-¿Hola, con la pizzería Apicciafuoco?
– No señor, con Google Pizza.
– Perdón, me equivoqué de número.
– No señor, Google compró la pizzería.
– Ah, bueno, ¿me toma el pedido?
– ¿Lo de siempre?
– ¿Lo de siempre? ¿Nos conocemos?
– Según el identificador de llamadas, las últimas doce veces que llamó, pidió doble muzzarela, con jamón.
– Eso.
-¿ Puedo sugerirle esta vez de ricota, espinaca y tomates secos?
-No, ¡odio los vegetales!
– Pero tiene el colesterol muy alto.
-¿Usted qué sabe?
– Tenemos los resultados de sus análisis de sangre de los últimos cinco años.
– Pero ahora estoy medicado.
– No está tomando el remedio regularmente. En los últimos cuatro meses sólo compró un envase de 30 comprimidos en la farmacia del hospital.
– Compré más en otra farmacia.
– No figura en su tarjeta de crédito.
– Porque pagué al contado.
– Según su resumen de cuenta del banco no retiró dinero suficiente para eso.
– Tengo otros ingresos.
– No lo veo en su declaración de impuestos. ¿Provino de una fuente no declarada de ingresos?
– ¡Ya basta, estoy harto de Google, Facebook, Twitter y What’s App. Me voy a ir a una isla del Caribe, sin Internet, donde no haya señal de celular y nadie me espíe.
– Entiendo, señor, pero su pasaporte venció hace un mes.