Putin a diario

El calendario del Presidente

 

¡Quién tuviera ese almanaque! Todos los días son de él, para él. Mes a mes, Putin en su multifacético papel de padre de la nación: líder fuerte, creyente, deportista extremo, historiador, amante de los perros y asesor de estilo de vida.

Es la idea de un hombre para cada época”, comentó Fiona Hill, investigadora principal de la Brookings Institution en Washington, quien dirigió la sección sobre Rusia en el Consejo de Seguridad Nacional durante el primer gobierno de Trump. “Están posicionando a Putin como una figura icónica, recordándoles a todos lo genial que es, lo responsable que es, lo mucho que es el símbolo viviente y la personificación de la vida cotidiana de todos”.

Enero muestra a Putin con una parka y montado en una moto de nieve. La cita de ese mes: “La frontera de Rusia nunca termina”. En febrero, lo vemos volteando a un compañero de judo sobre su espalda. “Soy una paloma, pero tengo alas de hierro muy poderosas”, es la cita elegida.

En algunos calendarios, Putin parece estar intentando justificar la guerra en Ucrania, con una cita que dice: “Creo que Rusia se ha vuelto mucho más fuerte en los últimos dos o tres años porque nos estamos convirtiendo en un país verdaderamente soberano”.

 

 

¿Es acaso el calendario una expresión del culto a la personalidad? Si así fuera, sería una novedad en la materia, y que la historia testifique. El dramaturgo británico Robert Bolt (1924-1995) escribió una obra, A Man for All Seasons, que se refiere al conflicto moral entre la conciencia personal de Sir Thomas More y las exigencias del rey Enrique VIII de romper con la Iglesia Católica Romana. El argumento central gira en torno a la supremacía de la conciencia humana sobre el poder temporal y la autoridad del Estado. ¿Cuál sería en este caso la posición de Putin? Me atrevo a arriesgar que ambas. Con lo que el hombre ha solucionado el dilema de Hamlet, siendo y no siendo al mismo tiempo. Eso se ajustaría al título en Latinoamérica de la obra: El hombre de dos reinos.

Pues en español, la obra y las dos películas que se hicieron (1966 y 1988) tienen títulos más apropiados para el caso: en España, Un hombre para la eternidad; en Hispanoamérica, Un hombre de los dos reinos o El hombre de dos reinos. Y así que pasen los días, uno puede mirar el almanaque y meditar sobre si quiere a Putin para la eternidad, o quiere que el hombre tenga un segundo reino.

 

 

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