Proximidades

Macri & Milei comparten algo más que ascendencia: el triunfo de la inteligencia amoral

 

En la cultura de la mafia calabresa los sujetos y las relaciones criminales se organizan alrededor de los lazos de parentesco. Estos establecen vínculos familiares y personales tupidos, que pueden resumirse así: amigo de los amigos, pariente de los parientes. La afiliación ritual a la ‘Ndrangheta implica considerar siempre los orígenes familiares porque ese aspecto tiende a anular la posibilidad de infiltraciones en la estructura organizativa; además, si un afiliado siente la tentación de caer en la traición, la organización puede tomar represalias contra sus familiares, convirtiéndolos en rehenes. Esta racionalidad aminora la posibilidad de la traición. La ‘Ndrangheta es una sociedad secreta y ni siquiera quienes crecen en ese ambiente conocen la identidad de todos sus afiliados. Las relaciones basadas en los vínculos de parentesco desempeñan un papel central en la determinación del comportamiento de los afiliados y su entorno. El análisis sociológico propone una lectura específica de las organizaciones y las empresas (legales e ilegales) en las que los sujetos y las relaciones basadas en los vínculos personales desempeñan un papel central en la determinación del comportamiento. Si seguimos esta línea de análisis, la cultura criminal de ascendencia calabresa –que luego, con las migraciones, se nacionaliza en otras latitudes– puede ser interpretada a partir de la categoría de proximidad de los actores implicados en el vínculo. El efecto proximidad construye confianza mutua, imitación comportamental, deseo de perpetuar los lazos en el tiempo, valores e intereses comunes. Estas cuestiones entran dentro de la categoría de comportamiento (L. Boltanski, Luc / L. Thévenot, On justification, 2006).

 

Aproximaciones

El ex Presidente Macri y el Presidente Milei se buscaron mutuamente. Construyeron proximidad. Aquí mismo lo recordaba la semana pasada Rinconet: Milei dio impulso a esa aproximación desde una entrevista de fines de 2021: “Si yo tuviera que elegir entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia, porque la mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente y, sobre todas las cosas, la mafia compite”. Fue organizando esa proximidad también alrededor de las loas a Al Capone. Este nombre nos lleva a una disquisición sobre la corrupción. Esta transgrede las reglas de la transparencia. En tanto práctica de la máquina política, viola los códigos morales. Se activa, generalmente, cuando las normas se perciben inadecuadas y los comportamientos legítimos, ineficaces. La función estructural desempeñada por un político corrupto consiste en “organizar, centralizar y mantener en condiciones de buen funcionamiento los fragmentos diseminados de poder, que frecuentemente están dispersos en la organización política de la sociedad” (R. Merton, Social theory and social structure, 1968). Entre los grupos beneficiados por el político corrupto revistan en general los empresarios, que obtienen privilegios que se traducen en ganancias más o menos inmediatas. En este caso, la corrupción racionaliza u ordena las relaciones entre intereses públicos y privados. El corruptor puede ser también un mafioso, que puede corromper los organismos políticos a través de la extorsión o el ofrecimiento de dinero. A eso se dedicaba el viejo Al, que el Presidente presentó como un “trader”. Tanto el caso del mafioso como el del político representan el triunfo de la inteligencia amoral sobre el fracaso de lo moralmente prescripto.

Otro efecto de proximidad lo verificamos en las declaraciones de Milei en campaña acerca de que Macri podía tener un rol destacado en su gobierno: la función de “súper embajador”. Aún no se ha verificado pero es una latencia. El ex Presidente, por su lado, también se fue aproximando al actual, pues en plena campaña de 2023 sostuvo: “Si no gobiernan ellos (el peronismo), ni nosotros (Juntos por el Cambio), gobernaremos nosotros a través de Javier. Lo importante es el fin del populismo”. La proximidad tiene un impacto en el comportamiento y de hecho un método fundamental de lucha política –tanto de Macri como de Milei– es traspasar poco a poco la culpa a su oponente: “la pesada herencia”. Otra huella de proximidad la encontramos en Para qué, que Macri publicó en 2022. En el capítulo dedicado a Cromañón, que se presenta como el momento en que empezó “la gesta del cambio”, aparece la huella: “Recuerdo los mensajes y las visitas de los miembros del sistema político de entonces. La ‘casta’, como la bautizaría años después Javier Milei”. Y otro efecto aún de proximidad emerge si se considera que Macri y Milei expresan aversiones nihilistas contra su otredad social y política, sean el kirchnenismo o la “casta”, a los que pretenden desaparecer.

