Otro lunático

La música que escuché mientras escribía

 

Nació y murió un año antes que Evita. Ambos vivieron apenas 33 años, que les bastaron para dejar huellas profundas, ella en la política y la sociedad argentinas, él en su/nuestra música. A ella la conocen hasta los chicos, de él sólo saben los especialistas y/o los fanáticos. Se llamó Osmar Maderna, nació en 1918 en Pehuajó, a sólo 200 kilómetros de Junín, donde al año siguiente vendría al mundo María Eva Duarte. Ambos vivieron apurados, como si hubieran sabido que la vida que tenían por delante sería breve. De ella no te voy a decir nada porque todos la conocemos. Él, además, tenía la pasión del vuelo, y se estroló en Monte Grande (no piloteando su avioneta como se repitió varias veces, sino acompañando en una prueba de la suya a un amigo).

 

 

Maderna amó la música desde el primer día, y a los cinco años ya pedaleaba en una pianola a fuelle (aquí podés enterarte cómo era), acompañando al padre, que le daba al acordeón con teclas. A los 13 formó su primera orquesta, que incluía rarezas para la época, como trompeta y batería, y uno de cuyos violinistas era Aquiles Roggero, quien luego de la muerte de Maderna, y hasta la propia, dirigió la Orquesta Símbolo Osmar Maderna. Pehuajó le quedaba chico y se vino a Buenos Aires. A sus 21 años, en 1939, Miguel Caló lo sentó al piano y le confió los arreglos de su orquesta, que también integraban los bandoneonistas Domingo Federico, Eduardo Rovira y Armando Pontier, el violinista Enrique Mario Francini y el cantor Raúl Berón, que para mi gusto es lo mejor que hubo después de Gardel (no me putees y escuchá al que preferís vos). Ellos y Maderna le dieron a la orquesta una impronta que hasta hoy se recuerda. Escuchalos en estos dos temas, cantados por Berón.

 

 

 

 

 

 

Acá tenés un compilado de sus grabaciones en 78 r.p.m, que todavía no quería decir la re puta madre y que medía la cantidad de giros que los discos de pasta daban cada 60 segundos. Incluye los temas que le dieron eterna fama: Concierto en la luna, Lluvia de estrellas, Escalas en Azul Pequeña, que musicalmente me parece la menos valiosa pero la única que tuvo un éxito devastador.

 

 

 

 

 

Entre las grabaciones de Roggero con la Orquesta Símbolo, elegí esta versión de la Fantasía en Tango, del propio Maderna, que me parece muy fiel a su estilo.

 

 

 

 

Tampoco Caló pudo desprenderse nunca de Maderna, y doce años después del accidente le dedicó este tango, que no me suena tan logrado aunque comunica la devoción por su pianista muerto tan injustamente joven.

 

 

 

 

El Cohete homenajea así a este otro lunático, que vivió mirando a las estrellas.

 

 

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí