Producción y distribución post-pandemia

Recuperar el sistema productivo de la destrucción que produjeron la peste y los neoliberales

 

En la post-pandemia todos los países tratarán de recomponer lo más rápidamente posible sus capacidades productivas. La competencia por mercados e insumos será mucho más feroz que lo que había venido siendo hasta la pandemia. En ese mundo complejo y agresivo nuestro país deberá recuperar su sistema productivo, no solamente de la destrucción impuesta por la peste sino que deberá recuperar el sistema productivo de la destrucción neoliberal previa a la pandemia.

El proceso productivo-distributivo en la post-pandemia se desarrollará en los marcos del modo de producción capitalista, modo de producción que hoy no tiene una alternativa.

 

 

No hay un solo estilo de capitalismo

La apropiación privada de la plusvalía producida por la sociedad es la característica distintiva del modo de producción capitalista. Sin embargo, el capitalismo “de manual” con mercados transparentes, con múltiples oferentes y demandantes, en los que los precios de las mercancías se fijan por el equilibrio entre oferta y demanda y en el que, como resultado de ese equilibrio, la sociedad alcanzaría su máxima eficiencia productiva, realmente no existe.

Existen mercados monopólicos u oligopólicos en los que si bien las corporaciones dominantes maximizan sus ganancias, la sociedad en su conjunto no maximiza su eficiencia productiva-distributiva.

Obviamente los monopolios estatales están exceptuados de esta ineficiencia social porque sus objetivos no son necesariamente maximizar ganancias.

 

Figura 1: Ineficiencia social de los monopolios.

 

 

En la Figura 1, tomada de la referencia [1] podemos distinguir:

  • la curva de demanda que grafica las cantidades de un cierto producto que la sociedad está dispuesta a comprar a un determinado precio.
  • La curva de costos marginales (cuánto le cuesta a la empresa producir una unidad extra).
  • La curva de ingresos marginales (cuánto dinero extra recauda la empresa al vender una unidad extra).
  • El productor monopólico, que tiene como objetivo maximizar sus ganancias, al no tener competencia elige ubicarse en el punto B, que es en el que su costo marginal iguala a su ingreso marginal.
  • Un mercado transparente trabajaría en el punto E en el que las cantidades producidas son mayores.
  • Q* es la cantidad producida y P* es el precio que cobrará el productor monopólico.
  • El rectángulo ABCD es la renta monopólica.

Por lo tanto, en un mercado monopólico las ganancias de la empresa son mayores, el precio es mayor y la producción es menor, con lo que el empleo también es menor. Es decir, la presencia de monopolios privados disminuye la eficiencia productiva-distributiva de la sociedad.

El modo de producción capitalista librado a su libre devenir desemboca necesariamente en la existencia de mercados monopólicos u oligopólicos [1] y por lo tanto con la arriba discutida ineficiencia social.

El capitalismo prepandemia estaba caracterizado por:

  • Hegemonía del sector financiero en la economía global. El sector financiero dejó de ser parte del circuito de creación de valor, canalizando el ahorro de la sociedad hacia el sector productivo, para convertirse, en el período de valorización financiera, en apropiador de valor [2]. Aún empresas que son visualizadas como paradigmáticas de la industria hoy concentran sus ganancias en sus operaciones financieras (en [2] se describe entre otros el caso de GM).
  • Hegemonía de las corporaciones multinacionales en el sector productivo, produciendo una globalización de la producción adecuada a maximizar sus ganancias. Esto, en nuestro país, produjo una no-localización de las cadenas productivas y un fuerte deterioro en la creación de empleo y de valor (la industria automotriz [3] y la de electrónica de consumo son ejemplos de esto). Otro tema asociado a la presencia hegemónica de las multinacionales es el del comercio inter-empresas que afecta, lamentablemente sin violar el marco de la legalidad vigente, el empleo y la disponibilidad de divisas en el país [4] [5].

Este capitalismo de mediados del siglo XX y principio del XXI es un generador de desigualdad.

El World Inequality Database (WID) orientado por el investigador francés Thomas Piketty publica información sobre la desigualdad existente en diferentes países. Como caso demostrativo consideraremos los Estados Unidos. En la Figura 2 se grafica la evolución histórica de la participación del ingreso del 50% inferior y del 1% superior entre 2013 y 2018.

 

 

Figura 2: Desigualdad en la distribución del ingreso en Estados Unidos.

 

 

En el período (2013-1940) con la excepción de la crisis de 1930 la desigualdad de ingreso fue muy alta; fue marcadamente menor en el período (1940-1990) y volvió a los niveles de principios de siglo a partir de 1990.

