¿Retorno al club de los exportadores de petróleo?

Lo asegura La Nación, pero se trata de una mentira que encubre una estafa

 

Días atrás el diario de los Mitre publicó una nota, celebrando la reapertura de las exportaciones de petróleo liviano. En primerísimo lugar, señalar que ya ni les importa privar al título de la mentira y la tergiversación que tanto caracterizan sus escritos. En efecto, y a pesar de lo titulado, la Argentina no está exportando aún crudo liviano de forma regular. De hacerlo, sería recién a partir del segundo semestre (muy probablemente junio), tal y como el propio articulista se encarga de aclarar aunque en el tercer párrafo. En segundo lugar, resulta clave explicar las verdaderas causas del retorno al club de exportadores de petróleo liviano luego de diez años. Según este diario, el retorno en cuestión obedece a una combinación de, por un lado, un excedente del hidrocarburo, es decir, un sobrante consecuencia de una supuesta imposibilidad de procesarlo por parte de algunas refinerías; y por el otro, la mayor producción de Vaca Muerta. ¿Es realmente así? Como está ocurriendo con el gas natural, en breve comenzaremos a sufrir una estafa exportadora en materia petrolera.

 

Fuente: Diario La Nación, 18 de abril de 2019.

 

Se lee en la nota (subrayado es nuestro): “En el segundo semestre, según pronosticó a LA NACION una fuente oficial con acceso a la mesa chica del presidente Mauricio Macri, se volverá a exportar regularmente petróleo denominado liviano, más apetecible para los mercados mundiales, debido al buen comportamiento productivo de la formación de recursos no convencionales Vaca Muerta. Y agregó: “Algunos especialistas sostienen que, en parte, la exportación de petróleo de la formación patagónica está impulsada por sus características. Si bien es liviano, no les resulta óptimo a todas las refinerías locales”.

Pareciera ser que por la mayor producción petrolera de Vaca Muerta durante la era Macri, el recurso ahora nos sobra y, por tanto, tendríamos un excedente para colocar en el extranjero dado que si bien el crudo es liviano (refinable) no resultaría óptimo para determinadas plantas.

No resulta sorprendente que para este diario, boletín oficial de una semicolonia exportadora agro-energética, el mercado interno no tenga la más mínima importancia. ¿Por qué? Porque como habrán advertido los y las lectores, el articulista ignora olímpicamente la brutal recesión económica y su impacto tanto en el procesamiento de crudo como en el consumo interno. Mucho menos, además, tiene en cuenta la drástica desregulación del sector del downstream, anarquía conducente a un igualmente drástico incremento de las importaciones de combustibles y, por tanto, su reemplazo por los elaborados localmente (ergo, menor procesamiento de crudo, ergo, mayor excedente).

Corrijamos pues los vicios exportadores del pasquín mitrista y expliquemos que viene sucediendo primero con la demanda local de combustibles (nafta y gasoil), tanto a nivel mercado interno como en estaciones de servicio (venta al público); y segundo, con el procesamiento de crudo.

El consumo nacional (todos los sectores) de nafta y gasoil cayó 0,8% en 2018 (1), mientras que las ventas al público (estaciones de servicio) cayeron 0,6%, ubicándose prácticamente en los niveles de 2015 (apenas 0,3% por arriba). Para mensurar aún más la gravedad del caso, en 16 de las 24 jurisdicciones del país la demanda del público cayó entre 2018 y 2017, mientras que en tres de ellas (San Luis, Entre Ríos y Buenos Aires) quedó estancada (avances menores al 0,5%). Es decir, en 19 jurisdicciones de 24 (79%) la población disminuyó o mantuvo su consumo de combustibles en 2018 respecto del año anterior.

