Cuando el 2 de junio Cristina Fernández de Kirchner fue entrevistada en C5N y expresó públicamente su candidatura, el partido judicial aceleró su proscripción política. Ocho días después del anuncio —el 10 de junio— la Corte Suprema de Justicia de la Nación, integrada por tres jueces —Carlos Fernando Rosenkrantz y Horacio Daniel Rosatti, designados por decreto 83/2015 del entonces Presidente Mauricio Macri, y Ricardo Lorenzetti, huevo duro que se fue pudriendo con el paso del tiempo— decidió desestimar el recurso de queja interpuesto por CFK en la causa Vialidad, confirmando la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Las razones por las que a Cristina la proscriben están basadas en su propuesta. El partido judicial es garantía para robustecer los privilegios del poder económico dominante del país y su trabajo es detener el avance político de quien es la mayor representante y promotora de justicia social para los sectores populares. Al escuchar su propuesta, de inmediato decidieron emitir un fallo condenatorio. CFK dijo en C5N que era fundamental —dado el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional— pararse frente al organismo y discutir montos, tasa de interés y plazo de amortización, sobre la base de lo que corresponde por cuota a la Argentina. Para que ese pago al FMI “no sea una extorsión y estrangulamiento a la economía y el desarrollo argentino”. Su propuesta es obstáculo para el estrangulamiento y cortaron su camino, que fue cortarle el camino al pueblo.
Nada nuevo bajo el sol. Santo Tomás de Aquino decía que “la corrupción de la Justicia tiene dos causas: la astucia del sapiente, que falsifica el recto enjuiciamiento, y la violencia de los poderosos, que subvierte lo que es justo”. El peronismo, los líderes populares que buscaron realizar cambios profundos para que la sociedad fuera un poco más igualitaria, aún sin lograrlo del todo, pero mejorando considerablemente la vida de sus representados, sufrieron la persecución judicial. Arturo Frondizi —Presidente entre 1958 y 1962— describió con precisión, luego de su derrocamiento, sobre el pretexto para derribar gobiernos populares. El Cohete a la Luna publicó ese texto en 2018, pertinente para que cualquier lector repase o descubra los usos y abusos que siempre hace la derecha minoritaria cuando cabalga con el poder mediático y judicial sobre la llamada “corrupción”, con la que —curiosamente— siempre acusa a líderes populares.
Michael Foucault sostenía que “el poder punitivo en serio no se ejerce sobre los que están presos, sino sobre los que estamos sueltos, pues es poder de vigilancia”. Aquí el mensaje es para cualquier representante de la política, que sabrá cuáles serán sus límites. Para que se acostumbren a gobernar solamente cambiando algo para que todo siga igual, si no vendrá el disciplinamiento del partido judicial. Nadie después de esto se atreverá a ninguna transformación. A Cristina la fueron cosificando mediáticamente y la persecución judicial comenzó con mayor intensidad luego de la gratitud del pueblo, cuando terminó su mandato como Presidenta. Le enfermaron a su hija, y a su hijo lo estigmatizaron todo lo que pudieron. Claro que, como el peronismo es amplio, hay quienes por una porción de poder ayudaron, siendo idiotas útiles del poder real sin darse cuenta.
Cuenta Raúl Zaffaroni en La palabra de los muertos que Michelangelo Vaccaro (1854-1937), profesor de Derecho Penal en Padova y en Roma, afirmaba que el derecho nunca se estableció para la defensa de toda la sociedad, sino de ciertos grupos o clases. Aseguraba que el poder penal siempre selecciona a los que se rebelan contra los intereses de los grupos dominantes y a quienes no se domestican. El problema del peronismo y sus fracasos está en los domesticados de los poderes fácticos. Y en quienes, a lo mejor no amansados, vean ahora que no solamente ellos, sino su familia, pueden estar en peligro si se animan a alterar el orden del poder económico y financiero establecido que cogobierna junto al FMI y prepara el terreno para la condena de todo el pueblo.
El mayor logro del topo fue ir creando un mayor descrédito hacia la política, que ya existía, como advertía Cristina como Vicepresidenta y Alberto Fernández no escuchó. Cuando no se resuelven los problemas cruciales de salario, vivienda, la gente termina descreyendo de la política, que no es más que un conjunto de decisiones colectivas a tomarse a favor de la ciudadanía. Cuando esto no sucede, los desencantados se suman de a montones. Y Milei, aprovechando ese ya manifiesto individualismo de la sociedad, lo condimentó con sus críticas a lo que llama casta política, para darle paso a la concentración del mercado, ganancia de pocos en perjuicio de muchos, cuando el Estado se retira, como está haciendo. Por lo tanto, el camino a ser colonia está allanado cuando se barre de la escena política a Cristina y el pueblo se queda sin espejo, sin representante. La condenada es ella, pero también el pueblo.
Bien vale preguntarse, ¿cuál será la efectiva respuesta de la dirigencia, de la población? ¿Cómo se revierte la situación? El camino para la recuperación no será fácil para el peronismo. Si su lideresa más importante está proscripta, la anulación de su voz en la campaña no parece fácilmente reemplazable. La voz de Cristina es una voz de esperanza y fue callada por el partido judicial. La situación no es igual que lo vivido con la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu - Isaac Francisco Rojas (1955-1958) que había considerado al peronismo todo un mal que debía ser extirpado. Se proscribieron dirigentes sindicales y políticos peronistas, la clara represión y fusilamientos de militantes, la supresión de reglamento laboral y la anulación del sindicato único, fueron parte de ese plan de exterminio.
Se buscó desperonizar a la sociedad con el decreto ley 4.161 del 5 de marzo de 1956, que establecía en su capítulo I: “Queda prohibida en todo el territorio de la Nación: la utilización, con fines de afirmación ideológica peronista, efectuada públicamente, o propaganda peronista (…) Se considerará especialmente violatoria de esta disposición la utilización de la fotografía retrato o escultura de los funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del Presidente depuesto, el de sus parientes, las expresiones ‘peronismo’, ‘peronista’, ‘justicialismo’, ‘justicialista’, ‘tercera posición’, la abreviatura PP, las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales Marcha de los muchachos peronista y Evita capitana o fragmentos de las mismas, y los discursos del Presidente depuesto o su esposa o fragmentos de los mismos”.
Hoy la proscripción no es contra el peronismo, sino contra su líder. Para la única que demostraba hablar de lo que otros no. Para quien efectivamente hablaba de las causas que son la verdadera razón del padecimiento del pueblo: el endeudamiento externo y la falta de dólares en una economía bimonetaria, como principales problemas del país, que si no se los aborda de manera eficiente, el fracaso del peronismo, por más que llegue a acceder en un futuro a un nuevo gobierno y luego repita el condicionamiento del FMI, como hicieron Alberto Fernández - Martín Guzmán, el gobierno queda maniatado y a merced de sus intereses, perdiendo toda soberanía política y económica en la toma de decisiones que permitan mejorar la vida al pueblo.
Recordar que los derechos que nos asisten se conquistaron realizando revoluciones es oportuno, porque han edulcorado tanto nuestra historia para mantenernos pasivos ante el saqueo evidente, que algunos creen que esos derechos fueron cedidos y no arrancados. Hipólito Yrigoyen, fundador del partido radical revolucionario, fue quien proclamó la necesidad de que los sectores populares recurran a la fuerza para conquistar el derecho al sufragio. Para que ese partido deponga la violencia como forma de lucha, fue que el 21 de septiembre de 1910 el Presidente electo Roque Sáenz Peña pactó con Yrigoyen el compromiso de tener una ley que garantice sufragar a todos los ciudadanos (hombres). Así fue como se arrancaron las leyes electorales de 1911 y 1912.
Por el momento hay sectores movilizados luego de la proscripción de Cristina. Cuando los canales de participación democrática se cierran abruptamente, se genera espacio para la bronca y el descontento. A la pareja de hermanos gobernantes poco parece importarle; a los monigotes que consumaron el fallo proscriptivo, tampoco. Están seguros de que cuando todo termine mal, como ya lo han hecho los mismos modelos económicos que han hambreado al pueblo, serán como siempre los que no pagarán las consecuencias de sus actos. De la Rúa murió sin haber dado explicaciones; la estafa de los bancos, el quedarse con los ahorros de los argentinos, nunca tuvo culpables. Cavallo se dedicó desde la dictadura en adelante a ser el hombre sinónimo de impunidad, aquella que gozan los que le aseguran al poder real el mayor saqueo a costa del pueblo. Es momento de pelear, porque resistir esto es lo que desean; una resistencia en estos tiempos es igual a aceptar algo que, como pueblo y por historia, no nos merecemos.
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