Terremoto electoral

Radiografía de la ciudad de Buenos Aires en las urnas

 

La consolidación de una nueva hegemonía política

Las elecciones legislativas del 26 de octubre de 2025 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no representaron una simple victoria para La Libertad Avanza y sus aliados; marcaron un punto de inflexión, la consolidación de un realineamiento político fundamental en uno de los distritos más influyentes de la Argentina. 

Los resultados no solo otorgaron un contundente respaldo legislativo al gobierno de Milei, sino que también redibujaron el mapa sociopolítico de la capital. Confirmaron la resiliencia, pero también el techo electoral del peronismo, y plantearon interrogantes estratégicos de profundo calado para todas las fuerzas políticas con la vista puesta en las elecciones presidenciales de 2027.

 

Radiografía numérica 

Para comprender la magnitud del cambio político, es imprescindible comenzar con la contundencia de las cifras. 

En la jornada electoral, en CABA se renovaron 13 bancas para la Cámara de Diputados de la Nación y tres para el Senado.

La participación ciudadana fue un dato clave en sí mismo. De un padrón de nacionales habilitados de 2.503.180 personas, acudieron a las urnas 1.732.259, lo que representa una tasa de participación del 69.2%. Este número no es menor si se lo compara con la elección legislativa local de mayo del mismo año, donde la participación del padrón de nacionales fue de apenas el 62%, la cifra más baja registrada desde 1996. El incremento de 7,2 puntos en la concurrencia demuestra un aumento de la movilización del electorado, un fenómeno que benefició principalmente a la alianza oficialista.

Es relevante notar que la participación en CABA fue superior al promedio nacional, que se situó en un 67.9%, la más baja desde el retorno de la democracia.

La alianza conformada por La Libertad Avanza y el PRO se impuso de manera categórica en ambas categorías. Para el Senado, la lista encabezada por Patricia Bullrich obtuvo 50.32% de los votos, asegurando dos de las tres bancas en juego. En la categoría de diputados, la lista liderada por Alejandro Fargosi alcanzó el 47.35%, lo que se tradujo en la obtención de siete de los 13 escaños disponibles.

Fuerza Patria, el principal frente opositor, se consolidó como la segunda fuerza indiscutida, pero a una distancia considerable. Su candidato a senador, Mariano Recalde, cosechó el 30.63% de los sufragios, lo que le permitió retener la banca por la minoría. En la contienda por la Cámara Baja, la lista peronista obtuvo el 26.97% de los votos, asegurando cuatro diputados.

El Frente de Izquierda y de Trabajadores - Unidad (FITU) y la alianza Ciudadanos Unidos completaron la distribución de escaños en la Cámara de Diputados, obteniendo una banca cada uno con el 9.11% y el 6% de los votos, respectivamente.

 

Anatomía del voto

Un dato que resalta a primera vista es la disparidad en el voto en blanco entre las dos categorías principales. Mientras que para senadores el voto en blanco fue del 2.05%, para diputados esta cifra se duplicó con creces, alcanzando el 4.61%. Una explicación posible puede ser de índole técnica por la confusión generada por el diseño de la boleta única. Es plausible que una porción de los votantes, al marcar con una cruz la categoría de senadores, considerara que su elección se extendía a toda la columna de la lista, omitiendo marcar la categoría de diputados y dando así como resultado un voto en blanco para esa categoría específica. 

El fenómeno "Bregman-Recalde": El caso más elocuente de corte de boleta se produjo en el espectro de la oposición. La candidata a diputada por el FITU, Myriam Bregman, obtuvo un 9.11% de los votos. Este resultado es casi cuatro puntos porcentuales superior al 5.47% que la misma alianza obtuvo en la categoría de senadores.

Este diferencial no es aleatorio. El análisis indica que estos votos adicionales para Bregman provinieron directamente del electorado de Fuerza Patria. Se materializó así un voto cruzado, que se podría interpretar como "Bregman diputada, Recalde senador". La lógica detrás de este corte es profundamente estratégica: se apoyó a Mariano Recalde para garantizar el segundo lugar y de esa forma el tercer cargo para el Senado, mientras que para diputados alrededor de un 4% no eligió a Fuerza Patria, sino a Myriam Bregman. 

Este fenómeno demuestra que la lealtad partidaria no es absoluta y que los votantes evalúan a los candidatos en función del rol que esperan que desempeñen en cada cámara. Para Fuerza Patria, representa una señal de alerta: su incapacidad para presentar una lista de diputados que retuviera la totalidad de su voto senatorial evidencia una debilidad en su oferta legislativa y la existencia de un electorado progresista que, si bien puede apoyar al peronismo en la disputa por el poder real, se siente más representado ideológicamente por otras fuerzas.

 

 

Fuga de votos en LLA

Incluso la arrolladora victoria de la alianza oficialista no fue monolítica. Se registró una diferencia de casi tres puntos porcentuales entre el voto para senadores (50.32%) y el voto para diputados (47.35%). Aunque una parte de esta merma puede atribuirse al mismo efecto de la boleta única que infló el voto en blanco, el análisis sugiere que no fue la única causa.

La lista de Ciudadanos Unidos, que llevaba a Martín Lousteau como candidato a diputado, obtuvo un punto porcentual más en esa categoría que en la de senadores, donde la candidata era Graciela Ocaña. Esto indica que una fracción del electorado que apoyó a Patricia Bullrich para el Senado optó por una figura más moderada y de extracción radical como Lousteau para la Cámara Baja. Este pequeño pero significativo corte de boleta sugiere que la fusión LLA-PRO, aunque exitosa, no ha borrado por completo las identidades y preferencias preexistentes dentro de su nueva y amplia base electoral.

 

LLA fagocitó el electorado del PRO

La alianza estratégica entre La Libertad Avanza y el PRO bajo el escudo de la LLA implica en los hechos una "fagocitación" del electorado del PRO por parte de la fuerza libertaria.

Para cuantificar esta dinámica, es esencial comparar los resultados de octubre con los de la elección legislativa de mayo, cuando ambas fuerzas compitieron por separado. 

En mayo, La Libertad Avanza, con Manuel Adorni como cabeza de lista, obtuvo 494.840 votos. El PRO, con Silvia Lospennato, alcanzó 261.510 votos. La suma de ambos espacios totalizaba 756.350 votos.

En octubre, la alianza formal LLA+PRO, con Patricia Bullrich como candidata a senadora, no solo retuvo esa base combinada, sino que la expandió significativamente, alcanzando los 840.973 sufragios. El cálculo es revelador: la nueva coalición no solo logró una transferencia perfecta de votos desde el PRO hacia la nueva estructura liderada por LLA, sino que además sumó 84.623 nuevos votantes. Este crecimiento demuestra la capacidad de la alianza para movilizar a ciudadanos que no habían participado en mayo y para atraer a votantes de otros espacios, particularmente del centro político en desintegración.

 

 

El análisis de esta tabla permite extraer conclusiones fundamentales. La alianza LLA+PRO fue la que más creció en términos absolutos, consolidando su hegemonía. Fuerza Patria también logró un crecimiento de aproximadamente 21.000 votos, demostrando su capacidad para consolidar su base. El FITU tuvo el crecimiento porcentual más notable, casi duplicando su caudal de mayo. Aunque si miramos los resultados del FITU del 2021, vemos que Miriam Bregman en la categoría de diputados obtiene un resultado similar. 

Sin embargo, la historia más dramática es la del espacio de centro no alineado, que perdió más de 52.000 votos, evidenciando un colapso del que se beneficiaron principalmente los polos.

Desde su irrupción en 2007, el PRO se había consolidado como la fuerza hegemónica indiscutida en la ciudad de Buenos Aires, utilizando el distrito como plataforma para su expansión nacional. En la alianza de 2025, los roles se invirtieron dramáticamente. El PRO aportó elementos cruciales para la victoria: su invaluable estructura territorial, su red de fiscales y una base electoral leal y consolidada. Sin embargo, fue La Libertad Avanza quien proveyó los activos políticos más importantes en el nuevo escenario: la marca, la narrativa de cambio disruptivo y, fundamentalmente, la figura del líder nacional que traccionó el voto. Esta elección formalizó el descenso del PRO de conductor del vehículo de la centroderecha a mero acompañante en un proyecto cuya ideología y liderazgo le son ajenos.

El PRO atraviesa una profunda crisis de identidad y propósito. La "fagocitación" de su electorado no es solo una estadística, sino el síntoma de un reordenamiento de poder que deja al partido que gobernó la ciudad por 16 años y la Nación por cuatro en una posición de subordinación inédita.

 

Cartografía del voto de Recoleta a Lugano

La victoria de la alianza LLA+PRO revela una profunda reconfiguración del mapa político porteño, estrechamente ligada a la histórica división socioeconómica de la capital.

La coalición oficialista se impuso en las 15 comunas de la Ciudad de Buenos Aires, tanto en la categoría de senadores como en la de diputados. Este hecho marca un hito histórico, borrando las tradicionales fronteras electorales que solían otorgar al peronismo el control de los barrios del sur. En las elecciones de mayo, por ejemplo, el candidato de Fuerza Patria, Leandro Santoro, había logrado ganar en seis comunas, aunque ya en ese entonces se advertía que la suma de LLA y PRO por separado superaba al peronismo en esos mismos distritos. La alianza de octubre materializó ese potencial y lo expandió a toda la ciudad.

El desempeño de la alianza, sin embargo, no fue homogéneo. Sus resultados más contundentes se registraron en el corredor norte: Recoleta (comuna 2), Palermo (comuna 14) y el eje Núñez-Belgrano-Colegiales (comuna 13). Estas zonas se caracterizan por concentrar la mayor proporción de hogares en el quintil superior de ingresos y tener los índices de pobreza más bajos de la ciudad.

