Un voto en balde

La modificación electoral en el Conurbano desde septiembre

El gesto de Máximo cuando agradecieron a los intendentes.

 

A una semana de los comicios, aún quedan aspectos por discutir. Por lo pronto, de un mes al otro, a los homus conurbanis dejó de gustarles “cagar en baldes”, según la desafortunada metáfora de un oficialista a quien se le pasó el rencor con la misma velocidad con que debió excusarse de proferir más interpretaciones como esas, tan alineadas con el refinamiento presidencial.

El 14 de septiembre se había consignado aquí que en la derrota del oficialismo había incidido la generosa oferta de boletas de derecha, tres de ellas violetas: “El medio millón de votos que se fueron por esas y otras ententes menores no equivalen ni a la mitad de la cifra con la que el peronismo superó al partido en el gobierno nacional, aunque ayudaron a que la diferencia fuera tan impactante”.

Si a ellos se les suman los más de 270.000 extranjeros favorables al peronismo, pero no habilitados a votar nóminas nacionales, y los más de 200.000 del peronismo en operaciones desde Provincias Unidas, se responde gran parte de la pregunta del millón.

Para lo demás, El Cohete aporta un detalle de los 43 distritos del Conurbano, en las dos secciones más pobladas y con más incidencia para modificar resultados. La primera comparación es entre los porcentajes brutos de septiembre a octubre. La segunda, más fina, entre los votos. En ambos, se calcularon las diferencias y se remarcó con el color característico el frente beneficiado.

 

 

Quien parte y reparte

En la tercera sección electoral, la más grande del país, donde el peronismo se impone aun cuando pierda en todos lados, estaba la mayor expectativa por balancear el peso del interior agroganadero. Allí, la primera constatación es que los intendentes alineados con el gobernador no pusieron el mismo esmero que en sus quintas deliberantes. En esta primera comparación, se ve dónde y en qué porcentaje se perdió lo obtenido de septiembre a octubre:

 

 

A grosso modo se aprecia que desde seis distritos se fugaron entre 16 y 20 puntos: Ensenada, Avellaneda, Berazategui, Ezeiza, San Vicente y E. Echeverría. Son los gobernados por los peronistas Mario Secco, Jorge Ferraresi, Juan J. Mussi, Gastón Granados (h), Nicolás Mantegazza y Fernando Grey, que judicializó al PJ y no integró Fuerza Patria.

En cambio, un par de distritos chicos tuvo un crecimiento que promedió los siete puntos: Presidente Perón —que eligiera como jefa comunal a Blanca Cantero—, y Magdalena, donde gobierna un radical que ganó la legislativa del mes anterior desde la entente de Somos BA.

A diferencia de Ensenada, la contigua Berisso sólo perdió poco más del 2%. Contra el desastre de Berazategui, la lindante Quilmes tuvo a una Mayra Mendoza tan activa que la reducción de otro par porcentual se vio revertida en cantidad de votantes, como ya se verá. En el tercer distrito de esa regional, F. Varela, Andrés Watson logró que la reducción apenas pasara los cuatro puntos, una retención de caudal tan notable como las del camporista Julián Álvarez en Lanús, o Fernando Espinoza en La Matanza.

 

Mayra enseñó la BUP en cada acto.

 

En la primera sección, que tiene distritos ricos donde el antiperonismo se asienta mejor, el desplazamiento que sufrió FP fue más variado. En siete distritos sumó porcentaje; lo que significa que los perdió en diecisiete:

 

 

La mayor migración porcentual se dio en San Fernando, Malvinas Argentinas, Luján y Del Pilar, entre los 16 y 19 puntos. Mientras los que mejor retuvieron fueron Marcos Paz y Hurlingham, por unas centésimas.

 

Gustavo Menéndez, intendente de Merlo, recuperó votos.

 

La primera sección tiene sus particularidades.

En Tigre, el histórico ganador Julio Zamora ya no corre con el peronismo (enemistado con Sergio Massa por sus operaciones para desbancarlo en favor de su esposa Malena Galmarini); el mes previo compitió desde Somos BA, con lo que se llevó casi el 20% de los votos que le significaron tres bancas de las 12 en juego para el legislativo comunal.

 

Zamora, empujado a irse.

 

En el terruño de Joaquín de la Torre (un ex peronista que fue ministro de Gobierno de María Eugenia Vidal), las legislativas fueron ganadas por su propuesta Primero San Miguel

En cambio, para la reciente elección nacional, ambos distritos dieron un voto mayoritario al candidato Jorge Taiana.

 

Federico Achával, intendente de Pilar.

 

 

La evolución de LLA

La Libertad Avanza (LLA) sólo redujo porcentajes en los paradigmáticos territorios propios de la derecha como Tres de Febrero y Vicente López. 

En el primero, al oeste, gobierna el varias veces reelecto Diego Valenzuela, ex periodista que compartió la dirigencia provincial de Juntos hasta que pasó al oficialismo nacional. 

En el distrito norteño, en cambio, gobierna Soledad Martínez, tan cercana a Mauricio Macri que fue la única que no enfrentó las internas en las que Patricia Bullrich colapsó a Horacio Rodríguez Larreta.

En los otros 22 distritos, LLA creció entre tres y 26 puntos.

 

 

En los 19 distritos de la tercera creció LLA, con picos de 25 puntos en Magdalena o Punta Indio (donde casi duplicó sus votos); 22 en Lobos y 20 en Brandsen. Donde menos pudo crecer fue en La Matanza (3,78%).

 

 

Votantes

Los votos que le faltaron al peronismo están dispersos. 

Para evitar la incidencia de los extranjeros, se compara aquí la cantidad de votantes en lugar de porcentajes. Los datos de septiembre que no tienen en cuenta a aquellos se ven facilitados por la segregación consignada en el sitio de la Junta Electoral bonaerense:

 

 

En estos cuadros pueden compararse tanto los votos entre las fuerzas mayoritarias como la evolución de cada uno. La primera columna es la que eligió concejales; la segunda, la que renovó la Legislatura provincial. Por último, la elección del domingo pasado.

El color azul predominó en las de septiembre, donde ningún violeta se impuso. Eso se modificó esta semana, cuando en seis distritos se dio una victoria a Diego Santilli. La victoria del oficialismo nacional se dio tanto por la pérdida de votos de FP como por los conquistados desde LLA.

 

 

Los números de crecimiento fueron de abrumadora mayoría para LLA. El peronismo sólo recuperó votos en P. Perón (un promedio de 5.000); Quilmes (1800, aproximadamente); Magdalena (casi 1000, mucho para un distrito pequeño); Berisso y una exigua cantidad en F. Varela y Brandsen.

 

 

La remontada de LLA en términos nominales (ya no porcentuales) se corresponde con las zonas de mayor población. Así, en La Matanza, sumaron 36.000 votos (donde el intendente Espinoza había obtenido casi 5.000 sufragios más para el municipio, algo habitual en todas las elecciones con cortes de boleta, cuando las nóminas comunales suelen tener más adhesiones que las provinciales).

 

Espinoza, acorde a lo habitual.

 

Donde menos obtuvieron fue en distritos de menor población, pero en una alta proporción: 3 millares en Brandsen; casi 2 en Punta Indio y una cifra intermedia en Magdalena.

Impactaron mucho los 27.000 de Lomas de Zamora; más de 20.000 en Berazategui (donde talla el funcionario nacional Mario Molver); y otros tantos en Almirante Brown y Avellaneda.

 

Otro ex peronista, por la libre, de buena relación con Mussi.

 

 

Empate técnico

Así, el oficialismo bonaerense quedó clamando por “medio puntito” o 46.600 votos de diferencia entre LLA (3.605.127) y FP (3.558.527). Importa reparar en los del FIT (438.747; había obtenido 353.287 en septiembre) y Provincias Unidas (212.959).

 

 

Con el escrutinio definitivo iniciado este sábado, la provincia de Buenos Aires abriga certezas respecto de incrementar los votos del oficialismo bonaerense. 

Por caso, desde uno de los distritos más dinámicos como es el de Quilmes, compartieron con El Cohete algunas actas de escrutinio a revisar porque corresponden a mesas sin escrutar, con 0 votos cargados, algo inaudito: 694, circunscripción 787a; 728, circ. 788; 785, circ. 788; 795, circ. 788; 817, circ. 788a; 850, circ. 788a; 1231, circ. 791a; 1323, circ. 791b; 146, circ. 784; 439, circ. 785b; 468, circ. 785b; 473, circ. 785b; 480, circ. 785b.

Más allá de la posible recuperación de votos, los barones del Conurbano que prefieren una política de negociaciones discuten si romper con la líder más carismática del campo popular, pero también la más intransigente con los poderes económicos concentrados. Ferraresi y Mussi habían sido los primeros y más altisonantes voceros de ese nuevo vestuario conurbano, desde los distritos que más porcentaje dejaron ir en lugar de asegurarlos para ganarle a la mayor avanzada antiderechos en lo que va de la democracia.

Por eso, cuando el gobernador Axel Kicillof agradeció a los intendentes el domingo de la derrota, el gesto negativo de Máximo Kirchner lo resumió todo.

 

 

 

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