THE NARODOWSKI PROJECT

Pandemia, virtualidad y mercantilización de la educación

“El modelo antiguo consiste en que todo el mundo va a un aula
y se sienta, el docente se pone delante de la clase y enseña, y eso
es lo que hacemos en toda la ciudad, en todo el Estado, en todos
esos edificios, con todas esas clases físicas… ¿Por qué seguir así con
toda la tecnología que tenemos?”
Andrew Cuomo, gobernador del Estado de Nueva York

 

La aparición del informe de la Internacional de la Educación (IE) denominado La comercialización y la privatización en y de la educación en el contexto de la Covid-19, realizada en base a datos de los países miembros de la OCDE, no puede haber sido más oportuna. Casi al mismo tiempo, el Ministerio de Educación anunciaba la conformación del Consejo Nacional de la Calidad Educativa. Este consejo estaba estipulado en la LEN, sancionada en 2006.

El ex ministro de Educación porteño implicado en las escuchas ilegales del ex alcalde Mauricio Macri, Mariano Narodowski, anunció en las redes sociales que sería de la partida de este consejo como representante de la comunidad académica, al igual que otros 14 especialistas. Hace apenas dos meses, su agrupamiento educativo Pansophia Project hacía conocer sus “Once tesis urgentes para una pedagogía del contra aislamiento”, un documento con el que pretende reflotar ciertos lugares comunes de las estrategias liberales, pero en odre nuevo. Con este documento, el ex ministro de Macri pretende hacer pasar por “progresistas” ciertas tesis que cumplen el rol de ser el mascarón de PROa de los proyectos empresariales sobre la educación.

Como presidente del Consejo fue designado Axel Rivas, quien responde a la Universidad de San Andrés (institución que desde hace años forma a los jóvenes periodistas del diario Clarín), pero también al CIPPEC, que integra de una denominada “Alianza para la Digitalización de la Educación en Latino América” (ADELA). Por tal motivo, no es para nada extraño que ese diario le haya dedicado una entrevista en la que el académico propone la evaluación de la calidad docente: un caballito de batalla de las propuestas liberales, sostenida por distintos organismos económicos como  la OCDE y el Banco Mundial. Pero, al mismo tiempo señala que esta cuestión se tratará más adelante, “cuando se supere esta emergencia”. Lo interesante es que para Rivas la conformación de este consejo tiene como una de sus funciones representar distintos actores, como “la industria”, los sindicatos, pero especialmente “distintos especialistas de la educación con visiones distintas muy plurales”. No deja de percibirse que los representantes liberales no están pensando en el “ahora”, porque esta situación excepcional forma parte, como indica el informe de la IE, del desarrollo futuro de la educación para los sectores mercantilistas que operan sobre esta: aunque todavía no están disponibles los resultados de las acciones de diferentes organismos y empresas con respecto a la emergencia producida por la pandemia de la Covid-19, “está claro que los actores de la investigación académica y de las tecnologías de la educación comerciales consideran la pandemia como un periodo importante para poner en práctica, ensayar y probar las ventajas de los productos, las plataformas y los servicios de la enseñanza a distancia" (14). Lo que se proponen estos sectores es darle lugar a la industria de la educación que está trabajando para el día después de la pandemia. La pregunta que abre la puesta en marcha del Consejo Nacional de la Calidad Educativa es si esta pluralidad (representada por los 35 miembros del consejo) jugará como un paraguas de los sectores mercantilistas o de políticas a favor de una educación de calidad, inclusiva, necesariamente renovadora y emancipadora.

La aparición del informe de la IE en el momento del lanzamiento del Consejo Nacional de la Calidad Educativa nos permite revisar algunas cuestiones ligadas a la relación entre educación, pandemia, virtualidad y negocios, en algunas intervenciones realizadas por parte de los sectores neoliberales.

