Sara Gallardo periodista

"Los Oficios" compila parte del trabajo periodístico de la escritora Sara Gallardo entre los '60 y los '80

 

Un oficio, el de periodista, hizo las veces de escudo para Sara Gallardo. Una laureada escritora de cuentos y novelas, sumergida en los calendarios, editores y formatos del periodismo, ¿se siente al resguardo? Ante “el terror de tener que conversar con intelectuales”, Sara Gallardo prefiere presentarse como periodista. Mucho se ha dicho de su linaje (nieta de Ángel Gallardo, bisnieta de Miguel Cané y tataranieta de Bartolomé Mitre), su clase social, su altanería, su elegancia heredada. Este nuevo libro que evoca la figura de Sara Gallardo trae a una “trabajadora del periodismo” más a que a una periodista, como refiere la investigadora Lucía de Leone, compiladora de Los oficios, publicado por la siempre lúcida editorial Excursiones con arte de Verónica Romano.

Los oficios está organizado en seis apartados o “núcleos de condensación semántico-ideológica” que atraviesan la producción periodística de Gallardo, según explica la compiladora en el Prólogo que las editoras han llamado “Sara Gallardo, cronista de su tiempo”. Las secciones o apartados del libro son Sara por Sara, un compendio de entrevistas a Gallardo y un texto de su autoría que repasa sus obras, o sus “máscaras”; Ciudades y costumbres, donde despliega quizás la operación más esforzada por arrancar al periodismo de sus cauces a través de crónicas de viajes por ciudades europeas –que funcionan como postales para lectores argentinxs que miran Europa como quien mira un helado en pleno verano italiano y aprende a pedirlo: “un gelato, per favore”–; Desactualidad política, otra unidad de periodismo deforme en la que la periodista admite que no escribe sobre la actualidad; Estrellas, sección donde la mirada trastocada de Sara se cruza con figuras de toda calaña, como el cineasta alemán Werner Herzog, quien aparentemente le cayó un poco pesado; Donnas, el apartado dedicado a las columnas que Gallardo firmaba en Confirmado como La donna é mobile y otros textos del universo de lo femenino; Ficciones, excepciones literarias de Gallardo en la prensa; y, por último, Homenajes y necrológicas, con textos que despiden en la prensa a la periodista y escritora.

El de Sara Gallardo es un periodismo extrañado de sí mismo, inhallable en la actualidad. Sus crónicas, postales libres de ciudades, sus columnas descansadas en la mirada asombrada de todo lo que se mueve en una urbe, sobre las costumbres, las actitudes humanas de las celebrities o el estado de ánimo de los países, recuerdan una voz tan inabarcable como la voz periodística de Alfonsina Storni, cuyos textos en la prensa también han sido compilados por la editorial Excursiones en Un libro quemado.

A 30 años de la muerte de Sara Gallardo, resulta un estilo irreconocible en el periodismo argentino actual, por eso la reciente valorización de su obra de no ficción quizás resulte una bocanada refrescante para el oficio periodístico, en especial el de las mujeres, entrampado entre considerar los fluidos corporales de las periodistas como datos y la prosa estilizada por las redes sociales.

Este nuevo libro trae notas, entrevistas, crónicas, páginas de moda publicadas en diversos momentos entre las década del '60 y el '80 en Atlántida, Confirmado, La Nación y revista Claudia. Sara nunca fue una periodista del montón, era un personaje reconocido en la época, en 1968 publicó Los Galgos, los galgos, una novela que  tuvo un éxito comercial notable, era joven, distinguida, y con una inteligencia burlona. Su trabajo como periodista comenzó a ser cada vez más destacado, especialmente a partir de sus columnas en la revista Confirmado, fundada por Jacobo Timerman, y que han sido compiladas en Macaneos. Las columnas de Confirmado (1967-1972) por la editorial Winograd.

 

 

“Lo que sí hay es un matiz femenino en lo que escriben las mujeres, al cual yo he tratado de escapar. El espíritu es hermafrodita”, responde Sara Gallardo entrevistada por Reina Roffé en 1977. A la pregunta por la presunta existencia de una literatura femenina, Sara responde: “Me parece una pregunta guatemalteca”, una respuesta hermanada con la pregunta en la falta de sentido.

El tono de Gallardo, a través de formatos y géneros del periodismo, produce un devaneo entre el flechazo amoroso, encandila, es brillante; un distanciamiento provocado por ese darse “aires”, que tienen las mujeres de las clases altas. “Tamaño don de desaire”, le canta Alberto Girri en un poema que la despide tras su muerte. Fascinante e incómoda, Sara Gallardo es única, como ese “arcoiris negro”, que cree ver en Ezeiza como augurio de un desenlace fatal.

La fluidez de géneros que lee Gallardo en el espíritu podría también leerse en su escritura. Si literatura o periodismo, una voz emerge desde un escorzo que solo a ella no le resulta incómodo o desde un “lugar de enunciación inventado”, dirá Lucía de Leone en este libro. Solo quien no distingue una voz para el periodismo de una voz para la literatura puede describir una ciudad así: “Y por eso como en Venecia lo adivinado oprime tanto como lo invisible exalta, hay que estar atento a no morirse de angustia entre dos suspiros de deleite”.

Los oficios, Sara Gallardo, Editorial Excursiones (2018)

 

Texto publicado primero en LatFem.org

 

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