Sacá la mano, Antonio

Un músico genial cuya biografía cinematográfica que no es muy Vivaldi que digamos

El film comienza con el recorrido perezoso de la cámara que nos acerca a Vivaldi tocando el violín, durante un concierto en la iglesia de La Piedad en Venecia, en honor al rey Frederick IV de Dinamarca. La peculiaridad de la escena está dada porque la orquesta, integrados por internos de un orfelinato que, al no tener permiso de las autoridades para salir, hacen oír sus instrumentos desde dentro, separados de Vivaldi por las rejas.

La película fue dirigida por Jean Louis Guillermau, francés más propiamente, nacido en París. Buena parte de su filmografía está dedicada a los grandes maestros: Vivaldi, Bach, Wagner.

El papel de Vivaldi es actuado por Stefano Dionisi, nacido en Roma promediando los '60. Su interpretación más importante fue la que ofreció en el papel de Farinelli. Así también secundó a Mastroianni en Sostiene Pereira, cuya acción transcurre en Lisboa durante la dictadura de Salazar, cuando sucedía la guerra civil en España y el mundo se preocupaba ante el posible advenimiento del totalitarismo.

El actor templado del elenco es Michel Serrault, de carácter cómico y grande performances en teatro y televisión. Annette Schreiber suma su belleza y sobrevive sin molestar al resto del elenco. La ficha nos deja ver que también tienen un Consejero Musical llamado Patrick Barbier, de quien no sé absolutamente nada. Husmeando la ficha técnica vi de qué manera las estrellas colocan en la Industria a sus parientes. Forman parte del reparto Christian Vadim, hijo de Roger y de Catherine Deneuve; Alain y Delphine Depardieu, hermano y sobrina del talentoso Gerard.

Quien dirige (un artesano sin mucho genio) comienza, ni bien corren los títulos, con la lucha de Vivaldi contra toda correntada que obstaculice su sueño de llegar a ser cortesano.

Inicia un camino por el que alcanza el éxito que lo deposita en un lugar donde queda al alcance de los tironeos de las grandes monarquías, que lo obligan a componer bajo presión. Pero el Sacerdote Rojo participa de un "triste incidente" donde comete pecado y la muchacha con quien lo hace comienza con una extorsión de la que no daré detalles pues el asesino en este caso no es el mayordomo, ni tampoco es un capítulo de un canal de difusión científica. (Aunque, por la falta de emoción, podría serlo.)

No rescato ninguna actuación. Serrault, quizás.

Podemos opinar que, a pesar de la onerosa producción, Guillermou no hizo más qué presentarnos una manera de ver (recreada) la vida de Antonio Vivaldi. Este maestro, el Sacerdote Rojo, muere entre pesadillas y dolores físicos y morales.

Definiendo: el film es una pintura de época, bien hecha pero filmada por un artesano frío y conocedor del oficio. A pesar de todo se puede ver. (Si justo no hay partido.)

 

 

 

 

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