Sopapos colorados

Mujer golpeada durante un acto de Diego Santilli en Quilmes

Diego Santilli y el apologista Nahuel Sotelo.

 

Cuando comenzaba la penúltima semana preelectoral, un episodio de violencia en un acto de campaña pareció evidenciar la impotencia del oficialismo durante la visita al Conurbano bonaerense de Diego Santilli, repentina cara visible en la lista de La Libertad Avanza.

El candidato a diputado –que logró imponerse a la mujer que seguía en el orden al amigo del narcotraficante– tenía planificado ir a la plaza Conesa, en Quilmes, pero a último momento sus adeptos relegaron el espacio público para optar por uno cerrado, con mayor control.

 

El lugar que descartaron.

 

No era una precaución antojadiza. Hace rato que el oficialismo no puede hacer actos públicos sin recibir insultos. Quilmes no fue la excepción. La diferencia fue que esta vez pasaron a la reacción. Uno de los adeptos le pegó a una jubilada y le hizo volar los lentes. El episodio se dio luego de gritos bien audibles, pese a la ronca voz de quien la mandaba a “vivir a Venezuela”, o a Cuba, insultos mediante.

La inconfundible voz –que supo propalarse hace una década por una de las radios más importantes de la zona–, más su cuerpo robusto y el pelo blanco, lo hicieron reconocible en cuanto circularon en redes los videos filmados con celulares.

Se trata del letrado Juan Carlos Gil, quien había sido presentado como candidato a la Caja de Previsión Social por la Lista Púrpura –agrupación liderada por el funcionario de Economía Alejandro Speroni, del entorno de Sebastián Pareja– para la renovación de autoridades del Colegio de Abogados de Quilmes en la elección del año pasado.

 

Gil, sentado, a la derecha de las mujeres.

 

 

En 2022, Gil había formado parte del equipo regional que apoyaba a Jimena de La Torre como candidata al Consejo de la Magistratura. Por entonces opinaba acerca de la ética del derecho: “El Consejo de la Magistratura es consecuencia del bajo nivel académico del Poder Judicial y de los egresados de la Facultad. El bajo nivel académico es por el populismo y la degradación de la meritocracia, subversión de los valores propio de un estado anárquico”.

“Subversión” y “anarquía” son marcas de lenguaje de la derecha setentista, cuyos círculos frecuentaba, según deslizan en el radicalismo quilmeño, conocedores de un antiguo balbinista como Alberto Asseff, impulsor del Partido Nacionalista Constitucional fundado a la salida de la dictadura. Sobre esa base se conformó la Unión para la Integración y el Resurgimiento (UNIR), con el que Asseff sumó a la alianza que con distintos sellos sustentó al macrismo y que tuvo a Gil como vicepresidente en Quilmes hasta el año pasado.

“Fue expulsado de UNIR por inconducta en septiembre de 2024, luego de un sumario de la junta de disciplina”, respondió Asseff ante una consulta para esta columna.

La penúltima participación de Gil fue en Juntos. Se reunía con la agrupación que dirige el bullrichista Julio Ramírez en el local amarillo frente a un conocido hipermercado quilmeño, en la avenida Yrigoyen. Allí contrarió el recordatorio internacional del 8 de marzo. Cuando la esposa de Ramírez organizaba una reunión para homenajear a las militantes –a la que asistiría la diputada PRO Maru Sotolano–, Gil inició una discusión; a los gritos profería que era “una fecha de zurdos”. Debió irse.

Pasó entonces al local sobre la misma avenida de La Julio Argentino (por Roca, el genocida del siglo XIX), de la concejala Estefanía Albasetti (La Libertad Avanza), que esta vez no respondió la consulta de este medio. Tampoco Gil contestó el lunes de la golpiza. Lo hizo recién el jueves para considerar hacer un descargo.

 

Albasetti, Milei y Sotelo.

