PADRE NUESTRO

La música que escuché mientras escribía

 

Me crucé en  la calle con un veterano que se declaró fiel escucha de la música de El Cohete, pero me reprochó mi insistencia con Pantaleón. Aclaró para no ser malentendido que reconoce el aporte fundamental del Gato a la universalización de nuestra música, pero insistió en sus preferencias. "¿No fue el propio Piazzolla el que dijo que Alfredo Gobbi era su padre musical?", me dijo.

Mucho más que eso. Escuchalo en las palabras del mismo Pantaleón, durante un programa de junio de 1973 en la televisión uruguaya, cuyo presentador Juan Carlos Manzi (ningún parentesco), lo llama "Astór". Ni nos enteramos, porque estábamos en otra cosa. Gobbi fue el padre de todos, de Pugliese, de Troilo, de Salgán, del propio Piazzolla, de todos los que quieren hacer música con el tango, dijo Pantaleón.  Nada menos.

 

 

Hijo de un uruguayo y una chilena, artistas de varieté, Gobbi nació en París hace 112 años. Pero se crió en Buenos Aires, y fue tan rioplatense que lo apadrinó Ángel Villoldo, el autor de El Choclo. A los 13 años unió su violín al piano de Orlando Goñi y el bandoneón de Domingo Triguero, de quienes no hay grabaciones. Tampoco de los distintos conjuntos en los que coincidió con Juan Maglio, Roberto Firpo, Pichuco, Pugliese, Pedro Laurenz y Pintín Castellanos, el autor de La puñalada. En 1942 formó su primera orquesta, que recién comenzó a grabar en 1947. En la década siguiente ingresaron a la formación Osvaldo Tarantino (que en el video de Pantaleón se sienta al piano), Eduardo Rovira (que le dedicó el tango El engobbiado), Hugo Baralis y Dino Saluzzi, lo cual habla de la calidad de las elecciones de Gobbi. Tocaba el violín pero componía en el piano, con tres dedos según Pantaleón. Cuando escuches lo que sigue tené en cuenta que son versiones de las décadas de 1940 y 1950. Si te remitís a las cosas que por entonces hacía Piazzolla, cuando dejó a Troilo y formó su orquesta para acompañar a Fiorentino, vas a ver que el gran innovador del tango fue este tipo que moriría en mayo de 1965, de una neumonía porque en la pensión miserable donde sobrevivía sólo era posible ducharse con agua fría. Ahora pará la oreja porque la experiencia puede ser memorable. Depende de vos.

Saludos, de Domingo Federico

Si sos brujo, de Emilio Balcarce

Camandulaje y Redención de Alfredo Gobbi

A media luz, de Edgardo Donato

Entrador, de Mario Demarco

El Andariego, de Alfredo Gobbi

Mi Paloma, de y por Alfredo Gobbi, en solo de piano

A Orlando Goñi, de Alfredo Gobbi

Independiente Club, de Agustín Bardi

Jueves, de Udelino Toranzo

Racing club y La viruta, de Vicente Greco 
Chuzas, de René Ruiz
La Catrera,  Arturo De Bassi

El engobbiao, de Eduardo Rovira.

 

 

Pantaleón no sólo le rindió homenaje de palabra. También compuso un tema dedicado a él, este Retrato de Alfredo Gobbi. Tal vez así le pagó la culpa por haber perdido la partitura con el vals que Gobbi le dedicó a él.

 

 

¡Qué grande era Pantaleón, decime si este tema no es tan Gobbi y al mismo tiempo tan Piazzolla!

 

 

 

 

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