El mes de septiembre comenzó en modo electrizante para la Unión Europea. El primer día del mes, el staff de la señora von der Leyen denunció que se había realizado un ataque cibernético contra el avión que transportaba a la Presidenta de la Comisión Europea, cuando se disponía a aterrizar en un aeropuerto de Bulgaria. Con el GPS fuera de uso, los pilotos utilizaron mapas de papel para orientarse y aterrizar felizmente, demostración empírica del flamante proverbio argentino: “Lo viejo funciona”.
Pasado el mal momento, comenzaron a difundirse las noticias, y las miradas, como era de imaginarse, se dirigieron hacia Moscú. Entonces comenzó el ping pong habitual: acusaciones sin pruebas, desmentida de los rusos, los diarios occidentales tuvieron sus titulares indignados denunciando jamming y spoofing.
En cambio, Il Fatto Quotidiano de Roma publicó las declaraciones en X del inglés Scott Bateman, ex piloto de la RAF y escritor: "Aclaremos la situación, no se trata de un ataque con destinatario, y no es para nada insólito. Las regiones que rodean Ucrania o Gaza y otras zonas de conflicto sufren desde hace años interferencias GPS, efectos colaterales de la guerra electrónica militar, no de un intento deliberado de interferir vuelos comerciales… No es una novedad; la aviación tiene decenios de experiencia en la gestión de este fenómeno".
El fenómeno se ha multiplicado en los últimos años en la zona que va del mar Báltico a la Europa oriental; Polonia ha señalado 2.700 casos y Lituania 1.180.
Otro caso lo relata Carsten Breuer, Inspector General de las Fuerzas Armadas de Alemania: "Sucedió dos veces en el avión en el que viajábamos en la zona del Báltico".
Pero las turbulencias para la señora von der Leyen recién comenzaban.
El plan fantasma
El sábado 30 de agosto, el Financial Times publicó una declaración de von der Leyen en la que anunciaba que "las capitales europeas están trabajando sobre planes más bien precisos de potenciales despliegues de tropas en Ucrania como parte de las garantías de seguridad post conflicto que tendrán el pleno apoyo de la capacidad estadounidense". Se trataba de una declaración fuerte, teniendo en cuenta la cumbre que se realizaría el jueves 4 de septiembre en París con la presencia de Zelensky. En efecto, el ministro de Defensa alemán Boris Pistorius salió al paso y declaró: "Aparte de que la Comisión Europea no tiene algún poder o competencia en la materia de despliegue de tropas, me cuido muy bien de confirmar o comentar en cualquier modo el tema", y agregó: "Pienso que es profundamente equivocado discutirlo públicamente en este momento".
La cuestión se mezcla con un posible acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia que ni siquiera está esbozado.
Michailo Podolyak, influyente consejero de Zelensky, declaró que el escenario más realista es el de "una guerra congelada, con territorios ocupados de hecho, que deberán ser restituidos a través de una fuerte presión económica y diplomática sobre Rusia".
Pero la portavoz de la Comisión Europea, Arianna Podestà, confirmó: "Existe un plan que está tomando forma, una hoja de ruta clara, como ella misma (von der Leyen) ha dicho, para construir las garantías de seguridad".
Macron, en el encuentro de París, anunció que 26 países de los 30 que adhieren a los voluntariosos que "formalmente se han comprometido a desplegar una fuerza de reaseguración en Ucrania y a estar presentes en el territorio, en el cielo y en los mares".
Posteriormente, Zelensky, en un encuentro con el presidente del Consejo europeo, Antonio Costa, declaró que era prematuro hablar de los detalles, pero el plan existe ya: "La cuestión se refiere a la coordinación de los países para la protección aérea. Se procede con una evaluación de la cantidad de aviones y de personal. Y también la coordinación en el mar, para evaluar cuáles países participan y con qué medios". Confirma entonces a von der Leyen.
Zelensky agregó: "Con relación a esto, hay informaciones sobre el despliegue de 10.000 soldados. No hablaré de números, pero es importante que se esté discutiendo esto. Serán millares, y eso es un hecho, pero todavía es prematuro hablar".
Macron señala entonces el número de países comprometidos y Zelensky el número de soldados.
Zelensky, el 6 de septiembre desde Copenhague, publicó en X que "junto a Kiev hoy está toda la Europa libre, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda y otros asociados de todo el mundo".
Agradeció además a "la coalición de 26 voluntariosos listos para garantizar la seguridad de Ucrania a través de la acción".
Los números de Macron y Zelensky coinciden; no sabemos todavía los nombres.
Estamos hablando de tropas en territorio ucraniano; hay tres países que ya han rechazado este tipo de contribución: Italia, Alemania y Polonia.
Eslovenia ha dicho que sí, pero bajo mandato de la ONU o con un acuerdo unánime de la UE.
Es una manera de decir “no”. La ONU desde el comienzo está fuera de juego por el veto ruso. La unanimidad de la UE no es posible por la previsible negativa de Eslovaquia y Hungría.
Bulgaria no enviará tropas; el Presidente Rossen Zheliazkov declaró el 5 de septiembre: "Bulgaria participará con naves auxiliares antiminas, aeropuertos y otras estructuras".
También el 5 de septiembre el Presidente de Rumania, Nicusor Dan, dijo que no al envío de tropas, pero que el país está listo para sostener operaciones de paz después de un eventual acuerdo o alto el fuego.
Grecia también negó el envío de tropas; el portavoz del gobierno, Pavlos Marinakis, declaró que "por el momento no existe una opción de ese tipo".
Suecia contribuirá. El Primer Ministro, Ulf Kristersson, dijo: "Podremos comprometernos en varios tipos de vigilancia aérea, tenemos capacidades navales que podrían ser importantes". El objetivo central para los suecos es que "Ucrania tenga la capacidad de proveer a su propia defensa".
Pero de tropas, ni una palabra; además, con un ejército de solamente 6.800 militares, ¿cuántos podría enviar a una misión en Ucrania?
El presidente de Croacia, Andrej Plenkovic, ha rechazado la posibilidad de que su país pueda enviar tropas; en cambio, Lituania, a través de su Presidente, Gitanas Nauseda, se declaró pronta a intervenir con tropas y equipamiento.
Después de revisar las declaraciones públicas de los diferentes países, la tarea de componer una lista de 26 países voluntariosos y miles de soldados se vuelve difícil, a menos que los países hayan suscripto acuerdos secretos para no alarmar a la opinión pública de sus respectivos países. La otra posibilidad es que Zelensky y Macron mientan o exageren.
En tanto, el frente interno del Gallito del Hexágono (Francia) daba señales inquietantes.
Fueron tres años
El 8 de septiembre, el Primer Ministro de la República Francesa, François Bayrou, se presentó en la Asamblea Nacional a pedir un voto de confianza para su proyecto de ley del presupuesto, 44.000 millones de euros de "lágrima y sangre". Un gobierno de derecha no puede hacer otra cosa que hacer recaer los sacrificios sobre las clases populares. Bayrou, con una mayoría relativa, hizo mal las cuentas pensando en la abstención de los socialistas; no fue así, votaron en contra, junto con el lepenismo, la izquierda y un grupo de republicanos de la derecha del gobierno.
Bayrou, con tonos apocalípticos, había señalado que la deuda del Estado asciende a 3.415.000 millones de euros y a la asamblea les manifestó: "Tienen el poder de derrocar el gobierno, pero no pueden cancelar la realidad. Lo real es inexorable: los gastos seguirán aumentando la deuda, que ya es insoportable, y será siempre más grave".
Los diputados no podían cancelar la realidad, pero mientras tanto cancelaron el gobierno de Bayrou, obligando al Presidente a lanzarse a la búsqueda veloz de otro fusible, como son denominados sus Primeros Ministros.
Le han bastado tres años a Macron para quemar cuatro Primeros Ministros: Élisabeth Borne, del 16 de mayo de 2022 al 8 de enero de 2024; Gabriel Attal, del 9 de enero de 2024 al 5 de septiembre de 24; Michel Barnier, del 5 de septiembre de 2024 al 5 de diciembre de 2024, y Bayrou, liquidado el 9 de septiembre. El nuevo fusible es un macronista de hierro, Sébastien Lecornu.
La recepción de Lecornu por parte de la ciudadanía tiene título: Bloquons Tout (bloqueemos todo), una movilización popular con aire de revuelta dirigida no solo contra una ley de presupuesto inicua, sino fundamentalmente contra el Presidente Macron, que ostenta un 15% de aprecio de la ciudadanía, el más bajo de la historia de la quinta república.
La jornada del 10 de septiembre se sintetizó en una movilización calculada en 250.000 personas; más de 500 marchas en las principales ciudades y en el interior del país; 500 arrestos; choques con la policía en la capital. Un clima donde conviven técnicas de Chalecos Amarillos, Tractores Rebeldes y Mayo del 68, con un común denominador. Los franceses están hartos del gallito que quiere presentarse como una especie de De Gaulle, soplando sobre el fuego de la guerra en la frontera oriental mientras gobierna para los ricos y poderosos.
En Italia, en una disputa netamente intergubernamental, Matteo Salvini, que compite con la señora Meloni como pacifista, le dijo públicamente a Macron que si quería la guerra, que se pusiera el casco y marchara él mismo al frente de Ucrania, citando (involuntariamente) el texto de El desertor de Boris Vian (“S'il faut donner son sang, allez donner le vôtre, Vous êtes bon apôtre, Monsieur le président”). Obviamente, todo terminó en un cruce de mensajes y excusas.
