
¡Hei! ¿Quién anda ahí?

Folsshilde
Ha oscurecido aún más, y alguien nos llama.

Wellgunde
¡Mirad quién nos está escuchando!

Woglinde; Wellgunde
¡Pfui! ¡Qué horrible!

Folsshilde
¡Guardad el oro!
Padre ya no avisó
de tal enemigo.

Alberich
¡Vosotras! ¡allá arriba!

Las tres ninfas
¿Y tú qué quieres, allá abajo?

Alberich
¿Os interrumpo vuestro juego
si me quedo aquí y os miro en silencio?
Si os metierais en el agua,
podríamos jugar y hacer broma,
y eso sería suficiente diversión para un Nibelungo.

Woglinde
¿Quiere jugar con nosotras?

Alberich
¡Qué relucientes y rubias
os hace esta luz!
¡Cómo me gustaría abrazar
a una de vosotras, sílfides,
si os dejarais caer hasta aquí abajo!.

Folsshilde
¡Ahora si que me río de mi propio miedo!
Nuestro enemigo está enamorado.

Wellgunde
¡Será indecente esta cabra vieja!

Woglinde
Le daremos una lección.

Alberich
¡Baja ya!.

Woglinde
Acércate a mí.

Alberich
¡Fango liso,
sucio y escurridizo!
¡Cómo resbala!
Ni con las manos, ni con los pies
podré cazar o agarrar
a esas deliciosas anguilas.
La humedad se me ha metido por la nariz:
¡malditas sean
las ganas de estornudar!

Woglinde
Aquí llega balbuceando
un esplendoroso pretendiente.

Alberich
¡Si mi novia,
encantadora niña!.

Woglinde
Si quieres hacerme la corte,
házmela aquí.

Alberich
¡Oh, querida! ¿Huyes de mí?
¡Regresa!
Para mí fue difícil llegar hasta aquí,
pero para ti fue tan fácil.

Woglinde
Baja hasta el fondo.
Seguro que allí me atraparás.

Alberich
Mejor será que baje

Woglinde
Y ahora ¡arriba!

Wellgunde, Folsshilde
¡Ja, ja, ja, ja …!

Alberich
¿Cómo puedo atrapar en su vuelo
a este tímido pez?
¡Espera, falsa criatura!

Wellgunde
¡Ay, estimado!
¿No me oyes?

Alberich
¿Me estás llamando?

Wellgunde
Déjame que te de un consejo:
persígueme a mí,
y evita a Woglinde.

Alberich
Tú eres aún más encantadora
que esa tímida muchacha
que brilla menos y
es demasiado resbaladiza.
Sólo has de sumergirte un poco más,
si quieres satisfacerme.

Wellgunde
¿Ya estoy cerca de ti?

Alberich
No lo suficiente.
Entrelázame con esos finos brazos
para que así,
yo pueda tocarte el cuello y acariciarte.
Déjame que acaricie
y abrace con pasión tus firmes pechos.

Wellgunde
¿Acaso estás enamorado
y ansías amor?
Veamos, belleza
qué aspecto tienes
¡Ag! ¡Payaso,
jorobado y peludo!
Enano negro,
calloso y sulfuroso,
búscate una novia
a la que le gustes.

Alberich
Aunque no sea de tu agrado,
todavía te estoy abrazando.

Wellgunde
Pues, mejor que aprietes o me escaparé nadando.

Woglinde, Folsshilde
¡Ja, ja, ja, ja, ja…!

Alberich
¡Niña mentirosa!
¡Frígida, pez que sólo tiene espinas!
Si yo no te resulto encantador,
guapo y travieso,
de piel brillante y alegre…
vete a tontear con anguilas,
si mi piel te repugna.

Folsshilde
¿Por qué estás refunfuñando, gnomo?
¿Ya te has desanimado?
Has hecho la corte a dos de nosotras.
Si se lo pidieras a la tercera,
ella te daría
dulce consuelo.

Alberich
¡Qué canción más hermosa me cantas!
¡Qué bien que seáis más de una!
Con tantas que hay,
a alguna le he de gustar;
una sola no me querría.
Si quieres que te crea,
deslízate hasta aquí abajo!.

Folsshilde
¡Qué tontas sois, hermanas,
por no pareceros atractivo!.

Alberich
Debo pensar
que son tontas y odiosas pues,
desde que te he visto tú me pareces la más bonita.

Folsshilde
¡Oh, sigue cantándome
tan dulce y finamente:
¡cómo me suenan a gloria tus palabras!.

Alberich
Mi corazón se para,
se estremece y se desgasta
al oír cumplidos tan exquisitos.

Folsshilde
¡Tus encantos son
una bendición para mis ojos,
tu tierna sonrisa
me refresca el espíritu!
¡Hombre encantador!.

Alberich
¡La más dulce de las doncellas!

Folsshilde
¡Si fueras amable conmigo!

Alberich
¡Podría abrazarte por siempre!

Folsshilde
Tu mirada marchita,
tu barba incipiente.
¡Cómo podría mirarla y agarrarla por siempre!
Flosshilde por siempre
debería acariciar
los fuertes mechones de tu pelo erizado!.
¡Oh, cómo podría yo,
asombrada y sin habla,
ver y oír tan sólo
tu forma de renacuajo y tu voz de rana!

Woglinde, Wellgunde
¡Ja, ja, ja, ja …!

Alberich
¿Os estáis riendo maliciosamente de mi?

Folsshilde
¡Así de fácil acaba la canción!

Woglinde, Wellgunde
¡Ja, ja, ja, ja, ja…!

Alberich
¡Dios mío, Dios mío!
¡Qué triste! ¡Qué triste!
La tercera que era tan amable.
¿Cómo ha podido defraudarme?
¡No sois más que un grupo despreciable,
malicioso, lascivo y diabólico!
¿Acaso os alimentáis tan sólo de mentiras,
Ninfas desleales?

Las tres ninfas
Wallala! Lalaleia! Leialalei!
¡Heia! ¡Heia! ¡Haha!
¡Qué vergüenza gnomo!
No te vayas refunfuñando allá abajo.
¡Escucha lo que te decimos miserable muchacho!
¿Por qué no abrazaste fuerte
a la muchacha que amabas?
Nosotras somos fieles y no engañamos
al pretendiente que nos consiga.
¡Sólo tienes que tender la mano y no tener miedo!
En el agua no escaparemos con facilidad.
¡Wallala! ¡Lalaleia! ¡Leialala!

Alberich
¡Cómo me quema y enrojece
en mis miembros la ardiente pasión!
Una furia y un amor salvaje
y poderoso me levantan los ánimos.
Aunque os riáis y mintáis,
yo os deseo y anhelo y,
una de vosotras ha de rendirse ante mi.
¡Ojalá mi puño pudiera coger a una de ellas!.
(Una luz cada vez más brillante penetra hasta el fondo a través de las aguas, y cuando toca la roca central, una mágica luz dorada resplandece sobre las aguas circundantes).

Woglinde
¡Mirad hermanas!
El sol naciente hace sonreír a las profundidades.

Wellgunde
A través de las aguas verdes,
da la bienvenida al que duerme tan encantadoramente.

Folsshilde
Ahora le besa los párpados
para que sus ojos se abran.

Wellgunde
Mirad cómo sonríe
en la luz brillante.

Woglinde
Ahí entre las aguas
fluye el rayo luminoso.

Las tres ninfas
¡Heiajaheia!
¡Heiajaheia!
¡Wallalallalala, leiajahei!
¡Oro del Rin!
¡Oro del Rin!
¡Alegría radiante!.
¡De qué manera tan brillante y grande te ríes!
Brillo ardiente dejas a tu paso.
¡Heiajaheia!
¡Heiajaheia!
Despiértate, amigo,
despiértate contento.
Maravillosos juegos
jugamos para ti.
El río tiembla,
las aguas arden y
nosotras nos sumergimos junto a ti,
cantando y bailando,
bañándonos solemnemente alrededor de tu lecho.
¡Oro del Rin!
¡Oro del Rin!
¡Heiajaheia!
¡Wallalaleia, heiajahei!

Alberich
¿Qué es eso, criaturas de piel brillante,
que tanto brilla y resplandece allí?

Las tres ninfas
¿Tú de dónde sales paleto,
que nunca has oído hablar del Oro del Rin?

