Una diócesis en estado de shock

Ecos de la designación de García Cuerva como jefe de la Iglesia Católica argentina

 

La designación de Jorge Ignacio García Cuerva como arzobispo de Buenos Aires, a una edad que permite prever que su gestión se extenderá por dos décadas, provocó una conmoción política dentro y fuera de los muros de la Iglesia Católica. La diócesis más grande, en la capital del país, cuyos titulares reciben el trato de primados de la Argentina y suelen acceder al birrete rojo de cardenal, fue casi siempre un bastión del conservadurismo y cuando el gobierno quiso designar allí a un prelado con experiencia en la organización de círculos obreros, como Miguel De Andrea, el Vaticano lo rechazó.

Se trató de un enorme equívoco, porque De Andrea era un reaccionario sin fisuras, precursor de tópicos que resonarían durante todo el siglo, como el repudio a la universidad pública porque crea un proletariado intelectual, "del que brotan los revolucionarios anárquicos, tanto más peligrosos cuanto que su ciencia los arma de una influencia mayor sobre las clases humildes”. También desarrolló la teoría del enemigo interno, contra el cual propuso “la formación de una cruzada patriótica”. Se proclamó defensor de “esas grandes columnas de la civilización que se llaman propiedad, familia, religión y patria” y el diario católico La Tradición celebró la puesta en marcha de “un movimiento nacional conducido por De Andrea que unifique las fuerzas conservadoras y oponga sólido dique a los avances de la tendencia roja, enemiga de la patria y de cuanto envuelve un principio de seguridad”. Durante la huelga general de 1911 presidió una concentración juvenil, a la que hizo jurar que no permitiría “que tremolara victoriosa ninguna bandera roja, símbolo de odio y muerte”. En 1919 encabezó una gran colecta nacional con la que se financiaron barrios obreros, para "la conservación del orden social ante los excesos colectivistas". Los privilegiados debían comprender ese programa denominado de pacificación social y no alarmarse al ver al “sacerdote que desciende al proletariado” porque “la seguridad de las altas torres es proporcional a la solidez de las bases que la cimientan”. Del mismo modo los sectores populares no debían recriminar al prelado por buscar la benevolencia de la aristocracia.

En el año clave de 1922, Pío XI ascendió a la silla apostólica, Benito Mussolini tomó el poder en Italia con su marcha sobre Roma y Marcelo Alvear sucedió a Yrigoyen en la presidencia argentina. El Papa celebró un Concordato con Il Duce, por el cual el gobierno fascista respetaría la labor religiosa de la Iglesia que, a su vez, no se inmiscuiría en la actividad política y renunciaría incluso a cualquier acción social. No sería ya admisible la existencia de partidos católicos como el Popular italiano. Pío XI dispuso que desapareciera para dejar el campo libre al fascismo. En la Argentina, la Unión Popular Católica correría la misma suerte. Inscripto para siempre en una corriente denominada liberal, De Andrea sería uno de los principales resistentes católicos contra la política social del peronismo y alimentaría la engañosa identificación de Mussolini y Perón.

Nunca llegaría a ocupar el arzobispado porteño que, en cambio, rigió durante dos décadas Antonio Caggiano, al mismo tiempo obispo castrense, quien adoctrinó a las Fuerzas Armadas en la denominada lucha antisubversiva y el exterminio de toda oposición.

La designación de García Cuerva en esa diócesis que el Papa Francisco ocupó durante quince años fue presentada como el acceso a la conducción eclesiástica de un "cura villero", para colmo peronista. El ex capellán castrense Rodrigo Vázquez lo motejó de gay, kirchnerista, amigo de las Abuelas y el terrorismo, antimilitar y defensor "del LGTB y toda esa porquería". El primer equívoco fue disipado por el obispo que lo ordenó sacerdote, Alcides Jorge Pedro Casaretto. "En todos los lugares donde estuvo en un contexto de pobreza montó organizaciones de promoción de los pobres y para esto necesitaba plata que se la pedía a las personas de mayor poder adquisitivo", dijo. Un sacerdote de una de las diócesis más castigadas del Gran Buenos Aires dice que esa concepción está naturalizada, especialmente en diócesis como San Isidro. "Es una posición política e ideológica. Los ricos son buenos porque ayudan y los pobres son pobres porque no trabajan. Y esa mirada justifica el sistema de explotación de los pobres, convertidos en meros sujetos de beneficencia, como si no tuvieran causas propias, como si fueran culpables".

