Una resolución ambigua

Apoyo dividido al plan de Trump para la paz y la reconstrucción de Gaza

 

La resolución 2803/25 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Gaza, aprobada el pasado lunes 17 de noviembre, contó con el apoyo de 13 países integrantes y las abstenciones de China y Rusia. Ha sido considerada por el embajador de Estados Unidos en las Naciones Unidas, Mike Waltz, como un claro respaldo a los 20 puntos del plan de Trump dado a conocer el 29 de septiembre en la Casa Blanca. Efectivamente, en lo central reproduce las ambigüedades originales de este, hace concesiones al afán de protagonismo del Presidente norteamericano y supone el establecimiento de una suerte de protectorado colonial. Pero también se registran algunas diferencias. Como señala en su editorial el diario español El País, “si algo ha demostrado el conflicto palestino-israelí es que el optimismo de los documentos a menudo es arrasado por la realidad, pero no deja de ser positivo el establecimiento de unas condiciones que arrebatan a Israel el control absoluto de Gaza, sus ciudadanos y sus fronteras, con el apoyo además de Washington, el único actor internacional con recursos e influencia sobre Israel”.

 

Fuerza internacional

La resolución autoriza la creación de una Fuerza de Seguridad Internacional (ISF, por sus siglas en inglés) con mandato hasta diciembre de 2027. Esa estructura tendrá el objetivo de “asegurar las fronteras de Gaza con Israel y Egipto, proteger a los civiles, garantizar el funcionamiento de los corredores humanitarios y capacitar a una nueva fuerza policial palestina”. El plan original estadounidense de veinte puntos se incluye en la resolución como mero anexo, por lo que existen algunas diferencias. Por ejemplo, en el texto de la resolución no se menciona el conflictivo perímetro de seguridad (security buffer zone) que, según el punto 16 del plan original de Trump, debería permanecer en manos de fuerzas israelíes, “hasta que Gaza esté debidamente protegida de cualquier amenaza terrorista resurgente”.

Las ISF no son “cascos azules”, puesto que no dependen del Consejo de Seguridad, sino de una “Junta de Paz” que actuará como gobierno de transición. Mediante la resolución, el Consejo de Seguridad autoriza a la Junta a establecer una Fuerza Internacional de Estabilización temporal que se despliegue “bajo un mando unificado” con fuerzas de los Estados miembros participantes en consulta estrecha con Israel y Egipto. Las ISF, según la resolución, asegurarán la "desmilitarización de Gaza, incluyendo la destrucción y prevención de reconstrucción de infraestructura militar, terrorista y ofensiva, así como el desmantelamiento permanente de las armas de los grupos armados no estatales", la protección de los civiles y la vigilancia de los corredores de ayuda humanitaria. Aunque el texto no proporciona más detalles, se ha informado que la fuerza estará compuesta de unos 20.000 soldados internacionales procedentes de países de mayoría musulmana como Indonesia y Azerbaiyán. 

 

Junta de Paz

En cuanto a las facultades de la denominada “Junta de Paz”, la resolución la define como "una administración de transición con personalidad jurídica internacional". A pesar de que el embajador estadounidense aseguró que la Junta de Paz estaría presidida por el Presidente Trump, la resolución no especifica quiénes integrarán la Junta. Solo señala que “establecerá el marco y coordinará la financiación para la reurbanización de Gaza (…) hasta que la Autoridad Palestina haya completado satisfactoriamente su programa de reformas”. La resolución añade que, una vez que la Autoridad Palestina haya llevado a cabo las reformas solicitadas y la reurbanización de Gaza esté en marcha, “se podrán dar por fin las condiciones necesarias para una vía factible hacia la libre determinación y la condición de Estado de Palestina. Los Estados Unidos establecerán un diálogo entre Israel y los palestinos para acordar un horizonte político que permita alcanzar una coexistencia pacífica y próspera”.

 

La abstención de Rusia y China

Tanto Rusia como China no utilizaron el poder de veto, pero se abstuvieron como forma de manifestar su desacuerdo con el texto aprobado. El representante de Rusia ante la ONU, Vassily Nebenzia, advirtió que no hay claridad alguna sobre los plazos para transferir a la Autoridad Palestina el control de Gaza, ni certeza respecto al gobierno transitorio ni de la fuerza internacional. "Según el texto de la resolución que adoptamos, parecería que la Junta podría actuar absolutamente de manera autónoma, sin tener en cuenta la posición u opinión de Ramala, lo que podría afianzar la separación de la Franja de Gaza y Cisjordania". El diplomático añadió que el Consejo "está otorgando su bendición a una iniciativa estadounidense basada en promesas de Washington", dando control completo sobre la Franja de Gaza a la Junta de Paz y a la Fuerza Internacional, "cuyas modalidades aún desconocemos".

Por su parte, el embajador de China, Fu Cong, expresó la profunda preocupación por el proyecto de resolución, señalando que carece de claridad en elementos críticos y no garantiza el principio fundamental de que "los palestinos gobiernen Palestina". Criticó la falta de información sobre la estructura y mandato de la Junta de Paz y la Fuerza Internacional, así como la ausencia de un compromiso explícito con la solución de dos Estados. Aunque persistieron serias preocupaciones porque no se respeta el papel central que debería tener la Autoridad Nacional Palestina, el diplomático enfatizó que China se abstuvo en la votación debido a la urgencia de mantener el alto el fuego y evitar un mayor deterioro humanitario en Gaza.

 

La intervención de Argelia

El representante de Argelia en el Consejo de Seguridad, Amar Bendjama, fijó la posición de los países árabes y musulmanes que votaron a favor de la resolución. La misión de Estados Unidos ante la ONU había distribuido el viernes anterior una declaración conjunta de Qatar, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Indonesia, Pakistán, Jordania y Turquía, en la que se solicitaba la rápida adopción de la propuesta estadounidense. El representante argelino señaló que el respaldo de los países árabes y musulmanes al proyecto se debía a que la Autoridad Palestina lo había acogido con satisfacción. Añadió que Argelia votó a favor para consolidar el alto el fuego y de esta manera crear las condiciones para que los palestinos ejerzan su derecho a la autodeterminación y a la creación de un Estado. Argelia calificó la Fuerza Internacional de Estabilización como un paso importante hacia la retirada total de Israel e instó a una reconstrucción urgente de la infraestructura de la Franja. Afirmó con vehemencia que la paz auténtica en Oriente Medio es imposible sin justicia para el pueblo palestino, que lleva décadas esperando su Estado independiente.

 

La reacción de Hamás

Hamás expresó su rechazo a la resolución de la ONU y sostuvo que el contenido “no responde a los derechos ni demandas de los palestinos, favorece la ocupación israelí y busca imponer un mecanismo de tutela internacional sobre el enclave, que los palestinos y las facciones de resistencia no aceptan”. Además, señaló que cualquier mecanismo internacional debe surgir con el acuerdo de las partes directamente afectadas y advirtió que la resolución introduce elementos que, según el grupo, alteran la naturaleza del papel que debería desempeñar una misión internacional. El grupo palestino sostiene que asignar a esta fuerza tareas como el "desarme de la resistencia" la despoja de su neutralidad y la convierte en un instrumento al servicio de la ocupación israelí. Hamás afirma que solo contempla su desarme en el marco de un "proceso político que garantice el fin de la ocupación, el establecimiento de un Estado palestino y la autodeterminación”.

La manifestación de Hamás de que no aceptará su desarme genera una primera duda sobre el alcance práctico que tendrá la resolución. Parece difícil pensar que los países musulmanes, que conformarían la Fuerza de Seguridad Internacional, pudieran asumir el complicado cometido de desarmar a Hamás. Por otra parte, Israel podría invocar el incumplimiento del desarme para mantener el control militar indefinido sobre la mitad oriental de la Franja, convirtiendo a la “línea amarilla” en una nueva frontera. Según un informe aparecido en The Guardian, Estados Unidos estaría inclusive barajando como eventual alternativa la división de la Franja de Gaza en dos partes: una “zona verde” en el este, bajo control militar israelí e internacional, donde comenzaría la reconstrucción, y una “zona roja” en el oeste que quedaría en ruinas.

