Un virtuoso y mucho más

La música que escuché mientras escribía

 

Ya te hablé varias veces de Jascha Heifetz, a quien la hipérbole estampó como El violinista de Dios. De los violinistas que escuché es el mayor virtuoso. Aquí van unos breves ejemplos. Para empezar El vuelo del Moscardón de Rimsky Korsacov.

 

 

 

 

Luego una Danza Húngara de Brahms.

 

 

 

 

Tal vez lo más difícil, este Capricho de Paganini.

 

 

 

 

Aquí algo más extenso, el concierto en sol menor de Max Bruch, un compositor alemán del siglo XIX. Es perceptible la sutileza de Heifetz, la perfección de su fraseo.

 

 

 

 

Pero el virtuosismo se agota en sí mismo, cuando no está puesto al servicio de una gran obra. Ya te hice escuchar su versión del doble concierto de Bach, en la que grabó la parte de los dos violines, que me hizo pensar en los dúos consigo mismo de Bill Evans.

Aquí tenés la versión que Heifetz grabó en 1960, con el norteamericano Erik Friedman (entonces de apenas 21 años) en el otro violín y la sinfónica de Londres dirigida por Malcolm Sargent.

 

 

 

 

Cualquier cosa que dijera, sería superflua.

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí