Una semana decisiva

Movilización y paro en contra del plan de ajuste del FMI

 

El viernes último se conoció, entre otros datos negativos, el crecimiento de la desocupación, que ya ronda el 10% según datos del INDEC. Varios puntos arriba está en el Conurbano bonaerense, encendiendo las alarmas. Una semana intensa marcada por marchas, paros y protestas antecedió al paro general del 25, mientras sigue aumentando la presión social frente al ajuste.

Ese mismo día se llevó adelante en el estadio de Ferrocarril Oeste un plenario del Frente Sindical para el Modelo Nacional, con la presencia de la Corriente Federal encabezada por Sergio Palazzo, del moyanismo, junto al SMATA y un sector de la UOM y numerosas regionales del interior de la CGT que dieron el presente. Para reforzar la adhesión al paro del 25 y anunciar la continuidad de un plan de lucha contra el presupuesto nacional, en tratamiento en el Congreso, y la política impuesta por el Fondo Monetario Internacional, Pablo Moyano anunció que se marchará el lunes 24 junto a la movilización anunciada por ambas CTA hacia la Plaza de Mayo. En ciudades del interior como Córdoba y Rosario se preparan también propias movilizaciones. El acto contó con oradores de los distintos sectores, que invocaron la unidad del movimiento obrero. Nadie ahorró críticas al gobierno y aclamaron un plan de lucha sostenido en el tiempo.

Los preparativos para la marcha del 24 y el paro del próximo martes dan cuenta de un clima de resistencia creciente y profundizan la crisis de dirección del propio triunvirato. La crisis actual, que parece no terminar en el corto plazo, ha tensionado la situación de tal manera que tampoco la resistencia amengua. A mayor ajuste que se expresa en el sufrimiento creciente de los sectores populares, se corresponde el aumento de la resistencia y la profundización de las medidas de fuerza. El cambio de calidad en la protesta sindical está señalando el comienzo de una nueva etapa protagonizada por las organizaciones de los trabajadores. El plenario de Ferro es un elemento muy importante en el proceso de resistencia y unidad que se lanzó en la histórica jornada del 21F en la Avenida 9 de Julio.

A las 11 de la mañana del día martes, en el tribunal federal de San Martín, se desarrolló una de las últimas audiencias de la “causa Ford”. Los ya veteranos operarios de la planta testimoniaron a lo largo del juicio cómo funcionaba el terrorismo de Estado dentro de una planta industrial en la que trabajaban entonces alrededor de 7.000 operarios. Por ejemplo Carlos Ragio, quien presenció la detención del delegado de su sector por personal del Ejército en su puesto de trabajo, delante de todos los obreros del turno. Marcelo Troiani, hijo del operario Pedro Troiani, que en el momento de la detención de su padre tenía 11 años de edad, detalló cómo lo impactó aquel momento tanto a él como a su madre. Elizabeth Gómez Alcorta, la siempre presente abogada de los perseguidos, y Tomás Ojea Quintana conduciendo el interrogatorio, facilitaron los testimonios. Una causa muy grande con pocos imputados sobrevivientes, que es una de las claves para entender la última dictadura en términos de la responsabilidad de las grandes empresas “a las que les interesa el país”, como gustaban decir en la época Mariano Grondona y Bernardo Neustadt, los periodistas estrellas del establishment de aquella etapa. Casualmente, o no, en la parte de la defensa de los acusados había un Mariano Grondona, homónimo nieto del periodista. Una postal de aquellos tiempos que pone al desnudo la verdadera trama de la actual restauración macrista en el terreno de los símbolos. A propósito de los hijos, Tomas Ojea Quintana es hijo de Rodolfo, también abogado, que mientras estos hechos sucedían estaba preso en la cárcel de Rawson. La dictadura secuestró a dos de sus hermanos. Su madre, que era prima del dictador Videla, le fue a pedir por sus hijos y el extinto genocida le dijo: “Agradecé que tenés uno vivo”. Todo reo tiene derecho a la defensa y cada abogado decide a quién defiende.

Mientras esto sucedía dentro del tribunal, en el predio de la ex ESMA se desplegaba una protesta sindical frente a la amenaza de dejar a 90 de trabajadores en la calle producto del ajuste que el Ministerio de Modernización denomina “dotación óptima” y la amenaza sobre otro centenar que están sometidos a la forma de contratación precaria a través de convenios con Acara. Esa misma tarde en la sede de la CTA de la calle Piedras se llevaba adelante una reunión de secretarios de Derechos Humanos de la CTA de los Trabajadores y de la Corriente Federal de la CGT, que vienen funcionando en forma conjunta desde hace más de tres años, para concretar un convenios con H.I.J.O.S. y compartir el espacio que estos últimos tienen asignado, precisamente, en la ex ESMA. El propósito de tener una representación orgánica del movimiento obrero allí donde anidan los organismos de Derechos Humanos apunta a recuperar el sentido de esta lucha. El juzgamiento a los grandes grupos económicos y multinacionales por su responsabilidad en el terrorismo de Estado conlleva la reivindicación de sus víctimas en el lugar que tenían en la sociedad. Los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos forman parte indivisible de la historia del movimiento obrero argentino.

Evidentemente causas como la de la empresa Ford son las que más incomodan al gobierno porque no solamente están en juego las responsabilidades de aquella época, sino también la complicidad con la que pudo gestarse la “patria contratista”, en la cual la propia familia presidencial tuvo una centralidad que mantuvo a lo largo de la etapa democrática y que hoy estalla en los márgenes de los cuadernos secretos cuyas fotocopias originan causas.

En una seguidilla agobiante, en la plaza Constitución fueron apaleados y apresados seis vendedores ambulantes senegaleses y dos militantes del MTE ( Movimiento de Trabajadores Excluidos). La rápida intervención de los abogados de la CTEP (Central de Trabajadores de la Economía Popular), encabezados por el referente Juan Grabois, pretendió detener la brutalidad policial, pero terminaron compartiendo calabozos con los desventurados inmigrantes. Junto a Grabois detuvieron a Rafael Klejzer, cabeza de la organización en Capital Federal, y Jaquelin Flores, de los trabajadores cartoneros. La reacción ante tal atropello no se hizo esperar y una nutrida delegación de militantes de la CTA, los movimientos sociales y los organismos de derechos humanos se congregó en la puerta de la comisaría 18, de San Juan y Entre Ríos, y sostuvo la presencia hasta que la fuerte tormenta entrada la noche llegó junto con la libertad de todos los apresados. Estuvieron dirigentes sindicales como Juan Carlos Schmid, de la CGT, Eduardo López y Roberto Baradel de la CTERA y Roberto Pianelli de los Metrodelegados; los diputados Hugo Yasky, Felipe Solá, Leopoldo Moreau y Victoria Donda se hicieron presentes respaldando las gestiones para frenar el atropello.

En un mismo día pasaron cosas en CABA, mientras en La Plata largos centenares de operarios del Astillero Rio Santiago ocupaban la sede del Ministerio de Economía exigiendo que se cumpliera el acuerdo que la semana pasada habían firmado con el director del Astillero y que debía traducirse en la provisión de insumos para poner en funcionamiento la producción. Hernán Lacunza, ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, suspendió la reunión del día lunes provocando la reacción de los indignados trabajadores. Tras la nueva ocupación convocó a una nueva reunión y la medida de fuerza cesó. El miércoles, convocados por ambas CTA, unos 10.000 trabajadores se movilizaron en La Plata entre el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Economía. La CICOP, SUTEBA, AJB, ATE fueron de la partida en íntima relación con los trabajadores de Astilleros. La masiva marcha agregó un ingrediente más a la agitación de la capital provincial, escenario en septiembre de las mayores protestas que conmueven el panorama político de las provincias argentinas.

Durante toda la jornada del jueves los trabajadores despedidos de Télam ocuparon pacíficamente las instalaciones del Centro Cultural Kirchner (abreviado “CCK” para negarle identidad), reclamando una solución al conflicto gremial originado en el despido de los 357 empleados de la Agencia. La ausencia del directorio de Rodolfo Pousá, Ricardo Cárpena y Pedro Ciarliero del edificio de Télam desde hace 87 días, impuso la necesidad de hacerse presentes en el monumental ex edificio del Correo Central para ser recibidos por el Secretario del Sistema Federal de Contenidos y Medios Públicos Hernán Lombardi. Luego de casi tres meses de negociaciones frustradas debido a la intransigencia de los funcionarios, ayer pretendieron poner al aire un portal bastardo, que funciona desde las instalaciones de Tecnópolis. Ahí un puñado de jefes producen una réplica trucha del potente servicio de noticias públicas. El nuevo sistema funciona entre las 10 y las 18 y no logra hacer otra cosa que dañar el prestigio de la agencia. Por la tarde, logrado el objetivo de visibilizar la infamia de la Télam carnera (cuyo lanzamiento fue comunicado primero al portal Clarín.com), los trabajadores se retiraron pacíficamente.

La Comisión Interna de Télam (SIPREBA) reclama la apertura de una mesa de negociaciones en la que intervenga el Ministerio de Trabajo en la que se desarrolle una negociación certera para lograr una solución al conflicto. Al tiempo que llaman a los sindicatos y organizaciones sociales y políticas a que acompañen esta acción. Las medidas son acompañadas por el Sindicato de Trabajadores de Prensa (SITRAPREN).

El argumento esgrimido por la empresa sobre el supuesto peligro que corre la integridad física de los directores que hace ya tres meses que no pisan el local de la agencia no tiene realidad, ya que el juez Martínez de Giorgi y el Secretario de Trabajo Jorge Triaca ratificaron que los edificios no están tomados y son el escenario de un conflicto gremial.

 

 

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