El descenso de la temperatura obligó a lxs vecinxs damnificadxs por el incendio forestal de Epuyén (noroeste de Chubut) a marchar hasta la capital provincial para exigir respuesta estatal ante las pérdidas sufridas hace cuatro meses. Desde entonces muchos viven en carpas, en absoluta precariedad y con familias desmembradas. Ellxs son el costo humano de las poco menos de 10.000 hectáreas arrasadas en esa provincia durante la última temporada.
La pérdida de masa boscosa en la Patagonia producto de los incendios aumenta temporada a temporada, de acuerdo al análisis realizado por Greenpace Argentina en colaboración con el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura. Javier Grosfeld, biólogo, investigador del Centro Científico Tecnológico (CCT) Patagonia Norte del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), acompañó la presentación del informe y advirtió sobre el escenario social y ambiental que representan los incendios de quinta, sexta y séptima generación, eventos de gran magnitud y tormentas de fuego en zonas de contacto con las urbanizaciones.
Greenpace y el IFEVA analizaron imágenes satelitales de los incendios mayores a diez hectáreas que se registraron en la Patagonia entre octubre de 2024 y marzo de este año. Consumieron cerca de 32.000 hectáreas de bosque andino en tres provincias (Neuquén, Río Negro y Chubut), cuatro veces más que en el período anterior analizado (2023-2024), cuando se registraron 7.700 hectáreas afectadas. Los números de este informe son menores a los que informaron los organismos públicos oficiales durante los incendios, ya que el análisis de las imágenes satelitales permitió descartar áreas afectadas en temporadas anteriores (y sin cobertura boscosa) e islotes rodeados por el fuego, detalló Hernán Giardini, coordinador del proyecto de bosques de la fundación.
Además, se produjeron cinco grandes incendios en forma simultáneamente, lo que puso en crisis la capacidad operativa del sistema nacional de combate contra incendio y su articulación con las provincias.
Los alcances territoriales del proceso de calentamiento global del clima, el lugar de la sociedad civil en ese proceso, las políticas públicas nacionales y provinciales en la prevención y combate del fuego, entre otros ejes de debate, necesitan de prueba documental, análisis y evaluación de experiencias. Esa discusión debería darse cuando desciende la temperatura, sin la presión de la urgencia del desarrollo de los eventos, ni en medio de medidas coyunturales enmarcadas en la estrategia de comunicación de los sectores dominantes.
Ante las llamas ardiendo y el sufrimiento de comunidades enteras es difícil decir y aceptar que, en ocasiones, nada aporta un avión hidrante al combate, por ejemplo. Los hidrantes tienen gran impacto social y político, tanto cuando están como cuando faltan; la hora de vuelo representa el segmento más caro de todo el costo operativo del combate de incendio. El caso de Cuesta de Ternero (Río Negro, enero de 2021) permitió estimar el costo operativo por hectárea en 700 dólares y de 2.300 el costo promedio de la recuperación de una hectárea, detalló Grosfeld.
El espectro de María Julia
Los incendios ocurridos la última temporada son los de mayor magnitud después de los de 1995 y 1996, durante la gestión de María Julia Alsogaray como secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano (1991-99), desastre ambiental que llevó a crear el Plan Nacional de Manejo de Fuego.
Entre 1988 y 2023 se perdieron en todo el país siete millones de hectáreas de bosque nativo, superficie que equivale a todo el territorio de la provincia de Entre Ríos. Esas pérdidas se originaron por el avance de las fronteras (neo)extractivista y los incendios, entre otras razones. Con los desmontes acelerados, en 2007 se sancionó la ley nacional 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, respuesta institucional al reclamo social por los dramáticos cambios en los usos de suelos en amplias áreas rurales.
Tanto el gobierno nacional como las provincias son corresponsables en la paralización, ejecución y/o subejecución de los presupuestos del Plan de Fuego como de la Ley de Protección de Bosque Nativo. El presupuesto anual del Plan del Fuego se mantiene desde el año pasado en el mismo monto: 33.342.000 pesos, subejecutado tanto en 2024 (22%) como en el presente (30%). La escasa información oficial la consiguió Sofía Nemenman, copresidenta de la Asociación Argentina de Abogad@s Ambientalistas, a fuerza de pedidos de acceso a la información pública.
Un área boscosa puede demorar cientos de años en recuperarse; en ocasiones, la pérdida es irreversible, dando lugar a los llamados neo-ecosistemas surgidos de incendios recurrentes en zonas forestadas con especies exóticas invasivas, como se advierte en Puerto Patriada, junto al lago Epuyén. “Desierto verde”, nuevos espacios arrasados propicios para especies exóticas que asfixian la vida nativa. En el espacio donde hubo bosque de coihue y ciprés ahora hay matorral. El impacto de mediano plazo de la forestación Errasti de la década del ‘60.
Estos resultados medioambientales deben entenderse en procesos más amplios de por lo menos cien años, para lo que investigadores están haciendo aportes a la comprensión del régimen propio del fuego en los bosques andi-patagónicos, entre ellos Thomas Kitzberger, del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente (INIBIOMA) de la Universidad Nacional del Comahue, con asiento en Bariloche. En ese proceso medioambiental confluyen factores climáticos extremos (megasequía, olas de calor, tormentas eléctricas) y factores biológicos (floración masiva de la caña colihue, plagas desfoliadoras).
