Una de las 562 viajeras a la luna

Cynthia García se pregunta cómo será el "espadeo" con el 40 por ciento que votó a Macri

 

Sobreviviente de la macrisis, pudo ser también pasajera de aquél cohete a la luna con el que Macri pensaba desligarse de compatriotas que lo fastidiaban. “Una imagen perversa, porque nos invitaban a un recorrido con sobrevida muy dudosa. En todo caso sería un viaje de resistencia por volver. Así viví estos cuatro años”, refiere hoy Cynthia García y agrega que de haber podido elegir le habría gustado tener cerca en la travesía a Milagro Sala, a Coco Garfagnini, a Elizabeth Gómez Alcorta y a Horacio Verbitsky.

 

 

A sus 15 años, en el marco de la hiperinflación que a Alfonsín le costó la entrega anticipada de su gobierno, salió de Tucumán con su familia, en un viaje que no tuvo retorno. “Nunca pensé en volver a trabajar allá. Incluso, me cuesta ir. Luego de mucho tiempo estuve presentando el documental sobre Milagro”. Adolescente en Buenos Aires, su profesor de Instrucción Cívica en el Instituto Esteban Echeverría, el abogado de causas de lesa humanidad Eduardo Salerno le advirtió pasta de abogada. Más adelante cursó tramos de Ciencias de la Comunicación y en Derecho quedó a diez materias de doctorarse. “Ya de grande, Salerno fue uno de los que me ayudó a procesar el reconocimiento masivo. Por eso, cada vez que lo veo, lo abrazo y le digo que sigo en el mismo camino”, cuenta. Otros reconocimientos: para Eugenio Zaffaroni, porque “me enseñó la coherencia y a alejarme del punitivismo”; a Fortunato Malimacci, porque fue el primero en señalarle que “nadie que tenga intención política puede prescindir de Clarín”. Y también a Víctor Hugo Morales: “Me acercó a la comunicación popular. Me enseñó a acortar distancias, en todo. Con él aprendí que entre la figura y el operador de sonidos no hay diferencias, porque todos comunicamos por igual”.

 

 

Cynthia está al frente de La García, una plataforma multirred, eminentemente audiovisual, a la que ilustra como si fuera “un escritorio con distintos cajones rotulados como Página Web, YouTube, Facebook, Twitter e Instagram”. Amplía: “Es un medio de comunicación con una identidad anclada en el campo nacional y popular, latinoamericanista, con postura tomada a favor de los gobiernos populares de la región, incluido el de Venezuela". Y añade: “Sigue los lineamientos de las políticas de Derechos Humanos y utiliza lenguaje inclusivo”. Enfatiza que al principio la principal preocupación era dar testimonios sobre la coyuntura macrista, que se iba haciendo más y más pesada. En este momento hay cambios necesarios: “Retomar conciencia política de cómo está la región. Lo que está pasando en muchos países es demostrativo de lo frágiles que somos. Me obsesiona Bolivia: aunque pretenda hacerlo, el mundo no puede seguir girando del mismo modo después de lo que está ocurriendo ahí”.

A fines de 2015 e inicios del año siguiente tuvo un alud de fatídicas novedades. En corto tiempo perdió su trabajo en Radio Nacional, donde conducía un ciclo matutino; en la TV pública el programa 678, cuyo elenco periodístico integraba, fue para atrás y de la noche a la mañana se convirtió en 876. La cereza (envenenada) del helado fue cuando las autoridades de Radio Continental cortaron la continuidad del programa de Víctor Hugo Morales al que ella contribuía. Más allá de lo personal, tan decepcionante, en el afuera “empezaban a llegar las noticias de los primeros despidos en distintos sectores públicos, por ejemplo en el Ministerio de Cultura; Milagro Sala estaba presa y Jorge Capitanich publicaba un documento muy interesante sobre el peronismo. Nos comíamos las uñas de ganas de difundir todo eso, pero no teníamos dónde hacerlo”. Hasta que un día, reunida con su equipo mínimo de colaboradores y amigos, a una de ellas se le ocurrió preguntar:

—¿Y si armamos un canal de YouTube?

Dicho y hecho. El impulso necesario llegó de la mano de la necesidad y del arrojo. En territorio conocido –un rincón de su casa, convertida con muebles de ocasión en una especie de estudio– realizaron los primeros videos, “breves, con unos pocos párrafos explicativos y casi todos intervenidos por el llanto de mi bebé Juan, que hoy tiene 5 años. No me preguntes la razón, pero los materiales empezaron a saltar el cerco. En algún medio, que ya empezaba con su estilo de estigmatizar, pusieron sobre mí De 678 a YouTuber y ese ataque, en términos mediáticos, nos ayudó”. En La García, que tiene un alcance de cientos de miles mensuales y más de 600.000 seguidores nativos en todas las redes, trabajan diez personas. Desde diversas vías buscan y rebuscan transitar senderos de sustentabilidad: encuentran sostén en los suscriptores, en alguna pauta pública y privada, o en ayudas eventuales y valiosas como la de un taxista que los lleva y los trae de algunas coberturas o de una librera de Salta que durante un tiempo contribuyó con un dinero considerable. Explica: “Cada red social tiene su propia lógica de monetización. A partir de tantos clics te facturan centavos de dólar, pero eso también suma”. Instalada como SRL, su marca es La Pérez García. “Es que mi socio es el economista Leo Pérez”, rubrica.

 

 

Los ejes de mi tanqueta

La García se explica en torno de seis principales ejes informativos: Género, Cultura, Lesa Humanidad, Patria Grande, Comunicación Popular y Milagro Sala. En octubre de 2018, coincidente con los mil días de su arbitraria detención y con los mil días de Macri en el poder, se presentó el largometraje documental sobre la líder de la Tupac Amaru, que Cynthia produjo y co-dirigió con Martín Adorno. La película, filmada en Jujuy y en otros lugares casi en la clandestinidad, fue concebida como “hecho de militancia y micropolítica del cuerpo”, circuló por todo el país y ya fue presenciada por cerca de 50.000 personas , pese a censuras y boicots y al ninguneo del Instituto de Cine. García piensa que una no muy lejana negociación política (“Es inevitable”, sostiene) generará las condiciones para que Milagro recupere su libertad.

Desde sus inicios Cynthia trabajó con María Laura Santillán (producción del programa Causa Común, en Canal 13) y con Chiche Gelblung. (“Una gran escuela, de lo bueno y de lo malo; en mi etapa formativa fue un aporte”.) Retoma y cuenta que aprendió con todos: “Daniel López, Guillermo Andino, Mauro Viale es un enorme productor, conocedor del atractivo periodístico". Anduvo por medios como Perfil  y Radio Rivadavia, también en Crítica y Radio Caput. Inicialmente en Radio Continental y posteriormente en Nacional desarrolló su "teoría del espadeo". "Parte de una idea nietzscheana: que el conocimiento no está en ninguna parte, sino que es el producto de chispas de ideas que se cruzan y chocan. Por ejemplo, en Nacional intentamos y conseguimos que salieran al aire opositores al kirchnerismo. No era solo poner un micrófono, sino generar debate y apartarlos de su zona de coacheo”.

Muy presente en las redes sociales, el modo actual de Cynthia de acercarse a lo político y comunicacional tiene que ver con “los grupos temáticos de WhatsApp. Estoy en un grupo de fuerzas vivas que están contra el golpe de Estado en Bolivia; integro otro llamado Voces Libres del Pueblo; comparto con medios y gente de la comunicación popular como Claudia Villamayor, Florencia Saintout, la revista Contraeditorial, Radio Caput. Son usinas de información para chequear y deconstruir, que ayudan a salir del caos del Twitter. Justamente, Twitter tiene mucho de bueno, por ejemplo es reconocible el uso que le dan las fuerzas más importantes del mundo comunicándose en primera persona. Pero lo triste es que esté tan intervenida por cuentas falsas y trolls”.

 

 

No ganó para sustos

Desde fines del 2015 atravesó sobresaltos importantes. “Siempre supe que haber participado en un programa como 678 tendría sus costos”, plantea. Avanza en la caracterización del trabajador de prensa: “Los periodistas no somos los medios en los que trabajamos. No somos, pero tampoco debemos creernos hojitas al viento, que pueden hacer con uno lo que quieran. Tenemos responsabilidades, podemos decir que no”.

En agosto de 2016 (dos meses después del acto que, en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, condujo en las inmediaciones de los tribunales de Comodoro Py) “me reventaron el departamento donde vivía con mis hijos, en Palermo. Se llevaron cosas de trabajo importantísimas, imposibles de sustituir, como lo que había dentro de tres discos rígidos. Y pese a que pusieron la casa patas para arriba, no tocaron una alta suma de dinero guardada en una caja. Me dejaron un mensaje: era el recorte de una entrevista que le hicieron en Clarín a la sexóloga Alessandra Rampolla. Decía: ‘Todas estas preguntas tienen respuesta’. Cuando la descubrí, dije: Uh, esto es grave”. En septiembre de este año el corazón digital de La García se infartó por un hackeo en el que perdió cuatro años de documentación sobre el macrismo. “Google nos confirmó que se había tratado de un hackeo, pero a la vez nos inhabilitó la cuenta de mail que nos permitía acceder a YouTube y poner en acción al canal. Todavía no sabemos quién fue”, se lamenta.

Frente a la etapa política que se avecina, piensa que “una obligación nuestra sería recuperar la Ley de Medios. Tal vez no sea un instrumento similar a la que fue, en especial por lo rápido que avanza la tecnología”. Propone un símil geométrico: “ Si la ley fuera una pirámide, en el vértice instalaría la cuestión de la desconcentración de activos. Y dejaría una base, aumentada, para que el Estado asegurara multiplicidad, diversidad y sustentabilidad a los medios más necesitados”.

García (con el abogado y periodista Pablo Llonto como adjunto) es titular de la cátedra taller de Periodismo de Investigación en la Facultad de Periodismo de La Plata. Allí, habilitada por el rubro “Especial Preparación”, cursa un doctorado y avanza en una tesis con temas muy actuales: construcción de sentido editorial durante el macrismo, experiencias contra-comunicacionales y subjetividad periodística contemporánea. La charla, realizada en el restaurante Lo de Néstor, en San Telmo, concluye. Es jueves. García cuenta que inspirada en luminosas reflexiones recientes de Jorge Alemán y Nicolás Tolcachier, piensa su siguiente intervención para La Mañana, el ciclo que Víctor Hugo Morales y Gustavo Campana conducen en la AM 750 y en donde está un par de veces a la semana. Piensa en cómo deberá ser el “espadeo” con el 40 por ciento que votó a Juntos por el Cambio. Y sonríe. Pero la mueca se le borra cuando confiesa: “Si Macri y Magnetto volvían a ganar, aquel cohete a la luna tomaba existencia real, porque las listas negras y las persecuciones existieron y el propósito de asfixia económica también. Cuando no sabés, de acá a fin de mes, cómo vas a resolver tu subsistencia, eso te lleva a alejarte de la pelea: seguramente hubiera decidido irme a vivir a otro lado. Mirá vos: pensé en Bolivia, y en Uruguay también”.

 

 

 

 

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