Por el contrario, las victorias más ajustadas de la alianza se dieron en los bastiones históricos del peronismo en el sur. En la comuna 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios, Nueva Pompeya) y, especialmente, en la comuna 8 (Villa Lugano, Villa Soldati, Villa Riachuelo), la diferencia fue menor. Estas comunas del sur presentan la situación socioeconómica inversa: concentran la mayor cantidad de hogares en el primer quintil de ingresos y las tasas de pobreza más elevadas.

Este patrón geográfico pone de manifiesto un cambio crucial en el perfil del votante libertario. Históricamente, el apoyo inicial a La Libertad Avanza en sus primeras incursiones electorales mostraba una notable penetración en los sectores populares del sur de la ciudad, mientras que le costaba hacer pie en los barrios más acomodados del norte. La elección de octubre de 2025 demuestra una transformación completa de esta dinámica. La alianza LLA+PRO no solo logró retener el voto popular del sur que ya tenía LLA, sino que, fundamentalmente, incorporó en masa al votante tradicional del PRO del corredor norte.

Se ha conformado así una coalición electoral interclasista, uniendo a sectores de altos ingresos del norte con sectores populares del sur bajo un mismo paraguas político. Esto crea un nuevo mapa de poder que invierte la lógica tradicional y consolida a la alianza oficialista como la fuerza dominante en todo el espectro geográfico y social de la ciudad. 

La comuna 1 (Retiro, San Telmo, Constitución, Puerto Madero), con su heterogeneidad social, funcionó una vez más como la "comuna testigo", arrojando resultados muy similares al promedio general de la ciudad y confirmando la validez de estas tendencias a nivel macro.

 

 

Fuerza Patria en la encrucijada

Por un lado, el peronismo porteño demostró una vez más la solidez de su núcleo duro de votantes, consolidando una base que le asegura un rol protagónico en el escenario político de la ciudad. Por otro, los resultados confirmaron la existencia de un "techo de cristal" electoral que, hasta ahora, parece infranqueable y que limita seriamente sus aspiraciones de gobernar el distrito.

El desempeño cuantitativo de Fuerza Patria fue positivo en términos de crecimiento. La lista de senadores, encabezada por Mariano Recalde, obtuvo 511.943 votos, lo que representa un incremento de 21.206 en comparación con los 490.737 obtenidos en mayo. Este resultado consolida al peronismo en torno a un tercio del electorado de la ciudad, una base leal y movilizada que se concentra geográficamente en las comunas del sur.

Sin embargo, este suelo electoral sólido coexiste con un techo aparentemente bajo. Fuerza Patria quedó a 20 puntos de distancia de la alianza ganadora en la categoría de senadores y no logró ser competitiva en la mayoría de las comunas del centro y norte de la ciudad. Esta concentración ideológica y geográfica, que es su mayor fortaleza para mantener su base, se convierte en su principal debilidad a la hora de expandirse y disputar una elección ejecutiva en un distrito históricamente reacio al peronismo.

 

El colapso de la centroderecha

El espacio político que intentaba representar una alternativa de centro, aglutinando al radicalismo no alineado con LLA y a los sectores que respondían a Horacio Rodríguez Larreta, sufrió una derrota catastrófica. Este conglomerado, que en mayo había sumado 211.748 votos, vio su caudal electoral desplomarse a 159.714 en octubre, una sangría de más de 52.000 votos en apenas cinco meses. Esto consolida una continua tendencia de pérdida de votos del radicalismo en todas sus versiones y señala el fin de la viabilidad de otro espacio de derecha en el polarizado escenario porteño para el 2027. Los votantes de este espacio, enfrentados a una elección cada vez más definida entre el proyecto de Milei y el anti-mileísmo, optaron mayoritariamente por el "voto útil", inclinándose por la alianza LLA+PRO como la herramienta más eficaz para frenar al peronismo.

 

El contexto nacional: un plebiscito a favor del gobierno

Es imposible analizar los resultados de CABA de forma aislada. La elección de CABA no solo redefinió la política local, sino que también fue un componente esencial en la consolidación de un nuevo poder a nivel nacional. 

La elección de CABA ha solidificado una nueva bipolaridad política. La antigua antinomia entre el PRO y el kirchnerismo, que estructuró la política argentina durante más de una década, ha sido reemplazada por un nuevo eje de confrontación. Una derecha hegemónica, liderada por el proyecto libertario y nutrida por los restos del PRO, se encuentra frente a una oposición peronista/progresista que, si bien es resiliente, se encuentra fragmentada y en una posición defensiva. El centro político, como espacio de representación autónomo, ha sido virtualmente aniquilado, y sus votantes han sido absorbidos por los polos en una dinámica de polarización creciente.

Esta nueva configuración tiene profundas implicancias para la gobernabilidad. A nivel nacional, otorga al Presidente un respaldo político y legislativo robusto para avanzar con su agenda de reformas, considerando el escudo del veto. En la ciudad, crea una maquinaria política de una dominancia sin precedentes desde la autonomía del distrito, lo que plantea interrogantes sobre la calidad de los controles institucionales y el rol de la oposición en la Legislatura porteña.

 

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 8.000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 10.000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 15.000/mes al Cohete hace click aquí