El regalo de Navidad del Indio Solari

A menudo los contratiempos nos conminan a aguzar la imaginación.

 

Al Indio Solari le gusta compartir las cosas que lo iluminan o emocionan. Lo descubrí hace ya tres años, cuando empezamos a trabajar en el libro de sus (des)memorias que verá la luz en 2018. Varias veces por semana recibo por mail músicas o textos o videos de los que ha disfrutado y que me envía, para participarme del placer. Durante algún tiempo lo hizo también con otros amigos, a través de páginas de Facebook que abría con diversos alias. Pero se las cerraron demasiadas veces, por enigmáticos motivos. Ese fue uno de los motivos por los que le propuse asociarse a Big Bang, el programa de radio que yo estaba por iniciar en FM La Patriada. Imaginé que podía ser un canal para que siguiese compartiendo las cosas que le gustaban. Creo no haberme equivocado. Además de leer textos universales —de Orwell a Marechal— bajo el alias de El Mister, superó mis expectativas al ofrecerse a programar toda la música del programa.

Cuando veo que me llega un mail con adjunto, sé que viene con regalo. Puede ser un concierto de Tom Petty o una peli que encontró en YouTube. (Le gusta rescatar films que vio hace décadas y le dejaron marca, como Escenas de caza en Baviera de Peter Fleischmann, 1969. Otras veces rescata escenas bizarras que le causan gracia, por ejemplo de Humo de marihuana.)

El último presente que recibí fue un fragmento de Burden of Dreams, el documental de Les Blank que recrea la titánica tarea de Werner Herzog (en la foto principal, resistiendo con humor un ataque de Klaus Kinski) para rodar su mítica Fitzcarraldo (1982). Allí se muestran algunas escenas con los protagonistas originales del film: Jason Robards como Fitzcarraldo y Mick Jagger —sí, ese Mick— como su mano derecha, un actorzuelo llamado Wilbur. Parece que al cabo de varias semanas de rodaje Robards enfermó y volvió a los Estados Unidos, donde su médico le prohibió regresar. Y que la postergación del rodaje hizo que Jagger dejase de estar disponible para filmar otra vez con un nuevo Fitzcarraldo.

El fragmento tiene la gracia de ayudarnos a imaginar cómo podría haber sido ese Fitzcarraldo liderado por la dupla Robards-Jagger. (¿Mi opinión? Peor. Comparen la escena de su protagonista definitivo, Klaus Kinski, con la de Robards en el campanario, y verán que sólo Kinski tiene el poder demencial que el personaje requiere.)

Pero lo más emocionante es lo que dice Herzog a continuación, cuando recuerda su regreso a Alemania para comunicar las malas nuevas a sus inversores. Dice que los tipos le preguntaron si le quedaban fuerzas para seguir, después de semejante decepción. Y Herzog respondió algo que fue lo que —imagino— sensibilizó al Indio, porque lo hizo conmigo tan pronto lo vi y también a los que hacemos El Cohete A La Luna cuando les mostré el fragmento:

¿Cómo pueden preguntarme eso? Si abandono este proyecto sería un hombre sin sueños, dijo Herzog. Y no me gustaría vivir así.

Ese es un espíritu con el que no cuesta nada sintonizar.

El Indio lo compartió conmigo y nosotros quisimos compartirlo con ustedes. Después de todo es Navidad, ¿o no?

 

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