Patricia, su espía, la DEA y los narcos

El gobierno de Macri, Bullrich, D'Alessio y Montoto en acción en Rosario

 

El 27 de febrero de 2018 el Ministerio Público Fiscal (MPF) celebró un acuerdo con el Ministerio Fiscal de la Acusación de Santa Fe para perseguir a dos clanes narco del sur de Rosario, un territorio que el gobierno local entendía prioritario tras una serie de asesinatos que volvían a disparar el ciclo de violencia con esquema de venganzas parentales.

Por Nación, firmaron el convenio dos hombres alineados con la agenda de la llamada guerra contra el narcotráfico de la DEA: el secretario de Coordinación Institucional del MPF, Juan Manuel Olima Espel, y el fiscal de la Procuraduría contra el Narcotráfico (Procunar), Diego Iglesias. Por la provincia, además de otros funcionarios, el fiscal general Jorge Baclini.

 

Los integrantes del Convenio.

 

El convenio actualizaba un trabajo iniciado dos años antes por Alejandra Gils Carbó como procuradora general. Pero ni el Ministerio Público Fiscal era el mismo, ni eran iguales las relaciones políticas entre el gobierno socialista de Santa Fe y la administración de Cambiemos. La relación de coordinación simbiótica que habían mantenido las dos administraciones comenzaba a mostrar cimbronazos. El Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, se topaba con las primeras trabas para el ingreso en el territorio tras la designación de Marcelo Saín como asesor de la cartera de Seguridad santafesina, una experiencia que culminó con su nombramiento como director del Organismo de Investigaciones del Ministerio Público de la Acusación. A la luz de esas circunstancias, aquel convenio del MPF alineado con la Embajada de Estados Unidos puede verse ahora como un torniquete que garantizaba la entrada por la ventana de la languideciente intervención nacional.

Ese es el contexto en el que apareció el espía Marcelo D'Alessio en Rosario. De cuyas andanzas y objetivos da cuenta esta nota.

Hasta ahora se habían tejido distintas hipótesis sobre la presencia de D'Alessio en Rosario. Se dijo que había ido a reclutar para la campaña al clan Cantero, conocido por la prensa con la advocación animalizada de Los Monos. O que le había dado a la banda datos de integrantes del Poder Judicial para realizar los atentados de fines de 2018, en los que, finalmente se supo, Los Monos no estuvieron implicados. Sin embargo, la revisión del material contenido en la computadora del espía cambia a la luz de aquel convenio.

Hoy funcionarios del MPA de Santa Fe están convencidos de que el espía se alimentó de una filtración de aquel convenio a través de la Procunar. Tenía información muy detallada que sólo se manejaba en las investigaciones que dieron lugar al acuerdo. Contaba relaciones de parentesco y nombres que no se conocían  fuera de la provincia. Con esa información, el espía hacía una investigación paralela en la que buscaba los datos que estaban ubicados detrás de las bandas: nombres de policías, de fiscales y modos de protección.

Sólo así se entienden sus informes. Entre ellos, una cámara oculta realizada a la viuda del Pájaro Cantero, el jefe de Los Monos asesinado en mayo de 2013. La entrevista se realizó en un bar el 28 de enero de 2018. Estaba Lorena Verdún, su abogada y un varón en compañía del espía. Durante el diálogo el espía cosechó una colección de nombres de comisarios y de fiscales en torno a uno de los clanes investigados por el MPA/MPF.

 

 

Un dron colocado en Puerto Roldan.

 

 

El barrio privado de Puerto Roldán es uno de los lugares investigados en la provincia. Allí vivían tres comisarios aparentemente en casas cedidas por uno de los hombres que estaba al final de esas pesquisas incipientes: el empresario criminal Esteban Lindor Alvarado, detenido en noviembre del año pasado como autor ideológico del secuestro, las torturas y el asesinato del prestamista Javier Maldonado.

Alvarado es la persona más importante en el esquema de negocios y protecciones de la comercialización de estupefacientes en Rosario, un esquema que se mantuvo intacto durante años. Su nombre también aparece rastreado por el espía. Y el diálogo con la viuda de Cantero y su abogada aparece el interés por mostrar esos espacios.

D'Alessio: ¿Adónde gastan la plata los policías? Es mucha plata de la que estamos hablando.

Lorena: Mirá, tienen propiedades, se compran caballos caros.

Varón: Caballos de carrera... ¿Dónde los hacen correr, los caballos? Esas cosas hay que averiguar. ¿Dónde se compran casas?

Y finalmente, también así se entiende el último mensaje de esa serie que se había iniciado en el mes de octubre. El diálogo con la ministra Patricia Bullrich del 20 de febrero sobre el barrio privado y la estructura de protección a los Funes.

 

Reporte D'Alessio.

 

 

Como se sabe, D'Alessio envió el mensaje a un contacto agendado como Bullrich S6, un contacto que hoy está confirmado que se trata del número de la ministra. El mensaje era una síntesis de datos que también había obtenido en la charla con la viuda del Pájaro Cantero. Aquí, un extracto que arroja luz sobre el rol de los policías como soldaditos.

D'Alessio: No, a ver, la pregunta es adónde va a terminar esto... Si agarramos dos autos blindados y si querés vamos a resolver lo que se te cante... ¿Cuántos pibes tenés? ¿Cuántos soldaditos tenés hoy manejados por los Funes?

Abogada: No tienen gente.

D'Alessio: Ah, ¿no? ¿Y cómo maneja territorio?

Abogada: No tiene mucha gente.

D'Alessio: Entonces tiene que tener policías si no tiene territorio, ¡hermana! No soy boludo, a ver vos qué te crees, ¿que nací ayer?

Abogada: Esa es la parte que nadie (inaudible) nos haga nada, listo.

D'Alessio: A ver, ¿vos me entendés? Si vos no tenés soldados, ¿cómo manejas el territorio?

Lorena: Con la policía.

D'Alessio: Pero, por eso te estoy diciendo.

Abogada: O con un fiscal. Yo el lunes cuando voy a la fiscalía...

Varón: Con la policía garpada.

 

 

Pinchados

En febrero de 2018, los Cantero estaban detenidos, en juicio oral y perseguidos por la Justicia. En ese contexto, el sur de la ciudad de Rosario comenzaba a ser disputado por dos clanes: los Funes-Ungaro y los Caminos. El lugar era objeto de múltiples crónicas de homicidios y gran cantidad de heridos de armas de fuego. En ese escenario se celebró el acuerdo entre Provincia y Nación. Incluía un diagnóstico que ya circulaba informalmente entre los dos ministerios: un mapa de la zona que estructuraba datos a partir del número de muertos, ubicaciones de los cuerpos y relaciones de parentesco.

El Cohete accedió a uno de los informes volcado un año más tarde en otro expediente. Los datos ahora son importantes para entender los nombres de los que hablaba D'Alessio.

 

Mapa del territorio.

 

Rápidamente, el informe describía a las familias.

El clan Caminos. Tuvo como referente a Roberto Pimpi Caminos, relacionado a la hinchada de Newells. Pimpi murió en 2010 en un ataque a balazos de los Ungaro. Su homicidio marcó el comienzo de una serie enfrentamientos con armas, disputas territoriales y venganzas. Tras su muerte, los liderazgos pasaron a sus hermanos y a su hijo Alexis Caminos. Para febrero de 2018, el clan estaba localizado en un barrio de viviendas sociales de los '80, en la intersección de las avenidas Grandoli y Gutiérrez, conocido como Barrio Municipal.

Los Funes. Crecieron como brazo armado de una organización sostenida económicamente por René Chapita Ungaro, de la hinchada de Newells. En febrero de 2018 sus jefes eran Alan Funes, el hombre que más le interesaba a D'Alessio. Y su hermano Lautaro Funes.

El clan Ungaro. La ubicación era el barrio de Tablada, la zona del cordón Ayacucho. Según aquel documento, gestionan varios bunkers y sostienen el negocio de la droga bajo la modalidad de usurpación de casas, robo de autos y motos, escruches, balaceras contra domicilios y personas, amenazas contra vecinos, uso de armas. Estos hechos generan un alto impacto de violencia en la zona con grandes repercusiones mediáticas.

El comienzo de 2018 había sido especialmente sangriento para los Funes.

  • El 1° de enero hubo un atentado a la casa del padre del clan, Jorge Funes, también herido con arma de fuego.
  • El 7 de enero mataron a Ulises Funes.
  • El 5 de febrero fue atacado a balazos Jonathan Funes.

El 23 de febrero Alan Funes quedó detenido por el homicidio de Marcela Díaz, hermana de Ariel Tubi Segovia, socio de los Caminos. Durante sus charlas, D'Alessio toma ese tema. No termina de entender lo que por esos días salía en la prensa. Alan Funes estaba técnicamente detenido cuando murió Marcela Díaz. Y estaba detenido por otro homicidio —aún así tenía prisión domiciliaria. Y el caso había sido conocido porque se lo había visto disparando al aire para celebrar el año nuevo.

 

Alan Funes, izquierda.

 

En el bar, las dos mujeres que no sabían que el espía las estaba grabando dieron cuenta de las amenazas que había recibido Marcela Díaz antes de esa muerte. Explicaron que la habían acompañado a presentar un hábeas corpus a la comisaría de la zona. E incluso a la Dirección de Asuntos Internos. Y que la Policía no sólo no escuchó, sino que les pidió plata. Esto es importante. No sólo por la desesperación de las mujeres. Es importante, porque a partir de entonces D'Alessio comienza a preguntar por las articulaciones de los clanes con la policía en busca de vulnerabilidades de una provincia en un contexto de tensiones con la Nación.

Abogada: Les traje para que vean la denuncia que se hizo el 3 de enero, donde Marcela avisa que está amenazada de muerte... Estaba embarazada de dos meses y medio.

D’Alessio: ¿Me estás jodiendo?

Lorena: No, nos enteramos ayer.

Y luego:

Abogada: El día 8 de enero. Sale en todos los medios (la amenaza), y yo hago la presentación espontánea. Marcela va a mi casa, la estaban buscando. La estaban siguiendo, sacándole fotos cuando estaba conmigo y con Norma. Nosotros presentamos denuncias, el 4 en Asuntos Internos por perturbar nuestro trabajo. El 10, Marcela se presentó en Asuntos Internos porque la policía quería plata, quería plata, quería plata.

Y entonces, D'Alessio responde interesado:

D'Alessio: ¿Vos lo tenés filmado eso?

Abogada: Está la denuncia en Asuntos Internos. Está todo.

D'Alessio: Bueno, ves. Ahí sí que te puedo ayudar.

La grabación de la conversación con las dos mujeres quedó subdividida en seis videos archivados en la computadora de D'Alessio. La grabación tiene una marca de agua con fecha de 2013 pero, como se dijo, se realizó el 28 de enero de 2018.

D'Alessio: Pero la pregunta del millón es la siguiente: hoy tenés a (inaudible: ¿Alan?) que está totalmente descontrolado. Pesos más, pesos menos, yo no voy a ir con mucha vuelta y si me están microfoneando, me chupa tres huevos. Vamos a hablar bien clarito. Está totalmente descontrolado, quiere el manejo del negocio. Mi hipótesis es que él no le pasa unos mangos a la policía judicial de Rosario, yo creo que él labura con la policía judicial de Rosario.

Abogada: Lo que vos estás diciendo, me lo dijo otro periodista.

D'Alessio: Yo no soy periodista.

Lorena: Sí, supuestamente trabajan con la 15a.

(...)

D'Alessio: ¿Eso no depende de la policía Judicial?

Abogada: La Judicial no está más.

D'Alessio: Está bien, está desbancada. ¿Puede ser Quevedo, o un apellido así? Que fue a declarar también... ¿Cuál fue el que vos agarraste en el juicio y vos le fuiste a la yugular?

 

 

Tengo que avisarle a Macri

Mientras D'Alessio intenta recordar un nombre, la abogada vuelve al amparo y a la comisaría 15. El espía les dice que necesita más datos si quieren que él haga algo. Anticipa que puede pedir una intervención de la Policía de Santa Fe, pero advierte que para eso necesita datos importantes porque es la antesala de una intervención de la provincia. Tal vez ese es el punto más sugestivo de una charla en la que les dice que ese reporte debe enviárselo al Presidente Mauricio Macri.

D'Alessio: ¿Pero con qué basamento? Porque yo puedo intervenir esto. Pero necesito que me ayudes.

(...)

Lorena: ¿Qué querés vos? ¿Que te averigüemos qué?

D'Alessio: Propiedades de la policía, comisarios, jueces, la fiscal, la fiscal esta... Si está saliendo con un narco. Quién es el narco.

Lorena: Ya te dijimos...

