"SOS LA 45, DEJATE DE JODER"

Espionaje y persecución a familiares de tripulantes del ARA San Juan

 

—¿Por qué filmó eso?

—Ya me había pasado una vez, de la misma manera. Y estaba sola, a miles de kilómetros de mi casa, manejando mi auto en una ruta desolada de Caleta Olivia.

—¿Y qué hizo?

—Agarré el celular, grabé y se lo mandé a mi marido. Estaba asustada y no sabía qué hacer.

Sentada en la punta de una mesa, la abogada Valeria Carreras responde preguntas del diputado Leopoldo Moreau. Es jueves al mediodía, una de las pocas reuniones presenciales que acontecen en sala legislativa. La gravedad del tema al parecer lo habilita. Carreras explica cómo había sido perseguida en 2018 por dos vehículos desconocidos. “Ocurrió dos veces en ese mismo año”, aclara. El método había sido el mismo: autos que la encerraron en la ruta 3 cuando iba a Caleta Olivia. Como abogada querellante, viajaba para presenciar audiencias por el hundimiento del submarino ARA San Juan.

La primera vez dice que se paralizó por el susto. La segunda, entonces, decidió filmar. El video forma parte del expediente de uno de los escándalos más encumbrados de los últimos tiempos: el espionaje ilegal y la persecución, a cargo del Estado en la era macrista, a familiares y querellantes del ARA San Juan.

El de Carreras es el primer testimonio ante la Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia, que como cuerpo legislativo investiga el espionaje. Carreras, en su condición de abogada de 26 familiares de los tripulantes fallecidos, fue espiada tanto como sus patrocinados. Y además amenazada.

En su relato ante los legisladores, que duró cerca de tres horas, no quiso asumirse en el rol de víctima. Las verdaderas víctimas, enfatizó, son sus representados. Pero finalmente se constituyó como querellante.

—Usted dijo que estaba asustada. ¿Qué llegó a pensar? —volvió a preguntar Moreau.

—¿Qué podía hacer? Los autos me tapaban de adelante y de atrás, y no podía avanzar. Mi marido me dijo que me tire a un costado de la ruta, que permanezca estacionada y espere. Y ahí recién me calmé, cuando vi que los autos siguieron su camino. Lo lamentable es que eso fue apenas uno de otros hechos.

Carreras, de voz elocuente, no tiene dudas: lo atribuye a una práctica sistemática de espionaje. Como otras amenazas anónimas por escrito que recibió en su estudio de Capital Federal a fines de 2019. “Sos la 45, dejate de joder”, decía uno de ellos, en referencia a que se agregaría a la lista de víctimas del submarino. A su relato lo acompañó, además del video en la ruta 3, con una carpeta en la que mostró documentos, presentaciones judiciales y hasta trabajos de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) sobre los teléfonos de los familiares que habrían sido interceptados junto a correos electrónicos con amenazas.

Fueron tres horas de declaración ante la Bicameral, en un encuentro donde asistió con su abogado querellante, Fernando Burlando, y de la cual participaron como parte del Congreso todos los miembros de la subcomisión investigadora: Eduardo Valdés, Blanca Osuna y Rodolfo Tailhade (Frente de Todos) y Sebastián García de Luca (PRO), además del presidente Leopoldo Moreau.

 

 

La Bicameral de Inteligencia recibe testimonios.

 

El testimonio de Carreras, según los legisladores, constituye la punta del iceberg. Se espera que en las próximas semanas sean citados nuevos testigos, como los familiares representados por Luis Tagliapietra, padre del teniente Alejandro Tagliapietra, uno de los tripulantes de la nave.

“Ahora vemos que el tiempo nos dio la razón porque lo del espionaje veníamos denunciándolo hace rato”, enfatiza la abogada querellante a este medio, horas después de su declaración.

Dice que la Justicia no tomó en serio sus sospechas de que las familias estaban siendo espiadas, con movimientos comprobados tales como teléfonos pinchados, hackeo de mails y actos de inteligencia alrededor de manifestaciones y reuniones de los familiares.

Ahora hay tres investigaciones paralelas que se activaron hace apenas semanas: una pesquisa interna que el ministro de Defensa Agustín Rossi ya tiene en sus manos y hace foco en el accionar de la Armada; la intervención en Mar del Plata del fiscal federal Daniel Adler; y la propia investigación de la Bicameral para determinar responsabilidades políticas.

--El espionaje ya está probado, lo que se debe determinar es el entramado político detrás del mismo —agrega Carreras—. No fue solamente la AFI macrista de Mar del Plata sino que acá intervino inteligencia naval. Y todo en coordinación con Estados Unidos. Está demostrado por ejemplo que el agregado de Defensa de Estados Unidos, Michael Rayburn, accedió a información del luctuoso final del submarino antes que el gobierno argentino. Fueron más allá.

—¿Qué significa? —preguntó El Cohete a la Luna.

—Hubo terrorismo psicológico contra las familias, con un mecanismo siniestro que es el de meter infiltrados para espiarlas. Que se complementó con pinchaduras de teléfonos, hackeo de mails. Es muy triste. Hay otro detalle importantísimo, de enorme cobardía. Existe una planilla en inteligencia que se llama “semáforo”. Allí ponen colores para medir la peligrosidad. Las que están en rojo, es decir, las más peligrosas para la inteligencia macrista, eran mujeres. Las viudas de los tripulantes.

