El bloqueo israelí al combustible que entra en Gaza está provocando una “sequía provocada por el hombre”, según una advertencia de la Agencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
La organización humanitaria estimó el viernes que solo el 40% de las plantas de producción de agua potable de Gaza siguen funcionando. También indicó que las plantas de producción de agua están funcionando con reservas cada vez más escasas y advirtió que podrían colapsar por completo sin combustible.
“Si no termina el bloqueo actual de más de 100 días al suministro de combustible a Gaza, los niños comenzarán a morir de sed. Las enfermedades ya están avanzando y el caos se intensifica”, declaró el portavoz de UNICEF, James Elder, en una rueda de prensa el viernes por la mañana. “Gaza se enfrenta a lo que equivaldría a una sequía provocada por el hombre. Los sistemas de agua están colapsando”.
La noticia del colapso del sistema de agua de Gaza llega tras un informe de UNICEF publicado el jueves que indica que más de 5.000 niños fueron diagnosticados con desnutrición aguda en mayo. El informe revela que 112 niños han sido ingresados diariamente para recibir tratamiento desde principios de 2025.
“Todos estos casos se pueden prevenir”, declaró Edouard Beigbeder, director regional de UNICEF para Oriente Medio y el norte de África. “Se les impide acceder a los alimentos, al agua y los tratamientos nutricionales que necesitan con tanta urgencia”
La escasez de alimentos básicos es el resultado del bloqueo total de combustible que Israel aplica al ingreso de Gaza, que comenzó en marzo.
El miércoles, Olga Cherevko, voluntaria de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), observó que las bombas de agua habían dejado de funcionar en un campamento para personas desplazadas “por falta de combustible”. Añadió que preveía el cierre de más instalaciones si no llegaba combustible.
La presión va más allá de las bombas. Como informó The Guardian el viernes, “la mayoría de las plantas de tratamiento de aguas residuales, los sistemas de alcantarillado, los embalses y las tuberías de Gaza han sido destruidos. En marzo, Israel cortó el suministro eléctrico a las principales plantas de desalinización, una fuente vital de agua para los palestinos de Gaza”.
Mientras tanto, muchos hospitales de Gaza se han visto paralizados. Al 11 de junio, solo el 37% de los centros de salud de Gaza seguían funcionando, y muchos de ellos solo lo hacían parcialmente.
“Sin combustible, los generadores del hospital se detienen, la producción de oxígeno se detiene y las máquinas de soporte vital fallan. Las ambulancias no pueden moverse. Las incubadoras se apagan” dijo Elder. “Negar el combustible no solo corta el suministro, sino que también corta la supervivencia”.
Israel ha seguido bloqueando los envíos de ayuda humanitaria que se necesita con urgencia. Según un informe del Programa Mundial de Alimentos del 10 de junio, desde el 19 de mayo solo ha entrado en la Franja la ayuda alimentaria necesaria para cubrir el sustento mínimo de 300.000 personas, una cantidad mucho menor que la de más de dos millones de habitantes de Gaza.
Los palestinos que han acudido en masa a los centros de ayuda gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (FGH), gestionada por Estados Unidos e Israel, han sido masacrados regularmente por soldados de las FDI. El viernes, otros 35 palestinos murieron y varios más resultaron heridos por fuego israelí mientras esperaban ayuda cerca del Corredor Netzarim, según fuentes del Hospital al-Awda que hablaron con Al Jazeera.
En un discurso ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el martes, la ex alta comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, lo describió como “el ataque más despiadado, prolongado y generalizado contra el pueblo palestino desde 1948”.
“El objetivo del gobierno israelí”, dijo, “es muy claro: la destrucción de la vida en Gaza”.
*Esta nota fue originalmente publicada en commondreams.org
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