Wellgunde
¿Acaso el gnomo no sabe nada
de los ojos dorados
que alternativamente duermen y despiertan?.

Woglinde
¿De la maravillosa estrella
de las profundidades del Río
que grandemente resplandece entre las olas?

Las tres ninfas
¡Mira con que alegría
nos deslizamos por el rayo luminoso!
Si, tú cobarde,
quieres bañarte en él,
tendrás que nadar y disfrutar con nosotras.
Wallalalala leialalei!
Wallalalala leiajahei!

Alberich
¿Son vuestros juegos submarinos
el único fin del oro?
A mí, me sería de poca utilidad.

Woglinde
La pureza del oro
no despreciarías
si supieras la magia que contiene.

Wellgunde
La Riqueza del mundo
podría ser para aquél
que con el Oro del Rin
hiciera un anillo
que le otorgaría un poder incalculable.

Folsshilde
Así nos lo contó nuestro padre,
y nos ordenó que,
con inteligencia,
guardáramos el brillante tesoro
para que ningún embustero lo robara de las aguas:
así que, callaos, banda de cotorras.

Wellgunde
Oh tú, la más inteligente de las hermanas,
¿en serio nos acusas?.
¿No sabes a quién únicamente
podemos entregar el oro
para que lo forje?

Woglinde
Sólo a aquél que solemnemente
abjure del poder del amor,
a aquél que renuncie
a los placeres del amor,
sólo aquél recibirá la magia
para forjar un anillo con el oro.

Wellgunde
Entonces, estamos a salvo
y no debemos preocuparnos por nada,
porque todo aquello que tiene vida,
quiere amar: nadie renunciará al amor.

Woglinde
Y él, el gnomo lascivo,
menos que nadie.
De ansia amorosa
el podría consumirse.

Folsshilde
Yo no le temo,
cuando lo encontré,
el deseo de su amor
casi me quemó.

Wellgunde
Con su amor despreciado,
salió corriendo como
una flecha ardiente, echando chispas.

Las tres ninfas
¡Wallala! ¡Wallaleialala!
Queridísimo gnomo
¿Tú no te ríes?
¡Bajo la luz dorada,
tu belleza brilla!
¡Venga, estimado,
ríete con nosotras!
¡Heiajaheia! ¡Heiajaheia!
¡Wallalalala leiajahei!

Alberich
¡Señor del mundo!
¿No podrías ayudarme?
¿Si no puedo conseguir el amor,
podría de manera astuta, conseguir la felicidad?
¡Seguid riendo!
¡El Nibelungo está muy cerca de vuestro juguete!.

Las tres ninfas
¡Heia, heia! ¡Heiajahei!
¡Ponéos a salvo!
¡El gnomo se ha vuelto completamente loco!
Las aguas echan espuma
allí donde él pisa:
El amor le ha trastornado!

Alberich
¿Todavía no tenéis miedo?
¡Pues, escondéos en la oscuridad,
húmedas criaturas!
¡Yo apago vuestra luz,
arranco el oro de la roca
y forjo el anillo de la venganza!
¡Que las aguas lo oigan:
maldigo al amor!.

Folsshilde
¡Detente, ladrón!

Wellgunde
¡Salva el oro!

Woglinde, Wellgunde
¡Socorro, socorro!

Las tres ninfas
¡Desgracia, desgracia!

 

 

 

Escena segunda

(Un espacio abierto en la cima de una montaña)

Fricka
Wotan, esposo, despierta!

Wotan
La entrada sagrada del placer
tiene verjas y puertas que me guardan:
honor de hombre,
eterno poder,
tiende tu mano a la fama sin límites.

Fricka
¡Levántate!
Deja de soñar con placenteras ilusiones.
¡Despierta esposo y reflexiona!

Wotan
¡La eterna tarea acabada!
Sobre la cima de la montaña
se alza la fortaleza de los dioses:
¡gloriosamente se contonea
el resplandeciente edificio!
¡Tal como lo imaginé en mis sueños,
tal como lo deseé,
fuerte y hermoso se muestra;
majestuoso, maravilloso edificio!

Fricka
¿Tan sólo te produce alegría?
A mí me da miedo.
La fortaleza a ti te causa placer,
y yo temo por Freia.
Hombre poco precavido,
recuerda el precio estipulado.
La fortaleza está acabada,
ahora hay que pagarla.
¿Acaso has olvidado lo que prometiste?

Wotan
Bien sé lo que estipularon
aquellos que construyeron la fortaleza.
Mediante un contrato,
llegué a domar a esa raza de insolentes
y les hice construir para mí
esta gloriosa casa.
Ahora, ahí se alza, gracias a su fuerza.
Y por el precio no te preocupes.

Fricka
¡Oh imprudencia desenfrenada
que ahora te ríes de nosotros!
Si yo hubiera sabido tu contrato,
habría evitado el fraude.
Pero, vosotros los hombres
mantenéis deliberadamente
a las mujeres a distancia,
para no tener que oírnos
y así poder, con tranquilidad,
ofrecernos a los gigantes.
Después, sin ninguna vergüenza,
sin reflexionar les ofreciste Freia,
mi encantadora hermana,
y te alegraste con el malvado trato.
Hombres duros,
¿qué tenéis de sagrado y de valor
cuando perseguís el poder con tanta ansia?

Wotan
¿No era el mismo ansia de poder
que Fricka demostraba cuando ella misma
me suplicaba que construyera el edificio?

Fricka
El preocuparme por tu fidelidad
me hace pensar con tristeza,
como conservarte a mi lado,
cuando eres apartado de mi a tierras lejanas:
una espléndida casa,
repleta de muebles preciosos,
te obligaría
a quedarte y descansar.
En cambio tú, cuando la construiste,
sólo pensabas en defensas y murallas,
que aumentarían tu dominio y poder,
pero los únicos disturbios que han habido
desde que se levantó la torre de la fortaleza
han sido las tormentas.

Wotan
Esposa, aunque quisieras
mantenerme en la fortaleza,
debes aceptar que, como un Dios,
incluso confinado en el castillo,
debo abatir el mundo exterior.
Oscilante y cambiante
es el amor de todos los que tienen vida.
Este es un pasatiempo al que nunca renunciaré.

Fricka
¡Esposo desagradable
y poco cariñoso!
¿Serías capaz de tirar, con burla blasfema,
el amor y el valor de una mujer,
para ganar poder y dominio,
que no son más que juguetes sin valor?

Wotan
Cuando te conseguí por esposa,
tuve que renunciar
a uno de mis ojos para cortejarte.
¡Qué ridículo es que me riñas ahora!
Honro a las mujeres incluso más de lo que a ti te gustaría.
Y en cuanto a la querida Freia,
no renunciaré a ella.
Nunca tuve la intención de hacerlo.

Fricka
Entonces, protégela ahora:
indefensa, viene corriendo hasta aquí
en busca de ayuda.

Freia
¡Ayúdame, hermana!
¡Protégeme, cuñado!
Desde aquellas montañas
Fasolt me amenaza
con venir a buscarme.

Wotan
¡Deja que amenace!
¡No has visto a Loge!

Fricka
¡Siempre prefieres
confiar en ese estafador!
Muchas malas pasadas nos ha hecho,
y él te sigue cautivando.

Wotan
Cuando el simple coraje es suficiente,
nunca pido nada a nadie.
Pero cuando hay que sacar provecho
de los celos hostiles,
sólo se puede recurrir
a la astuta sutileza del hábil Loge.
El me convenció de que hiciera el trato,
y me prometió que libraría a Freia:
ahora sólo puedo confiar en él.

Fricka
¡Y él te ha dejado en la estacada!
Los gigantes se acercan
a grandes zancadas:
¿qué ha sido de tu astuto ayudante?

Freia
¿Dónde están ahora mis hermanos
cuando necesito su ayuda
después de que mi cuñado,
aprovechándose de mi debilidad,
me ofreciera como recompensa?
¡Ayúdame, Donner!
Aquí, ven aquí,
¡Salva a Freia, mi Froh!.

Fricka
Te traicionaron con un pacto malvado
y ahora se esconden.

