Polvo enamorado

El rescate de las partituras y arreglos de Aníbal Troilo

 

Aníbal Troilo.

Su solo nombre conmueve y dispara imágenes y afectos.

Aníbal, el bueno. El que pintó de música Buenos Aires.

Si fuera posible que un trazo escrito capture algo de la magia, entonces hay muy buenas noticias: además de las grabaciones de su orquesta típica, sus manuscritos están a resguardo de sus celosos descendientes.

Sí. Los manuscritos de Pichuco, con añadidos y arreglos de Ástor Piazzolla, de Argentino Galván y otros, grandes también.

¿Cuánto de lo intangible puede condensarse en un poco de tinta o grafito sobre el papel? ¿Cuántos diálogos, escenas de ensayos, intercambios de opiniones, pueden adivinarse en una tachadura, en un cambio de color o de intensidad del trazo?

Y aquí el anuncio: ese material extraordinario está a punto de ser procesado para su recuperación popular. Como un mapa del tesoro con la lámpara para frotar, como el rastro de ADN que nos permita reproducir la vida, como el Aleph en el sótano de la casa de Aníbal.

El Instituto de Investigación en Etnomusicología (IiEt) —institución cobijada en la Dirección General de Enseñanza Artística de la Ciudad—, a través de sus expertos, será el encargado de abordar el ordenamiento, análisis, transcripciones, nuevas interpretaciones, y pondrá ese resultado disposición gratuita de toda institución de carácter público, en estricta observancia de las directrices de los descendientes del Bandoneón Mayor de Buenos Aires, en la persona de Francisco A. Torné.

Pichuco volverá a hablarnos.

Y vaya que es una buena noticia.

 

 

Crónicas de recuperaciones

Los manuscritos, las partituras originales —en la mayoría de los casos, únicas copias existentes— pueden estar expuestos a peripecias sorprendentes, épicas. Sobreviven a sus autores, que no siempre se ocuparon de ponerlas a resguardo antes de su partida final.

 

“Desde 1975, mi abuela Zita Troilo mantuvo y conservó en buen estado todas las carpetas con los arreglos musicales que la orquesta interpretó a lo largo de más de cinco décadas, y desde 1997 nosotros, sus nietos, hemos tenido la responsabilidad de su custodia y preservación”.

“Gracias a un acuerdo con la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA), y por gentileza del Maestro Juan Carlos Cuacci y la intervención directa del Maestro Javier Cohen, en 2012 comenzamos a escanear toda esa obra, hoy ya toda la obra tiene una copia de respaldo”.

“También se logró digitalizar al menos 14 arreglos, en forma completa para que se puedan compartir con las instituciones de educación musical de la enseñanza pública”.

“Ahora este acuerdo permitirá completar este proceso de digitalización y disposición de todo el material al universo educativo público para su estudio, en eso radica la importancia del mismo”.

“Para nosotros, como familia, es un orgullo que la obra de Pichuco esté disponible para las nuevas generaciones: entendemos que él así lo hubiera querido, todos sabemos de su generosidad”.

“Solo resta agradecer por adelantado a todos los que formen parte de este gran proyecto, que  no tenemos dudas tendrá un gran impacto en el estudio del tango, genero al que amamos tanto, pero también para entender el gran aporte musical de la obra de Aníbal Troilo a nuestra cultura”.

Francisco Torné, nieto de Zita.

 

Así, silenciosamente, pueden pasar del archivo personal más o menos prolijo del compositor —o del intérprete que las estrenó—, a ser parte ignorada de un enmarañado cúmulo de efectos que ya no tienen dueño, con demasiado poco valor comercial como para anotarse en una herencia respetable, y sólo molestan ocupando lugar. Así, pueden terminar arrinconados en umbrosos rincones polvorientos, quizás bajo alguna gotera que no se arregló todavía, y aguardan su destino último en el depósito junto con el resto de la basura.

Aunque, como en los dramas que se resuelven en un feliz final ya sobre las últimas páginas, algún buen designio haya dispuesto un providencial encuentro con la mirada experta de algún investigador que las descubra a golpe de ojo entre los despojos, y los rescata. Como si el valor espiritual que verdaderamente tienen emanara destellos de un brillo que hiere las retinas de los especialistas y les advierte de su resplandor escondido entre los opacos escombros, justo a tiempo y sobre los últimos segundos de gracia, antes de que se perdieran trágicamente para siempre.

La partitura original de Prepárense

 

Parte del patrimonio recuperado por el Instituto de Investigación en Etnomusicología (IiEt), en su trabajo de décadas, tuvo un recorrido como el que se describe en los párrafos anteriores. Otros manuscritos tuvieron una vida más cómoda, y fueron los propios autores los que los entregaron al Instituto –ya reconocidas su ética y excelencia profesional— para su custodia, conservación, tratamiento y difusión.

Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma, y desde el instituto se registran árboles genealógicos, mudanzas, números de teléfono, direcciones, y se articulan estrategias para contactar a los sorprendidos familiares, que no tenían idea de que existiera algún tipo de interés en esos papeles pentagramados escritos con lápiz negro, olvidados en el fondo del placard. O eventualmente, fueron cedidos por los autores a sus familiares celosos y conscientes de que heredaban una responsabilidad transcendente, que asumieron con el mayor esmero.

Entre estos últimos felices casos está el material de arreglos inéditos y otros documentos de Aníbal Troilo. Este material ingresa al IiEt enriqueciendo aún más su ya valiosísimo archivo, para ampliar el espectro de estilos musicales con esta joya facetada de la personalidad de Bandoneón Mayor de Buenos Aires, Aníbal Troilo, Pichuco, como emergente del Tango, patrimonio inmaterial de la humanidad.

 

 

 

* El Instituto de Investigación en Etnomusicología pertenece a la Dirección General de Enseñanza Artística del Ministerio de Cultura del GCBA.

 

 

 

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