Romper la trampa

Contra el continuismo y el secreto en las tecnologías de la información y la comunicación

La integración societaria de Cablevisión-Fibertel con Telecom Argentina muestra cómo el ex presidente Mauricio Macri cedió, de a pedacitos, recursos y democracia para sostenerse con una agenda de medios blindada. Silvana Giudici fue la chica de tapa de la falsa convergencia, junto a los discípulos del inefable Germán Kammerath, quien está inhabilitado de por vida a ejercer cargos públicos por las tropelías cometidas durante el menemismo, entre diversos procesos y condenas.

Cabildeos

La hija mayor de Germán, María Kammerath, estuvo de novia un tiempo con el ex jefe de bloque de diputados Pro, Nicolás Massot. Luego recaló como directora (DA 120/2018) en un área vinculada al desarrollo de Asuntos Satelitales de la Secretaría de Tecnologías de Información (SeTIC). Nadie mejor que una abogada (UCA) ignorante en el tema para discontinuar la política satelital.

¿Devolución de gentilezas? En los noventa, Kammerath favoreció al grupo Socma (Sociedades Macri) a través de la Resolución 18.496-SC-99 de la Secretaría de Comunicaciones, que evitó al Correo Argentino someterse a un plan de inversiones de 25 millones de pesos / dólares anuales. En 2010 Kammerath fue sobreseído en un fallo del camarista fanático de la prisión preventiva, Martín Irurzun, acompañado por la firma de Eduardo Farah.

De los Kammerath boy’s reciclados por Macri, se destaca un primo lejano del también ex intendente de Córdoba: Roberto Carlos Catalán, quien fuera titular de la CNC en 1997, un año clave para las empresas de telefonía pública desesperadas por continuar su derecho al monopolio durante tres años más -que se sumarían a los siete concesionados durante la privatización de EnTel, a pesar de haber incumplido con los pliegos de la licitación-.

Catalán es hijo del homónimo ex juez de la dictadura condenado junto al represor Luciano Benjamín Menéndez por no pocos crímenes aberrantes. En octubre de 2016, Catalán (h) fue cesanteado como director de la distribuidora eléctrica EDELAR S. A., por decisión del entonces gobernador riojano Sergio Casas, tras protagonizar una agresión contra el nieto recuperado 121, invocando la teoría de los dos demonios en Twitter: “No avalo desaparecidos, ni un niño apropiado, tampoco el olvido de las víctimas de Terrorismo. Menna y Lanzilloto eran asesinos, no militantes”, fustigó.

Al mes siguiente, su viejo conocido y máximo responsable de las políticas regulatorias del entonces Ministerio de Modernización, Héctor Huici, lo convocó a la SeTIC para colaborar con Oscar González (h) en las nuevas regulaciones convergentes.

Poco tiempo después entraría en la agenda del Congreso un proyecto del Ejecutivo que se conoció como “Ley Corta”, que tendría media sanción del Senado, pero no de Diputados. La inmovilidad de este expediente en la Cámara revisora dio lugar al DNU 58/2019, que insistiera en en poner un cartel de venta sobre los recursos escasos protegidos por Ley Argentina Digital. Esta norma habilitó la eventual concesión del espectro radioeléctrico reservado para AR-SAT a prestadores privados de comunicaciones móviles.

Las resoluciones perdidas

Según surge de una rigurosa investigación de Marcelo Zlotogwiazda en la Revista XXI, del 23 de julio de 1998, Catalán (h) omitió la publicación de 12 Resoluciones ¡secretas!, que inhabilitaban a Telefónica y Telecom para pedir el beneficio de prórroga en la exclusividad de explotación de sus licencias, por haber incumplido las metas asumidas.

Zlotogwiazda cuenta que “un funcionario del área y un diputado del oficialismo negaron haber recibido una coima por más de 100 millones de dólares para ocultar las Resoluciones y el dictamen”, que nunca fueron publicados en el Boletín Oficial. El funcionario sospechado no era otro que Roberto Catalán (h).

Esa es la historia y presente de algunos de los hombres y mujeres que diseñaron la política para democratizar las comunicaciones de los años macristas, acompañados por el cinismo de Hernán Lombardi como titular del Sistema de Medios Públicos, quien fuera secundado por Rodolfo Pousá en el intento de desguace de Télam y que al cierre de su gestión como presidente de la agencia se llevó una liquidación final por las tareas prestadas de algo más de un millón de pesos -de los cuales sólo 180 mil correspondían a su salario neto-.

Este tipo de mezquindades resultan menores cuando el súper millonario negocio de las TIC muestra los dientes y se queda con todo. En 2017 sólo Cablevisión Holding -escindido del Grupo Clarín con los mismos accionistas- y Telecom Argentina facturaron unos 11.500 millones de dólares. En 2018, desde la presidencia del EnaCom, Giudici autorizó la fusión de ambas empresas por absorción, creando un monstruo mediático de dos cabezas, tanto o más fuerte que Telefónica de Argentina. Su facturación sólo es inferior a la de YPF y Mercado Libre.

La cuenta satélite de Pinedo

Por su parte, Federico Pinedo sueña con ceder la soberanía satelital a firmas privadas extranjeras. El ex presidente por un día, alguna vez fue socio en el estudio “Sánchez Elía, Pinedo & Huici”. Sánchez Elía cuenta en su perfil de Linkedin que fue “Jefe de Gabinete de Asesores del Subsecretario de Comunicaciones de la Nación, Dr. Germán Kammerath, entre otras tareas”. El ahora CEO y Presidente de Tesacom ofrece a través de la firma satelital los recursos de la española Hispasat, una compañía que tiene intereses en la venta de servicios para el mercado local de radiodifusión.

En su rol de legislador, Pinedo estaba empecinado en reasignar las frecuencias de AR-SAT a los jugadores dominantes, sin dejar ninguna reserva para el Estado o para las operadoras más pequeñas -que sirven como contrapeso a las conductas monopólicas-. El plan Pinedo  tenía como pretexto la necesidad de acelerar la implementación de la telefonía 3G, 4G e Internet de las Cosas (IoT).

Un dato curioso es que el abogado de Hispasat, Eduardo Tallarico, asesoró en los proyectos de Pinedo e integró el jurado de concursos para la designación de nuevos funcionarios junto al ex secretario TIC, Héctor Huici, además de Hugo Miguel, entre los diversos amigos del espectro macrista que intentan dejar en el Estado técnicos con un perfil desregulador.

De hecho, el orden de mérito del concurso público para el cargo de Director Nacional de Regulación de TIC fue para un funcionario nombrado por el entonces ministro de Modernización, Andrés Ibarra, con designación transitoria según la Decisión Administrativa N° 416/2016. Se trata de José María Márquez.

El otro dato llamativo es que Huici, Tallarico y Márquez pertenecen al círculo íntimo de la AADT (Asociación Argentina del Derecho a las Telecomunicaciones) que durante años dictó su curso anual en la sede del conservador Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, de la calle Montevideo. Acta Nro. 15 de concurso cerrada, funcionario a imagen y semejanza de Macri, adentro.

El de Márquez sería uno de los 328 cargos de alta dirección concursados por Andrés Ibarra en Modernización y uno de los casos cuya legalidad tendrá que revisar el presidente Alberto Fernández, dentro de un plazo no mayor a 180 días (Dto. 36/2019).

Por su parte, Catalán olvidó poner en el currículum qué hizo desde 2014 en adelante, y que integró el Comité 4 de la Convocatoria ADP del Ministerio Modernización, para cubrir otros 8 cargos en la SeTIC.

Las políticas de comunicación de los últimos tiempos poco tuvieron que ver con la democratización de los medios y la tan pregonada transparencia en la gestión. No sólo por los derechos adquiridos de Cablevisión Holding y su escisión societaria del Grupo Clarín, o la mencionada política de cielos abiertos. El desprecio por los trabajadores, entre los que también se encuentran los cesanteados en Télam y Radio Nacional, se corresponde con un modelo de privilegios que ha finalizado.

Fin de ciclo

El bisnieto de aquel Federico Pinedo que disparó a matar en su duelo con Lisandro de la Torre tras el debate de las carnes -mientras el dirigente demócrata progresista prefirió gatillar al aire-, no llegó a profundizar la extranjerización de nuestro cielo y cerrar toda posibilidad de promover desde el Estado un modelo comunicacional inclusivo e igualitario.

Lisandro de la Torre y Federico Pinedo se dirigen a batirse a duelo, en 1935. Foto: AGN

 

Claudio Ambrosini, será el presidente del EnaCom. El hasta ahora director por la minoría viene del massismo y tiene la oportunidad histórica de revertir la pobre actuación de Giudici marcada por los afanes del Poder Ejecutivo y la mentira de trabajar para sancionar una ley convergente, siempre postergada.

Claudio Ambrosini

El anticipo del presidente Alberto Fernández de no financiar periodistas individuales -que puedan devenir en mercenarios- parece un buen comienzo para las políticas de comunicación que vienen asomando, junto al fin del secretismo en el financiamiento de servicios de inteligencia, el reordenamiento de la pauta oficial, y el comienzo de una utopía que puede devenir realidad.

Por eso, cuando en nombre de la libertad de expresión empiecen a medir al gobierno entrante como si se tratara de un cáncer, también debemos recordar que las democracias no son ingenuas y que el accionar cómplice de la era Macri generó derechos adquiridos irreversibles como los obtenidos por la propiedad cruzada entre el Grupo Clarín y el holding Cablevisión-Fibertel / Personal-Telecom, al que hay que sumar Nextel y sus frecuencias.

Nunca sabremos si esta vez ocurrió algo parecido al descubrimiento de papeles cajoneados como los que encontró Zloto veinte años atrás. Pero lo cierto es que la sociedad actual se rige por flujos de datos en interacción permanente, que tienen la urgencia de reinventarse para pensar en los ciudadanos como una comunidad y que necesita del acceso universal a la información para preservar la soberanía de las rutas al conocimiento; porque, sin ellas, se apagan la economía, la industria, la cultura y la educación.

Para ello, la gestión pública debe sacarse la mochila de los dinosaurios creados por Germán Kammerath o aquellos políticos grises como Silvana Giudici, que no ven más allá de su ombligo.

Hoy tenemos una plaza sin rejas y estamos frente a la posibilidad de asumir una actitud de construcción heroica; esa que invita a dar un salto hacia adelante, que como la revolución comunicacional tendrá que ser convergente o no será nada.

 

Roberto Catalán (h) dormita detrás del ex senador Federico Pinedo, que conversa con la ex senadora Marta Varela.

 

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