Fasolt
Suavemente cerraste
tus ojos soñolientos,
mientras nosotros dos,
sin dormir, construimos la fortaleza.
Trabajando duro,
pero sin cansarnos nunca,
amontonamos una gran cantidad
de piedras:
una torre alta,
una puerta y una verja
cubren y enclaustran
la entrada del esbelto castillo
¡Brillante y luminoso
bajo la luz del alba,
ahí se alza
lo que hemos levantado para ti:
ahora, entra
y páganos lo que nos debes!

Wotan
¡Decid un precio: buena gente!
¿Qué tenéis pensado pedirme?

Fasolt
Ya te exigimos antes
lo que pensamos era apropiado.
¿Cómo puedes tener tan vaga memoria?
A Freia la rubia,
Holda la libre,
habíamos acordado
que nos llevaríamos a casa

Wotan
¿Os habéis vuelto locos
con vuestro trato?
Ya podéis pensar en otra recompensa,
pues yo no puedo vender a Freia.

Fasolt
¡Ja! ¡Qué estás diciendo?
¿Estás planeando traicionarnos?
¿Traicionar nuestro acuerdo?
¿Acaso los símbolos de un pacto sellado
son para ti como las marcas de tu lanza,
tan sólo una broma?.

Fafner
¡Queridísimo hermano!,
¿te das cuenta ahora, tonto del engaño?

Fasolt
Tú, hijo de la luz,
que eres fácil de persuadir,
escucha y vete con cuidado:
¡manténte fiel a tu pacto!
Lo que eres
no es más que gracias a los pactos.
Tienes cualidades para el poder
y lo dispensas bien.
Nos ganas en astucia e inteligencia,
y nos obligaste a nosotros,
que éramos libres,
a mantener paz.
Pero maldeciré todos tus conocimientos
y renunciaré a tu paz,
si no sabes o no puedes aceptar,
de manera noble y libre,
cómo mantenerte fiel a un pacto.
Un gigante estúpido
te da este consejo;
apréndelo de mí, como ya antes aprendiste uno.

Wotan
¡Qué astuto resulta tomarse tan en serio
lo que tan sólo pactamos en broma!
¿De qué os serviría a vosotros, brutos,
la encantadora diosa,
radiante y luminosa?

Fasolt
¿Té estás riendo de nosotros?
¡Oh, qué injusticia!
¡Vosotros raza gloriosa
y resplandeciente que gobernáis
gracias a vuestra belleza,
con cuanta vanidad
anheláis torreones de piedra,
y a cambio de una fortaleza
concedéis la belleza de una mujer como prenda!
¡Cómo podríamos nosotros con nuestros torpes trabajos
y nuestras manos callosas y sudorosas,
conseguir una mujer rubia y gentil
que quiera vivir con nosotros pobres criaturas!
¿Y ahora te atreves a invalidar el trato?

Fafner
¡Deja ya de decir tonterías!
Así no iremos a ninguna parte
¡La custodia de Freia
tiene algún valor,
pero más tiene
apartarla de los dioses!.
Manzanas doradas
crecen en su jardín,
y sólo ella
sabe cómo cuidarlas.
El comerse la fruta
bendice a los de su raza
con eterna e inmutable juventud.
Pero esa juventud floreciente empezará a decaer,
enferma y pálida,
y débiles y ancianos desaparecerán,
si no tienen a Freia.
Por ello, no deja que sea secuestrada.

Wotan
Loge se retrasa demasiado

Fasolt
Decídete rápido

Wotan
Pensáos otra recompensa

Fasolt
No queremos ninguna otra: sólo a Freia

Fafner
¡Tú, síguenos!

Freia
¡Ayudadme! Salvadme de estos ordinarios.

Froh
¡Ven a mí, Freia!
¡Aléjate de ella, imprudente muchacho!
¡Froh protegerá su belleza!

Donner
Fasolt y Fafner
¿Acaso no habéis probado todavía
el golpe de mi martillo?

Fafner
¿Para qué nos amenazas?

Fasolt
¿Por qué nos presionáis?
No hemos venido a buscar pelea,
sino nuestra recompensa.

Donner
Muchas veces os he pagado
por vuestro trabajo.
¡Venid aquí y dejad que ahora
os pague lo que os merecéis!

Wotan
¡Para salvaje!
¡No hagas nada por la fuerza!
¡La punta de mi lanza
protegerá el pacto!
¡Guárdate tu martillo!

Freia
¡Oh, que horror!
¡Wotan me abandona!

Fricka
¿Oigo bien lo que dices,
hombre cruel?

Wotan
¡Aquí está Loge, por fin!
¿Has venido corriendo
para mantener tu promesa y
cancelar sin problemas el trato?

Loge
¿Qué? ¿Qué trato hice yo?
¿El que tú pactaste con los gigantes
durante el concilio?
Por propia voluntad vivo
en los abismos y alturas;
casa y hogar no me interesan.
Donner y Froh
sí piensan en alojamiento y vivienda.
Si decidieran casarse
se conformarían con una simple casa.
Pero, ¡una casa majestuosa,
un poderoso castillo,
era lo que Wotan deseaba!
Casa y patio,
entrada y castillo,
la noble fortaleza
ya está construida… y es fuerte.
Yo mismo comprobé
el radiante muro,
y examiné con cuidado
si toda ella era firme y segura.
Hallé a Fasolt y Fafner
dignos de confianza:
ni una sola piedra se mueve.
A diferencia de otros de por aquí,
yo no me estuve sin hacer nada.
¡Ese que está tumbado
es el que me acusa de holgazán!

Wotan
Con que astucia
evitas contestarme.
Vete con cuidado
si no quieres traicionar mi confianza.
De entre todos los dioses,
yo soy tu único amigo;
yo te acogí
cuando los demás no se fiaban de ti.
Ahora habla y aconséjame inteligentemente.
Sabes que no fue otra cosa que tu juramento
de liberar a la noble prenda
lo que me empujó a dar mi consentimiento,
cuando los constructores del castillo,
me pidieron a Freia como pago por su trabajo.

Loge
Planear con sumo cuidado como liberarla:
eso es lo que prometí.
Pero, que yo mismo encontraría
aquello que ni tan sólo existe
ni nunca puede ser alcanzado:
¿cómo podría prometer nadie tal cosa?

Fricka
¡Mira en que granuja tan traicionero
has confiado!

Froh
Te llamas Loge,
pero yo te llamo mentiroso.

Donner
¡Llama maldita,
yo te apagaré!

Loge
Para encubrir su deshonra,
los tontos abusan de mí.

Wotan
¡Dejad a mi amigo en paz!
Desconocéis el arte de Loge.
Mucho ha de valer
su buen consejo
cuando tanto duda en darlo.

Fafner
¡No dudéis más!
¡Pagad de una vez!.

Fasolt
Este pago se está retrasando mucho.

Wotan
¡Ahora, escúchame, muchacho testarudo!
¡Mantén tu palabra!
¿Dónde has estado yendo de aquí para allá?

Loge
¡Ingratitud es siempre
la recompensa de Loge!
Preocupado sólo por ti,
he buscado y he registrado,
con febril obsesión
todos los rincones de la tierra,
para encontrar a Freia una sustituta,
que agradara a los gigantes.
Busqué en vano,
y ahora lo veo todo claro:
no hay nada en toda la esfera de todos los mundos
que sea tan apreciado por los hombres,
que pueda sustituir
el valor y la belleza de una mujer.
Allí donde había vida y aliento,
en tierra, en mar y en aire,
allí pregunté a muchos;
por todas partes pregunté,
dondequiera que las fuerzas
de la naturaleza se movieran y
las semillas fermentaran:
¿qué podrían considerar los hombres más poderoso
que la belleza y el valor de una mujer?.
Pero nada que tuviera vida y aliento
se rió de mi astuta pregunta:
en tierra, en mar y en aire,
nadie renunciaría al amor ni a las mujeres.
Sólo a un hombre vi
que había jurado rechazar el amor:
a cambio de oro brillante,
había renunciado a los favores de una mujer.
Las transparentes hijas del Rin
me contaron su desgracia:
el Nibelungo, duende de la Noche,
en vano buscaba los favores de las sirenas;
y entonces el ladrón
les robó el Oro del Rin como venganza:
ahora lo considera su más valiosa posesión,
incluso más noble que los encantos de una mujer.
Por su radiante juguete,
robado de las profundidades del río,
las sirenas se quejaron a mí:
a ti, Wotan, apelan
para que el ladrón responda de su robo
y devuelva el oro a las aguas,
y así permanezca junto a ellas por siempre.
Prometí a las sirenas que te informaría de ello:
ahora, Loge, ha cumplido su palabra.

Wotan
¡Si no eres malvado
eres tonto!
Ves que tengo problemas:
¿cómo puedo ofrecer ayuda a otros?

Fasolt
Le envidio ese oro al gnomo.
El Nibelungo nos ha hecho mucho daño
pero, con astucia, el enano
siempre logra escapar de nuestras garras.

Fafner
Nuevas fechorías
contra nosotros planeará el Nibelungo,
si el oro le otorga poder.
Tu Loge,
dinos sin mentir:
¿cuál es la gran utilidad del oro,
ya que el Nibelungo no necesita nada más?

Loge
No es más que un juguete
en las profundidades del agua,
una alegría para niños sonrientes,
pero si con él se forjara un anillo,
aquel que lo poseyera
adquiriría el mayor de los poderes y
se haría con el mundo.

Wotan
Del Oro del Rin
he oído decir:
amuletos de fortuna
se esconden en su llama brillante;
se pueden hacer innumerables tesoros
y poder con un anillo.

Fricka
¿Podrían utilizarse
las gemas brillantes
del dorado juguete
como hermosos ornamentos para las mujeres?

Loge
La fidelidad del marido
podría controlar una esposa,
que con elegancia,
llevara puestas las gemas brillantes,
que resplandecen como si enanos
las hubieran forjado hechizados por el anillo.

Fricka
¿Podría mi marido
conseguir este oro para sí mismo?

Wotan
Me parece sensato
hacerme con el anillo.
Pero Loge
¿cómo puedo aprender el arte de la forja?
¿cómo puedo forjar la gema?

Loge
Un mágico hechizo
convierte el oro en un anillo.
Nadie lo conoce,
pero alguien que lo podría conseguir es aquel
que renuncie al amor sublime.
Tú, prefieres no hacerlo,
y además ya es demasiado tarde para ti.
Alberich no lo dudó.
Sin ningún miedo
se hizo con el control del hechizo:
el anillo pasó a ser suyo.

Donner
Absoluto poder
sobre nosotros tendría el enano
si no se le arrancara el anillo.

Wotan
Debo poseer el anillo.

Froh
¡Tan fácil como guiñar un ojo!
¡Juego de niños! ¡No se necesita mi astucia!

Wotan
¡Pues dinos cómo!

Loge
¡Robándolo!
Se le roba al ladrón
lo que el ladrón robó.
¿Acaso hay otra manera más simple de conseguir propiedades?
Pero con siniestras defensas
Alberich guarda su oro.
Debes actuar
con inteligencia y sutileza
si quieres traer al ladrón ante la justicia y
devolver a las Ninfas del Rin
su brillante juguete,
el oro, pues eso es lo que ellas te suplican.

Wotan
¿Las Ninfas del Rin?
¿Qué tiene de bueno ese consejo?

Fricka
No quiero saber nada
de esa progenie acuática:
a más de un hombre
- para mi pesar -
han seducido con sus baños lujuriosos.

Fafner
Créeme, con ese oro resplandeciente
ganamos más que con Freia.
También adquiere juventud eterna
aquél que controle la magia del oro.
Escucha, Wotan, lo que nosotros,
que estamos esperando nuestra recompensa, te decimos:
Freia se puede quedar en paz aquí contigo.
He conseguido acordar un simple pago:
a nosotros, gigantes ordinarios,
nos basta con el oro brillante del Nibelungo.

Wotan
¿Habéis perdido la razón?
¿Acaso os puedo ofrecer aquello que no poseo,
muchachos desvergonzados?

Fafner
Resultó muy duro construir
esa fortaleza de ahí:
a ti te resultará más fácil,
con habilidad y fuerza
(que nosotros jamás hemos tenido en los combates)
vencer al Nibelungo.

Wotan
¿Por vosotros debo esforzarme
en vencer al gnomo?
¿Por vosotros debo capturar al enemigo?
Mi deuda os ha convertido en idiotas,
sin vergüenza
y demasiado avaros.

Fasolt
¡Ven aquí, muchacha!
Estás en nuestro poder.
Ahora síguenos como rehén
hasta que nos paguen por tu rescate.

Freia
¡Oh, oh, oh!

Fafner
¡Alejaos!
¡Dejad que nos la llevemos!
Hasta la noche - escuchad bien -
nos la quedaremos como rehén.
Volveremos.
Pero cuando volvamos, si el rescate,
el brillante y resplandeciente Oro del Rin
no está ante nosotros …

Fasolt
… entonces, se habrá acabado el tiempo.
Freia será la prenda:
nos seguirá por siempre.

Freia
¡Hermana! ¡Hermanos!
¡Salvadme! ¡Ayudadme!

Froh
¡Venga, tras ellos!

Donner
¡Acabad con todo!

Freia
¡Salvadme! ¡Ayudadme!

Loge
¡Con dificultad van subiendo las colinas
y bajando los valles!
Entre los vados del Rin
los gigantes se abren paso.
Nada contenta,
Freia cuelga de sus ásperas espaldas.
¡Heia, hei!
¡Qué bandazos van dando los tontos!
Con pasos pesados atraviesan el valle.
En la frontera con el País de los Gigantes,
harán su primera parada.
¿Por qué está Wotan tan pensativo?
¿Qué les pasa a los gloriosos dioses?
¿Acaso me engaña la niebla?
¿Me está tomando el pelo un sueño?
¡Qué temerosos y pálidos os habéis vuelto de repente!
No hay color en vuestras mejillas,
se os ha apagado el brillo de los ojos.
¡Anímate, Froh, aún es pronto!
De tu mano, Donner, se te cae el martillo.
¿Qué le ocurre a Fricka?
¿No le gusta el gris entrecano de Wotan
que, de repente, le hace parecer mayor?

Fricka
¡Dios mío, oh Dios mío!
¿Qué ha ocurrido?

Donner
Mi mano se debilita

Froh
¡Mi corazón deja de latir!

Loge
¡Ahora lo sé!
Escuchad lo que os falta.
Hoy no habéis comido la fruta de Freia,
las doradas manzanas de su jardín
os hacen vigorosos y jóvenes
cuando las coméis cada día.
Pero ahora, se han llevado al guardián
del jardín como prenda,
y en las ramas, la fruta se seca y marchita.
Pronto se pudrirá y caerá.
A mí me importa menos.
Freia siempre fue mezquina conmigo
al negarse a darme la fruta preciada,
porque no soy más que la mitad
de lo que vosotros, gloriosos dioses, sois.
Sin embargo,
os lo jugasteis todo con el fruto que rejuvenece.
Los gigantes bien lo sabían.
Apostaron por vuestras vidas,
y ahora intentan mantener la apuesta.
Sin las manzanas, anciana y pálida,
canosa y digna de compasión,
marchita morirá la raza de los dioses,
¡un chiste que hará reír a todo el mundo!

Fricka
Wotan, esposo,
hombre desafortunado
¡Mira cómo tu risa frívola
nos ha traído a todos nosotros
abuso y deshonra!

Wotan
Venga Loge,
baja conmigo.
A Nibelheim iremos;
conseguiré el oro.

Loge
Las Ninfas del Rin
apelaron a ti.
¿Crees que les gustará tener compañía?

Wotan
¡Calla, charlatán!
Freia, toda bondad,
ha de ser liberada.

Loge
Si tú lo ordenas,
con placer te obedeceré
yendo directo:
¿Iremos siguiendo el Rin?

Wotan
¡No, no seguiremos el Rin!

Loge
Entonces vayamos
por esa grieta sulfurosa:
atraviésala conmigo.

Wotan
El resto quedáos aquí
hasta la noche:
la juventud os devolveré
con el oro redentor.

Donner
¡Adiós Wotan!

Froh
¡Buena suerte! ¡Buena suerte!

Fricka
Regresa pronto
a los brazos de tu ansiosa esposa.

 

 

 

Escena tercera
(Una cueva subterránea.)

Alberich
¡Hehe! ¡hehe!
¡Aquí, aquí!
¡Hábil enano!
Te haré mucho daño
si no acabas de hacer a tiempo
la delicada y laboriosa
tarea que te ordené.

Mime
¡Ohe! ¡Ohe!
¡Ay, ay!
¡Déjame!
Ya está listo,
tal como lo ordenaste;
ya está acabado,
con mucho esfuerzo y sudor.
¡Sácame las uñas de las orejas!

Alberich
¿Por qué dudas tanto
y no me lo enseñas?

Mime
Yo, pobre de mí,
dudaba por si faltaba algo.

Alberich
¿Acaso no está listo?

Mime
¡Así, así!

Alberich
¿Cómo que así, así?
Dame lo que hayas hecho.
Mira, granuja,
todo forjado
y preparado
tal como lo ordené.
¿Acaso el pobre desdichado
quería engañarme y
quedarse con el espléndido objeto
que mi astucia le enseñó a forjar?
Ladrón idiota, ¿te he descubierto?
Mi cabeza se ajusta al casco.
¿Funcionará el hechizo?
"La noche y la niebla
no parecen nada"
¿Me puedes ver hermano?.

Mime
¿Dónde estás? No te veo.

Alberich
Pues tócame,
villano gandul.
¡Toma esto por haber querido robarme!

Mime
¡Ohe! ¡Ohe!
¡Ay, ay, ay!

Alberich
¡Ja, ja, ja, ja, ja!
¡Gracias, imbécil.
Has conseguido hacer un buen trabajo.
¡Hoho, hoho!
vosotros, todos los Nibelungos,
ahora os inclinareis ante Alberich.
El está presente en todas partes,
y os está observando.
Ya habéis descansado
y reposado lo suficiente.
Ahora, debéis trabajar para él,
cuando no le podéis ver;
cuando menos le esperéis,
estad alerta por si aparece.
Por siempre seréis sus súbditos.
Escuchad cómo se acerca
el Señor de los Nibelungos.

Loge
Aquí está Nibelheim.
¿Qué es esa brillante ráfaga de luz
que resplandece entre la pálida niebla?

Mime
¡Ay, ay, ay!

Wotan
Alguien está gimiendo allí.
¿Quién se halla entre las rocas?

Loge
Tú, monstruo ¿por qué estás lloriqueando?

Mime
¡Ohe! !Ohe!
¡Ay, ay!

Loge
¡Hola, Mime, alegre enano!
¿Qué es lo que tanto te atormenta y duele?

Mime
¡Déjame en paz!

Loge
No sólo te dejaré en paz con placer,
sino que además, escúchame bien,
te ayudaré, Mime.

Mime
¿Quién puede ayudarme?
Debo obedecer
a mi propio hermano
que me tiene encadenado.

Loge
¿Qué le dio el poder
para poder encadenarte, Mime?

Mime
Con habilidad astuta,
Alberich hizo un anillo de oro,
con el Oro del Rin.
Ante su poderosa magia
temblamos de asombro.
Con él, se impone sobre nosotros,
nocturna raza de Nibelungos.
Antes, herreros despreocupados,
fabricábamos adornos
para nuestras mujeres,
maravillosas joyas,
hermosos juguetes para los Nibelungos;
con alegría nos reíamos de nuestro trabajo.
Ahora el villano nos fuerza
a meternos en cuevas
para trabajar sólo para él.
Gracias al oro del anillo,
su avaricia descubre dónde,
entre las grietas,
se esconden nuevos filones de oro.
Nosotros tenemos que buscarlos,
encontrarlos y picarlos para sacar el oro;
fundir lo que hallamos
y forjar las piezas sin descanso
ni reposo para aumentar el tesoro de nuestro amo.

Loge
¿Y es tu holgazanería
lo que ha provocado su enfado?

Mime
¡Dios mío, pobre de mí!
A mí me destinó la tarea más dificultosa.
Me pidió que le soldara y forjara un casco,
y me dio órdenes precisas
de cómo hacerlo.
Me fijé bien en el extraordinario poder
que poseía la pieza que,
con el metal, había construido.
Y planeé quedarme con el casco
para así gracias a su magia,
poder escapar de la tiranía de Alberich.
Sí, quizás así,
podría burlarme de sus exigencias,
atraparlo en mi poder,
arrancarle el anillo y,
como ahora soy esclavo de su voluntad,
liberarme y convertirme en su señor.

Loge
¿Y cómo es que, tan sabio que pareces,
tu plan no resultó?

Mime
¡Ay!, porque aunque lo intenté,
no recité bien el hechizo
que me habría permitido vencerle.
El que me ordenó el trabajo
y después me lo arrancó de las manos,
me ha enseñado, ¡Oh, Dios mío!
Demasiado tarde,
que habilidades posee el casco.
Desapareció de mi vista.
Más, para suerte o desgracia,
sin ser visto,
puede dirigir un brazo
contra el ciego que no puede verle.
¡Y, tonto que soy, así le obligué
a darme las gracias por mi trabajo!.

Loge
He de admitir que nuestra captura
no resultará fácil.

Wotan
Pero, el enemigo se rendirá
si tu astucia nos ayuda.

Mime
Ya que me hacéis tantas preguntas,
contestadme extranjeros: ¿quiénes sois?

Loge
Tus amigos.
Liberaremos a los Nibelungos
de sus problemas.

Mime
¡Id con cuidado!
Alberich viene hacia aquí.

Wotan
Y aquí le esperaremos.

Alberich
Aquí, allá,
¡Hehe! ¡Hoho!
vosotros, banda de holgazanes,
amontonar el tesoro.
Ese de ahí. ¡Levántate!
Continuad con el hierro.
¿Necesitáis que os ayude?
¡Todo, ponedlo todo ahí!
¡Hei!, ¿quién hay ahí?
¿Quién ha entrado aquí?
Tú, Mime, canalla pordiosero, ven aquí.
¿Has estado de cháchara
con este par de vagabundos?
¡Marcháos, holgazanes!
¡A las forjas y los moldes!
¡Hei, empezad a trabajar!
¡Marcháos todos!. ¡De prisa!.
Hacedme más oro de los nuevos filones.
Mi látigo os alcanzará
si no picáis rápido.
Para asegurarme de que todos trabajáis,
Mime se quedará como prenda,
y lo pagará con mi látigo si no lo hacéis.
Creo que sabe bien
que estoy al acecho en todas partes,
incluso allí donde nadie puede verme
¿Todavía estáis aquí sin hacer nada?

(Se saca el anillo del dedo, y lo alza con voz amenazadora.)

¡Temblad y estremecéos,
muchedumbre servil!
¡Obedeced sin demora
al señor del anillo!
¿Qué queréis aquí parados?

Wotan
De la nocturna tierra de los Nibelungos
hemos oído rumores:
que Alberich hace obras
que parecen milagros maravillosos;
y hasta aquí nos trajo como invitados la avaricia
para poder deleitarnos con ellas.

Alberich
Hasta Nibelheim
os condujo la envidia;
creedme que os conozco muy bien,
atrevidos huéspedes.

Loge
¿Que me conoces bien,
gnomo infantil?
Pues, ahora dime
¿quién soy yo que te hace ladrar tanto?
Cuando te quedabas en tu frío cuchitril
acobardado por el miedo,
¿quién te habría dado luz y
un buen fuego,
si Loge no se hubiera dignado a sonreírte?
¿De qué servías tú como forjador
si yo mismo no te encendía la forja?
Como primo y amigo tuyo que he sido,
encuentro que me lo agradeces muy mal.

Alberich
Entre duendes de luces,
ríe ahora Loge,
el astuto bribón.
Como seas un amigo tan falso para ellos,
como lo fuiste para mí,
ja, ja, me alegro.
No tengo nada que temerles.

Loge
Entonces creo que puedes fiarte de mí.

Alberich
Me fío de tu deslealtad,
no de tu lealtad.
Pero con placer os desafío a todos.

Loge
Tu poder
te da confianza.
En impresionante
y grande ha crecido tu fuerza.

Alberich
¿Ves el tesoro
que mis fieles sirvientes
han amontonado para mí?

Loge
Nunca he visto uno tan envidiable.

Alberich
No es más que lo que amontonan
en un sólo día.
Fuerte y poderoso
crecerá en el futuro.

Wotan
¿De qué te sirve aquí el tesoro
si en Nibelheim
no hay diversión ni nada en que gastárselo?

