Que parezca un accidente

Exigen la elevación a juicio de la causa por el asesinato del obispo Ponce de León

 

Al cumplirse un nuevo aniversario de la muerte de Carlos Horacio Ponce de León, el jueves 11 de julio la Mesa de la Memoria por la Justicia de la ciudad de San Nicolás acompañó a la abogada Valeria Benitez representando a Marisa Isabel Ponce de León, sobrina del obispo, en la presentación como querellante ante el Juzgado Federal de esa ciudad. También, desde Mesa por la Memoria, acompañados por la Central de Trabajadores Argentinos, miembros de la Comisión de Homenaje y Recuerdo a Ponce de León presentaron un escrito con 1800 firmas solicitando al Juzgado Federal nº 4 de Rosario a cargo de Marcelo Martín Bailaque que culmine la etapa de instrucción y eleve a juicio oral y público la causa en la que se investiga su muerte.

El 11 de julio de 1977 el obispo de San Nicolás, Carlos Horacio Ponce de León, perdió su vida en la Ruta Nacional número 9, kilómetro 212, partido de Ramallo. Existen pruebas que obran en la causa que se reabrió en 2004 —por impulso en ese momento del Fiscal Federal Juan Patricio Murray— para creer que no se trató de un accidente de tránsito que una camioneta Ford F-100 conducida por Luis Antonio Martínez se le cruzara en forma transversal en la marcha al Renault 4L que conducía el Obispo que en esa mañana se dirigía desde San Nicolás a la ciudad de Buenos Aires. La muerte de Ponce de León no es un tema nuevo: Horacio Verbitsky ha investigado y escrito sobre el tema en sus columnas periodísticas y en su libro Doble Juego y La mano izquierda de Dios. Lo que termina siendo grave es el letargo de la causa, que no superó su etapa de instrucción.

Ponce de León estaba acompañado en su auto por Víctor Oscar Martínez. Del estudio realizado por la Fiscalía Federal sobre el expediente que tramitó ante el Poder Judicial ordinario en lo penal del Departamento Judicial de San Nicolás en el año 1977, se concluyó que la investigación no había agotado las diligencias necesarias para establecer que se trató de un accidente. Como así también, la existencia de la denuncia formulada en el año 1984 por Víctor Oscar Martínez ante la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas. Por todo ello, se pidió la reapertura de la causa que ya lleva 15 años, por eso querellantes y organizaciones sociales y de derechos humanos solicitan al juez Bailaque el inicio del juicio.

Existen pruebas documentales, testimoniales e instrumentales que acreditan que el obispo estaba siendo objeto de operaciones de inteligencia por parte de los órganos represivos de la dictadura cívico militar, como también que recibía en forma constante amenazas de muerte como lo acredita la correspondencia epistolar presentada por el presbítero Roberto Teodoro Amondarain donde de puño y letra Monseñor Ponce de León le escribe: “Hoy he recibido dos amenazas de muerte y otra de volar el edificio”, despidiéndose con, “un abrazo y hasta el 22 o hasta el cielo”, carta fechada el 12 de julio de 1975. También existen documentos que muestran la persecución a Monseñor Ponce de León por parte de las autoridades militares y los organismos de inteligencia que tenía origen en la Jefatura del Área Militar 132 a cargo del entonces teniente coronel Manuel Fernando Saint Amant, particularmente el informe que dirige al jefe de la Zona I y del cuerpo de ejército I, general de división Carlos Guillermo Suárez Mason, fechado el 16 de diciembre de 1976: "El obispo Ponce de León, enemigo acérrimo de Monseñor Bonamín, trata por todos los medios de crear fricciones entre la Unidad a mi mando y la congregación salesiana para reinar en una diócesis dividida y de alguna manera copada por el MSTM —Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo— cuya dirección ejerce”.

En otra carta al Director General de Culto de la cancillería, teniente coronel José Luis Picciuolo, fechada el 8 de marzo de 1977  Saint Amant dice: "La acción desarrollada por el obispo Ponce de León posibilita: 1. Aumentar su prestigio en deterioro del accionar de las FF.AA. 2. Facilitar la acción del MSTM al ver estos la impunidad con la cual pueden moverse. Evolución Probable. Nuevas manifestaciones contra FFAA y GM. Curso de Acción Propuesto. Que mediante la negociación se retire al obispo Ponce de León de la Diócesis, a cambio del salvoconducto para López Molina. La propuesta se fundamenta en razón de que el obispo representa el respaldo más importante que tiene el MSTM en su accionar”.

El sacerdote López Molina, párroco de la iglesia de Ramallo, apresado y acusado falsamente, es con quien se extorsionó al obispo para que deje la diócesis. López Molina pudo exiliarse y así salvar su vida por la intervención de Ponce de León, que lejos de retirarse de su diócesis como pretendía Saint Amant, siguió adelante y por eso encontró su muerte en la ruta.

 

La carta de Saint Amant.

 

Tampoco parece azaroso que la empresa titular registral de la camioneta Ford F100 que se le cruzó en la marcha al Obispo, Agropolo S.A, tuviera su domicilio legal en Viamonte al 1800 de la ciudad de Buenos Aires, lindante justamente con el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército. Esa empresa no tuvo ningún tipo de actividad hasta 2002, en que finalmente fue inscripta ante AFIP-DGI. Carlos Bottini, hermano del directivo de Agropolo, Atilio Alejandro Bottini, iba en la camioneta junto al chofer Martínez, de acuerdo a las constancias del expediente del año 1977. Era personal civil de inteligencia de Ejército, que prestaba servicios en los momentos del hecho en el Ministerio de Defensa, y posteriormente en la Jefatura II de Inteligencia de Ejército.

Actualmente en la causa se dispusieron las declaraciones testimoniales de quienes realizaron el peritaje accidentológico, la de los dos peritos oficiales de Gendarmería y la del perito de parte propuesto por la querella, ingeniero Jorge Oscar Geretto. Los peritos oficiales dicen que el accidente fue como consta en el acta de procedimiento de aquel entonces. El perito de parte dice que no, que es imposible que se haya producido en las condiciones relatadas en el acta de procedimiento. Fundamental para determinar si se trató de un accidente como sostiene la versión oficial dictatorial o si fue un “accidente provocado”, como sostiene el perito de la querella.

La memoria de Ponce de León sigue estando viva en cada conmemoración que se lleva adelante en San Nicolás con diferentes actividades. Luego de la presentación ante el Juzgado Federal, en un monolito de la Plaza Mitre de San Nicolás que recuerda al obispo, plantaron lavandas en la mañana del jueves, “planta resistente a las inclemencias, como Ponce y como el pueblo”, dice Anabel Longinotti de Mesa de la Memoria por la Justicia de San Nicolás. La actividad fue compartida con un grupo de estudiantes de un colegio secundario que lleva el nombre Monseñor Ponce de León.

 

El homenaje al obispo en la plaza Mitre de San Nicolás.

 

Tomás Zuelgaray brindó en la plaza su testimonio. Cuando fue detenido por la dictadura cívico-militar sus padres acudieron al obispo, quien los recibió como hacía con todos los presos políticos y familiares de desaparecidos. Por la tarde en la ermita situada en el kilómetro 212 (en Ramallo) se celebró una sencilla misa y también se realizaron plantaciones. Los ex detenidos Alfredo Secchi y Juan Carlos Gómez brindaron su testimonio valorando la solidaridad de Ponce de León.

 

Misa en la ermita que recuerda a Ponce de León.

 

José María “Cholo” Budassi, fundador e impulsor de Mesa de la Memoria por la Justicia de San Nicolás, tenía 19 años cuando fue secuestrado — desde el 4 de mayo de 1977 hasta el 24 de diciembre de 1982. Budassi expresó que Ponce de León le había salvado la vida. En la causa Saint Amant II declaró que para la ciudad y la zona, “Ponce de León fue de alguna manera el organismo de derechos humanos”. La frase que circuló por las redes sociales el 9 de julio, tras la muerte del ex Presidente Fernando de la Rúa, fue: “No celebramos muertes, sólo elegimos cuáles llorar”, con la imagen de una bicicleta en referencia al militante social Claudio “Pocho" Lepratti, asesinado por la policía de la provincia de Santa Fe en la represión del 19 de diciembre de 2001. Con Ponce de León, a 42 años de su muerte, se sigue eligiendo recordarlo y llorarlo porque salvó vidas, por su entrega y solidaridad. Por eso se lo tiene presente al igual que a “Cholo” Budassi, que falleció a los 59 años en 2016, porque dejaron marcas y no 39 muertes en su paso por la vida.

 

 

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