¿Habrá cambiado esta situación en 2019? Al primer bimestre (últimos datos oficiales disponibles), el consumo nacional registró la peor caída al menos desde 2010, desplomándose 3,6%. En cuanto al consumo en estaciones de servicio retrocedió 1,5%, arañando valores de 2015. En pocas palabras, el país no sólo redujo drásticamente su consumo de nafta y gasoil (y combustibles en general), sino que su consumo en 2019 es similar al del último año del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Respecto del procesamiento de crudo total (nacional + importado), cayó 6% en 2018 y -12% respecto a los volúmenes de 2015. Por su parte, la refinación de petróleo de origen nacional retrocedió -3,7% y -11%, respectivamente. Las cantidades refinadas de petróleo argentino fueron en 2018 las segundas más bajas desde el 2000. ¿Y en 2019? El procesamiento de crudo total se desplomó 6,6%, mientras que el nacional quedó estancado. El gráfico siguiente permite darse una idea de la gravedad de estos números y, por ende, de por qué efectivamente hay un exceso de petróleo refinable ante el aumento de la producción: en lo que va del último año de Macri, el parque de refinación procesa cantidades semejantes a las del período… ¡1995-2001!

 

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Energía, Tablas Dinámicas.

 

Por último, referirnos muy brevemente a la anarquía del downstream, otra de las razones del exceso de crudo refinable y que La Nación censura: la elaboración de combustibles está siendo brutalmente reemplazada por combustibles importados. En el primer gráfico, observemos la caída en la elaboración de nafta y gasoil en el primer bimestre: -7,1%, el peor comportamiento al menos desde 2010; en el segundo, los niveles de importaciones para iguales productos: récord histórico desde 1994.

 

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Energía, Tablas Dinámicas.



Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Energía, Tablas Dinámicas. Obsérvese el fuerte y continuado descenso de las importaciones entre 2013 y 2015.

 

Las importaciones de nafta y gasoil aumentaron 10,7% en 2018 y un 45% en relación a 2015. Si tomamos 2013-2015 y lo comparamos con 2016-2018 en materia de importación de nafta y gasoil, encontramos que las del período macrista superaron al kirchnerista en un 8%

Finalmente, y como broche de oro, lo que sucede con la producción de crudo de Vaca Muerta (Cuenca Neuquina, para simplificar) y cómo se corresponde esta mayor producción con su utilización por parte del parque de refinación:

 

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Energía, Tablas Dinámicas. El petróleo de la Cuenca neuquina es el de mayor calidad refinable. El aumento es impulsado por Vaca Muerta.

 

Obsérvese como a pesar de la mejora en los niveles de producción (línea azul), la refinación de crudo extraído del propio subsuelo se desplomó primero y estancó después (línea violeta). En este sentido, la conclusión es más que obvia: las empresas (muchas de ellas integradas) están reservándose el incremento en la producción de petróleo refinable para exportar, en lugar de venderlo/procesarlo para la elaboración local de combustibles (2). Claro que semejante decisión no genera ningún conflicto en el actual contexto de un mercado interno destrozado y en caída libre, sumado a la libre importación de combustibles y sus precios extranjerizados.

En suma, y como sucede con el gas natural, los argentinos y las argentinas están siendo víctimas de una política de saqueo exportador de un recurso estratégico y no renovable, y que para colmo de males es obligado a consumir cada vez menos por la combinación entre la crisis económica y el tarifazo de los servicios públicos y de los precios de los combustibles.

Convergen en esta estafa Poder Ejecutivo, petroleras y refinadoras, integradas o no, beneficiadas con la absoluta desregulación del sector, su extranjerización y alineación a los precios internacionales.

Para cerrar, y nunca tan oportuno, merece la pena recordarse que hoy padecemos aquello por lo que siempre luchó Juan José Aranguren mientras fue presidente de Shell y que tanto resistió Julio de Vido desde el Ministerio de Planificación Federal, logrando que entre 2003 y 2015 el aparato productivo e industrial, como los sectores del transporte y de las ventas al público en estaciones de servicio pagaran precios argentinos por la nafta y el gasoil argentinos, incluso también por los importados. Aquí la diferencia, en definitiva, entre un genuino Estado Nación y una semicolonia, como la que el diario La Nación defiende a ultranza.

 

 

(1) Al medir los principales combustibles, se observa que la caída fue del 4,4%, mientras que de -8% en relación a 2015.

(2) Es falso que la capacidad del parque de refinación esté saturado por la mayor producción de Vaca Muerta, como afirmó Gustavo Lopetegui durante su visita del mes pasado a EE.UU. Por las razones expuestas en este trabajo, sucede más bien que las principales refinerías están trabajando con capacidad ociosa.

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