Lo cierto es que la idea de trazar una línea imaginaria para separar a los zorros de las gallinas se ha demostrado absurda. Israel sigue practicando el tiro al blanco con los gazatíes, y la prueba es que desde el día de inicio del alto el fuego y hasta el 10 de noviembre —un mes exacto— Israel ha asesinado a 260 personas y herido a 632, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.

 

Cisjordania

Al mismo tiempo que se reunía el Consejo de Seguridad, decenas de colonos israelíes que residen en la Cisjordania ocupada atacaron la aldea de Jabaa, al suroeste de Belén, donde quemaron tres casas y cuatro vehículos. En un comunicado, el Ejército israelí dijo que policías y soldados habían sido desplegados en Jabaa, pero no detallaron si habían arrestado a alguno de los agresores. Netanyahu dijo en un comunicado que consideraba de suma gravedad los violentos disturbios y “el intento de un pequeño grupo extremista, que no representa a los habitantes de Judea y Samaria, de tomarse la justicia por su mano. Exhorto a las fuerzas del orden a que apliquen todo el peso de la ley contra los alborotadores”.

Lo cierto es que, según datos de la organización israelí de derechos humanos Yesh Din, cerca del 94% de las investigaciones abiertas por la Policía israelí en torno a la violencia de colonos entre 2005 y 2024 concluyeron sin una acusación. Desde 2005, solo el 3% de los expedientes abiertos resultaron en condenas totales o parciales. Además, las operaciones del Ejército de Israel y los ataques de colonos israelíes en Cisjordania y en Jerusalén Este han dejado más de un millar de palestinos muertos desde el 7 de octubre de 2023.

 

Operación “Muro de Hierro”

Human Rights Watch, en un nuevo informe, ha denunciado el desplazamiento forzoso de la población de tres campos de personas refugiadas en Cisjordania, llevado a cabo por el gobierno israelí entre enero y febrero de 2025. Según el informe, 32.000 personas que fueron expulsadas no han podido regresar a sus hogares, muchos de los cuales fueron deliberadamente demolidos por las fuerzas israelíes. La organización humanitaria considera que el hecho constituye un crimen de guerra y de lesa humanidad.

El informe titulado “All My Dreams Have Been Erased”: Israel’s Forced Displacement of Palestinians in the West Bank" (“Han borrado todos mis sueños: el desplazamiento forzado de palestinos en Cisjordania por parte de Israel”), documenta la “Operación Muro de Hierro”, una ofensiva militar israelí en los campos de refugiados de Yenín, Tulkarem y Nur Shams, iniciada el 21 de enero de 2025, pocos días después de anunciarse un alto el fuego temporal en Gaza. Las fuerzas israelíes ordenaron a la población civil abandonar sus viviendas de forma repentina, mediante altavoces montados en drones. Luego los soldados avanzaron sobre los campamentos, irrumpieron en los hogares, saquearon propiedades y destruyeron numerosas viviendas. Hasta el día de hoy no se ha permitido el regreso de esos refugiados. Nadia Hardman, investigadora sénior sobre los derechos de las personas refugiadas y migrantes en Human Rights Watch, ha declarado que “mientras la atención mundial se centra en Gaza, las fuerzas israelíes han cometido crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y actos de limpieza étnica en Cisjordania que deben ser investigados y enjuiciados”.

La resolución 2803/25 del Consejo de Seguridad de la ONU no hace la menor referencia a la ocupación en Cisjordania, lo que deja en evidencia que no se trata de un verdadero plan de paz para la región. Por otra parte, legitima una intervención de Estados Unidos que se hace en desmedro del rol que le corresponde a las Naciones Unidas. No obstante, dada la relación de fuerzas y pese a las ambigüedades del texto, la resolución aprobada, tal como lo señalara el embajador de Argelia, parece poner fin a los objetivos de la ultraderecha religiosa judía que aspiraba a la expulsión de los palestinos residentes en Gaza y a la anexión definitiva de la Franja. Por otra parte, si bien se ha detenido el bombardeo constante de la aviación israelí, continúan las agresiones esporádicas contra una población que sigue alojada en tiendas de campaña. Frente a un escenario tan dramático y complejo, solo el devenir futuro de los acontecimientos nos permitirá juzgar el éxito o fracaso de la iniciativa de las Naciones Unidas.

 

 

 

 

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