TODO BOMBO ES POLÍTICO

La música en el ADN de la vida

 

A días de estrenarse A una legua, documental que podrá verse en el cine Gaumont a partir del 20 de junio, conversamos con su directora, Andrea Krujoski, y con su protagonista, el músico Camilo Carabajal, integrante de Tremor entre otros proyectos de fusión, quienes se aventuran en un viaje experimental que, con el bombo legüero como eje, abreva en propuestas ambientalistas y tecnológicas para sumarse también a un desarrollo científico que vehiculiza canciones a través de ADN implantado en bacterias.

¿Cómo surgió la idea de filmar A una legua?

AK: Conocí a Camilo Carabajal en 2014 mientras testeaba bandas musicales para un proyecto de televisión. Escuché su música, la fusión de Tremor me impactó, como así también el trabajo de Metabombo, y decidí conocer a Camilo en persona. Recuerdo que nos encontramos en un bar del Paseo la Plaza, lo vi llegar, lo escuché y me fascinó su impronta ecológica, su deseo de cuidar el medio ambiente, y pensé en el mismo momento: acá hay una película.

Maduré la idea y volví a llamarlo un tiempo después con la propuesta firme de hacer un documental. Cami accedió y me presentó a Ingrid (su compañera). Entre los tres forjamos un grupo de investigación y desarrollo y día a día comenzó a existir A una legua.

 

La directora y el bombisto.

 

¿Cómo ven la transmisión generacional de nuestras tradiciones musicales?

CC: Desde mi realidad lo veo natural, desde pequeño me siento parte de esta misión de compartir folklore y de absorberlo o mamarlo. Veo y siento el gran trabajo que hicieron mis mayores, mi padre, sus hermanos, mis primes, abueles y vecines. Todes son parte de mi realidad folklórica, es identidad cultural, es un sentimiento muy profundo, no sólo es tocar o bailar folklore.

Mi familia viene de Santiago del Estero, de ahí salieron muchas familias musicales, ¡hay algo en estas tierras! Los Hermanos Ábalos, Los Hermanos Simón,  Los Hermanos Toledo,  Los Farías Gómez, Los Gomez Carrillo y Los Carabajal, entre tantas familias, o sea hay algo de la transmisión generacional.  Hoy en día comparto mi proyecto Metabombo con hijes o nietes de algunas de estas familias, por ejemplo Micaela Farías Gómez y Natalia Gomez Carrillo, amigas de la infancia, de reuniones, del folklore natural.

¿La difusión de instrumentos como el bombo tiene una deuda en cuanto a incrementar su alcance y el conocimiento de sus posibilidades?

CC: De a poco se ve que por ejemplo el bombo legüero está llegando a lugares lejanos, empezando desde la cuna, acá. Algunas bandas que no son puramente folklóricas comenzaron a incluir en sus sets al bombo. Recuerdo que hace unos cuantos años me invitaron a ver a la Bersuit al Luna y el percusionista Manu Uriona, a quien conocí años después, tenía tumbadoras, timbaletas, cencerros, cajón peruano... y ¡un bombo legüero! O el Indio Froilán, uno de los luthiers más prestigiosos por su calidad y sonido único, le hizo llegar a Shakira un bombo que lo usa su percusionista. Se puede encontrar en las redes un video de ella tocando en vivo un cover de Metallica con bombo legüero. ¡Una locura!

¿La película puede contribuir a una mayor conciencia sobre ambientalismo y nuevas formas de fabricación de instrumentos que preserven las especies?

CC: Estuve haciendo mi taller por diferentes puntos del país y siempre hay alguien que se inventa su instrumento. Además de la crisis económica que sufrimos actualmente, ¡hay algo en esto de hacerlo con tus propias manos!

Lo que planteamos en el docu es darle tiempo a los árboles, mientras tanto ir practicando con el Ecobombo o cualquier invento propio para practicar nuestras rítmicas, durante ese aprendizaje le damos tiempo y podemos “programar” la plantación de ceibos y su tala coordinada para generar no sólo bombos sino un ritual. Como en las artes marciales, uno empieza en nivel cinturón blanco, aprende y practica y avanza hasta el cinturón negro, en este caso el cinturón negro sería un bombo original como meta.

Es muy loco pensar en todos los años de deforestación. Hoy Santiago del Estero sufre por la falta de árboles. Hace muchos años esa región era parte del Chaco salteño, llenísima de árboles, ¡casi una selva! De ahí sacaron los quebrachos para construir la red de trenes. Hoy te venden el durmiente de quebracho como “decorativo cool” a no sé cuántos billetes.

Hay mucha gente que fabrica sus instrumentos con la tecnología actual, entre lo digital y eléctrico, hasta lo más rústico como el invento del gran Elpidio Herrera, que nos dejó hace pocos días. La Sacha Guitarra —guitarra del monte es su traducción— es otro instrumento nuestro y representa un sonido único.

¿En qué estado de avance se encuentra la fabricación de bombos empleando bidones? ¿Es factible que las piezas obtenidas comiencen a utilizarse profesionalmente?

CC: Esto recién empieza, desde mi lugar. Como se ve en el docu, fui dejando unos bidones cortados a algunos luthiers, para que fabriquen su versión… ¡Ya tengo cuatro versiones diferentes! Además de los que voy probando yo, tengo varios bidones que junté pegando onda con el sodero de turno, preguntándole qué hacen con los bidones que se pinchan por ejemplo…

En el docu también se ve el laburo que hicimos con mis hermanos musicales de Tremor (Leo Martinelli y Gerardo Farez). Nos metimos en el estudio a grabar, escuchar y “ver”, las frecuencias, probamos cosas con el Ecobombo, está en proceso de mejoras, reinventándolo constantemente.

 

Camilo y Cuti Carabajal.

 

En 2015 invitaron a Tremor a ser parte de un disco compilado, llamado Canciones prohibidas por la dictadura argentina. Se grabó en un estudio espectacular que se había montado en Tecnópolis, de alto nivel de profesionalismo en cuanto a la maquinaria y a los técnicos. Llevé además de mi set tradicional, un Ecobombo realizado por un metabomber (Mariano Velardi) y lo grabamos. Quedó bárbaro, no era un bombo legüero ni tampoco un “coso así nomás”, era un instrumento único y de sonoridad que super garpaba para esa canción.  Nos tocó Light My Fire de Los Doors junto a Liza Casullo, ¡otra mezcla más!

La creación de instrumentos mediante elementos reciclados o más económicos, ¿permitiría iniciarse en la música a quienes de otro modo no podrían acceder a ella?

CC: Totalmente, es muy necesaria la creatividad, hay muchas formas de crear, enseñar y aprender. Hay tanto por descubrir, muchos elementos que podemos activar para darle otra vida antes de que quede ahí durante años deshaciéndose. Además del Ecobombo armé unas pezuñas que son como esos cascabeles pero de nuestra región, empecé a juntar tapitas de gaseosas y agua, junté muchas y armé la versión reciclada de tapitas en lugar de las pezuñas. Suena diferente pero el efecto es el mismo y siento que eso es importante.

Sé de varias orquestas que reciclan basura y arman sus propios instrumentos y no solo percusión: ¡arman orquestas con instrumentos de cuerdas, vientos y percusión!

Con Tremor actuaron en la fiesta del Bicentenario y también recientemente en la fiesta del Colón, con motivo del G 20. ¿Esto les generó algún tipo de cuestionamiento por parte del público o colegas? ¿Considerás que fue bien recibido?

CC: En la espectacular fiesta del Bicentenario arranqué el proyecto Metabombo. Me convocó Fuerza Bruta, mi amigo y compañero de aventuras Gaby Kerpel, quien es el que hace la música para ellos hace años. Los Fuerza Bruta (Diqui James) eran los encargados de lo artístico del desfile, donde se mostraban diferentes momentos de nuestra historia en 19 escenas. Me encargaron coproducir las escenas El Exodo Jujeño y Sabor de Mi Tierra. Fue una gran emoción ser parte de nuestra historia viva, pasaron casi 10 años y mis emociones todavía viajan a ese momentazo.

Lo del G20 también fue algo tremendo. Artísticamente fue un paso más que pudimos dar, fue mucha responsabilidad hacerlo bien, concentrados como performers. Pero también sentía —sabía— que a unas pocas cuadras del evento mundial de presidentes el pueblo estaba afuera, detrás de las vallas, manifestándose a los gritos y pidiendo por sus derechos.

¿Cómo ves el rol del artista en el contexto actual de dificultades sociales?

CC: Tenemos que estar atentos y dar lo mejor desde nuestro lugar. Si podemos comunicar, comuniquemos. Este año me llamaron del municipio de Escobar, donde actualmente vivo, y me ofrecieron dar el taller de percusión por diferentes barrios del partido. Entonces ves de todo, todos los problemas que estamos viviendo. Desde donde estoy trato de ayudar a dar una mano y compartir lo que sé hacer, o puedo hacer, aportando alegría, canciones, enseñando a tocar un ritmo. Aunque sea sacar a una familia de su circunstancia durante un ratito, y que así junten alegría para transformarla en fuerza.

¿Cómo surgió la idea de incluir la labor del investigador Federico Prada?

AK: Prada aparece a partir del trabajo de investigación. Un tema te lleva a otro, y así descubrís cosas que suceden en la ciencia argentina, que merecen atención, y en el caso de Federico en particular, su aporte tenía una cierta impronta ecológica y vinculación con lo musical. Si bien el arte y la ciencia parecen muy diferentes, el entrecruzamiento de ambas disciplinas resultó innovador. Es bueno tener la mente abierta a este tipo de aportes interdisciplinarios.

CC: Mientras avanzábamos surgían ideas, una fue la de la genética y mi línea de tiempo entre mi padre y mis hijos. Andrea lo pensó, fue un llamado de atención a un nuevo espacio. Ella se contactó con ellos y fluyó la idea y la inclusión de la canción a este proyecto de almacenar información no biológica en el ADN de una bacteria a través de un código genético. La canción que elegimos es Viajante, cuya composición compartimos con Leo Martinelli y Alejandro Goldberg.

Actualmente el Himno Nacional y tu tema son los únicos que forman parte de esta experiencia de inclusión de piezas musicales a través del ADN en bacterias.

Sí, hasta el momento son las únicas dos canciones guardadas en el freezer.

 

Ciencia y música

El científico Federico Prada aportó a El Cohete información sobre el programa. Desde 2013, en la ciudad de Buenos Aires existen bacterias que llevan en su ADN fragmentos del Himno Nacional Argentino. Un grupo de alumnos e investigadores de las carreras de Biotecnología y Bioinformática de la UADE decidieron homenajear a nuestra canción patria en su Bicentenario. Asimismo, con este desarrollo los alumnos demostraron que no es complicado almacenar información no biológica dentro de la molécula de ADN. Este proyecto de biología sintética fue realizado íntegramente en los UADE Labs y fue pionero en Argentina.

“Como corolario de esta investigación, Andrea Krujoski nos contactó para ser parte de su documental. Conocimos a Camilo, le contamos del proyecto y visitamos los UADE Labs. En primera instancia todo parece ciencia ficción. Pero, lejos de eso, la posibilidad de convertir uno de sus temas al formato de ADN surgió rápidamente.

Hace unos años era imposible vislumbrar que los artistas quisieran guardar sus creaciones en este formato (Massive Attack ya grabó un disco completo en ADN). En esta línea de pensamiento podemos pensar que, a corto plazo, existirán nuevas profesiones científicas (nanobiotecnólogos, por ejemplo) que se dediquen a diseñar sistemas moleculares capaces de almacenar la totalidad del acervo cultural de la humanidad. Tampoco sería raro pensar que dichos profesionales elijan a la molécula de la vida como el “dispositivo” más adecuado para llevar toda nuestra historia a Marte. En definitiva, este tipo de acercamiento entre el arte y la ciencia no hace más que ratificarnos su potencial como formas de conocimiento complementarias, fruto del intelecto de la especie humana.

 

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