 

Espesuras

Revolución Federal ofrece otra apoyatura del efecto de proximidad. Es la organización nexada con el atentado contra la entonces Vicepresidenta Cristina Fernández. En el corazón de la pandemia organizó ataques a funcionarixs del gobierno y a dirigentes del Frente de Todxs. En el segundo semestre de 2022, uno de sus fundadores, Jonathan Morel, estuvo detenido en el marco de una causa que buscó verificar si existía un vínculo entre los cobros millonarios por presuntos trabajos de carpintería comisionados a través de una firma perteneciente a la familia Caputo y el intento de magni-femicidio. La familia Caputo maneja una empresa de grandes emprendimientos inmobiliarios que contrató a Morel, a través de Rossana Caputo, para un trabajo (equipar 60 departamentos) que no tenía capacidad de desarrollar. Morel fundó Revolución Federal junto a Leonardo Sosa, dentro de cuya atmósfera estaban contenidxs Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel. Sosa y Morel militaron la candidatura de Macri en 2015 y el segundo se desempeñó como fiscal de Juntos por el Cambio. En junio de 2022 los integrantes de Revolución Federal estuvieron en Gerli en un acto organizado por Milei. El 23 de octubre del año pasado, con el segundo puesto de Milei dentro del ballotage, Sosa publicó: “Dejaremos nuestra sangre en las calles con tal de llevar a Milei a la Casa Rosada”. Además, en el atentado contra la Vicepresidenta estuvo involucrado también Gabriel Carrizo; asistido por dos letrados que comparten buffet y con terminaciones nerviosas en Juntos por el Cambio: Gastón Marano y Brenda Salva. Marano fue asesor del actual gobernador chubutense Ignacio Torres (cuando revistaba como senador) e integrante de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia; anteriormente, trabajó en la Oficina de Ciudadanía de la Embajada de Estados Unidos y más recientemente asesoró a Ramiro Marra. Salva trabajó como asesora de Karina Bachey, diputada por San Luis por el PRO.

 

Santiago

Uno de los principales asesores de La Libertad Avanza es Santiago Caputo. Hijo de Claudio Caputo, en cuya escribanía está registrado el Grupo Caputo, y sobrino de Rossana Caputo, del “hermano del alma” de Macri –Nicky Caputo– y del actual ministro de Economía de la Nación, quien ejerció también como secretario de Finanzas, ministro de Finanzas y presidente del Banco Central de la administración cambiemita. La relación de proximidad que estrechó Santiago con el Presidente Milei se debe a Ramiro Marra. Santiago estudió Ciencia Política en la UBA y luego pasó a integrar el equipo de Durán Barba. A partir de esa experiencia asesoró a candidatos y empresas de Chile, Uruguay, Paraguay y El Salvador. El cierre de campaña en el Movistar Arena fue quizás la primera vez que Milei nombró a Santiago: “Quiero agradecerle a una persona muy importante que su enorme humildad hace que siempre está ahí detrás de las sombras, pero que ha ampliado la familia y ha traído un nuevo, un integrante a la familia” (ver minuto 46). Caputo acababa de ser padre.

“Otra particularidad de Caputo es que tiene el cuerpo cubierto de tatuajes rusos, que sacó de un libro que le regaló un amigo y que lo marcó para toda la vida. [...] Un día, un ruso vio sus tatuajes y le preguntó si sabía lo que significaban, él le dijo que sí”. Se trata de tatuajes significativos dentro del sistema simbólico de la mafia rusa. Aquí y aquí pueden apreciarse algunas de esas imágenes.

 

Tatuajes

Raspiska: inscripción; regalka: insignia; reklama: publicidad; kleimo: sello. Son palabras que en la lengua de la mafia rusa quieren decir “tatuaje”. Los tatuajes representan una declaración pública de fidelidad al mundo criminal, simbólico y comunicacional de los vory-v-zakone (“ladrones que profesan el código”). Este es el nombre de una hermandad mafiosa cuya historia se remonta a la Rusia prerrevolucionaria y que tiene un rol destacado en la actual Federación Rusa.

