Retroalimentación

Siguen operando los factores que explican el deterioro de la vida material

 

Si se presta atención a las declaraciones oficiales que siguieron a la publicación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) durante los últimos tres meses, se advierte que es constante la postura del gobierno consistente en insinuar que la tasa de inflación tendría que ser menor a la registrada. Empezando con la afirmación hecha en enero de que las condiciones macroeconómicas presagiaban un IPC del 4 % o menos por parte del viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, que posteriormente derivó en un extraño argumento ad hoc mediante el cual se le atribuyó al incremento de los dólares financieros que los precios se hayan elevado más de lo previsto en el primer bimestre del año.

Luego del dato que se conoció el último viernes, el secretario de Comercio, Matías Tombolini, hizo una alocución televisada en la que remarcó que, en marzo, los precios tienen una influencia estacional en ciertos rubros, principalmente en educación, pero que el principal problema proviene de alimentos y bebidas. Se refirió a algunos casos en los cuales se constataron infracciones en el cumplimiento de los precios acordados para este tipo de bienes en los comercios de cercanía, de manera opuesta a lo que sucede en los hipermercados, donde los acuerdos suelen respetarse. Hizo énfasis en que se incrementaría la severidad de la fiscalización, luego de ubicar la causa de estos hechos en los abusos de “los formadores de precios”, a los que invitan a ser “parte de la solución y no parte del problema”. (Sic.)

En tanto que la portavoz de Presidencia, Gabriela Cerruti, hizo su apreciación: “El número que vemos hoy representa el peor momento del impacto de la guerra en los precios internacionales y la peor sequía de la historia en el país”. Y añadió: “La mayoría de los análisis nos muestran que este fue el peor momento y que comenzó una tendencia a la baja que esperamos ver reflejada próximamente”. Por qué se espera una tendencia a la baja es algo que no explicó, lo que resulta llamativo, en vista de que se trata de un comentario difícil de tomar en serio en estas circunstancias. A su vez, explicar las tasas de inflación por un comportamiento deletéreo de las empresas y los distribuidores en la determinación de los precios es cuestionable en sí mismo y, dado el contexto, se vuelve tautológico: lo que hay que dilucidar es la razón por la que los acuerdos de precios no se cumplen, más que refrendar que para que el aumento de los precios se desacelere deberían cumplirse. La inquietud sobre la tendencia se dirime, entonces, revisando los efectos de la política económica sobre el caso.

 

 

 

Empeoramiento de la vida material

Hacer hincapié en la estacionalidad en la determinación del IPC es impreciso cuando de 12 rubros que lo componen, 8 tuvieron aumentos mayores a los del mes anterior. Esto no quiere decir que no haya condiciones particulares que expliquen determinadas alzas, pero sus efectos se propagan dentro de una tendencia general. En particular, educación, que tuvo el crecimiento más alto del mes de marzo (29,1 %), tiene un peso muy bajo en el IPC nacional, con una ponderación del 2 %, con lo que, del aumento total del 7,7 % que tuvo lugar en marzo, solamente da cuenta del 0,58 %, mientras que el 7,12 % restante se divide entre los otros.

La importancia relativa de cada uno en el IPC y su incremento con respecto al mes anterior se resumen en la tabla que se encuentra debajo. Interesa señalar dos cosas. La primera es que alimentos y bebidas no alcohólicas, el de mayor peso, se incrementó en una cantidad levemente menor a la del mes pasado. El segundo hecho a observar es que el rubro que le sigue en importancia, transporte, tuvo un incremento superior este mes. Al igual que el de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles. Se trata de bienes que se agrupan bajo el concepto de “regulados”, porque en la determinación de sus precios participa el gobierno. Esta categoría de productos tuvo en marzo un incremento del 8,3 %. En febrero había sido del 5,3 %.

 

 

Es decir que los precios de bienes y servicios especialmente relevantes para la vida cotidiana están teniendo incrementos que no solamente explican el alza de la totalidad del IPC, sino que, por tratarse de gastos que se priorizan frente a los demás en contextos de pérdida del poder de compra (por esta razón tienen sus respectivas ponderaciones en el IPC), traen aparejados la reducción de otros tipos de consumos. Es el caso de las prendas de vestir, que tuvieron un incremento muy elevado en marzo, o de todo lo relacionado con el esparcimiento y las salidas recreativas. El encarecimiento relativo de estos bienes, junto con la pérdida general de poder de compra, dan cuenta de la magnitud del empeoramiento de la vida material que define a esta coyuntura económica.

 

 

Particularidades locales

Si bien es cierto que el crecimiento de los precios en el resto del mundo influye sobre la trayectoria de los precios propios, a diferencia de lo que ocurría el año pasado, la inflación internacional está desacelerándose. El alza interanual de los IPC en Estados Unidos, la Zona Euro, China y Brasil fue, respectivamente, del 6,5 %, 9,2 % el 1,8 % y el 5,8 % en diciembre. En marzo alcanzaron el 5 %, el 6,9 %, el 0,7 % y el 4,7 %. Este grupo de países abarca la mayor parte del intercambio comercial argentino, por lo que es representativo de la influencia que tienen los precios internacionales en el mercado nacional. Las tasas de inflación de nuestro país están alcanzando un crecimiento superior al del momento en el que se disparó la guerra de Ucrania, lo que permite concluir algo que parece obvio: el movimiento del nivel de precios se explica por particularidades locales.

El incremento que mantienen los precios de alimentos, impulsado por el esquema de retenciones vigente y la devaluación constante, puede agravarse. Se explicó en la edición de la semana pasada que el dólar diferencial de 300 pesos otorgado a los productores de ciertos rubros mientras se garantice el abastecimiento dentro del programa de Precios Justos puede ser un aliciente para su encarecimiento si no se asegura el cumplimiento de lo último. Con esta premisa, varios economistas que comentaron la decisión dieron por descontado que tendría un carácter inflacionario, debido a la alta cantidad de productos exportables que alcanza el dólar agro. En realidad, depende del esquema de regulación que adopte la Secretaria de Comercio, que todavía se encuentra en proceso de elaboración, por lo que no se conoce cuáles serán sus rasgos. También influye la prioridad que asuma la conducción de la política económica, que puede ser tanto la del abastecimiento del mercado interno como la de la liquidación de divisas. Si ocurre lo segundo, entonces el dólar agro equivaldrá en la práctica a una devaluación.

Otra cuestión que determinará que la elevación del nivel de precios alcance niveles superiores será el resultado de las paritarias, que se negociarán teniendo presente los precios actuales. Las manifestaciones que llevaron adelante las diferentes entidades del sindicalismo sugieren que va a ser difícil, si alguien lo quisiera, negociar acuerdos a la baja. Hugo Yasky, el secretario general de la CTA y diputado del Frente de Todos, enuncio en su intervención durante la marcha a tribunales del 13 de abril: “Así como se garantizan los dólares para que la economía siga funcionando, tenemos que pedirle al gobierno que también garantice los pesos para que todas las familias del país lleguen a fin de mes”. La CGT hizo público un documento en el que reclaman la prioridad de la batalla contra la inflación y la pobreza, además de enumerar algunas ideas genéricas sobre la creación de empleo y el crecimiento que carecen de la concreción que mantiene lo primero.

Nada de esto quita que la tasa de incremento mensual de los precios pueda reducirse en algún mes próximo. El Índice de Precios Internos Mayoristas (IPIM), que tiene una mayor representación de los insumos que conforman los costos de las empresas, dio un aumento del 5,1 %. Representa una desaceleración con respecto al 7 % de febrero y es menor que el IPC de este mes, con lo que permite anticipar que la tasa aumento del IPC se reducirá. Pero la existencia de un pico en marzo no debe confundirse con una tendencia a la baja general. Los factores que determinaron el crecimiento de los precios no desaparecieron, y basta con que se dé alguna condición especial para que vuelvan a operar.

 

 

Sector externo

Mientras se insiste internamente en la importancia de revertir el deterioro experimentado en el nivel de vida de la población, desde Economía se pretende conseguir fuentes de financiamiento para acrecentar las Reservas Internacionales (RRII) del Banco Central, próximas a la suma de 5000 millones de dólares. La semana pasada ya se negociaron algunos créditos. Uno proviene del Banco Mundial, que asciende a 950 millones, además de la ampliación de 300 millones para las becas incluidas en el plan Progresar. También se acordó un desembolso con el Saudi Development Fund de 500 millones para obras de infraestructura y un préstamo de 200 millones proveniente del Banco Interamericano de Desarrollo. Por otra parte, se busca renegociar el volumen de pagos que resultarían del acuerdo con el FMI, estimado en aproximadamente 3.000 millones netos de los desembolsos que efectuará el propio organismo en 2023.

El FMI tiene cierta relevancia como factor de presión sobre las reservas. Según consigna la edición de abril del Informe de Política Monetaria que publica el BCRA, las RRII cayeron en 5.889 millones de dólares, pasando de posicionarse en 44.598 millones al finalizar 2023 a 38.709 para fines de febrero. 3.342 millones de esta caída se explican por pagos realizados al FMI. Sin embargo, en marzo las RRII se acrecentaron en 351 millones, también por efecto de la intervención del FMI, aunque no se dispone de los valores exactos que alcanzaron los ingresos provenientes del organismo. En conjunto, la pretensión de retrasar los pagos obedece más a los problemas que generó la sequía que a su peso específico. Por ahora, se pudieron acaparar alrededor de 1000 millones de dólares por las exportaciones de soja, que permitieron acumular reservas en las últimas dos semanas. Aunque a partir del último miércoles esto se revirtió.

El problema del sector externo permanece tan tenso como el de la escalada del nivel de precios, y en conjunto constituyen el escenario de retroalimentación de las dificultades económicas. Los esfuerzos que realice el gobierno argentino para resolverlos dependen de su comprensión en torno a la necesidad de que se recompongan los salarios y se apuntale el nivel de actividad. Hasta el momento, se carece de un programa para reducir la tasa de inflación, por lo que la dirigencia gremial solamente puede intentar evitar que los salarios se sigan atrasando con respecto al costo de vida, con todas las consecuencias que esto tiene para la población argentina.

 

 

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