PARA DESPEDIR AL FMI

La polémica de Guillermo Wierzba con Martín Lousteau en el Senado y qué implica

 

El debate desplegado esta semana en la Comisión de Legislación General y la Comisión de Presupuesto del Senado de la Nación, reflejó la reiterada resistencia de la oposición al Proyecto de Ley para la creación de un Fondo Nacional para la cancelación de la deuda con el FMI. Esa actitud exterioriza el fuerte enlazamiento de los intereses y concepción de proyecto de país, que unen en un bloque político institucional y social a los fondos de capitales especulativos, los grupos de poder económico concentrado local, sus organizaciones gremiales empresarias, la intelectualidad del mainstream y la Alianza Juntos por el Cambio.

La lógica del debate que se planteó ante las presentaciones de los economistas –y específicamente sobre la exposición que me cupo—, por una parte de esa oposición, fundamentalmente por el senador Martín Lousteau, y su repercusión periodística, tuvo ese perfil. Lousteau acometió con un interrogatorio dirigido a facilitar una estrategia que objetivamente velaba el núcleo clave del Proyecto sobre el que se puede hacer la siguiente síntesis conceptual:

  1. Ante una fuga al exterior de divisas protagonizada centralmente por las personas de mayor riqueza, de las empresas de mayor porte que operan en el país, y fundamentalmente por la corrida del capital financiero que entró a rentabilizarse con el método del carry-trade (valorización financiera de corto plazo con altas tasas de interés, arbitrando la tenencia entre dólares y pesos, vendiendo los primeros, para recuperarlos luego de haber hecho una importante ganancia en moneda local), el gobierno de Macri recurrió al FMI para atender la intensa demanda de divisas que el tamaño de la salida provocaba. El FMI acudió al requerimiento que el gobierno de Juntos por el Cambio le pidió con urgencia y lo atendió permitiendo que su utilización fuera para financiar la fuga.
  2. Esa financiación fue la más elevada que ha otorgado el FMI, y que ha derivado en la sustanciación de un acuerdo de refinanciación de esa deuda con el organismo, centrado en metas fiscales y monetarias que reprimen tanto las perspectivas de crecimiento del producto como del gasto del Estado. Esas políticas reiterativas de otras anteriores en que el país estuvo endeudado con el FMI, devienen en reducciones del salario y los ingresos fijos, del consumo y, por lo tanto, de la demanda agregada. Contienen compromisos de reducción de subsidios y ajustes tarifarios. Prevén la injerencia del Fondo en la conducción de la política económica, y su vigilancia, con misiones trimestrales, del cumplimiento del dispositivo económico que en la realidad impuso el organismo multilateral reduciendo la soberanía nacional.
  3. Frente a la lógica en que devino la tercera experiencia neoliberal vivida por el país se propone la constitución de un Fondo Nacional para la Cancelación de la Deuda con el Fondo Monetario Internacional, constituido con el aporte especial de emergencia en dólares que penaliza la tenencia de activos en el exterior no declarados a la AFIP a partir de la vigencia de la Ley. La moneda de los aportes deberá ser el dólar. Pues entonces, con la definición del sujeto penalizable, se apunta a que la carga del endeudamiento la asuman una parte de los que se beneficiaron con la fuga al exterior acontecida con intensidad en el período 2018/2019. Específicamente aquéllos que hayan combinado la fuga al exterior con la evasión, los sujetos que hayan constituido activos externos sin declararlos en la AFIP.
  4. El objetivo de este aporte por penalización tiene un impacto distributivo significativo, como señalara muy bien Ricardo Aronskind en su exposición ante las comisiones. Se trata de evitar que como en las demás crisis provocadas por las liberalizaciones del movimiento de capitales y del mercado cambiario, esta sea afrontada por la totalidad de la población incluyendo el 38% que hoy vive en la pobreza, o los que apenas la sobrepasan y, también, los sectores de ingresos medios. El enfoque verdaderamente disruptivo de la Ley es que la crisis la paguen una parte de los que se beneficiaron con la sustracción de una porción sustantiva del excedente fuera del país, los que sacaron y no declararon al Fisco. Porque resulta fundamental desembarazarse de la deuda con el FMI, y de sus imposiciones que devienen en la concentración del ingreso, la detención del crecimiento y el despliegue de perfiles productivos que omiten el papel del mercado interno, insustituible como factor central de un proyecto de desarrollo con diversificación productiva, mejora de la matriz tecnológica y promotor de la igualdad social.
  5. Estimaciones sobre la suma obtenible mediante el aporte a legislar la sitúan en más de 50.000 millones de dólares. La tenencia de activos en el exterior el INDEC la presume en 360.000 millones de dólares, mientras que los declarados no llegarían a los 100.000 millones.