Como sucede en la mafia calabresa, también en el caso de los vory se debe pasar por un rito iniciático para entrar a la hermandad, ante una Biblia, que enfatiza la índole religiosa del “bautismo” (natvla). Esa ceremonia interrumpe el vínculo con el pasado, señala un renacimiento y el comienzo de una nueva vida con otra identidad. Una regla que debe recitarse en esa prueba consiste en manifestar la aversión al Estado, ¿por considerarlo, tal vez, una “asociación criminal”? Cuando termina la ceremonia el nuevo vor se hace tatuar un símbolo para indicar su nueva condición existencial. El sistema de tatuajes de los vory tiene una función práctica: ayuda a comprobar quién realmente es miembro de la hermandad y se organiza alrededor de distintas imágenes, muchas de ellas religiosas o de animales feroces. A lo largo del tiempo el cuerpo del vor se va llenando de tatuajes que narran los momentos emblemáticos de su vida criminal, promociones y retrocesos dentro de la organización, números de veces que pasó por la cárcel, delitos cometidos, etc. Los tatuajes representan el currículo que indica el rango y la historia de quien los porta.

Las estrellas son símbolos de libertad. Y la estrella de ocho puntas –que Santiago Caputo porta en un brazo– identifica la pertenencia del sujeto a la hermandad. La ubicación en el cuerpo le hace asumir un significado diferente. En la zona de la clavícula indica que el criminal ha nacido libre. En las rodillas, que es digno de respeto y que nunca se arrodillará ante nadie. En el pecho, que es uno de los criminales más respetados y que integra la élite de la élite. Quien lleve ese tatuaje sin habérselo ganado “se juega la vida”. Los tatuajes entonces manifiestan una pertenencia y su objetivo es aclarar quién puede realmente portar el título de mafioso. La exhibición pública de un tatuaje al que no se tiene derecho por no pertenecer a la hermandad implica disponerse a severas puniciones. Esto es: “se juega la vida”.

 

La estrella de ocho puntas en el brazo del más joven del clan Caputo.

 

 

Calabria

El efecto de proximidad entre el ex Presidente Macri y el Presidente Milei tal vez pueda explicarse también genealógicamente pues las familias Macri y Milei comparten ascendencia. En su viaje a Italia, a principios de febrero, Milei declaró porcentualmente su italianidad:Soy 75% italiano”. Si se profundiza un poco se descubre en realidad la ascendencia calabresa de la familia Milei: “Francesco Ciccio Milei, su abuelo, llegó a Buenos Aires el 23 de noviembre de 1926. Había nacido en Cosenza, Italia. Llegó a bordo del Formosa, procedente de Nápoles. En el mismo barco viajaron otros tres niños de idéntico apellido. El mayor –Gennaro, de 17 años– se declaró ‘agricultor’; le seguían Giuseppe de 15 años, Francesco de 8 y Luisa de 3. La única adulta del grupo, Achiropita Milei” (M. S. Balsas, “Los Milei, de Calabria a la Argentina”, Todo es historia, 2024). El nombre Achiropita nos acerca algunas claves para precisar aún más el probable territorio de proveniencia de la familia Milei. Se trata de un antiguo nombre de derivación griega, que puede traducirse como “pintada sin intervención humana”. Su difusión se debe al culto de la Santísima Virgen María Achiropita, cuya catedral está ubicada en la ciudad de Rossano (ladera jónica de Calabria). De esto desciende que la familia Milei posiblemente provenga de esa franja que va de Crotone a Castrovillari.

La historia de la inmigración en la Argentina tendrá que ser releída en clave criminal porque el actor mafioso (individuo y grupo) es un sujeto tendencialmente migrante. Cual agente de comercio migra de una zona a otra, en función del análisis de las áreas geográficas, a países que no cuentan con una estructura cultural ni jurídica antimafia y a los sectores del mercado que ofrecen un mayor rédito. Otra elección que se les presenta consiste en decidir si perpetrar crímenes sofisticados, de gran escala, pero infrecuentes, o de rango reducido pero muy recurrentes. Esta decisión depende también de si el actor mafioso cuenta con un grupo estructurado y antiguo o si es más moderno y fluido. En Rosario pueden apreciarse ambas modalidades.

 

 

 

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