Partida de defunción

El topo cuenta con las bases para la destrucción del Estado

 

La sesión del miércoles en el Senado de la Nación para el tratamiento del proyecto de ley Bases contó con todos los elementos viejos de un gobierno nuevo: la venta de cargos por votos y la represión a la manifestación caracterizaron la jornada. Parafraseando a Carlos Solari, Javier Milei es alguien que en política maduró pronto y se pudrió bien temprano. Consiguió una ajustada aprobación en general, donde el empate hizo que definiera la presidenta del Senado, Victoria Villarruel. Las frases repetidas hasta el hartazgo que iban esgrimiendo los senadores amigables fueron “darle los instrumentos” o “brindarle las herramientas”, justamente, al Presidente que ante el sitio de noticias estadounidense The Free Press declaró: “Amo ser el topo dentro del Estado, yo soy el que destruye el Estado desde adentro”.

En las exposiciones insuperables por lo risible, se anotó la senadora por el PRO de Córdoba, Carmen Álvarez Rivero. “Tenemos que acabar con la extorsión de reinstalar rápidamente aquellos trabajadores despedidos porque hay que respetar la libertad del empresario que tiene que ser autoridad frente al empleador (sic) dentro de su propia empresa”. Pareciera que fallos judiciales por despidos injustificados que ordenaron que trabajadores echados sean reincorporados no le sientan bien a la legisladora cordobesa. No podía perderse hablar de la lluvia de inversiones que vendrá: “Tenemos que liberar un poquito la Argentina y van a llover esas inversiones”. Se animó a ir más allá. Como fiel de la Iglesia católica recordó que al Presidente lo guían fuerzas del cielo y para ella “Dios se hizo hombre y esa es la esencia de nuestra libertad”. Javier es Jesucristo.

 

Carmen invocó a Jesucristo.

 

 

La senadora por Tucumán Beatriz Ávila, por la Justicia Social, también demostró estar en competencia. Sobre la supuesta “modernización laboral”, que fue aprobada en particular, dijo que es “avanzar para que más argentinos puedan tener trabajo. ¿Quién puede estar en contra de la modernización laboral? Es una ley que data de 1975, no había televisores en color. Y esto impacta en el mundo laboral”. Justificó así el proyecto que licua derechos laborales a colores. Pero con la paleta siempre en manos del empresariado para que pinte su propia aldea flexibilizada. Confesó que el gobernador de Tucumán, Osvaldo Francisco Jaldo, acordó obras públicas con el gobierno nacional. La Libertad Avanza obtuvo votos porque la disgregación política de muchos sectores genera “la agrupación voy por la mía”, como calificó CFK.

 

Beatriz Ávila y los colores de la modernización laboral flexibilizada.

 

Por su parte, el gaucho de los ricos, Alfredo de Ángeli, senador por Entre Ríos, se lamentó no poder concretar el país soñado con Mauricio Macri, porque a su entender fueron tan despacio que no lo lograron. Con respecto al capítulo laboral, se escudó diciendo: “No es que se le va a quitar derechos a los trabajadores”. Para hablar del tema encomendó recorrer pymes que enumeró: talleres mecánicos, aserraderos. Porque dijo conocer su situación al preguntar cuál es la razón por la que no toman personal. Y su respuesta fue “el costo”, los “juicios laborales”. En tiempos de imagen y video, el gaucho no contó con registro de su recorrida ni estadística que avalen sus expresiones. Pero la verdad es lo que menos interesa en esta modernidad líquida, sino la insistencia de la falsedad hasta que se instale como verdad revelada.

 

El gaucho de los ricos levita en la espuma libertaria.

 

Un logro del gobierno libertario es que, sin representación significativa de su fuerza en el Congreso, obtiene el apoyo incondicional de otros bloques partidarios que se suman a su propuesta, pronunciando discursos tan oficialistas que tanto radicales, como del PRO y los de la agrupación “voy por la mía”, interbloques que responden a gobernadores, deben aclarar que no son libertarios. Solamente siete senadores responden a La Libertad Avanza (LLA). Pero se le suman seis del PRO, más 12 de la UCR y 11 de distintos bloques provinciales, que le otorgaron una base de 36. Incluso en votaciones particulares sumaron más, como en el tratamiento del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), que consiguieron 38 votos.

Uno de los senadores patriotas que intentó dar cuenta del desastre en materia laboral fue Mariano Recalde. Dijo que “la ley es in-votable por cada uno de los capítulos que propone, aun con las modificaciones cosméticas que les han hecho a algunos artículos en particular”. Se refirió a los Títulos IV y V, que son los referidos a la reforma laboral. Explicó que cada vez que se discute la reforma de las leyes laborales se discute la regulación entre dos partes: el empleador y el trabajador, que no son dos partes iguales, sus intereses están contrapuestos, por lo tanto, son desiguales. Señaló que el Estado regula para evitar abusos y explotaciones. “No hay leyes laborales que beneficien a las empresas y a los trabajadores. Hay leyes laborales que favorecen más a las empresas y hay leyes laborales que protegen más a los trabajadores”, indicó.

Recalde dijo que claramente los dos capítulos generan más desigualdad entre trabajadores y empleadores. Explicó su génesis, que no era parte del proyecto original. Fue producto del pedido del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados, con un agregado adicional del mismo bloque en el Senado y se profundizó. Y un dictamen de la minoría pretendía hacerlo aún más, dijo sobre el rol preponderante de los correligionarios para la regresión laboral. Habló que esa profundización tiene anclaje en falsas premisas. Sobre la supuesta modernización, dijo que se trataba de más de lo mismo. Esto ya se realizó “durante el gobierno de la última dictadura militar, que por un decreto-ley lo primero que hizo fue modificar los contratos de trabajo, el 23 de abril de 1976”. Recordó que también lo hicieron en democracia (Carlos) Menem y (Fernando) de la Rúa.