Alberich
La noche de Nibelheim
me sirve para crear tesoros
y esconder tesoros.
Y cuando tenga
un buen montón acumulado en la cueva,
entonces haré milagros:
me apoderaré de todo el mundo
y no lo compartiré con nadie.

Wotan
¿Cómo empezarás, buen hombre?

Alberich
Allá arriba, entre brisas de los suaves céfiros
vosotros vivís, reís y hacéis el amor.
Con mis manos de oro
yo os atraparé a todos vosotros los dioses.
Como yo juré rechazar el amor,
todas las cosas vivientes
también lo rechazarán.
Seducidos por el oro,
tan sólo este ansiareis.
¡Sobre cimas maravillosas,
flotando de felicidad, descansáis,
mientras al gnomo negro odiáis,
eternos juerguistas!
¡Id con cuidado, id con cuidado!
Porque cuando vosotros los hombres
estéis al servicio de mi poder,
el enano obligará
a vuestras hermosas mujeres,
que ahora no soportan que las corteje,
a aceptar sus favores,
aunque el amor no le sonría.
¡Ja, ja, ja, ja, ja!
¿Me habéis oído?
¡Id con cuidado!
¡Guardáos del nocturno ejército
cuando el tesoro Nibelungo, se alce
desde las profundidades silenciosas hacia la luz del día!.

Wotan
¡Muérete, tonto malvado!

Loge
¡Mantén la calma!
(Dirigiéndose a Alberich)
¿Quién no se desmaya de asombro
ante el trabajo de Alberich?
Si tu astucia señorial te permite,
gracias al tesoro,
conseguir todo aquello que pides,
entonces debo aclamarte como el más poderoso,
ya que la luna y las estrellas
y el sol radiante
no pueden más que servirte.
Pero, lo que me parece más importante de todo,
es que los que apilan el tesoro,
la raza de los Nibelungos,
te obedecen sin envidiarte.
Con valentía, arrancaste un anillo
al que toda tu gente temía;
pero ¿si mientras duermes,
un ladrón se arrastrara hasta donde estés y
con astucia te robara el anillo de un tirón,
como te defenderías, lagartija?

Alberich
Loge se cree que es el más listo de todos;
a los demás siempre
nos considera idiotas.
Al ladrón le encantaría oír
que lo necesitaría para que
me aconsejara y sirviera,
y así tener que agradecérselo.
Yo mismo he creado este casco
que me sirve para ocultarme.
El herrero más habilidoso,
Mime, lo tuvo que forjar para mí.
El casco me ayuda
a transformarme rápidamente,
a cambiar de forma como yo desee.
Nadie que me busca,
me encuentra,
pero yo estoy en todas partes,
fuera de la visa de todos.
Así que, ¡sin temor alguno,
estoy a salvo de todos, incluso de ti,
amigo amable y considerado!

Loge
He visto mucho,
presenciado muchas cosas,
pero nunca he sido testigo de un milagro tal.
No puedo creer
que incomparable trabajo pueda realizarse.
Si fuera posible,
tu poder duraría por siempre.

Alberich
¿Crees que estoy mintiendo
y jactándome como Loge?

Loge
Hasta que lo haya probado,
dudo de tu palabra, enano.

Alberich
¡Se está hinchando de inteligencia
hasta explotar el idiota!
Deja que la envidia te atormente.
Decide, bajo que forma
quieres que me presente ante ti?

Loge
Bajo la que quieras,
pero déjame mudo de asombro.

Alberich
(Poniéndose el casco.)
"Dragón gigante,
produce dolor y daño".

Loge
¡Oh, oh!
¡Horrible serpiente,
no me tragues!
¡Perdónale la vida a Loge!

Wotan
¡Ja, ja, ja! ¡Bien hecho, Alberich!
¡Bien hecho, bribón!
¡Con qué rapidez se convirtió
de enano en dragón monstruoso!.

(La serpiente desaparece, y en su lugar aparece Alberich bajo su propia forma.)

Alberich
Ja, ja ¿Ahora me creéis,
listillos?

Loge
¡Mi temblor te lo puede demostrar!
En una gran serpiente
te convertiste con rapidez:
Ya que lo he visto,
ahora creo en el milagro.
Pero, tal como te has hecho más grande,
¿podrías también encogerte
y hacerte pequeño?
Esa me parece la manera más inteligente
y sutil de escapar al peligro.
Pero me imagino que es demasiado difícil.

Alberich
¡Demasiado difícil para ti
que eres tan tonto!
¿Cuán pequeño te gustaría que fuera?

Loge
Tanto, que te pudieras meter en el agujero más pequeño,
allí donde el sapo se esconde tímidamente.

Alberich
¡Bah! ¡No hay nada más fácil!
¡Mira!

(Se pone el casco.)

"¡Arrástrate, sapo,
jorobado y viejo!"

Loge
¡Ahí tienes al sapo!
¡Atrápalo, rápido!

(Wotan aplasta el sapo con el pie. Loge lo agarra por la cabeza y sostiene en la mano al Tarnhelm.)

Alberich
¡Oh, maldición!
¡Estoy atrapado!

Loge
Apriétalo
hasta que lo ate.
Ahora, rápido;
ya está, ya es nuestro.

 

 

Escena cuarta

(Paisaje abierto de la cima de la montaña. Wotan y Loge, traen con ellos a Alberich.)

Loge
Estate ahí quieto,
primo.
Mira, queridísimo,
allí en frente
tienes el mundo que tú,
holgazán, pretendías conquistar.
Dime, ¿qué parte de él
me concederás como establo?

Alberich
¡Canalla ruin!
¡Bribón! ¡Villano!
¡Afloja la cuerda,
desátame
o pagarás por el ultraje, pícaro!

Wotan
Con rapidez te até
y ahora estás cautivo,
justo cuando pensabas que el mundo
y todo lo que vive y respira
estaba en tu poder.
Aquí te tengo ahora atado,
no puedes negarlo, desgraciado.
Para liberarte,
hay que pagar el rescate.

Alberich
¡Que tonto soy!
¡Idiota soñador!
¡Qué estúpido fue fiarse
del truco de un ladrón!
Habrá que pagar este error
con una terrible venganza.

Loge
Para que la venganza puede servirte de algo,
primero tienes que liberarte:
un hombre atado
no recibe ayuda del que está libre.
Así que, si estás pensando en vengarte,
rápido, sin demora,
piensa primero en el rescate.

Alberich
Bueno, pedid lo que deseéis.

Wotan
El tesoro y tu resplandeciente oro.

Alberich
¡Avariciosa banda de tramposos!
Pero, si me quedo sólo con el anillo,
puedo prescindir del tesoro,
porque bajo las órdenes del anillo
pronto se puede recuperar
y aumentar espléndidamente.
Me serviría de escarmiento
para hacerme más sensato.
Pero no pagaré la lección recibida demasiado cara,
si ésta puede costarme tan sólo unas baratijas.

Wotan
¿Nos darás el tesoro?

Alberich
Desátame una mano
y lo haré venir.
Bueno ahora,
ya he llamado a los Nibelungos.
Ya puedo oír cómo,
a una sola orden de su señor,
sacan a arrastras el tesoro de las profundidades hasta la luz del día.
Ahora sácame las pesadas ataduras.

Wotan
No hasta que el rescate esté pagado.
(Los Nibelungos salen de la grieta, cargados con el tesoro)

Alberich
¡Oh, que deshonra tan vergonzosa
que mis temerosos esclavos
tengan que verme así cautivo!.

(Dirigiéndose a los Nibelungos.)

Traedlo aquí tal
como yo os lo ordeno.
Apilad el tesoro
formando un gran montón.
¿Os ayudo lisiados?
¡No miréis!
¡Rápido allí, rápido!.
Después alejáos
y volved a trabajar para mí.
¡A las cuevas!
¡Y ay de vosotros si os encuentro holgazaneando!
¡Iré tras vosotros pisándoos los talones!.
Ya he pagado.
Ahora dejadme marchar.
Y por favor,
devolverme el forjado casco
que Loge tiene en las manos.

Loge
Este trofeo también es parte del rescate.

Alberich
¡Maldito ladrón!
Pero, ¡paciencia!.
El que me hizo éste
puede hacerme otro.
Todavía tengo el poder
al que Mime obedece.
Es difícil aceptar
que estos astutos enemigos
puedan también hacerse con mi sutil arma.
Bueno, Alberich
ya os lo ha dado todo, canallas;
ahora, desatarme las ligaduras.

