“¡El avión, el avión!” es la muletilla con la que el mayordomo Tattoo anunciaba la llegada de un hidroavión a La isla de la fantasía, que aterrizaba siempre con pasajeros extravagantes a bordo.
Algo parecido habrá pensado el vecino de Pampa del Leoncito, San Juan, cuando el 30 de septiembre pasado a la mañana vio aterrizar un avión Águila 5 con la bandera de Estados Unidos en ese lugar, también llamado Barreal Blanco.
La foto de la nave sobre el terreno, que de lejos se asemeja a un salar, encendió las alarmas de la comunidad científica y de varios diputados nacionales, que hasta ahora no obtuvieron una explicación oficial sensata del hecho.

En Pampa del Leoncito se levanta el radiotelescopio más grande del continente: el CART, una criatura sobrenatural de 40 metros de diámetro que servirá para escuchar ondas de radio provenientes del espacio profundo, dando pistas sobre el origen del Universo. El proyecto surge de la colaboración entre China y la Argentina, una relación que no está bien vista por los Estados Unidos en los últimos tiempos.
La foto que el vecino hizo llegar a medios locales y acá reproducimos fue tomada desde la ruta nacional 194, que une San Juan con Mendoza; está en mal estado y no es muy transitada.
El Águila 5 pertenece a las Fuerzas Armadas estadounidenses y está a disposición de la embajada norteamericana en Buenos Aires. Habría salido desde el Aeropuerto Internacional de San Fernando. Cuando superó la Sierra del Tontal, en la precordillera sanjuanina, el avión apagó su transpondedor, que envía señales para identificar el vuelo a los controladores aéreos, y volvió a encenderlo una vez aterrizado.
La Gendarmería tiene un escuadrón en la localidad de Barreal. Algunas versiones indican que, enterados del aterrizaje, los gendarmes se movilizaron en camioneta hacia el lugar mientras avisaban a la policía provincial, pero todo indica que las autoridades no llegaron a tiempo. La nave estuvo parada unos 15 o 20 minutos sin que nadie descendiera y luego se echó a volar.
Cualquier avión que atraviese el cielo nacional debe presentar un plan de vuelo y pedir autorización a la Administración Nacional de Aviación Civil, ANAC. Sea un vuelo comercial o privado, y más si se trata de aterrizar en un lugar que no tiene pista. El lugar fue un aeroclub de la zona, pero el terreno fue loteado.
Al parecer, ninguna autoridad local, provincial ni nacional fue alertada del misterioso vuelo: ni el intendente de Calingasta, ni la gobernación, ni la ANAC, ni la Cancillería, ni el Ministerio de Defensa.
Diez días después del aterrizaje y frente al silencio de las autoridades, diputados sanjuaninos de Unión por la Patria, encabezados por Fabiola Aubone, presentaron un pedido de informe sobre el vuelo al Presidente Javier Milei.
Consultada por El Cohete, Aubone relacionó el acuerdo de cooperación entre los gobiernos argentino y estadounidense con el decreto 697, que autoriza ejercicios militares de tropas militares en el territorio argentino, firmado el mismo día que aterrizó el avión. La diputada también apuntó contra el poder provincial y dijo que “el silencio de ambos gobiernos solo profundiza la preocupación y aumenta las especulaciones”.
Hasta ahora, las voces oficiales son pocas y confusas. Según el secretario general de la Gobernación sanjuanina, Emilio Achem, el vuelo llegó para una reunión entre “el área comercial de la Embajada y funcionarios del Ministerio de Minería provincial”. Pero justo cuando el avión aterrizó, la Embajada habría informado que la reunión se posponía y la nave tenía que regresar. Según Achem, que citó “información de Cancillería”, la autorización para descender en el lugar fue solicitada por la Embajada “a través de ANAC y de Aeronáutica”.
Además de la rareza de posponer una reunión cuando los supuestos enviados están en el lugar, también llama la atención que no hay ningún proyecto minero a 100 kilómetros a la redonda.
Al día siguiente del aterrizaje, el diputado nacional libertario José Peluc aseguró que el permiso lo dio Aeronáutica y aclaró: “Solo viajaron los pilotos que fueron a ver el tema de la pampa para aterrizar. Seguro (en los próximos días) viene alguien. No sé a qué ni para qué. Hasta que no soliciten el vuelo oficial no se sabe”.
El diputado hizo referencia a una presunta visita del embajador de Estados Unidos, Peter Lamelas, alineado con el lema “Fuera China de la Argentina”.
En mayo del año pasado, el entonces embajador Marc Stanley visitó San Juan, donde fue recibido por el gobernador Marcelo Orrego, de Juntos por el Cambio y aliado del gobierno nacional. “Fue muy interesante enterarme de todas las oportunidades que existen en la provincia de San Juan en materia de cobre y energía solar”, dijo Stanley.
La Pampa del Leoncito es una depresión donde no crece nada, una planicie perfectamente lisa de alrededor de diez kilómetros de largo por tres de ancho, con sedimentos de limos y arcillas de cementación salina: de ahí su color blanco.
Suele usarse para practicar carrovelismo y cualquiera puede entrar con su moto o camioneta, para espanto de los ambientalistas. Aunque no forma parte del parque nacional El Leoncito, es un área natural protegida que debe ser conservada por el Ministerio de Turismo provincial. Además, está muy cerca del límite con Chile y de un paso fronterizo ilegal.
Todos los caminos apuntan al cielo
Pero todas las especulaciones alrededor del vuelo apuntan a la mole de 40 metros de diámetro que se está levantando hace diez años en el lugar, el Radio Telescopio Chino Argentino (CART, por sus siglas en inglés). El CART está en el predio de la estación astronómica Carlos Cesco, en el parque nacional, a 240 kilómetros de la capital de San Juan y a 2.348 metros de altura sobre el nivel del mar.

Es un instrumento de observación astronómica que permitirá captar ondas provenientes del espacio con mucha nitidez, ya que en el cielo del lugar no hay contaminación lumínica ni de radiofrecuencias. Servirá para investigaciones de frontera en formación estelar, nubes moleculares, magnetismo interestelar, geodesia espacial y misiones científicas internacionales.
Las versiones de que pueda usarse para hacer inteligencia militar son fantasiosas. Pese a su uso absolutamente pacífico, alcanzó para encender las alarmas de la administración de Donald Trump, que no quiere ver a los chinos ni en la sopa argentina.
Durante el período de observación, el telescopio será usado en un 60% por China, un 20% por Argentina y el otro 20% por organismos científicos de otros países, incluido Estados Unidos a través de la NASA. Y después de un año esos datos estarán disponibles para toda la comunidad científica.
El proyecto nació de un acuerdo entre la Chinese Academy of Sciences (CAS), el CONICET, el gobierno provincial y la Universidad Nacional de San Juan, y fue firmado el 22 de junio de 2015 por diez años. O sea, venció hace unos meses, y eso abrió la puerta para que el gobierno nacional frenara la construcción.
Por un lado, aunque el acuerdo puede renovarse con la firma de las cuatro partes, “CONICET demoró la decisión y mantiene el acuerdo en stand by, en consulta con Cancillería Argentina”, dijo a El Cohete la ingeniera María Verónica, ex ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación de San Juan.
El telescopio está casi terminado, cerca de entrar en operación. Toda la infraestructura de base comprometida por el gobierno de San Juan fue entregada en noviembre de 2023. Esto incluyó la conexión de anillo de fibra óptica, el acueducto, la licitación e inicio de ejecución de la red eléctrica y el ensanchamiento y consolidación del camino de acceso de alta montaña. La infraestructura subterránea y las patas del CART están finalizadas y la antena —o disco— de 40 metros de diámetro está casi al 100%. Solo falta montarla sobre sus patas, reemplazar algunos paneles que se han dañado e instalar y conectar los sensores que recibirán las ondas en la frecuencia de radio que impacten en el plato.
“Hace pocos días arribaron al puerto de Buenos Aires desde China contenedores con partes e instrumentos para finalizar el montaje del CART y dar inicio a la fase de operación —contó Benavente—. Pero el cargamento ha quedado detenido en Aduana sin que haya una explicación clara de las causas de esta demora”.
La historia de cooperación científica entre Estados Unidos y la Argentina en estas tierras lleva 60 años, con la construcción de la Estación Astronómica Carlos Cesco, muy cerca de donde está el Radiotelescopio. El antiguo observatorio se creó entre las Universidades de Yale y Columbia de los Estados Unidos y la casa de estudios sanjuanina. En 2015, Yale le donó a la Universidad Nacional de San Juan la totalidad de las instalaciones e instrumental disponibles en la estación astronómica.
Benavente remarcó que el ambicioso proyecto científico del radiotelescopio “fue evaluado y aprobado por los ministerios de Defensa de los gobiernos de Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Con el CART la provincia consolida su posicionamiento como uno de los ecosistemas tecnológicos para la ciencia astronómica y la geodesia más robustos del hemisferio sur”.
La manía de Estados Unidos de impedir el desarrollo tecnológico argentino
Para Néstor Restivo, periodista especializado en política internacional y experto en China, la obsesión de los Estados Unidos con el desarrollo estratégico argentino es casi milenaria. “Desde la época de Perón, con el desarrollo nuclear y el proyecto del avión Pulqui, siempre trataron de cagarnos. La Argentina siempre fue un competidor grande en ciencia y tecnología como para dejarla crecer. Lo que cambió ahora es la competencia con China: la administración Trump desearía que nuestra relación se limitara a lo comercial y dejara de lado todo lo que sea estratégico, científico o tecnológico”.
Restivo, director periodístico de la revista Dangdai, enumera distintos proyectos que ponen nerviosa a la potencia del norte, como la central atómica Atucha 3, frenada, o la inversión de Huawei en la tecnología de 5G para celulares, también frenada. En cambio, hay obras que parecen indetenibles, como las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz, que son compromiso de ambos estados y volvieron a activarse a mitad de este año, y la Estación Espacial China en Bajada del Agrio, Neuquén.
Durante años, China apeló más al silencio que a la discusión. Y aunque últimamente las embajadas empezaron a ser más asertivas a la hora de responder a las acusaciones estadounidenses, Restivo destaca que “China trabaja con paciencia estratégica, a largo plazo. Cuando se venció el swap de monedas con la Argentina, China lo renovó y Milei se lo agradeció. Ahora, mientras enfrentan la presión de Estados Unidos en la región, China acaba de sumarse como observador a la Comunidad Andina de Naciones”, bloque formado por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
Quizás con los días aparezcan versiones más confiables sobre el misterioso vuelo a Pampa del Leoncito. Lo que es seguro es que cualquier pájaro o avión que vuelva a posarse sobre el barro seco y blanco de esa zona de San Juan tendrá puestas sobre sí todas las miradas. Y las antenas.
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