Nadie puede salir del espanto. “Espiaron a madres y padres que perdieron a un hijo, a esposas que perdieron a sus maridos, a hijos e hijas que perdieron a sus padres. Es algo aberrante, propio de mentes perversas. Es un hecho delictivo, absolutamente ilegal y profundamente inhumano”, reflexionó el ministro Agustín Rossi en conferencia de prensa.

Desde septiembre, cuando la interventora de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Cristina Caamaño, denunció ante la justicia de Mar del Plata el operativo de espionaje ilegal de Cambiemos contra los familiares de los  44 tripulantes del ARA San Juan, la causa se mueve diariamente en el despacho del fiscal Daniel Adler.

De acuerdo a información de su despacho, la pesquisa avanza con la declaración de los primeros testigos y en las últimas horas se pidieron nuevas medidas de prueba a la AFI. Aunque sobre el expediente pesa una absoluta reserva, los investigadores acreditaron la sólida evidencia fundamentada en denuncias previas que la misma abogada querellante, Valeria Carreras, había presentado desde abril de 2018 ante los juzgados federales de Daniel Rafecas, Marta Yáñez y Federico Villena.

Lo revelador es que la última fue en junio de este año ante Villena, en Lomas de Zamora, ya que lleva la causa por el espionaje ilegal de la AFI durante el macrismo. “Fuimos allí por los antecedentes de Macri, que realizó escuchas a su propia familia, a los familiares de la AMIA y la familia de Santiago Maldonado, por lo que también podría confirmarse el espionaje a los del ARA San Juan”, detalla la abogada.

Todo se originó en los primeros meses de 2018 —el submarino había desaparecido en el mar Argentino el 15 de noviembre de 2017— cuando las mujeres advirtieron irregularidades en sus celulares. Fueron varias maniobras. Le decían al ex ministro Oscar Aguad que sus teléfonos se habían vuelto locos, que calentaban, que se reiniciaban, que les desaparecían cosas que luego volvían a aparecer. Aguad lo consideró grave pero nunca radicó denuncia.

Otro de los datos notorios es que desaparecían misteriosamente las fotos del perfil de los tripulantes cuando intentaban llamarlos “tan sólo para escuchar sus voces en el contestador, lo que nos sitúa a qué personas estaban espiando”, agrega Carreras.

Las rarezas se acumularon con el paso del tiempo: alteraciones en las cuentas de Facebook de las viudas de los tripulantes y también en los correos electrónicos; uno de los tripulantes del submarino, que estaba 900 metros bajo el agua, tuvo 21 intentos de acceder a su cuenta de correo, y algunos de esos intentos sucedieron desde Estados Unidos; el celular de algunas viudas denotaban anomalías como borrado de imágenes y pérdida de contactos; la llamativa baja de los celulares de sus maridos, que no se veían activos ni con foto de avatar a pesar de que sus familiares pagaban la factura mensualmente; cuando las viudas concurrían a la Base Naval de Mar del Plata a recibir los partes “casualmente los de la Armada sabían lo que les iban a preguntar”; varias de ellas comprobaron con el tiempo que sus maridos fallecidos desaparecían de grupos de WhatsApp; la certeza de que el capitán Alonso, el oficial que había sido veedor en la búsqueda del submarino, espiaba a familiares. Y así otras tantas prácticas más que la Justicia está investigando.

“No era fácil trabajar de ese modo pero tratábamos de escribirnos en clave e incluso no repetir los lugares de encuentro. Para lo cual a veces alquilaba un auto, pasaba a buscar a las viudas por sus casas y hacíamos reuniones espontáneas”, describe Carreras.

¿Cómo se encontró la AFI con el espionaje? No es que existió una búsqueda deliberada, no es que hubo una denuncia ni una filtración, sino que fue a partir de un pedido del juez Alejo Ramos Padilla para buscar información en la delegación Mar del Plata de la AFI. Allí se encontraron casualmente con el espionaje al colectivo de familiares.

En el documento judicial, la interventora Caamaño advirtió que “las tareas” ventiladas “no se encuentran ordenadas ni autorizadas por ningún magistrado; sólo fueron dispuestas por las autoridades del organismo que hoy se encuentra intervenido”.

Valeria Carreras jura que está ante el desafío de su vida.

—Es el momento que todo salga a la luz. No lo hice antes público porque confiaba en la Justicia.

Y luego:

—Esto es un escándalo internacional, con la injerencia de Estados Unidos. De pronto los marinos y políticos involucrados, que parecían amnésicos a la hora de interrogarlos, o que conocían de antemano las preguntas, ahora tendrán que comparecer de otro modo. Y queremos que se investigue a fondo uno de los tantos aspectos oscuros que tiene el hundimiento del submarino, cuya causa principal tiene sólo seis imputados por delitos menores.

Y allí están los familiares, en un duelo que no cesa. A los que no sólo se desatendió sino que tampoco se los contuvo ni se los escuchó. Por si fuera poco, además, se los espió y persiguió.

 

 

 

Es espionaje macrista, noticia en los diarios del mundo.

 

 

 

 

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