 

 

Algunos datos del informe

El informe, de Ben Williamson y Anna Hogan, identifica dos fenómenos que muchas veces se entrelazan: privatización y comercialización, apuntando sus características esenciales, sus conexiones y sus posibles implicaciones para los procesos y las prácticas de enseñanza a corto y a largo plazo" (7). Sobre la dimensión privatizadora, Williamson y Hogan señalan que “se están formalizando contratos comerciales y colaboraciones público-privadas como parte de una estrategia gubernamental deliberada, que pretende usar el sector privado como ayuda para trasladar la educación al ámbito digital debido a la crisis" (10). Con respecto a la comercialización, el informe analiza las interrelaciones de varios organismos y empresas, cuya política “está empezando a repercutir en las prácticas escolares, con la industria mundial de la educación muy bien situada para capitalizar la rentabilidad futura" (11).

Los sectores que participan en las dos dimensiones antes señaladas, según Williamson y Hogan, escapan a una autoridad centralizada que pueda monitorear, organizar y planificar los contenidos y metodologías en el aula; esto permite que “las tecnologías de la educación [estén] cada vez más presentes en las políticas de la educación formal como resultado del importante esfuerzo realizado por las redes de  defensa de intereses, los laboratorios de ideas, las asesorías, las coaliciones de promoción y los grupos de presión empresariales" (11). Además, el informe de la IE advierte que las ONG y empresas privadas, que muchas veces actúan a través de aquellas, tienen la capacidad, por sus posibilidades financieras y la apoyatura que les dan los gobiernos, de “poner en práctica, ensayar y probar las ventajas de los productos, las plataformas y los servicios de la enseñanza a distancia" (14); al mismo tiempo que su respuesta a la situación generada por la Covid-19 “debe entenderse en el contexto del objetivo a más largo plazo de aumentar la «inversión» en tecnologías de aprendizaje en línea para construir los «sistemas de educación del futuro»"(19).

 

 

La coyuntura argentina

Con respecto a la construcción de un sistema de educación del futuro, según el informe, la GPE (siglas en inglés de la Alianza Mundial por la Educación) propende hacia una accionar mancomunado entre empresas proveedoras de telecomunicaciones, fundaciones y gobiernos “para organizar planes de datos y conexiones a Internet o con empresas locales para diseñar recursos y plataformas de aprendizaje en línea" (19). Este dato que aporta el informe es esclarecedor para entender una de las causas por las que una ONG como “Argentinos por la Educación”, formada por conspicuos representantes del neoliberalismo local, fuera la punta de lanza de la campaña “Sin conexión no hay educación”.

Esta relación entre empresas de telecomunicaciones e informáticas, junto a organismos dedicados a la investigación y al diseño de propuestas educativas, permite vislumbrar lo que el informe define como una política del “solucionismo”, para salir de la crisis: “Este énfasis en «optimizar» la oportunidad de la crisis, como un «microcosmos» de «cambios sistémicos» y «actualización» de los sistemas educativos, refleja el solucionismo habitual en el campo de la filantropía tecnológica, que presupone que es posible mejorar y transformar complejas instituciones sociales con la combinación adecuada de innovación, tecnología e imaginación empresarial" (39).

Tampoco es casual que el Proyecto Pansophiano (Pansophia Project, según  su nombre original), organización educativa regenteada por Narodowski, haya puesto en circulación ahora sus “Once tesis urgentes para una pedagogía del contra aislamiento”. Su quinta tesis se enmarca en las posibilidades y necesidades que tendría el sistema educativo argentino ante la crisis pandémica, y señala, en su silenciamiento, al sector que podría proveer las soluciones necesarias: "Los enfoques de educación a distancia/virtual/digital/online implican cambios en los contenidos, en los ritmos y hasta en los actores involucrados, contando por ejemplo con el soporte de tutores u orientadores para asegurar el seguimiento de cada alumno. Se trata además de propuestas diseñadas y planificadas cuidadosamente, en forma sistemática, con tiempo y con cierta previsibilidad”. Esta propuesta del Narodowski Project atiende a los cometidos de los prestadores de los servicios educativos de empresas y ONG, únicos actores que contarían con el know how necesario: “El diseño de estas propuestas lleva un proceso largo de preparación y elaboración de materiales específicos (guías didácticas, cronogramas anticipados, elaboración de recursos, medición de los tiempos que requiere cada tarea, etc.). Incluso la función docente suele distribuirse en diferentes roles”.

Está claro que las tesis pansophianas no ponen en tela de juicio las condiciones políticas, epistemológicas y pedagógicas detrás de la modalidad virtual. Como de manera certera apunta el informe de la IE con respecto a la labor de la Fundación Gates, esta intenta “encontrar soluciones técnicas a desigualdades sistémicas sin resolver sus causas subyacentes»"(37). Lo que no queda en claro es quiénes se encargarían, desde el punto de vista del Narodowski Project, de esta noble tarea de decisión y planificación (creemos que serían las organizaciones y las industrias educativas). Posiblemente, los pansophianos sean los voceros, cual profetas bíblicos, del advenimiento: un mesías hecho de filantropía, pero sobre todo de amor a los negocios. Las “Once tesis…” tienen en su sugestivo título esa reminiscencia al padre del materialismo científico (admirado en sus años juveniles por el ex ministro macrista). Parafraseando la “Tesis 11” del pensador alemán, los pansophianos afirman: "Los pedagogos se han dedicado a pensar la educación, pero de lo que se trata es de transformarla". Lo que silencian es su propio deseo: transformarla en función de los intereses de las industrias educativas.

Un párrafo aparte merecen los señalamientos del informe sobre la Oak National Academy, una ONG que cuenta con el respaldo del gobierno británico. Dentro de la Oak participa Teach First, que es a su vez miembro fundador de Teach for All (en  la Argentina, representada por “Enseñá por Argentina”). Según el informe ,“Teach First describe específicamente la Oak National Academy como un proyecto propio y su principal respuesta a la emergencia planteada por la Covid-19" (33); y plantea que la formación docente debe dedicarse más al desarrollo empresarial de líderes, que a la formación académica.

Por otro lado, el informe sostiene que la Oak "se beneficia de diversos modos de los cierres de centros de enseñanza”, y que esto “debe entenderse como el fruto de las prácticas reformadoras deseadas durante tanto tiempo y materializadas a través de nuevas formas de colaboración público-privada en la educación pública inglesa. El capital semilla aportado por el Departamento de Educación puede colocarla en una posición ventajosa en la futura planificación para los centros escolares en el marco de la austeridad que seguirá a la pandemia" (33). La importancia que reviste la mención a la Oak tiene que entenderse en virtud de las relaciones que muchos de los miembros del Consejo Nacional de la Calidad Educativa tienen con los sectores que proponen la mercantilización de la educación. En Gran Bretaña, la Oak fue una de las ONG mejor ubicadas para darle al gobierno una propuesta de salida ante la crisis por la pandemia. De hecho, la propia BBC, que impulsó “una amplia variedad de recursos para la formación desde casa” (un proyecto similar fue desarrollado por el Ministerio de Educación de nuestro país), comenzó a valorar el accionar de la Oak (cuya metodología se denomina “escuela abierta”), para desarrollar “un modelo híbrido de escolarización en el aula y formación en línea” (33).

El extenso y profundo informe de la IE pone el énfasis en que en muchos casos los gobiernos dejan en manos de estos sectores pseudofilantrópicos la organización y planificación de la educación pública, cuyos intereses socavan el derecho a una verdadera educación crítica, “los fines sociales de la educación y la obligación ética que las sociedades tienen con la salud y el bienestar de su juventud" (68).

Este debe ser un llamado de atención en nuestro país. El Consejo Nacional de la Calidad Educativa recientemente creado está conformado por un variopinto conjunto de actores  que van desde los sindicatos docentes hasta las organizaciones universitarias privadas y fundaciones que desde hace años pugnan por un espacio para desarrollar sus políticas de mercantilización de la educación. Pero, lamentablemente, son dichas organizaciones las que, como punta de lanza de emprendimientos comerciales, tienen los recursos económicos y el sustento simbólico de organismos financieros, y un trabajo sostenido en el tiempo alrededor de las nuevas tecnologías en la educación y persuadir de que poseen la solución inmediata para continuar con la educación en tiempos de pandemia.

Corresponderá al Estado, en manos administrativas de un gobierno que en su campaña electoral enarboló las banderas de la defensa de la educación pública, la decisión política para llevar a cabo la transformación educativa que estos tiempos necesitan, poniendo en el centro una pedagogía emancipadora. Tiene como aliados a los actores sindicales y pedagógicos que pueden llevar a cabo esa tarea.

 

 

 

 

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