En el debate, Lousteau se valió de una estrategia interrogativa en la que la pregunta encerraba en realidad una afirmación, y a su vez, perseguía nuevamente un desvío: el discurso exponía la intención de discutir categorías con relación al proyecto de ley, mientras el objetivo era la obstrucción de ese proyecto y llevar la discusión a los mismos terrenos de la lógica del lawfare; el desprestigio de los liderazgos populares y la imagen de las excavadoras realizando la “búsqueda del tesoro”. A la medida de las necesidades de los medios de comunicación hegemónicos que, como un coro reaccionaron con el discurso uniforme que corresponde a la lógica corporativa y desplazaron la información de los contenidos de las intervenciones y la discusión, encargándose ellos de develar la estratagema del senador, al suponer los dichos que él quería que se supongan.

 

 

La fuga de divisas

La fuga de divisas no es un concepto que tenga una definición consensuada en el ámbito académico-intelectual. Magdalena Rua reseña un conjunto de visiones diferentes al respecto:

  • “[existe una corriente] que  reduce este concepto a la transferencia “ilegal” de capital al exterior, en contravención con las normas aplicables en el país de origen (Kosarev y Grigoryev, 2000);
  • [hay] otros que abordan solamente los flujos financieros ilícitos, es decir, las salidas de divisas cuyo origen, utilización y/o transferencia es ilícito, incluyendo las salidas por manipulación de precios comerciales (Global Financial Integrity).
  • Autores [que] estudian a la fuga de capitales desde una perspectiva más amplia, considerando toda remisión de fondos de residentes al exterior para realizar inversiones y adquirir activos físicos o financieros (Medina Smith, 2005), además de las salidas de capitales mediante “precios de transferencia” (Basualdo y Kulfas, 2002).
  • [Hay quienes agregan] a esta última definición los activos externos que se extraen del circuito financiero pero permanecen dentro de las fronteras nacionales, lo que se conoce como “colchón” (Gaggero et. al, 2013)”.
  • Rua entiende por fuga de capitales “la transferencia de moneda extranjera al exterior y a su atesoramiento fuera del circuito financiero formal por parte de residentes, lo que incluye la remisión de fondos al exterior para realizar inversiones directas, de cartera o de otro tipo, además de la tenencia de activos externos que permanecen dentro de las fronteras nacionales pero fuera del registro del sistema financiero (cajas de seguridad y dinero atesorado en hogares, comúnmente conocido como 'bajo el colchón'). Se adopta esta visión porque, a los fines de esta investigación, es de utilidad estudiar la suma de divisas que queda excluida del circuito financiero local y que impactan sobre la escasez de divisas de los países de América Latina. Por ello, resulta de interés conocer los flujos financieros no registrados además de los registrados.”

Esta cuestión resulta medular porque la visión de fuga construida de esta manera tiene como objetivo no la búsqueda de un ilícito, sino las consecuencias de políticas económicas que facilitan el desperdicio del excedente económico favoreciendo procedimientos de fuga de divisas y otras que toman los recaudos para la permanencia de las mismas en el país y su reinversión productiva. Las primeras sustentadas en la apertura financiera no sólo admiten la fuga de divisas que representan ese excedente sino la salida de moneda dura que ingresa por lapsos cortos, más la suma de intereses exorbitantes que ganan con las operaciones de carry-trade. Se compromete, así, no sólo el excedente ya obtenido sino excedentes de períodos futuros, lo que impulsa a la adopción de políticas de ampliación de la tasa de ganancia y reducción de los salarios. Este enfoque sobre la fuga permite abordar el estudio de los períodos neoliberales, en los que recurrentemente se produjeron crisis del sector externo de la economía argentina, con una restricción de divisas generada por los resultados desastrosos de la apertura financiera. Restricción externa que agravaba exponencialmente los clásicos problemas de límites al crecimiento que en el modelo de sustitución de importaciones derivaban de una cota que el nivel de exportación imponía sobre las importaciones, y por lo tanto a la ampliación de la producción. Las consecuencias han sido más gravosas cuando ha intervenido el FMI imponiendo políticas de ajuste.

Los comportamientos de fuga permanente y sistemática de divisas en la Argentina tienen su génesis con el neoliberalismo inaugurado por la dictadura terrorista. Los fenómenos de inestabilidad financiera, cambiaria y macroeconómica que han provocado los gobiernos de los tres ciclos de ese liberalismo neo, también han conllevado al aumento de las estrategias de resguardo de los ahorros de los sectores medios, que en forma refleja han adoptado también comportamientos de fuga, ante esa inestabilidad recurrente en los ciclos de políticas financiarizadoras. Las épocas de la valorización financiera han constituido una economía de carácter bimonetario, como caracterizara la lideresa Cristina Fernández de Kirchner. Pero no sólo eso, han permitido el afianzamiento de una conducta de los grandes grupos económicos locales a remitir porciones significativas de sus ganancias al exterior, al mismo tiempo que a la construcción de ingenierías societarias que los alejan de comportamientos contributivos a una expansión de la inversión que impulse el crecimiento de la economía. Las dinámicas instaladas por décadas de políticas neoliberales no posibilitaron que la fuga desaparezca en los doce años de gobiernos populares, pero la administración del sector externo y sus regulaciones y las de los mercados cambiarios permitieron su disminución, la drástica caída del endeudamiento en divisas y la inexistencia de crisis externas.

Jorge Gaggero, Magdalena Rua y Alejandro Gaggero sostienen que “la fuga de capitales, entendida como un concepto amplio, abarca tanto la porción de capital lícito como ilícito que se encuentra ubicado en el exterior (o al interior del país, fuera del circuito económico formal), de propiedad de residentes locales. La fuga ilícita de capitales es la que se refiere a la porción no registrada. En otras palabras, trata de aquellos capitales que han sido ilícitamente obtenidos, transferidos y/o utilizados, vale decir todos aquellos flujos de riqueza no registrada que derivan de la acumulación de activos externos (o al interior del país, fuera del circuito económico formal, en nuestra definición) de residentes en contravención a las leyes aplicables.” Gaggero, Rua y Gaggero (2013) .

Estas reflexiones permiten concluir que la fuga como concepto agregado tiene origen en la organización económica internacional, nacional y la política macroeconómica. Hay sectores beneficiarios de las políticas de financiarización. El capital concentrado, los grandes grupos económicos, los fondos de especulación financiera y su comando institucional central, el FMI. En cambio es perjudicada la mayoría popular, incluyendo a los sectores medios. Así la categoría fuga resulta de discusión política. La molestia por la carga de valor que tiene el término corresponde a quienes defienden el statu quo y reniegan de una política de transformación del orden económico. En cambio, la fuga ilícita –que en la Argentina es de una magnitud importante, que es estimada en más de las 2/3 de los activos externos—, resulta también una categoría jurídica, a la que corresponden penalidades. Lo expresa Magdalena Rua del siguiente modo:

“La conformación de la estructura social está asociada a la dinámica de generación, apropiación y distribución del excedente. Por ello, es fundamental analizar el comportamiento de la fuga de capitales —entendido como uno de los principales destinos improductivos del excedente en la Argentina— así como el funcionamiento del sistema tributario local e internacional… La evasión y la elusión fiscal, a su vez, se encuentran estrechamente vinculadas al fenómeno de la fuga de capitales. Por un lado, la fuga representa el canal necesario para utilizar fondos vinculados a evasión fiscal. Por otro lado, la evasión/elusión de tributos, en determinadas ocasiones, se realiza como medio para fugar capitales”(Rua, 2020).

El proyecto del fondo para la cancelación de deuda con el FMI tiene el objetivo de penalizar con un aporte especial a la fuga ilícita, con el objetivo de resolver las consecuencias de la fuga agregada, que fuera provocada por la política de Juntos por el Cambio y que derivara en el retorno de los préstamos e injerencia del FMI, al que se aspira a cancelarle toda la deuda para liberar al país de sus condicionalidades en la economía. Esos sujetos son fundamentalmente las personas ricas y grandes empresas, tal como investigó el BCRA y fue informado por El Cohete a la Luna en notas del Horacio Verbitsky del 17, 24 y 31 de mayo de 2020.

 

La insistencia del transformismo

El proceso de cooptación de intelectuales de los partidos y organizaciones políticas populares no finalizó con el advenimiento de Néstor Kirchner en el 2003 al gobierno. En todo caso la novedad fue la recuperación para el proyecto democrático, nacional y popular de un sector sustancial de una organización política de ese campo. Pero el flujo de intelectuales y profesionales desde la pertenencia a ese campo hacia el de las representaciones políticas del poder concentrado no finalizó. Quien fuera ministro del gobierno que sostuvo el conflicto por la implantación de las retenciones móviles, durante el impulso de la medida y continuador de otro que le dijo “chau Fondo” y le canceló la deuda, hoy milita la obstrucción de un proyecto que pretende lograr la salida del FMI del país. Ese fluir, que sigue su goteo, tiene su raíz en el pensamiento hegemónico ortodoxo en el mundo central que procura la protección de las condiciones de la globalización financiera. Los que emigran  a la condición de intelectualidad orgánica del poder son los que pregonan la idea de reducir un Estado al que suponen “elefantiásico”, los que piensan que la inflación es un fenómeno fiscal y monetario y, entonces, coinciden con el organismo multilateral en la necesidad de reducir el déficit fiscal. Los que eligen una lógica de desarrollo basada en la “confianza del sector privado” que se sustenta en un Estado chico. En cambio, otros creemos que es importante cancelar la deuda al FMI para construir un Estado con autonomía, formato y tamaño lo suficientemente importante para ser el instrumento clave para el despliegue del Proyecto Nacional que se dé la ciudadanía y el pueblo.

 

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí