Un hada desesperada

Actuaciones, escenificaciones y fracasos

 

El paquete de medidas anunciado por la gobernadora María Eugenia Vidal se quedó sin recursos. La eliminación del IVA a 13 productos de la canasta básica limitó los fondos coparticipables destinados a las provincias. El agujero fiscal producido por el DNU de Mauricio Macri enfrenta, además, futuros cuestionamientos judiciales dado que  –según el ordenamiento constitucional vigente– los recursos federales sólo pueden ser dispuestos por leyes sancionadas por el Parlamento. Durante la última semana, las idas y vueltas características del macrismo fueron acompañadas por una artificiosa convocatoria a escuchar al electorado, con el objetivo de transformar la figura del Hada Buena en una paciente terapeuta encargada de exorcizar traumas rumiados por el electorado.

La escucha ofrecida por Vidal tiene características originales: no busca interpretar una demanda para luego brindar algún tipo de solución. Es decir, no busca identificar los problemas que fueron cuestionados por el voto de los bonaerenses (destrucción del mercado interno, incremento de la pobreza y la desocupación, deterioro de la salud y la educación) sino escenificar, en un reiterado formato de marketing, una actitud edulcorada de cercanía y humildad, desligada de las respuestas concretas reclamadas.

La modosa propuesta de la gobernadora no se postula, entonces, como una escucha destinada a modificar aquello que se exige. Es una teatralización: el sujeto popular exige cambios y el gobernante hace como que le presta atención para no alterar ninguna de las políticas cuestionadas. Vidal subraya de antemano que tiene decidido continuar en el mismo derrotero que llevó al electorado a expresarse críticamente. Sólo se ofrece a escuchar y pide a sus seguidores que hagan lo propio. Les sugiere una audición en el vacío. La manipulación de la cercanía. La apariencia del respeto como maquillaje sustituto de las respuestas acuciantes que se demandan.

Entre las huestes vidalistas, en forma paralela, se intenta justificar la inmensa derrota frente a Axel Kicillof señalándola como producto de una mala praxis política del jefe de gabinete Marcos Peña y su gurú 2.0 Jaime Durán Barba. Dicha aseveración supone que un hipotético desdoblamiento de las elecciones provinciales respecto a las nacionales hubiese deparado un guarismo diferente. Este análisis contrafáctico, coherente con la doctrina negadora de la escucha fingida que impulsa Vidal, elude asumir la cruda realidad provocada por las medidas tomadas durante más de 3 años y medio. Ambos postulados permanecen instalados en una virtualidad escenográfica carente de contacto con quienes vienen padeciendo sus políticas. Para sus portadores, el deterioro de los salarios o el cierre sistemático de empresas posee menos entidad que la apariencia humilde y la sencillez prefabricada de la gobernadora, o que un determinado cronograma electoral.

La reunión de Vidal con los legisladores provinciales del oficialismo, programada para relanzar la campaña electoral de cara a octubre, transparenta esta obviedad naturalizada: el diputado Guillermo Bardón, perteneciente al conglomerado de socios políticos de Emilio Monzó, interpeló a la gobernadora exigiéndole algún tipo de autocrítica por los resultados obtenidos: “Si la autocrítica no es hoy, ¿cuándo se va a hacer? La autocrítica es buena cuando lo que se quiere es revertir los fracasos”, señaló. Como era de esperar, no hubo ninguna réplica para dicha petición.

Un problema adicional, surgido del esquema planificado (que podría calificarse de sensiblería empática) fue detectado por uno de los referentes de investigación en opinión pública contratado por la gobernación: el pedido a reforzar la cercanía con el pueblo, colisiona con los 70.000 kilómetros recorridos por el candidato opositor, quien lejos de simular proximidad la puso en práctica durante casi cuatro años, en debates desestructurados e informales y sin presencia de personal de seguridad.

 

 

Realidad mata marketing

 

Axel de recorrida. Contacto real e interacción pública.

 

En los encuentros realizados en plazas, centros culturales, locales partidarios, clubes y casas de vecinos –señalan los analistas cercanos a Vidal–, se empleó el ancestral dispositivo del intercambio horizontal, que supera ampliamente la escucha unidireccional y vacía postulada por la doctrina duranbarbista. Uno de los intendentes oficialistas que participó el último miércoles en la reunión convocada por Vidal confesó a un colega que la planteada competencia con Axel en el terreno de la cercanía supone de antemano una batalla perdida: “No es lo mismo dialogar en una plaza con los vecinos tres horas que planificar una visita a una casa a puertas cerradas, haciendo un casting previo, acompañada de una cohorte de extras actorales protegidos a distancia más que visible por policías bonaerenses”. Todos los medios apostados en la puerta del quincho de la Ciudad de los Niños, en La Plata, coincidieron en que la gobernadora se enfrenta a la alta probabilidad de sufrir ingentes cortes de boleta y a ver cómo sus fiscales priorizan, el próximo 27 de octubre, la sobrevivencia territorial de sus intendentes antes que la reelección del hada desesperada.

Al pesimismo se le suma un desbande incremental y las torpezas y dubitaciones cotidianas de sus funcionarios. Uno de los ejemplos más evidentes lo expresa el novel ministro Damián Bonari, quien se resiste a firmar resoluciones de la gestión administrativa diaria sin consultar en forma previa a su ex jefe Hernán Lacunza, hoy catapultado a la cartera de Hacienda en lugar de Nicolás Dujovne. Bonari supo desempeñarse en el ministerio de Economía de la Nación entre los años 2000 y 2012, como director de Análisis de Gasto Público y Programas Sociales. Durante esa función, recuerdan antiguos subalternos suyos, receptaba Unidades Retributivas (UR, premios monetarios otorgados por productividad) que debía destinar –según desempeño— a sus empleados a cargo. Grande fue la sorpresa cuando muchos de ellos se enteraron que dichas UR eran derivadas hacia el propio pecunio de Bonari sin ser repartidas. El macrismo puede no acoplar el oír con el escuchar. Pero a la hora de privilegiar los intereses particulares, su coherencia es absoluta.

 

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí