Trump o Conurbano

El “plan Bessent-Milei” no contempla al Conurbano bonaerense

Foto: Luis Angeletti.

 

Hace unos meses las encuestas afirmaban que los candidatos de Javier Milei ganarían la elección de medio término, aun con interrogantes respecto de qué significa ganar.

Cerca de la elección provincial, y tras sucesivas minicrisis cambiarias, relativizaron el resultado respecto de las de la provincia de Buenos Aires, aun cuando La Libertad Avanza había logrado concertar listas con el PRO.

El resultado fue una paliza histórica que sorprendió hasta a los vencedores.

Cuando le debacle política era inminente, irrumpió en la escena el Poder Ejecutivo de los Estados Unidos y corporizó en gestos políticos fuertes aquella advertencia del secretario del Tesoro, Scott Bessent, cuando viajó en abril a respaldar al gobierno de Milei al firmar el acuerdo con el FMI, de que no lo dejarían caer.

 

Trump, fuego amigo

Esta semana todo parecía encaminarse para un apoyo financiero y político incontestable que le diera, al menos, un sentido a la propuesta electoral de Milei: la sumisión absoluta a las decisiones de Estados Unidos, con lo que eso conlleva. La vieja idea de Milei contra “la casta” quedaba de lado.

Sea lo que haya sido en la simbología libertaria, ya ni Trump es casta. Al principio del mandato nos enteramos de que las mineras, petroleras y sus abogados no son casta. Tampoco las grandes fortunas, ni funcionarios eternos como Guillermo Francos o Daniel Scioli. El concepto se siguió desvaneciendo: tampoco son casta los punteros ni “Los Borrachos del Tablón”. Hace dos semanas debimos excluir a las exportadoras aceiteras. Es ya muy difícil definir qué es la casta.

Milei fue a la reunión del miércoles como quien espera una final de campeonato de local contra el último de la tabla, para dar la vuelta. No fue así: habló Trump, y fue fuego amigo. Aclaró que la ayuda no era para la Argentina, sino para la Argentina con Milei, y que la prueba de amor sería ser el resultado electoral.

Así, le dio un toque dramático a la renovación de las cámaras del Congreso.

 

Incertidumbre

Las elecciones son una incógnita, las encuestas no aciertan y se suman dos elementos que aumentan las dudas: el nivel de abstención y el efecto que el nuevo sistema de votación con boleta única pueda producir. Se habla de hasta un 5% de posible error en experiencias provinciales.

Esa incógnita alimenta las dudas sobre el apoyo de Estados Unidos, imprescindible para evitar la debacle. Como en la Argentina las dudas se expresan en el valor del dólar, se realimentan las dificultades del gobierno.

Nota a pie: el grado de irresponsabilidad y frivolidad de quienes votaron el cambio del sistema electoral es alarmante. En la Argentina pocas cosas funcionan bien: una es el sistema electoral. Estamos acostumbrados a un sistema que rige desde hace un siglo. Decidieron cambiarlo por uno que, por ejemplo, impide que el elector conozca hasta el nombre de quienes vota, si la lista es de varios candidatos. El gobierno no se ocupó de instruir a los electores. Es incierto si habrá dificultades para la expresión popular. ¿Fue a propósito o solo torpeza?

 

¿Hay plan?

El apoyo de Trump, ¿tiene causas claras y expresa un plan? El apoyo ha sido tan sorpresivo como la condicionalidad al resultado electoral, y hay dudas sobre las contraprestaciones exigidas. Algunos afirman que hay un agradecimiento personal hacia Milei por haberlo apoyado ante los demócratas; no parece una razón suficiente. Otros, que el interés está en explotar los minerales e hidrocarburos: con el código de minería del siglo XIX, la desgravación impositiva de los ‘90 y, ahora, el RIGI, las empresas estadounidenses no necesitan nada adicional para quedarse con todo sin dar nada. Los que analizan la geopolítica hablan de recortar la influencia de China, pero su avance comercial no es nuevo, y sería irracional que, si esa fuera la preocupación con vistas a una confrontación de escala, fuera abandonada si no gana Milei, pues en tal caso debería ser reforzada. Queda la tesis de Paul Krugman, que cree que la decisión de Trump se inscribe en un conjunto de conductas “corruptas, destructivas y simplemente estúpidas”, y que podría tener, como uno de sus motivos, el rescatar a inversores vinculados al secretario del Tesoro.

En cualquier caso, el “plan Bessent-Milei”, si es que existe, por ahora solo inyecta dólares para asegurar que el peso no se deprecie y afecte el resultado electoral, y que se paguen los bonos. Todo a costa de un brutal mayor endeudamiento que, como dice el economista Carlos Leyba, no dejará ninguna obra o mejora de infraestructura en la Argentina, por ejemplo un nuevo sistema de trenes. Tampoco mejor salud y educación. ¿Se imagina el lector lo que serían 20.000 millones de dólares en un nuevo sistema ferroviario o en escuelas y hospitales para el Conurbano bonaerense? ¿O uno de 10.000 millones en créditos para la industria para generar trabajo?

El plan sigue siendo el mismo: un capitalismo de depredación de recursos naturales y endeudamiento sistemático. Nada de industria, es decir, nada de trabajo para el alto porcentaje de pobres estructurales.

En lo institucional, el plan solo aspira al tercio en el Congreso para, en definitiva, seguir gobernando por decreto. Y así será, salvo que el Senado logre convertir en ley la reforma de la ley que regula la emisión de DNU o la Corte Suprema dicte sentencia en el caso “CGT c/Estado Nacional” y diga si puede tener rango legal un decreto del Presidente rechazado por el Senado.

¿Será parte de ese plan buscar el apoyo por el ambiguo grupo de los gobernadores de Provincias Unidas? ¿Habrá reforma laboral por decreto?

Frente a esto, el peronismo aun no puede oponer un programa, sí algunas buenas intenciones y, fundamentalmente, el voto del Conurbano. La elección es “plan Bessent-Milei” o voto del Conurbano.

 

Foto: Luis Angeletti.

 

Voto racional

Desde 1945 es un lugar común de los no peronistas, de derecha o progresistas, brutos o intelectuales, sorprenderse, interrogarse, quejarse y aun indignarse por las decisiones electorales de los habitantes del Conurbano bonaerense.

Su demografía varió sustancialmente en número y condición social desde aquel lejano febrero de 1946 a esta primavera de 2025. Entonces eran menos habitantes y se integraban a muchos barrios de la ciudad de Buenos Aires.

Durante estos ochenta años hubo un ascenso y descenso de las condiciones de vida, no solo en el goce de un empleo estable y registrado sino también en el acceso a educación escolar, salud y otros derechos sociales. Pero se mantuvo relativamente estable la preferencia por las opciones electorales vinculadas al partido fundado por Juan Perón. Primero con su conducción presencial, luego desde el exilio y, por fin, en las diferentes versiones posteriores a su muerte.

No es la intención de esta nota repasar las propuestas que ofreció el peronismo, sino rescatar y elogiar ese voto, especialmente en circunstancias adversas como los malos gobiernos recientes, algunas defecciones y un bombardeo mediático y por redes de demonización del justicialismo y exaltación casi mística de las ideas de la derecha, calificadas paradójicamente como “de la libertad”, como si fueran el único pensamiento.

Hay, además, que ponerlo en el contexto político y constitucional en que se encuentra el Conurbano bonaerense, dividido en un conjunto de municipios insertos en una provincia gigante, pero sistemáticamente discriminados todos –municipios, la provincia y sus habitantes– por la Nación en materia de reparto de fondos coparticipables, poder de imposición tributaria, participación en los servicios públicos, representación política en la Legislatura local y en el Congreso de la Nación, y derechos de imposición sobre los recursos naturales.

El voto del Conurbano, como casi siempre ocurre con el sufragio, es racional. ¿A quién van a votar? ¿A quienes los ignoran aun como sujeto electoral? La derecha ignora la existencia real y las condiciones de vida de los millones de personas que habitan los conurbanos, en especial el bonaerense. No está presente ni en sus propuestas, ni siquiera como promesas incumplibles. Ni conocen los distritos. Ocurrió con Mauricio Macri, aun cuando había logrado que triunfara María Eugenia Vidal. Los subestiman con consignas estúpidas como “cárcel o bala”, o poniendo como candidato a un mediocre autoritario que habría recibido dinero negro para financiarse.

El peronismo históricamente supo llevar prosperidad. Más recientemente no logró revertir el retroceso posterior a 1975 ni volver a generar las condiciones del mítico 1945, pero pudo lograr mejoras en el consumo, el trabajo y algunos servicios. Además, está ahí, en el territorio, aun para recibir las críticas.

Si el Conurbano vota al peronismo no es un acto nostálgico ni mágico, es un voto racional: el “plan Bessent-Milei” no los contempla. Votar en contra sería racional.

El voto del Conurbano bonaerense es hoy la gran esperanza para frenar ese plan antinacional. Aun de los que muchas veces tiene serias dificultades para comprender al peronismo. Veremos que ocurre en la elección. Entre muchas otras verdades, dijo Perón: en esta tierra, lo mejor que tenemos es el Pueblo.

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 8.000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 10.000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 15.000/mes al Cohete hace click aquí