En la Figura 3 y también para Estados Unidos se grafica la desigualdad en la riqueza acumulada por los diferentes niveles económicos en el período (1962-2016). La tendencia es también la de un aumento de desigualdad a partir de 1990.

 

 

 

 

Figura 3: Desigualdad en la riqueza en Estados Unidos.

 

 

Estas diferencias de ingreso se perpetuarán en las sucesivas generaciones porque, como se demuestra en la Figura 4 [6], están condicionando el nivel de educación de los jóvenes.

 

 

Figura 4: Ingresos parentales y acceso a la educación superior en Estados Unidos (2014).

 

 

Para nuestro país, en la Figura 5, el WID grafica el ingreso del sector 1% superior, para el período (1932-2004). La conclusión es que el nivel de desigualdad bajó en forma importante en el período peronista (1945-1955), bajó en el período aproximado (1960-1990) y volvió a subir en los '90. El WID no publica datos argentinos más allá del 2004.

 

 

 

 

Figura 5: Desigualdad en la distribución del ingreso en Argentina.

 

 

Para tener una imagen más completa, en la Figura 6 presentamos un gráfico que muestra la evolución histórica del PBI per cápita y del índice de GINI en Argentina en el período (1986-2016); esta visualización fue desarrollada por el físico argentino Fernando Cucchietti. Vemos que el período (2002-2013), fue de continuo crecimiento del PBI per cápita y disminución del GINI (crecimiento de igualdad); la excepción fue la crisis mundial del (2008-2009) en que si bien el PBI per cápita descendió el GINI continuó su marcha descendente.

 

 

 

Figura 6: PBI vs GINI en Argentina.

 

 

El modo de producción capitalista siempre produce desigualdad; pero los niveles de desigualdad cambian fuertemente con las políticas económicas de los gobiernos.

En la post-pandemia será imprescindible fijar como objetivos ordenadores los crecimientos simultáneos de los niveles de igualdad, de ocupación y de contenido de valor agregado en la producción argentina; lo que llamamos estilo de desarrollo inclusivo [7].

El rol central en el desarrollo inclusivo es el del Estado nacional en sus funciones de Estado regulador de políticas fiscales, de créditos y subsidios, del flujo de importaciones y del flujo de exportaciones; de Estado promotor de la actividad productiva a través de un compre nacional inteligente, que no solamente proteja a la industria nacional sino que a cambio controle el cumplimiento de pautas de aumento de productividad y de crecimiento tecnológico y de Estado productor, retomando el estilo de emprendimientos como YPF, como la ex SOMISA, como la producción de satélites geoestacionarios (ARSAT e INVAP), como FAdeA, como la finalización de Atucha 2 por parte de N.A.-S.A., etc.

Las políticas disponibles para la post-pandemia son: avanzar en la sustitución de importaciones y en la exportación de manufacturas industriales.

Vaca Muerta puede convertirse en el centro de una industria sustitutiva de importaciones de equipos, insumos y servicios petroleros y esta actividad sustitutiva de importaciones tiene la potencialidad de convertirse en exportadora.

En la industria automotriz el esfuerzo sustitutivo de importaciones tiene la posibilidad de promover una mayor participación de autopartistas nacionales en las cadenas de valor de las terminales.

En la industria farmacéutica la pandemia produjo un efecto demostrativo de la potencialidad de la asociación entre pymes nacionales y sector científico para producir reactivos que ayuden a identificar los contagios del virus. Esto es un fuerte punto de partida para plantear una industria nacional de medicamentos que pueda no solamente sustituir importaciones sino también exportar.

Existe la oportunidad de desarrollar cadenas productivas nuevas para el país como la de electro-movilidad, con la producción asociada de baterías de litio.

Los actores fundamentales de estas actividades son las pymes nacionales, que sin duda son las mayores creadoras de empleo, y el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, que deberán hacer factible un crecimiento con desarrollo tecnológico autónomo.

 

[1]
R. Wolff y S. Resnick, Contending Economic Theories, Cambridge, MA: MIT Press, 2012.
[2]
M. Mazzucato, The Value of Everything, New York: Public Affairs, 2018.
[3]
E. Dvorkin, «El complejo automotor después de Macri,» El Cohete a la Luna, 23 octubre 2018.
[4]
E. Dvorkin, «Precios de transferencia,» Suplemento Cash - Página 12, 27 abril 2014.
[5]
V. Grondona, «Fuga de capitales IV Argentina, 2014. La manipulación de los precios de transferencia,» CEFID-AR, 2014.
[6]
T. Piketty, Capital e Ideología, Buenos Aires: Paidós, 2019.
[7]
E. Dvorkin, ¿Qué ciencia quiere el país? Los estilos tecnológicos y los proyectos nacionales, Buenos Aires: Colihue, 2017.

 

 

 

 

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