Pero otras turbulencias llegaron desde el Cercano Oriente para sacudir aún más la dirigencia europea.
Aviones sobre Doha
Después de las agresiones en Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, Irán, Irak y Yemen, le llegó el turno a Qatar; una imprevista incursión de la aviación israelí atacó la capital para decapitar la dirigencia de Hamás, según declaró Netanyahu.
Se trata esta vez de un país amigo, si es que le queda algún país amigo a Israel, pero es además el mediador entre Israel y Hamás para alcanzar un alto el fuego y liberar a los rehenes, y un aliado fiel de Estados Unidos.
Mientras la señora von der Leyen el martes 9 limaba el discurso que tenía que presentar el día siguiente, los aviones de Israel levantaban vuelo en su enésima cruzada contra el antisionismo.
Pero, no obstante los anuncios triunfales iniciales, es probable que la dirigencia de Hamás no haya sido decapitada. Según indiscreciones de los servicios de inteligencia israelíes, los máximos dirigentes se habían apartado para rezar, dejando los teléfonos en la casa que fue blanco del ataque aéreo; dos de los máximos dirigentes habrían sido heridos, uno de ellos gravemente; la evaluación de los daños es todavía parcial.
Hay analistas que sostienen que Israel y Estados Unidos componen, en lo que se refiere al Cercano Oriente, una unidad de hecho. Sin embargo, la agenda de la región está en manos de Netanyahu, que actúa como un organismo fuera de control, con Trump que lo sigue, pero siempre un paso atrás.
Trump tiene un acuerdo con Qatar para construir un campo de golf; el proyecto fue presentado por su hijo Eric en Doha el 30 de abril pasado. Se trata de un proyecto que incluye un resort, construido en sociedad con Qatari Diar, una sociedad inmobiliaria del fondo soberano del país, y con los sauditas de Dar Global.
Ahora la cuestión será convencer a los clientes de que la zona es segura.
Von der Leyen en septiembre
Y finalmente la Presidenta presentó su informe a la comisión, un ejemplo de equilibrismo, habilidad en la que es especialista.
La señora sabe que debe moverse con cautela. A veces no logra estar callada, como en la cuestión de la fuerza de seguridad ucraniana. A veces se la acusa de genuflexa por el acuerdo de Escocia con Trump, pero tampoco allí tenía mucho margen de maniobra. Simplemente siguió las instrucciones de los países que no estaban interesados en iniciar una guerra de aranceles con Estados Unidos.
Pero la señora, no obstante su entrega a la causa de la defensa europea, no goza del favor de los ciudadanos, según el sondeo Cluster 17, solicitado por Le Grand Continent. Cuando al ciudadano se le pregunta si siente protegidos los intereses europeos después de la negociación con Trump, el 71% de un muestrario de 5.302 personas (de Francia, Italia, España, Polonia y Alemania) dice que no; y, dentro de otro muestrario de personas favorables a la Unión Europea, el 60% dice que von der Leyen debería renunciar.
El eje del proyecto de la señora se apoya, por un lado, en Ucrania; aparece otro programa, el Qualitative Military Edge, con el fin de sostener las inversiones para reforzar las fuerzas ucranianas y la creación de un "muro de drones" en el flanco oriental.
Gaza apenas es mencionada, Netanyahu nunca, no se condena el genocidio.
Hay una falta de coherencia cuando anuncia que se deberá diversificar el comercio, buscar otros socios, dado que el 80% del comercio exterior de la Unión Europea es con Estados Unidos, pero los BRICS y China siguen siendo para la señora entes ajenos, y a veces hostiles.
A los socialistas les habla de acciones precisas contra la pobreza; a los verdes, de relanzar el Green Deal y el auto eléctrico. Hay una señal al grupo “meloniano” acerca del regreso al país de origen de las personas que solicitan asilo y son rechazadas.
La recepción fue fría, pero por ahora no hay recambio para la señora, que además superó en julio un voto de confianza.
Pero las turbulencias para von der Leyen y la Unión Europea no terminan.
Polonia, cielos tormentosos
El Ministerio de Defensa polaco anunció que 19 objetos volantes entraron en su espacio aéreo en las primeras horas del 10 de septiembre; el premier Donald Tusk declaró que se abatieron cuatro drones sobre 19, sin precisar modelo y nacionalidad. Un dron cayó en el pueblo de Mniszków y otro en Chusnovka después de agotar el combustible. Otros restos de drones fueron abatidos por los F16 polacos y los F35 holandeses y cayeron en Chesniki y Wiryki-Wola.