Se subestima la magnitud de la crisis climática. En el verano de 2021 se produjo una tormenta de rayos a las siete de la mañana originando un incendio en el lago Steffen, al sur de Bariloche, un evento impensado en la zona andina, cuando ocasionalmente se producían a la tarde, con temperaturas elevadas extremas, recordó Grosfeld. En diciembre del año pasado y en enero último los pobladores de la zona advirtieron a los responsables de Parques Nacionales de columnas de humo inmediatamente después de la caída de rayos, tanto en la zona de Los Manzanos (Bariloche) como en Tromen (oeste de Neuquén).
Con vistas a la prevención, se refuerza la propuesta de implementar un plan de erradicación de pinos exóticos, más proclives a la expansión del fuego. Además, en el caso de las forestaciones exóticas en el sur, la tendencia de los inversionistas fue de acceso al financiamiento público sin hacer las labores de mantenimiento y limpieza, generando grandes volúmenes de combustible. Desde hace años, espacios medioambientales y comunidades mapuche-tehuelche cuestionan la “megapinería” y alientan su erradicación.
Grosfeld explicó el que tal vez sea el único caso de silvicultura preventiva realizado con una empresa familiar de Bariloche. La firma GW estuvo de acuerdo en desarrollar una experiencia que todavía es cara, pero perfila una opción viable comparando sus costos con los que representa en Río Negro la implementación del Plan Calor, refuerzo estatal de leña y gas en garrafa para las familias de menores ingresos. Todavía no hay experiencias de manejo de combustible (madera) a escala que sirvan como modelo, advirtió Grosfeld.

Parques Nacionales
Estos incendios afectaron espacios dentro de los parques nacionales Lanín (en Neuquén), Nahuel Huapi (Río Negro) y Los Alerces (Chubut) con bosques protegidos que estaban en muy buen estado de conservación, enfatizó Giardini. “La criminalización oculta la falta de infraestructura”, agregó, a la par que insistió en la creación de figuras penales para desmonte y/o incendio, con fiscalías ambientales especializadas. La propuesta, aunque merece un mayor desarrollo, no tiene nada que ver con la cacería de presuntos incendiarios a la medida de los sectores hegemónicos. En estos grandes disturbios ambientales, el combustible incendiario son los pinos sin mantenimiento, los árboles caídos naturalmente, la caña seca, no el bidón o la molotov que dicen ver ministros en vuelo de helicóptero.
Estos bosques son islas biogeográficas, en las que algunas especies (como lenga, ciprés y coihue) no tienen la capacidad de recomponerse ante un disturbio como sí la tienen especies arbustivas, como lo prueban estudios de anillos de árboles y cicatrices publicados este año.
La sociedad local tiene un rol fundamental en este escenario, ya que queda en la primera línea en estos eventos y, a la vez, con el conocimiento directo de los alcances territoriales del calentamiento global articulado con el modelo del turismo implementado como otro neo-extrativismo. Sólo por la presión del turismo VIP y la apertura de áreas para sectores que devoran la exclusividad puede entenderse el incendio en el brazo Tristeza del lago Nahuel Huapi que se registró el año pasado. Las redes sociales y los medios de comunicación locales dan cuentan de decenas de fogones mal apagados en lugares no habilitados. Las conductas individuales irresponsables se agigantan ante el desmantelamiento del Estado.
Para repensar la reconstrucción y futuro del turismo en el Área Natural Protegida Río Azul-Lago Escondido (Anprale) en El Bolsón, donde se inició el foco de El Bolsón en enero de este año, será necesario un análisis sereno y fundado con participación genuina. Crecerán los incendios de interfase (áreas de urbanización en contacto directo con bosque), según indica la proyección de las variantes del clima. Así, es incomprensible que existan localidades completas emplazadas dentro del bosque como es el caso de Villa La Angostura y Traful, sur de Neuquén, donde Parques Nacionales no cuenta con una brigada de combate de incendios. Es más, el equipamiento y la infraestructura comprada hace años para montar una brigada fueron en parte saqueados y en parte derivados a otra localidad.
El negacionismo del cambio climático y el desmantelamiento del Estado por parte de la administración libertaria se abonan en prácticas políticas locales perfectamente identificables. Los gobiernos municipales aportan los escenarios de la tragedia, por lo que deberían reclamar otro lugar en el conflicto, así como los defensores de la propiedad privada. El verano negro de Australia (2019/20) y los incendios de California, Estados Unidos, son experiencias demasiado próximas.
En Bolsón, un hombre sobrevivió al fuego refugiándose bajo unas chapas cuando se vio rodeado. Otro vecino, en la misma zona, no logró hacerlo cuando regresó a intentar salvar algo del esfuerzo de toda una vida en la chacra.
El martes 13 de mayo, lxs vecinos de Epuyén instalaron sus carpas por unas horas sobre el asfalto, frente a la residencia oficial del gobernador, en Rawson, capital de Chubut. Ellos también están avisando, como los informes científicos.
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