Colegas que lo conocieron en San Isidro opinan que García Cuerva es muy preparado, que "no se autopercibe como cura villero aunque ha estado en La Cava de San Isidro, pero también en otros lugares que no son la villa. Que es peronista pero más de la derecha del peronismo y no kirchnerista. Es muy amigo de Sergio y Malena. Que ha trabajado bien, pero a la vez tiene un gusto por el estrellato. Que es ambivalente lo que perciben de él y que hay que esperar a ver qué perfil construye como Arzobispo de Buenos Aires. Y que es verdad que le pedía a los ricos, pero también mucho al Estado". El historiador italiano Loris Zanatta reveló que el Papa Francisco escogió a García Cuerva para que llevara sus saludos a Isabel Perón en España cuando cumplió 90 años. García Cuerva también difundió fotos suyas con el ex Presidente Maurizio Macrì, la ex gobernadora María Vidal y la ex ministra Carolina Stanley.

En este video, grabado en el obispado de Río Gallegos que ocupó entre 2019 y 2023, García Cuerva desmiente los cargos de antimilitarismo.

 

 

 

 

 

 

Su padre fue comodoro odontólogo de la Fuerza Aérea y el primo de su padre, Gustavo Argentino García Cuerva, llegó a capitán y murió en 1982 en Puerto Argentino. Hay al respecto una política vergonzante del establishment castrense, que al celebrar lo que llama el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea tergiversa la historia. En primer lugar porque no es cierto que el 1° de mayo de 1982 haya sido la primera vez que la Fuerza Aérea entró en combate. Eso había ocurrido casi tres décadas antes, el 16 de junio de 1955, cuando aviones de la Aeronáutica bombardearon la Plaza de Mayo repleta de personas de nacionalidad argentina que se dirigían a almorzar o a cumplir algún trámite. Más de 300 fueron asesinadas desde el aire. Los primeros ataques fueron realizados sólo por pilotos navales, pero luego se plegaron también los de la Fuerza Aérea que debían reprimirlos.

En segundo lugar, porque García Cuerva no fue abatido por el fuego británico que impactó en su Mirage, como se informó entonces, ni cayó al mar sin darle tiempo a descender en el aeropuerto de las Malvinas.  Según la Comisión Investigadora Interfuerzas, "dada la falta de autonomía de los aviones" sólo podían permanecer sobre los objetivos 2/3 minutos "para no quedarse sin combustible". Su camarada, el capitán Pablo Carballo, afirma que en vez de eyectarse García Cuerva quiso salvar su avión y al descender fue abatido por los cañones de la artillería de defensa antiaérea del Ejército.

La restitución de los hechos a su verdad no resta mérito a García Cuerva, quien es acreedor de respeto y admiración. El flamante arzobispo porteño no es cómplice de esa impostura y dice con todas las letras que su tío fue víctima del fuego amigo.

Uno de los curas que mejor lo conoce sintetiza en nueve puntos su opinión sobre el pasado, el presente y el futuro del inminente jefe de la Iglesia argentina:

  1. No llegó ahí por obra del Espíritu Santo… es un hábil y simpático escalador. Muy Francisco. Supo llegarle y rosquearlo.
  2. En eso es sincero, está contento de este nombramiento. No se lo nota preocupado.
  3. Inteligente, hábil, movedizo. Rápidamente será el presidente de la conferencia episcopal.
  4. Con una opción real de trabajar con los más pobres (en eso es muy honesto). Su trabajo en la cárcel, con la diversidad y otros lugares fue bueno. Creo que va a seguir en esa línea haciéndolo más visible.
  5. No es un mal nombramiento para romper el adentro de la estructura eclesial-episcopal (80% conservador y antifrancisco).
  6. Es posible que compita con la imagen de Mugica y que mediatice mucho el trabajo en la villa. No es de la línea pura de los curas villeros, como Pepe di Paola.
  7. Hábil político. Va a ser un peronista simpático. Se puede abrazar con todos.
  8. Se molesta si lo usan políticamente (como lo están intentando Massa y Malena).
  9. Va a tener un frente opositor importante dentro de la Iglesia. El clero porteño es conservador.

Otro sacerdote que trabaja en barrios populares concluye: "Dependerá de las decisiones que tome. No es un pichi y su peronismo, aunque no kirchnerista, puede jugar a favor. También su inteligencia, no moverá piezas que no le convengan. Y a pesar de no ser villero, no es distante con los pobres, puede producir gestos que ayuden. Las reacciones que ha suscitado hablan de que a muchos le resultará incómodo. Sin duda superará a Poli que es una momia y no se sabe si las pulsaciones le funcionan".

 

 

 

 

 

 

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