QUE PANDA EL CÚNICO CLIMÁTICO

Los discursos preapocalípticos de la adolescente ecologista sueca Greta Thunberg

 

Bastante más que 12.000 kilómetros lineales separan la capital argentina de Estocolmo, Suecia, donde el tercer día de enero de 2003 llegó a este poluido planeta Greta Thunberg. En términos pragmáticos, políticos, económicos y —por qué no— simbólicos, la distancia entre el riquísimo país nórdico y estas arrasadas tierras sudamericanas se mide tanto en PBI como en ingreso per cápita, mortalidad infantil, desnutrición, hambre, saqueo, indigencia… Enumerar todas las variables que así se suman puede redundar en una ofensa contra la inteligencia del lector. De lo que se desprende que las prioridades, urgencias y paliativos ante lo que se caracteriza, respectivamente a ambos pueblos y naciones, como preocupaciones, dista en proporcional dimensión.

 

 

Dadas las circunstancias por estos lares, un futuro más o menos próximo en el que la tan cierta como acuciante agresión humana hacia la naturaleza augure una humanidad rostizada, de momento parece una frivolidad. Lo que tampoco hace que ambas realidades queden minimizadas ni dejen de existir. Más próxima a aquellos niños ricos que siguen teniendo tristeza, la manija mediática y las especulaciones tejidas en torno al accionar político de esta hija de cantante de ópera y actor dramático, la cuestión es que un día de agosto, hace apenas más de un año, la puberta se plantó frente al Parlamento de su país a fin de elevar su protesta contra la inacción generalizada respecto al cambio climático. Y ya nada fue igual, aunque siguiera sucediendo lo mismo. O más o menos, porque el 11 de octubre último una dama de ochenta y un añitos, la añorada actriz Jane Fonda, hizo lo propio en las escalinata del Congreso de los EE.UU. en Washington, fue en cana y acaparó las marquesinas orbitales con idéntica protesta. No es cuestión de edad, parece.

Greta Thunberg misma relata una rauda genealogía conceptual en Cambiemos el mundo, el librito que recopila sus incursiones en la oratoria, necesaria y suficiente para condensar la tan módica como contundente mochila argumentativa sobre la que sostiene su militancia. Tras su triunfo en un concurso escolar de redacciones sobre temática ecológica convocado por un diario sueco, las repercusiones obtenidas la impulsaron a pasar a la acción. Se inspiró —cuenta— en la reacción de los estudiantes de la secundaria de Parkland, Florida, tras la masacre que costó diecisiete muertes y una veintena de heridos graves en febrero de 2018: se negaron a ir a la escuela tras los tiroteos, claro. Entonces Greta dispuso de una huelga estudiantil; salvando las distancias. Valiéndose de las redes sociales, acudió a cuanto encuentro del ramo ocurriese en el continente europeo, saltó el Atlántico en un velero para no contaminar con aviones, se hizo vegana, le puso una retribuida cara de culo a Donald Trump y conquistó la tapa de la revista Time.

 

 

 

 

Antes que nada, la militante ecologista se encarga de subrayar el carácter individual, autónomo de su epopeya: “No formo parte de ninguna organización. A veces he apoyado y colaborado con varias entidades no gubernamentales que trabajan por el clima y el medio ambiente. Pero soy totalmente independiente y solo me represento a mí misma. Y lo hago de forma totalmente gratuita. No he recibido dinero ni ningún tipo de promesa de futuros pagos”. Cuestionada por su interrupta escolaridad, aclara: "Sólo viajo con autorización de mi colegio y mis padres sufragan mis desplazamientos y alojamiento”. Aspecto que al parecer en absoluto corroe su independencia de criterios. “Y, sí, escribo mis discursos. Pero como sé que lo que digo va a llegar a mucha gente, a menudo pido opinión”. Acorde a los tiempos, se postula meritocrática, entrepreneur.

Mediante una encomiable valoración sobre la potencia de su prédica, la adolescente recurre de la metáfora a la tautología: “Cuando digo que quiero que entren en pánico, quiero decir que debemos tratar la crisis como una crisis. Cuando tu casa está ardiendo, no te sientas y te pones a hablar de lo bonita que quedará cuando la reconstruyas tras el incendio. Saldrás corriendo y te asegurarás de que todos estén fuera cuando llames a los bomberos. Para eso se necesita cierto nivel de pánico”. Una de sus herramientas predilectas es “la sexta extinción masiva”, que alude a las otras tantas ocurridas tiempito ha —entre los seiscientos cuarenta y sesenta y seis millones de años— por volcanes, glaciaciones, meteoritos, etc., cuando los primates como nos se hallaban lejos de existir.

Sin embargo Greta Thunberg no es del todo ingenua. Alude a la necesidad de tematizar “el principio de equidad o justicia climática” para con naciones —ejemplifica— como India, Colombia o Nigeria, que requieren “una oportunidad” para lograr “mejorar su nivel de vida construyendo algunas de las infraestructuras de las que nosotros disponemos como carreteras, hospitales, instalaciones eléctricas...” En paralelo a que “los países ricos como Suecia y Finlandia tienen que empezar a reducir las emisiones como mínimo un 15 por ciento cada año”.

Así como la masacre de Parkland que inspiró su acción no se debió en forma exclusiva al gatillo de un loquito, tampoco están ausentes en la desaprensión ecológica los estragos del neocapitalismo salvaje, que quedan como fuera de foco, opacados por las altruistas intenciones. Loables resultan los esfuerzos juveniles, su dedicación y militancia. Sucede que las sociedades de este mundo secundariamente se dividen en grupos etarios, en géneros, en factores lingüísticos; sí, pero antes en clases. En explotadores y explotados. Y cuando se está explotado, antes de que llegue el momento de ser achicharrados por la capa de ozono, el monóxido de carbono y los pedos de las vacas, hay que morfar, abrigarse, cuidar la salud y vivir bajo un techo.

De todas maneras, bravo por Greta. Alguito ha de sumar.

 

 

FICHA TÉCNICA

Cambiemos el Mundo

Greta Thunberg

 

 

 

 

Buenos Aires, 2019

78 págs.

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí