Trumpmileyo al vapor

Neoliberalismo, celulares, chantadas, corrupción y ansias desmedidas de poder

Ni sueños ni esperanzas, el gran secreto. Ilustración: obra de Bansky.

 

El Trumpmileyo es un sabroso plato, que está al tope de las preferencias del público en todo el mundo. Acá explicamos cómo prepararlo de modo fácil y con pocos ingredientes. Anote bien cuáles son los insumos necesarios, antes de entrar a las explicaciones acerca de su preparación.

 

Ingredientes

Un kilo de neoliberalismo.

Un kilo de Smartphone (de ser posible, elija la variedad más estupidizante del mercado.

Una pizca de dilettantismo e incapacidad para gestionar. Si no consigue dilettantismo importado, puede suplantarlo por chantada criolla.

Una pizca de corrupción monetaria.

Una pizca de deseos desmedidos de poder.

 

Preparación

Primero: tome el Neoliberalismo Fase 1, en lo posible de las marcas Reagan, Thatcher o Pinochet. Lávelo bien para que no haya quedado ningún rastro de sociedad de bienestar. Sazónelo con un nihil obstat de Juan Pablo II. Los admirables creadores de estas marcas advirtieron que, terminada la amenaza del comunismo, ya no había motivo para que los pobres dejaran de serlo y dieron rienda suelta a los ricos (que por suerte eran pocos) para que fueran cada vez más ricos.

Es muy importante que al procesar los ingredientes no queden vestigios de la esperanza que traían a cuesta los pobres durante la posguerra, ilusionados con una vida mejor para sus hijos al amparo de la casita propia que habían logrado conseguir, o el Fitito o Citroën 2CV que les permitía ir de vacaciones a los hoteles sindicales de Mar del Plata. Aclaración: los pobres europeos reemplazaban el Fitito por la 500 y Mar del Plata por alguna playa berreta como Ostia o Viareggio.

Sazóne toda la preparación con abundante El fin de la historia, de la marca Francis Fukuyama.

Recuerde: para que el Trumpmileyo salga sabroso, es fundamental que no quede esperanza alguna de una vida mejor, como dijera oportunamente don Alighieri. Es importante que los homínidos estén convencidos de que sus hijos van a nadar en la mierda.

Segundo: pase el neoliberalismo por un sofrito de gobiernos populistas (se consiguen fácilmente en la primera década del siglo XXI) con abundantes niveles de incapacidad de gestionar. En la Argentina hay marcas recomendables de pelaje diverso. Si además consigue dosis importantes de corrupción y ansias desmedidas de poder, mucho mejor. Con este proceso, de Trumpmileyo se empapará de Neoliberalismo Fase II, mucho más sofisticado y gustoso que el primero.

Tercero: una vez escurrida la preparación, agregue una buena cantidad de adictos al celular, asegurándose que su attention spam no sea, en ningún caso, mayor a los 30 segundos. Cuanto menos sea su capacidad cerebral, mucho mejor. Hay en el mercado numerosas marcas de diverso origen. En la Argentina pueden conseguirse pelotudos, en Italia imbecilli o stronzi, en Francia los conards, en Estados Unidos los assholes. Todas estas marcas tienen una calidad excelente.

Cuarto: poner la preparación al vapor por un período corto. Terminado todo el proceso, deje enfriar y deguste su Trumpmileyo sin apuro, para que no se termine pronto.

Buena suerte.

 

 

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