El senador de UP apeló a un reportaje que le realizaron a Javier Milei donde le preguntaron por una reforma laboral. Su respuesta fue que no hacía falta. “No les pedían tanto, correligionarios”, chuzó Mariano Recalde mirando a los radicales creadores de la flexibilización laboral. “Dijo Milei que no hacía falta, porque los salarios ya eran salarios de miseria y el costo laboral no era un problema”, completó el legislador. En referencia a otra de las falacias instaladas, que “la reforma es para crear trabajo”, Mariano Recalde desarticuló la patraña diciendo con claridad: “No se crea trabajo reduciendo derechos de los trabajadores”. Y aprovechó para responderle al senador pre-opinante, Alfredo de Ángeli, que aguijoneaba por si recorrían talleres. Le recordó que habían concurrido al Senado las pymes que necesitan “tener mercado interno, consumo, protección para que no vengan de afuera a competirles deslealmente”.

Refiriéndose al Capítulo IV, al Título “Promoción del empleo registrado”, señaló que en su letra dice todo lo contrario, que es “la promoción del empleo no registrado”. Y explicó: “Se extinguen las sanciones penales y cualquier otro tipo de sanción por haber sido pescados con trabajo no registrado. Y además se le condonan las deudas”. Recalde afirmó con ironía en referencia a la frase trillada del mandatario libertario: “Acá, con la evasión laboral, el que las hace, no las paga”. Y en referencia al Capítulo V también afirmó que incentiva el empleo no registrado. Expresó que ese combo lo que promueve es “la litigiosidad”. Porque es “una norma que genera mucha inseguridad jurídica. Porque se llevan puesta la Constitución con dos artículos que pretenden de un plumazo borrar todos los derechos laborales a los trabajadores y no se puede derogar al artículo 14 bis”.

Se refirió al informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), un estudio sobre 63 países que demuestra que no inciden los derechos laborales en la creación de empleo. Recordó que nuestra historia también así lo muestra. “Cuando hubo más flexibilización terminamos con 24% de desempleo en el año 2001. Más barato no podía ser, contrato basura, todo lo que quisieran. Estos mismos contratos basura con otro nombre”, apuntó. “No pasa por el derecho de los trabajadores la creación de empleo. Y al revés, tenemos una experiencia que demuestra que es una mentira esto de que bajar costo laboral genera empleo, que fueron los 12 años y medio donde gobernaron Néstor y Cristina (Kirchner). Se sancionaron 69 leyes que mejoraron los derechos de los trabajadores, los salarios, su posición dentro de las empresas y se crearon 4.000.000 de puestos de trabajo, dejando el país con 5,9% de desempleo. Entonces, los derechos de trabajadores no destruyen ni desalientan la toma de empleados nuevos”.

Con respecto a que también la reforma otorgaría mayor libertad, Mariano Recalde citó al diputado Bertie Benegas Lynch, quien dijo que “la libertad también es que si no querés mandar tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller, puedas hacerlo”. Recalde dijo que seguro era el taller del que hablaba el senador de Ángeli. “Nosotros no queremos la libertad del que el más fuerte sea libre para explotar al más débil. Para nosotros la libertad es que te sobre sueldo a fin de mes”.

 

 

El senador por Salta de Cambio Federal, Juan Carlos Romero, de bigotitos finos y enrulados, casi caricaturescos como sus expresiones, lamentó que entre las empresas a privatizar se haya sacado a Aerolíneas Argentinas. Dijo que “no se puede hablar de empresas públicas como si fueran la panacea. Estamos en la Argentina, donde las administramos mal, por experiencia de 100 años, 70 años”. Lamentó que Aerolíneas tenga una docena de gremios que solamente entorpecen su funcionamiento. Expresó que “cuando vino LAN, después LATAM, fue expulsada”. Para el senador, Aerolíneas hacía dumping “que consistía en que si LAN ponía un vuelo a las ocho, Aerolíneas lo hacía a las ocho y cinco o a las ocho menos cinco”. Pobre empresa foránea si uno creyera el verso de Romero de que sufrió la competencia desleal de la empresa estatal.

 

Romero y su discurso de vuelo corto.

 

Los bolazos de Romero chocan con la verdad. Cuando en 2008 fue estatizada, el gobierno de CFK pagaba los salarios de los trabajadores y el combustible de esa empresa privada. Por eso se tomó la decisión de hacerse cargo de esa empresa privada a la cual el Estado ya sostenía. La multinacional española Iberia se había quedado con la privatización que llevó adelante Menem en los ‘90. Primero Iberia, luego se hicieron cargo Gerardo Díaz Ferrán y Antonio Mata, del Grupo Marsans. La empresa fue vaciada. Pero de vuelo corto, como el de sus bigotes que apenas remontan hacia arriba, Romero prefiere olvidar la historia para caer en que todo lo estatal es deficitario, aun cuando existan pruebas evidentes de que no es así, como el caso Aerolíneas Argentinas.

El placer de quienes se preparan para apropiarse del regalo que podrá hacer Javier Milei a empresarios extranjeros, cuando el proyecto vuelva a la Cámara de Diputados y se convierta en ley, será apoderarse de los recursos. Porque ese placer de esa rica gente, como decía también Solari, es un “placer que es tan oscuro como el culo de un topo negro”, justamente ese topo que vino a destruir el Estado. 

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