Loge
¿Estás contento?
¿Lo dejo escapar?

Wotan
Un anillo de oro
llevas en el dedo.
¿Me escuchas gnomo?
En mi opinión forma parte del tesoro.

Alberich
¿El anillo?

Wotan
Antes de que te soltemos,
debes entregármelo.

Alberich
¡Te entregaría mi vida,
pero no el anillo!

Wotan
Te pido el anillo,
con tu vida puedes hacer lo que te plazca.

Alberich
Si pierdo mi vida y mi alma,
también he de perder el anillo;
mis manos y mi cabeza,
mis ojos y mis oídos
no son más de mi propiedad
que este brillante anillo.

Wotan
¿Estas diciendo que el anillo es de tu propiedad?
¿Te has vuelto loco, gnomo sinvergüenza?
Confiesa con sinceridad,
a quién le robaste el oro
con el cual se forjó el resplandeciente anillo?
¿Acaso era propiedad tuya
lo que tan malvadamente
sacaste de las profundidades del agua?
Pregunta a las hijas del Rin
si te dieron el oro
para tu propio beneficio
o tú se los robaste para hacerte el anillo.

Alberich
¡Vergonzosa mentira,
engaño monstruoso!
Canalla ¿me culpas de haber hecho
lo que tú tanto deseabas hacer?.
Tú mismo habrías robado el oro del Rin
si hubieras descubierto fácilmente
la habilidad para forjarlo
¡Te ha resultado tan beneficioso, hipócrita,
que haya sido el Nibelungo
quien con vergonzosa angustia,
incitado por la rabia,
consiguiera hacerse con la terrible magia
que produjo la obra que ahora brilla sobre ti con tanta fuerza.
¿Acaso el terrible y maldito acto,
que el duende agobiado por las inquietudes cometió,
ha de servir tan sólo como juguete real?
¿Mi maldición sólo sirve para darte placer?
¡Vete con cuidado,
dios dictador!
Si yo pequé,
sólo pequé contra mi persona.
Pero, contra todo lo pasado,
lo presente y lo futuro
pecarás tú, inmortal,
si me coges el anillo.

Wotan
¡Dame el anillo!
¡Sobre él no puedes reclamar ningún derecho
con toda esa charlatanería!

(Coge a Alberich y con violencia le arranca el anillo del dedo.)

Alberich
¡Ay, arruinado! ¡Aplastado!
¡El más trágico de los esclavos trágicos!.

Wotan
Ahora ya poseo lo que me alzará
como el más poderoso de los dioses poderosos.

Loge
¿Ya está libre?

Wotan
¡Desátalo!

Loge
¡Vete a casa!
Ninguna atadura te retiene;
tienes el camino libre.

Alberich
¿Ya soy libre?
¿realmente libre?
Pues entonces, déjame que te dé
el primer saludo de mi libertad.
Tal como llegó a ser mío
gracias a la maldición,
que ahora el anillo,
esté siempre maldito.
Tal como su oro me otorgó,
un poder sin límites,
que ahora su magia
conceda la muerte a aquel que lo lleve.
Ningún hombre feliz
se alegrará con él,
ningún hombre afortunado conocerá la sonrisa
de su brillante resplandor.
Cualquiera que lo posea
se sentirá agobiado por lo problemas,
y cualquiera que ahora lo tenga
será acosado por la envidia.
Todo el mundo ansiará poseerlo,
pero nadie le sacará
ningún provecho.
Sin beneficio alguno, su dueño lo habrá de vigilar,
pues el anillo le llevará hasta sus asesinos.
Convencido de que ha de morir,
el cobarde se verá poseído por el miedo.
Mientras viva,
suspirará por la muerte,
y el señor del anillo
se convertirá en su esclavo,
hasta que mis manos vuelvan a sostener,
lo que me fue robado.
Con la mayor de las angustias,
ésta es la bendición
que el Nibelungo otorga a su anillo.
Ahora, te lo puedes quedar,
pero guárdalo bien:
mi maldición no desaparecerá.

Loge
¿Has escuchado bien
el mensaje tan afectuoso que nos ha dado?

Wotan
¡Deja que desahogue su mal humor!

Loge
Fasolt y Fafner
se acercan por la lejanía.
Vienen a devolver a Freia.

Froh
Ya han vuelto.

Donner
¡Bienvenido seas, hermano!

Fricka
¿Nos traéis buenas noticias?

Loge
Con astucia y fuerza
se llevó a cabo la tarea:
ahí tenéis el rescate de Freia.

Donner
Ya se acerca nuestra estimada
bajo la custodia del gigante.

Froh
¡Con qué dulzura sopla
otra vez el viento sobre nosotros;
una maravillosa sensación
me llena los sentidos!
Sería muy triste para nosotros
apartarnos para siempre de ella,
que nos da la juventud eterna y sin sufrimientos,
y el alegre deseo.

Fricka
¡Queridísima hermana,
el más dulce de los placeres!
¿Ya te han traído de vuelta a mi?

Fasolt
¡Para! ¡No la toques!.
¡Todavía nos pertenece!.
En la frontera de altas torres
de la Tierra de los Gigantes
nos paramos para descansar.
Con ánimo fiel,
guardamos al rehén.
Por mucho que lo sienta,
os la devolveré
si a mi hermano y a mi
se nos paga el rescate.

Wotan
El rescate ya está preparado;
espero que os satisfaga
la gran cantidad de oro.

Fasolt
El quedarme sin la mujer
me pone triste, ya lo sabes.
Para que me olvide de ella,
la pila del tesoro
ha de ser tan alta
que su resplandor desaparezca
totalmente del alcance de mi vista.

Wotan
Que sea tan alto
como Freia

Fafner
Nuestro precio está calculado
a la medida del rehén.
Ahora, apilad el montón según esa medida.

Wotan
Dáos prisa con el trabajo:
no me resulta nada agradable

Loge
¡Ayúdame, Froh!

Froh
¡Hasta el final me daré prisa,
por la deshonra de Freia!

Fafner
¡No lo dejéis tan suelto!
¡Apretadlo más!
Amontonadlo a la justa medida,
firme y apretado.
Todavía puedo ver a través del montón.
¡Tapad los agujeros!

Loge
¡Aléjate, palurdo!

Fafner
¡Aquí!

Loge
¡No lo toques!

Fafner
¡Aquí! ¡Tapa esa grieta!

Wotan
En el fondo de mi corazón
me quema la deshonra.

Fricka
¡Mira que avergonzada está
con su dignidad degradada!
En silencio,
implora la libertad con el sufrimiento de sus ojos.
¡Malvado esposo!,
¿cómo puedes pedirle esto a un ser amado?

Fafner
¡Todavía más! ¡Aquí, todavía cabe más!

Donner
A penas puedo contenerme.
Al mirar a ese sinvergüenza una rabia me sube en mi interior
tan rápida como la espuma.
¡Aquí, tú, perro!
Si quieres buscar medidas,
mídete contra mí.

Fafner
Cállete, Donner.
Ruge allí donde se te diga.
Aquí tus gritos de charlatán no te sirven de nada.

Donner
¿Ni siquiera para aplastarte calumniador?

Wotan
¡Qué haya paz!
Creo que el tesoro ya cubre a Freia.

Loge
Ya no hay más tesoros

Fafner
Todavía veo el destello del cabello de Holda.
Esa cosa tan elaborada
ponedla sobre el montón.

Loge
¿Qué? ¿El casco también?

Fafner
¡Rápido, dámelo!

Wotan
Deja que se lo lleven

Loge
Ya hemos acabado.
¿Estáis contentos?

Fasolt
Ya no puedo ver
a la hermosa Freia.
¿Ya está libre?
¿Debo dejarla marchar?
¡Ay, Dios! ¡Todavía
resplandece sobre mí su mirada;
las estrellas de sus ojos
brillan sobre mí,
y no puedo evitar mirarlos
a través de esta grieta.
Mientras vea esos hermosos ojos,
no puedo renunciar a ella.

Fafner
¡He! ¡Os aconsejo
que tapéis esa grieta!

Loge
¡Insaciables!
¿Acaso no veis que el oro
ya se ha acabado?

Fafner
¡De ninguna manera, amigo mío!
En el dedo de Wotan
brilla un anillo de oro:
ponlo ahí para tapar la grieta.

Wotan
¿Qué? ¿Este anillo?

Loge
¡Déjame que te explique!
Este anillo pertenece
a las Ninfas del Rin.
Wotan se lo devolverá a ellas.

Wotan
¿Qué tonterías estás diciendo?
Aquello que con tanta dificultad
y sin ningún escrúpulo conseguí, me he de quedar.

Loge
Entonces,
lástima de promesa
que les hice cuando ellas se quejaron.

Wotan
Tus promesas no me obligan a nada.
El anillo sigue siendo mi trofeo.

Fafner
Pero ahora has de entregarlo
como parte del rescate.

Wotan
¡Pide lo que quieras sin ningún problema,
pues te concederé todo lo que me pidas;
pero ni por el mundo entero
me separaría del anillo.

Fasolt
Entonces, todo se ha acabado.
Ahora, prevalece el antiguo pacto,
y Freia nos seguirá por siempre.

Freia
¡Ayudadme, ayudadme!

Fricka
Dios cruel,
dáselo.

Froh
No te quedes con el oro.

Donner
Entrégales el anillo.

Wotan
¡Dejadme en paz!.
No renunciaré al anillo.
(Aparece Erda)

Erda
¡Cede, Wotan, cede!
¡Escapa a la maldición del anillo!.
Su posesión
te condena a una oscura
e irremisible destrucción.

Wotan
¿Quién eres tú, mujer que me amenazas?

Erda
Sé como era todo,
y veo cómo todo es
y todo será,
también lo veo
Erda la primitiva mujer
del mundo imperecedero,
te aconseja ahora.
Tres hijas
concebí de manera primitiva
y llevé en mi vientre.
Lo que veo,
te lo cuentan cada noche las Nornas.
Pero el mayor de los peligros
es lo que me trae hoy
ante ti:
¡Escúchame, escúchame, escúchame!
Todo lo que ahora existe, morirá.
Un día oscuro
amanece sobre los dioses.
Te lo aconsejo: evita el anillo.

Wotan
Misteriosas y grandes
me suenan tus palabras.
Quédate, pues quizás así llegue a saber más.

Erda
Ya te he avisado,
ya sabes lo suficiente.
Piénsatelo con miedo y temblando de terror.

(Desaparece.)

Wotan
Si debo temer y preocuparme,
tendré que atraparte
y así aprenderlo todo de ti.

Fricka
¿Qué estás haciendo, loco?

Froh
¡Para Wotan!
Respeta su nobleza
y acepta su consejo.

Donner
¡Escuchad, gigantes!
¡Volved y esperad!
El oro os será entregado.

Freia
¿Puedo atreverme a tener esperanzas?
¿De verdad creéis que Holda
vale su rescate?

Wotan
¡Ven a mí, Freia!
¡Ya hemos comprado
tu libertad,
y la juventud nos puede ser devuelta.
Vosotros, gigantes, tomad vuestro anillo!

Fasolt
¡Para, avaro!
¡Deja algo para mí,
Ambos saldremos beneficiados
con una repartición justa.

Fafner
La muchacha valía para ti más que el oro,
burro enfermo de amor.
Bastante trabajo tuve para cambiarla
con tu consentimiento.
Si te hubieras casado con ella,
no la habrías compartido.
Si quiero dividir el tesoro
de una manera justa,
tendré que quedarme con la mayor parte.

Fasolt
¡Canalla!
¿Acaso este abuso es culpa mía?

(Dirigiéndose a los dioses.)

A vosotros recurro como jueces:
dividid justamente
el tesoro entre los dos.

Loge
Deja que se lleve el tesoro,
y tú quédate el anillo.

Fasolt
Apártate cara de latón,
el anillo es mío,
los ojos de Freia me lo consiguieron.

Fafner
Sácale las manos de encima;
el anillo es mío.

Fasolt
Me lo quedo yo,
a mí me pertenece.

Fafner
Agárralo bien, no sea que se caiga.

(De un solo golpe, tira a Fasolt al suelo. Sin demora, le coge el anillo al moribundo.)

¡Ahora parpadea ante la mirada de Freia!
¡No volverás a tocar el anillo!.

Wotan
¡Ahora me doy cuenta
del terrible poder de la maldición!.

Loge
¿Qué puede compararse
con tu suerte, Wotan?
Mucho ganaste
al obtener el anillo,
pero ahora que te lo han quitado,
todavía te hace ganar más.
¡Mira! Tus enemigos
se están matando
por el oro que tú les diste.

Wotan
Y en cambio, como me paraliza el miedo.
Miedo y ansiedad
se apoderan de mi mente.
Erda debe enseñarme
cómo acabar con esto.
He de ir a buscarla.

Fricka
¿A qué estás esperando, Wotan?
¿Acaso no te atrae
la noble fortaleza
que espera que su amo
tome hospitalario refugio en ella?

Wotan
Con dinero funesto
pagué por el edificio.

Donner
Una neblina sofocante
vuela por el aire,
y cae sobre mí
aprisionándome.
Las claras nubes
convertiré en nubes de tormenta,
y así se aclarará el cielo.
¡He da! ¡He da! ¡He do!
Ven a mí niebla.
Vahos, venid a mí.
Donner, vuestro señor,
os llama a que forméis ante él.
Cuando balancee mi martillo,
húmeda neblina y niebla,
flotad allí.
Donner, vuestro señor, os llama a que forméis ante él.
¡He da! ¡He da! ¡He do!
Hermano, ven aquí,
muéstrales el camino del puente.

Froh
El puente fácil de cruzar, pero firme bajo las pisadas.
Lleva hasta el castillo.
Atravesadlo sin miedo alguno,
pues no presenta ningún peligro.

Wotan
Los Rayos de la noche
brillan desde el ojo del sol.
En el glorioso resplandor,
la fortaleza se ilumina con orgullo.
Con la luz de la mañana,
también resplandecía,
pero ante mí se alzaba vacía,
como invitándome a entrar en ella.
Entre la mañana y la noche
la hemos conseguido,
no de una manera agradable,
sino con terror y miedo.
Ahora ofrece refugio
a quien la noche que se acerca
puede dañar.
(Teniendo una gran idea, con determinación)
Por lo tanto, a ti te saludo fortaleza,
a salvo de terror y miedo.
Sígueme, esposa;
vive en Valhalla conmigo.

Fricka
¿Qué significa el nombre?
Creo que no lo había oído nunca?.

Wotan
Que el miedo dominador
que me inspiró el coraje
te lo explique
si salgo victorioso.

Loge
Se están lanzando hacia su muerte
por muy fuertes y resistentes que se crean.
Casi me avergüenzo de ayudarlos.
Estoy tentado de convertirme
otra vez en llama vacilante.
No me parece una tontería
quemar a aquellos
que una vez me dominaron,
y evitar así morir de una manera tan estúpida,
por muy santos dioses que se crean.
Me lo pensaré
¿Quién sabe lo que haré?.

Las tres ninfas
¡Oro del Rin! ¡Oro del Rin!
¡Oro Puro!
¡Con cuanta pureza y cuanto resplandor
brillaste antes sobre nosotras!

Wotan
¿Quién me habla refunfuñando?

Las tres ninfas
Ahora lloramos por ti
y por tu luminosidad.

Loge
Las hijas del Rin
lloran el robo del oro.

Las tres ninfas
¡Entréganos el oro!
¡Entréganos el oro!
¡Oh, entréganos el oro puro!

Wotan
¡Malditas sirenas!
¡Haz que dejen de irritarnos!

Loge
¡Vosotras, ahí, en el agua!
¿para que nos lloráis a nosotros?
¡Escuchad lo que Wotan os desea!
El oro no brilla ya
sobre vosotras, muchachas,
pero ahora podéis disfrutar alegremente,
del nuevo resplandor de los dioses.

Las tres ninfas
¡Oro del Rin! ¡Oro del Rin!
¡Oro Puro!
¡Ojalá todavía hicieras
brillar tu resplandor luminoso
en las profundidades del río,
pues ellas son las únicas que te son fieles y tiernas.
Falso y cobarde
es todo lo que aquí hoy se celebra.

 

 

 

 

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