Peronismo, industrialización y ciencia

Justicia social, industrialización y desarrollo científico es lo que históricamente llamamos peronismo

 

Decíamos, ya en noviembre del 2015, que el modelo de país que venía a implementar el proyecto neoliberal periférico iba a implicar la anulación de los proyectos de desarrollo autónomo de tecnología y por ende iba a implicar un deterioro creciente del sistema científico argentino. Si bien no toda investigación científica desemboca necesariamente en una aplicación tecnológica y es bueno que así sea, hoy en día toda innovación tecnológica, toda sustitución de importaciones, necesita de su base científica. Por lo tanto, si no interesa el desarrollo tecnológico autónomo el sistema científico pasa a ser un ornamento fácilmente resignable, como lo entendieron Macri, Barañao y su “equipo”.

En esto se diferenciaron nuestros neoliberales periféricos de los neoliberales del hemisferio norte: los últimos no anularon sus desarrollos tecnológicos autónomos, más bien los potenciaron como elemento de supremacía política y económica y, consecuentemente, tampoco deterioraron sus sistemas científicos.

En nuestro país los resultados de los cuatro años de neoliberalismo fueron,

  1. Desindustrialización, que significó cierre de pymes y alta capacidad ociosa en la industria en general;
  2. Cancelación de los proyectos de desarrollo autónomo de tecnologías como los de la industria satelital y los de las industrias de defensa que movilizaban a una gran cantidad de pymes y brindaban posibilidades de alta formación a jóvenes profesionales;
  3. Desocupación provocada por esta desindustrialización;
  4. Ajuste en el sistema científico, en particular en el CONICET, induciendo nuevamente a la fuga de cerebros.

Los resultados medidos en términos de desindustrialización, desempleo y ajuste del sistema científico no fueron errores de gestión del equipo gobernante; fueron el resultado exitoso de sus políticas.

Así como el modelo de país neoliberal periférico pudo erosionar gravemente nuestras bases productivas, pudo empujar a una gran parte de la sociedad a la pobreza e indigencia y pudo volver a desmotivar la formación y permanencia de jóvenes científicos y tecnólogos en el país, la inversa también es cierta: un modelo peronista tiene el potencial para reindustrializar, hacer desaparecer la indigencia, hacer retroceder a la pobreza y también volver a motivar las vocaciones científicas de nuestros jóvenes.

En solamente los dos primeros meses de gobierno del FdeT comenzaron a implementarse políticas socio-económicas que tienden una red de seguridad alimentaria y avanzan en la inclusión de los sectores más pobres en el consumo.

Las líneas de crédito de bajo interés para las pymes y el rescate de muchas de ellas mediante planes de pago generosos para sus obligaciones fiscales incumplidas son medidas orientadas, junto con el buscado aumento de consumo, a detener la destrucción de las empresas y por ende del empleo.

También empiezan a retomarse proyectos de desarrollos tecnológicos independientes, como Arsat 3, un gran movilizador de proveedores pymes de productos y servicios. En la industria de defensa y en particular en FAdeA, otra gran movilizadora de proveedores pyme de productos y servicios, vuelven a reactivarse proyectos de desarrollo tecnológico autónomo.

¡¡Todo esto en solamente dos meses!!

Coherentemente con estos cambios profundos que empiezan a implementarse en el modelo de país, el sistema científico vuelve a crecer: aumento en los montos de las becas doctorales y postdoctorales, aumento en el número de ingresantes a las carreras de investigador científico y de técnicos de CONICET, aumento en los montos de dinero que subsidian las investigaciones científicas.

Como señalaron en los ’70 Oscar Varsavsky, Amílcar Herrera y otros pensadores, el modelo de país y el estilo científico-tecnológico son necesariamente coherentes.

Un sistema científico sólido y completo, que incluya desde las ciencias físico-naturales, las ciencias ingenieriles y la matemática (lo que en inglés abarca el acrónimo STEM) a las ciencias sociales y humanísticas debe ser la base de nuestros imprescindibles desarrollos tecnológicos autónomos,  que hoy se deben materializar fundamentalmente en la sustitución de importaciones que, en definitiva, en nuestro país constituyen lo que denominamos innovación tecnológica (https://www.elcohetealaluna.com/sustitucion-de-importaciones-es-innovacion/)

En el curso que seguramente está preparando Alberto Fernández para contestar la pregunta de Angela Merkel, “¿qué es el peronismo?”, estos primeros dos meses de gobierno con avance social, rescate industrial y vigorización del sistema científico serán usados para ilustrar sus primeras clases… porque justicia social, industrialización y desarrollo científico es lo que históricamente los argentinos llamamos peronismo (con las obvias excepciones julio 74 a marzo 76 y 89 a 99).

 

 

 

 

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