 

 

Antes de salir de la reunión, cruzar la calle e ir a buscar a la jubilada a la que golpeó, Gil había estado con Nahuel Sotelo Larcher, un defensor de las “víctimas del terrorismo” y autor de un pequeño volumen titulado Cartas de los ‘70, que define como “polémico, porque así es todo lo que en la Argentina se corre un poquito del relato oficial o de lo políticamente correcto (…) El libro trata de dar una visión objetiva sobre lo ocurrido durante el gobierno de la Junta Militar. También busca visibilizar a las miles de víctimas que dejaron los terroristas”. Con esa mentalidad militó para el diputado Alfredo Olmedo desde Córdoba, su provincia natal, hasta que vino a probar suerte a Buenos Aires. Y no le fue mal: a los 26 años llegó a ser uno de los diputados provinciales más jóvenes, aunque con viejas ideas conservadoras. Por ellas, Sotelo fue convocado desde la Casa Rosada para ser secretario de Culto. Por entonces se mudó a Quilmes, donde aspira a disputar la intendencia. Esta semana, caminó pegado a Santilli y recibió el apoyo constante del postulante a diputado, que le tocaba el hombro a cada rato durante su discurso.

 

 

 

Con el escándalo que se había armado afuera, lo que pasó adentro del bar quedó en el olvido. Allí Santilli habló de educación, aunque esta vez nadie le repreguntó –como hiciera la noche anterior Nicolás Fiorentino en el programa televisivo de Romina Manguel– por las cuatro veces que votó contra el presupuesto universitario.

 

 

Lo que sí dijo de novedoso fue ante la prensa. Los hijos del porteño bajaban al Conurbano para estudiar junto a los hijos de los embajadores en el St. George's College, que según su web es “uno de los cien mejores del mundo, con los costos más altos en doble escolaridad”, a precios millonarios. El mayor de sus hijos tiene 25 años (ver Así están los hijos de Nancy Pazos y Diego Santilli) y todos comenzaron su escolaridad durante los 16 años de mandato de Horacio Rodríguez Larreta. No deja de ser una muestra de notable generosidad que el funcionario público haya dejado tantos asientos libres en la escuela pública para darle más posibilidades a quienes no pueden pagar millones mensuales. Eso con el peronismo no le pasaba:

 

 

Cuando se fue de Quilmes, la atención quedó centrada en el abogado golpeador. Hasta Mayra Mendoza desde la intendencia comunicó por las redes digitales su parecer:

 

 

 

 

En el Concejo Deliberante, los antiperonistas también repudiaron la violencia. La concejala radical Daniela Ferreyra presentó una minuta de comunicación, a lo que siguió la adhesión de Ignacio Chiodo (PRO), quien se despegó diciendo que Santilli no apoyaba esas acciones. Hasta Albasetti (La Libertad Avanza) debió sumarse al repudio, aunque lo contrabalanceó con críticas a la UCR y a otras violencias (ver sesión del Deliberante, desde el minuto 30).

 

 

Hasta el Colegio de Abogados comunicó que evalúan sancionar a Gil. El de Quilmes está dirigido desde hace varios mandatos por Bienvenido Rodríguez Basalo, quien hoy ostenta la conducción del Colegio provincial y hace tres meses asesoró en la defensa de la concejala Eva Mieri por haber participado de una manifestación performática con bosta en la vereda de la casa de José Luis Espert (ver Doble vara). Mieri asumirá la intendencia de Quilmes a fin de año, cuando Mayra se haga cargo de la banca de diputada provincial, para la que dijo que no iba a ser testimonial.

 

El Colegio de Abogados evalúa adoptar medidas.

 

La agredida Mabel Ayala dio su testimonio a la prensa poco después de ser atendida “por un fuerte dolor detrás de la oreja”, mientras se labraba una actuación judicial.

En tanto, cada miércoles, el gobierno nacional sigue marcando el rumbo de pegarle a los jubilados. A mitad de esta semana fue detenida en Berazategui –a metros de la casa de una fiscal intachable– una pareja con 181 envoltorios de cocaína y elementos de comercialización. La mujer, de 30 años, no iba a trabajar porque había sacado carpeta psiquiátrica; era policía de la división Motorizada en la Comuna 3, la que se ocupa de la represión en la zona del Congreso.

 

Posteo de la concejala Albasetti: el sostén militante de la represión.

 

 

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