Otros desaparecieron del radar, y otros, según fuentes de la OTAN, fueron avistados por las baterías Patriot, pero no los derribaron por la relativa amenaza que representaban y el costo elevado de los misiles.
El presidente Karol Nawrocki convocó al Consejo de Seguridad Nacional dentro de 48 horas, en tanto Tusk declaró al parlamento que estamos frente "a la situación más cercana a un conflicto abierto desde la Segunda Guerra Mundial".
Tusk activó el artículo 4 del tratado de la OTAN para que se consulte con los aliados; a su vez, una fuente de la OTAN declaró que la organización no trata el incidente como un ataque, pero sí como incursión intencional.
Los aviones utilizados contra los drones forman parte del dispositivo de protección de la base aérea y logística de Rzeszow, utilizada como centro logístico para enviar armamento occidental a Ucrania por la vecina frontera; mientras tanto, diversos aeropuertos polacos permanecen cerrados y se ha restringido la zona de tráfico aéreo del área hasta diciembre.
Mientras la gran prensa titulaba "Ataque ruso" (que si fuera verdad estaríamos ya en guerra), Moscú negó responsabilidades a través de Andrey Ordash, encargado de asuntos rusos en Polonia, que sostuvo que "Polonia no ha mostrado prueba alguna de que los drones son rusos".
El Ministerio de Defensa ruso publicó un comunicado explicando las últimas acciones contra Ucrania: "Las Fuerzas Armadas han lanzado un fuerte ataque sobre objetivos estratégicos en toda Ucrania... contra la industria de defensa en las regiones de Ivano-Frankovsk, Khmelnitsky, Zhitomir y Lvov... los objetivos fueron alcanzados. No hubo intención de atacar algún objetivo en Polonia. La autonomía máxima de los UAV que presumiblemente han atravesado la frontera polaca no supera los 700 km… estamos a disposición del Ministerio de Defensa polaco para consultas sobre la cuestión".
Se registran variados hechos de drones que atraviesan espacios aéreos de países de la OTAN. En el caso del miércoles, según las fotografías disponibles, se trata de drones del tipo Gerbera que Rusia utiliza como señuelo para activar el radar de las defensas antiaéreas ucranianas y determinar sus posiciones.
Según las estimaciones de la organización mediática rusa Verstka (anti-gobierno), desde 2023 se han registrado como mínimo 34 violaciones del espacio aéreo de países linderos con Ucrania, 20 de los cuales son miembros de la OTAN.
Zelensky declaró: "Hay siempre más datos de que la dirección del ataque no es casual; en el pasado se verificaron algunos incidentes con drones que habían recorrido una breve distancia sobre territorio lindero, pero ahora estamos registrando una mayor densidad".
La valoración de Alemania: "No necesitaban volar en esa ruta para llegar a Ucrania", mientras que el secretario de la OTAN, Rutte, anunció que se está efectuando "una evaluación completa" y que si la incursión ha sido "intencional o no es absolutamente irresponsable y peligrosa", y agregó: "Estamos vigilantes y defenderemos cada centímetro del territorio de la OTAN".
Pero hay una versión bielorrusa sobre el tema a través de las declaraciones del jefe de estado mayor de sus fuerzas militares, Pavel Muraveiko: "Durante la lucha aérea entre Rusia y Ucrania, nuestras fuerzas interceptan constantemente drones que han perdido su trayectoria a raíz del impacto con instrumentos electrónicos; algunos de estos fueron destruidos por nuestra defensa aérea en nuestro espacio aéreo".
Cuando se acercan drones no identificados, tanto Polonia como Bielorrusia intercambian información. El gobierno de Varsovia confirmó que Bielorrusia había advertido durante la noche que se acercaban drones al territorio polaco.
Esto podría confirmar la hipótesis de que los drones rusos hayan sido desviados por la defensa electrónica ucraniana, enviándolos hacia Polonia.
Polonia y sus aliados derribaron cuatro de los 19 objetos volantes, un resultado del 20% de efectividad, aun contando con el preaviso de Bielorrusia, por lo cual han solicitado a la OTAN un refuerzo de la defensa aérea. Además, ya existía una inevitable tensión entre Minsk y Varsovia a raíz de las ejercitaciones militares conjuntas de Bielorrusia y Rusia Zapad 2025 (12 a 16 de septiembre), que se efectuarán no lejos de la frontera con Polonia.
Tusk ha cerrado la frontera con Bielorrusia y concentrado a 40.000 soldados en la zona; los aliados enviarán aviones para reforzar el control aéreo; mientras tanto, las especulaciones y teorías sobre el incidente abundan. A la señora von der Leyen le queda todavía la mitad de septiembre para esperar nuevas turbulencias.
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