Abogada: El Chapita Ungaro.

D'Alessio: Hay que buscar una foto, hay que buscar algo... Escuchá, si vos necesitas guita para pagarle a alguien para que haga la guardia, me la pedís. Yo saco gastos reservados. ¿Me entendiste bien lo que te estoy diciendo? ¿Me entendiste bien? Porque quizás le pagamos dos, tres lucas a un guachito, que no llame la atención. No quiero un 007, no quiero joda. Quiero un boludito con un celular, nada más. Le compras un celular, que filme, que coso, y haga eso. Ya está, porque vamos a poner las cosas en orden.

Y dice:

Varón: Acá lo que hay que hacer es una intervención y reestructuración.

D'Alessio: Consigamos un dato concreto porque intervenir una policía de una provincia no es una broma. Es la antesala de intervenir una provincia. ¿Ustedes saben de lo que están hablando?

(...)

D'Alessio: Es decir, está desmadrado por todos lados esto. La pregunta del millón es la siguiente, volvemos a lo mismo, es: yo necesito cocaína grande, yo te doy mi protección federal. Vos, en manos de protección de la provincia... Es una cuestión de tiempo.

(...)

D'Alessio: ¿A los Funes están cocinando?

Abogada: Desconozco.

D'Alessio: (A Lorena) ¿Cuál es tu olfato?

Lorena: No, yo no lo conozco.

D'Alessio: No, no, pero tu olfato... ¿Los Funes están cocinando o no?

 

 

Glock

D'Alessio pregunta a Lorena y a su abogada si están con custodia. Si se sienten seguras. Insiste. Quiere saber dónde vive la abogada. Quién la protege. Cómo llegó a la causa. Eso que parece un interés por su protección, en realidad es una amenaza. Cuando el diálogo avanza, les muestra algo que presumiblemente son dos armas de fuegos. La imagen queda fuera del lente de la cámara oculta. La abogada mira con sorpresa.

—Mira esto —dice el espía— yo vivo (así).

—Y sí —dice ella.

—¿Qué tiene? —pregunta Lorena.— ¿Tiene laser?

—El tema es así —responde el espía—, nosotros usamos o Glock 45 o Glock calibre 10, que tiene un calibre especial. Si querés después te la presto, pero vamo y vamo. Con esto cosés, ya no es una joda. No es una Bersa 9 que sale, no sale, se encasilla o no se encasilla.

Antes de despedirse, les obsequia una de las armas.

 

 

El caso Alvarado

La génesis de la violencia en Rosario parece tener un punto de origen en 2008, con la administración de Hermes Binner y un repliegue del Estado en el control del mercado ilegal de estupefacientes. El corrimiento del Estado descontroló los territorios con el ingreso de reguladores de oficio, como la Policía. A diferencia de la Bonaerense, con estructura verticalizada en comandos, la policía de Santa Fe estaba horizontalizada. Cada repartición, cada comisaría, atomizó el control del territorio primero con cobro de peajes a las bandas y en los últimos años con la co-administración del negocio. Por encima de las comisarías, las Departamentales tejieron contactos con el sistema de Justicia Federal, el ámbito con competencia en narcotráfico que de esa manera quedaba inactiva.

En paralelo, los territorios también se feudalizaron. Pero hasta 2011 había grupos diferenciados y fronteras claras en el norte y en el sur, que luego comenzaron a correrse por ajustes de cuentas y colaboración entre las bandas. Cuando esas fronteras se corrieron, el descalabro se transformó en anarquía con imparables hechos de violencia que continúan hasta ahora.

El último 2 de febrero, esa trama sufrió un golpe importante con la detención del empresario Esteban Lindor Alvarado.

 

Alvarado.

 

Su caída arrastró a varios integrantes de la cúpula de la Policía Provincial y comenzó a mostrar el sistema de alianzas con la Federal y la inacción de la Justicia con su nombre incorporado a diversas causas desde 2010 que jamás fueron investigadas.

En junio fueron detenidos como colaboradores dos comisarios, los hermanos Martín y Mariano Rey. Intervenían en las causas más importantes del Ministerio Público de la Acusación. Martín Rey era Jefe operativo de la Policía de Investigaciones (PDI) y su hermano era su principal colaborador. También fue detenido el Jefe de Inteligencia de Drogas de la PDI, Javier Makha, que vivía en un departamento cuyas expensas estaban en la casa de Alvarado y donde había sido secuestrado el prestamista Javier Maldonado.

Su nombre también reveló la protección de la Policía Federal y de la Justicia federal. En 2011, Nación nombró a un nuevo jefe de la División Antinarcóticos de Rosario, Gustavo Serna. Al llegar decomisó 14 kilos de cocaína. Un año más tarde, la fiscalía federal, entonces a cargo de Juan Murray, recibió un anónimo. Decía que la droga no era cocaína sino bicarbonato de sodio, y que había sido provista por el empresario Alvarado como obsequio para que el nuevo comisario se ganara el respeto de la prensa. Murray analizó la droga. Efectivamente era falsa. Pese al impulso fiscal, la Justicia Federal no avanzó ni un sólo paso en la investigación. El periodista Hernán Lascano recuerda ese episodio para explicar la ausencia de la persecución criminal de las agencias federales en la escena de tráfico de drogas en Santa Fe. En esa misma línea, otros dos expedientes instruidos entre 2013 y 2016 avanzaron en la descripción de su organización, pero el juez federal Marcelo Bailaque no instruyó la causa y la Procunar no recurrió.

 

Bailaque.

 

Hoy Alvarado está detenido por un homicidio, es decir una investigación que comenzó por afuera de la competencia federal porque no estaba ligada a los estupefacientes sino a la muerte de un prestamista. La investigación la instruyeron los fiscales del MPA Matías Edery y Luis Schiappa Pietra y acaban de requerir un viejo expediente archivado para investigar la conexión de Alvarado en el homicidio de su antiguo socio, Luis Medina, asesinado el 29 de diciembre de 2013 con su novia Justina Pérez Castelli.

Schiappa Pietra fue el fiscal de la causa Los Monos, también en juicio por asociación ilícita, homicidio y encubrimiento. Pese a que la mitad de las 200 horas de escuchas los integrantes hablaban de microtráfico de estupefacientes, la Justicia Federal nunca había tomado la causa. Hoy es Schiappa Pietra quien pidió a Dolores la investigación sobre D'Alessio, puso a disposición la documentación de la provincia y envió a Saín a buscar los elementos de prueba para entender la actuación del espía.

 

Fiscal Lujis Schiappa Pietra.

 

Esa serie de antecedentes originó hace unos días un cruce entre Marcelo Saín y el Ministerio Público de la Nación. Luego de leer una nota del Cohete sobre la intervención de la Procunar en la provincia de Corrientes con el despliegue de un mecanismo de succión de causas judiciales derivadas a Buenos Aires, Saín aseguró que en Santa Fe se mueven actores desconocidos para los locales, como la DEA y su testaferro la Procunar. Eso explica por qué numerosos fiscales federales de Rosario no mueven las manos.

 

Olima Espel, al fondo. Casal en el medio. A su derecha, Conte Grand. Diego Iglesias a la derecha de la foto.

 

Poco después, la corporación de fiscales le respondió con un comunicado. Con la firma del segundo fiscal de la causa de los cuadernos, Carlos Rívolo como presidente de la Asociación de Fiscales, la entidad "manifestó su profundo malestar con las declaraciones efectuadas por el Director de Investigaciones del Ministerio Público de la Acusación, Dr. Marcelo Saín, responsabilizando a los Jueces y Fiscales Federales por el estado de violencia acaecido en los últimos años en la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe".

 

 

Una interpretación un poco extraña

D'Alessio es un dispositivo más del mismo esquema. Es interesante entender su rol en Santa Fe. Porque mientras las herramientas legales miran para otro lado, esas mismas instituciones ponen en funcionamiento un mecanismo clandestino e ilegal. Basta para ello, repasar otro de los tramos locuaces de su diálogo en el bar con la viuda del líder de Los Monos.

—Ahora, la pregunta del millón es la siguiente —dijo—: si nosotros tenemos una prueba contundente que, quienes hicieron la instrucción, o ayudaron a armar la instrucción, eran en realidad los que estaban en la joda, vos mejoras la situación procesal de todos. Yo beneficio a todos ustedes. Ustedes me benefician a mí (inaudible) Este es el negocio, bien clarito. Acá no hay tema de plata, ni yo te voy a dar plata ni vos me vas a dar plata. ¿Me seguís lo que te quiero decir?

 

 

 

 

 

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